Cuando tenía siete,
dibujaba en una hoja
un corazón vacío.
Me preguntaron
por qué no lo coloreaba
de rosa, rojo o azul.
Por qué no lo llenaba.
Yo no supe responder.
Hoy, siete años después,
en una hoja de papel
dibujé otro corazón.
Era el mío,
y seguía vacío.