'FLORES' ~ «HopeMin»

By TheShineOfJHOPE

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JiMin se dedica a vender las hermosas flores silvestres que recolecta junto a su pequeño hijo, Jeongguk. La v... More

Capitulo 1: Las flores que se marchitaron.
Capítulo 2: La cometa que volaba lejos.
Capítulo 4: Pizza para dos.
Capítulo 5: Sin ti, la vida es amarga.
Capítulo 6: Mi confesión y la tuya.
Capítulo 7: Contigo a mi lado, sé que no estoy solo.
Capítulo 8: El misterioso Jeon Jung Kook
Capítulo 9: Toques y modales.
Capítulo 10: Por favor, tócame...
Capítulo 11: La melodía que jamás quiero dejar de escuchar.
Capítulo 12: Helado con la señora Jung.
Capítulo 14: Los errores de JiMin.
Capítulo 15: El Inicio Del Fin
Capitulo 16: Más Que Cambios.
Capítulo 17: Ya Déjanos Tranquilos
Capítulo 18: Papá Hobie
Capítulo 19: Si yo fuera tú...
Capítulo 20: Yo No Soy Como Tú
Capítulo 21: ¿Te Perdí?
Capítulo 22: Domingo
Capítulo 23: Reubicado.
Capítulo 24: Ya no hay nada.
Capítulo 25: Idiota.
Capítulo 26: Dolor, dolor y más dolor.
Capítulo 27 Pt. 1: Mamá

Capítulo 3: Y cuando él tomó mis mejillas, todo cambió.

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By TheShineOfJHOPE

Hoseok, JiMin y Jeongguk caminaban por los pasillos de un centro comercial, exactamente en el pasillo de la juguetería. Era el cumpleaños de Jeongguk.

—Dime, JiMin... ¿Por qué Jeongguk lleva la misma camiseta desde el lunes? Hoy es jueves.— JiMin se apenó un poco y jugó con sus pequeñas manos.

No tenía necesidad alguna de contarle a Hoseok, pero sabía que él no lo decía para humillarlo o hacerlo menos, solo quería lo mejor para Jeongguk. Se lo había dejado claro desde la semana pasada.

—Cortaron el agua del departamento el martes de la semana pasada.— dijo con cautela y Hoseok asintió repetidas veces. Veían al pequeño azabache mirando por todos los estantes de juguetes para niños que habían, se emocionaba por todo.

Su padre le había advertido en secreto que no eligiera algo demasiado grande. Ya era un esfuerzo que hacía al recibir un regalo de parte de Hoseok quién había insistido desde que supo la fecha del cumpleaños de Jeongguk.

—Mira papi, es genial, ¿No?— JiMin negó con las manos, acercándose a Jeongguk y Hoseok lo tomó de los hombros antes de que llegara al niño.

—¿Te gusta ese, Jeongguk?— el niño miró a su padre quien lo miraba con el ceño fruncido y negando discretamente. Luego miró a Hoseok quién sonreía radiante para él.

—Y-yo...—

—No, Hoseok... Es demasiado, no puedes comprarle eso.— miró el pequeño auto de juguete que era lo suficientemente grande como para soportar a Jeongguk y miró a JiMin con algo de duda.

—¿Por qué no?— sonrió y apretó un poco las mejillas de JiMin y éste se sonrojó de inmediato. —JiMin, sabes que el dinero no es problema para mí.— se acercó demasiado hasta JiMin e inmediatamente se apartó, susurrando un pequeño "Lo siento" al hacerlo.

JiMin estaba perdido en la mirada inocente que tenía Hoseok puesta sobre él y sus mejillas ardieron aún más.

—Elije lo que quieras, conejito.— JiMin puso las manos en el pecho de Hoseok y lo empujó un poco lejos para hablar con él sin que Jeongguk escuchara.

—No tienes por qué hacer esto. Nosotros no tenemos cómo pagarte y estoy confundido por qué no sé exactamente lo que quieres de nosotros.— Hoseok sonrió tranquilamente y colocó una mano en la mejilla de JiMin, acariciándola solo un poco.

—JiMin...— sonrió aún más al ver y sentir las mejillas de JiMin encendidas. —Nada de lo que yo haga por ustedes podrá pagar lo que ustedes han hecho por mí.— JiMin lo miró confundido y Hoseok colocó la otra mano en la otra mejilla, sin dejar esa sonrisa tan blanca y hermosa.

—No hemos hecho nada por ti.— Hoseok estalló en una leve carcajada al escuchar a JiMin.

—¿Nada? JiMin... Indescifrable-mente han hecho que mi vida no sea tan miserable. Los días que he compartido con ustedes han sido casi los mejores de mi vida y yo también quiero devolverles esa felicidad.— JiMin quedó casi boquiabierto con las palabras que escuchaba de la boca de Hoseok, queriendo llorar al oírlo.

—Eres un tonto.— JiMin dejó caer su cabeza contra el pecho de Hoseok y Jeongguk jaló de los pantalones de Hoseok.

—Ya me he decidido.— Hoseok coló una de sus manos entre las hebras castañas de JiMin y sonrió para Jeongguk.

—¿Ah, sí? Tómalo y vamos a la caja para pagar.— movía sus dedos dentro del cabello de JiMin y el susodicho solo disfrutaba de las caricias mientras lloraba en el pecho de Hoseok. Jeongguk asintió y se adelantó a la caja.

Hoseok tomó el rostro de JiMin y lo observó detalladamente, con una expresión de felicidad indescriptible. Sus pequeñas pestañas estaban empapadas en lágrimas y sus ojos miel estaban levemente rojizos. Su nariz estaba irritada y sus mejillas rosadas, pero no exactamente por haber llorado.

—¿Te parece si vamos a comer a algún lado?— Hoseok no sabía exactamente por qué trataba de esa manera a un hombre que conoció hace tres semanas y se dió un golpe mental por que seguramente él se sentía extraño e incómodo por su esposa. Aunque Hoseok nunca había oído de ella.

—Me parece bien.— JiMin sonrió para Hoseok y éste se derritió inmediatamente. No sabía por qué su corazón latía pero no quería que se detuviera. Atrevidamente se acercó a JiMin y éste cerró ambos ojos esperando que el mayor le besara.

Espera... ¿¡Qué me besara?! ¿¡Qué mierda!?

Hoseok se acercó más y dejó un beso en su frente, algo con lo que JiMin se dió por vencido en éste mundo. Algo que por completo lo alejó de todo e hizo que solo quisiera ver a Hoseok dándole besos en la frente para siempre. Sonrió como un bobo y fue entonces que se dió cuenta de cómo estaba actuando. Agitó la cabeza y dió un paso atrás a lo que Hoseok solo soltó una risita.

—Iré a acompañar a Jeongguk.— dijo y se alejó por el mismo rumbo por donde se fue el niño.

JiMin ya no sabía ni su propio nombre.

¿Cómo es que un hombre haya sido capaz de dejarlo así en tan corto tiempo?
Aunque si lo piensas... No necesitas más de un par de días para caer rendido por un hombre como Hoseok.

Rascó su cabeza con frustración y avanzó hasta la caja con un puchero en los labios. Vió a Jeongguk parado ahí con una caja mediana en sus brazos.

—¡Mira papi, me decidí por éste y el señor Jung dice que es genial!— JiMin asintió con una sonrisa y acarició los cabellos de su hijo.

—No se te olvide darle las gracias cuando salgamos.— Jeongguk asintió repetidas veces. Se veía demasiado feliz y el corazón de JiMin se hacía cada vez más grande al notar a su hijo feliz.

—¿Dónde está el señor Jung?

—Dijo que tenía que buscar algo y que volvería pronto.— JiMin asintió, esperando que Hoseok no se demorara por que ¿Qué haría si llegaba su turno en la fila?

Pero no pasaron más de cinco minutos y Hoseok corría en tiempo récord hasta ellos.

—Ah... Perdón por dejarlo sólo, tenía que volver por esto.— le mostró a JiMin la bolsa que cargaba en la mano y JiMin asintió.

—No te preocupes, no tardé mucho en volver.— Jeongguk brincaba en su lugar por que faltaban solo dos personas en la fila.

—Toma, esto es para ti.— extendió la bolsa de cartón hacia JiMin y él la recibió. —No quiero que pienses que quiero comprarte o algo así, solo que hace unos días pasé por aquí, lo ví y pensé que te gustaría.— Hoseok sonrío y JiMin miró dentro de la bolsa. Era un suéter rosado, muy lindo en verdad. Lo sacó de la bolsa y vió que tenía unas hermosas flores de cerezo bordadas en la espalda y la manga derecha.

—Es muy hermoso... Debió resultar costoso.— miró a Hoseok con los ojos brillantes y éste sonrió tomando la mano de Jeongguk, quién estaba impaciente por qué ya había llegado su turno.

—No pienses en eso, solo úsalo y disfrútalo.— JiMin sonrió y se acercó aún más a Hoseok y Jeongguk. —Sólo es esto.— dijo Hoseok al pasar la caja que Jeongguk llevaba en sus brazos. Pagó, se la entregó a Jeongguk y salieron del lugar, todos con una sonrisa en el rostro.

—Gracias, señor Jung.— dijo Jeongguk mientras cogía la mano de Hoseok otra vez.

—No es nada, conejito.— sonrió nuevamente y soltó la manita de Jeongguk para caminar junto a JiMin y el menor frente a ellos.

—Ahora, ¿Qué te gustaría comer, Jeongguk?— el niño lo pensó un poco y después se giró a ver a su padre para pedir su aprobación. JiMin asintió con una sonrisa y la mano de Hoseok rozando la suya.

—Está bien que decida él, ¿Verdad papi JiMin?— preguntó Hoseok, haciéndose el cómico. JiMin soltó una ligera risita y asintió.

—Lo que quieras está bien, Gukkie.— y Hoseok devolvió su vista al pequeño.

—Quiero ir a Burguer King. El hijo del vendedor de globos dijo que una vez su papi lo llevó ahí y era genial.— JiMin sintió un poco de dolor en su corazón al saber las ilusiones de su hijo y saber que no podía cumplirlas.

Hoseok pasó un brazo alrededor los hombros de JiMin y le miró.

—Oye, está bien... Podemos ir y que Jeongguk pida una de esas cajas con juguetes.— JiMin se salió de su trance y miró a Hoseok para después sonreír.

—Oh, claro.— Hoseok sonrió cerrando sus ojos y tomó las manitas de Jeongguk.

—¿Oíste eso, conejito?— Jeongguk asintió y los dos comenzaron a dar saltitos a la mitad del centro comercial y JiMin solo se burló un poco de cómo se veía Hoseok saltando así con el traje puesto.

—Oye, ¿Por qué te ríes?— dijo Hoseok, acercándose a JiMin quien no dejaba de reír.

—E-es que eres un adulto y— JiMin reía entre cada palabra y Hoseok hizo un mohín con los labios.

—Ven, Jeongguk— extendió la mano y el pequeñito corrió a tomarla, adoptando la misma expresión de Hoseok. —¿Cuál crees que deba ser el castigo para papi JiMin por burlarse de nosotros?— Jeongguk lo pensó un poco y asintió.

—A él no le tocará juguete en la cajita.— Hoseok miró a Jeongguk y asintió, convencido.

—Me parece bien.— ambos comenzaron a alejarse y JiMin corrió tras ellos.

—Oigan chicos, ¿Por qué son así?

[...]

Jeongguk dormía dentro del auto aparcado frente a su departamento y Hoseok salió para abrir la puerta de JiMin.

—Oye, yo puedo hacerlo.— JiMin salió y Hoseok se sonrojó solo un poco. Tal vez fue demasiado.

—A-ah, perdona.— se hizo a un lado y cerró los ojos dándose golpes mentales. ¿Qué diablos le pasaba?

Sintió unas manitas tibias en sus mejillas e inmediatamente abrió los ojos, topandose con la más dulce mirada que jamás vió.

—Gracias, Hobie hyung.— y entonces, fue ahí donde el corazón de Hoseok se derritió por completo y cayó ante JiMin como una vieja muñeca de trapo.

El sonrojo de JiMin se hizo presente pero esta vez no desvío la mirada.

—N-no es nada, Jiminie.— Hoseok sonrío y, a su vez, el corazón roto de JiMin se sentía aliviado, sin ningún pesar.

Hoseok sabía que al hacer esto podía ganar o perderlo todo, pero también sabía que si no lo hacía moriría ahí mismo.

Se acercó lentamente a JiMin y tomó sus manos, sin despegarlas de sus mejillas y JiMin tembló un poco bajo su tacto. Hoseok soltó un suspiro que llegó e impactó contra los labios de JiMin y de inmediato cerró sus ojos acercándose él también a Hoseok.

Hoseok lo veía como un pase al mismo cielo, pero también como unas escaleras al infierno. JiMin era todo lo que buscaba, no tenía a nadie más que a ellos y no necesitaba a nadie más para ser feliz.

JiMin se relamió los labios antes de acercarse totalmente y él mismo sellar el beso que tanto anhelaban los dos. El agarre en las mejillas de Hoseok se desvaneció y JiMin pasó sus manos al cabello de Hoseok, acariciando lo poco que había en su nuca.

Cuando un quejido provino del auto, Hoseok se separó rápidamente y corrió a la puerta trasera para ver a Jeongguk totalmente dormido. Soltó un suspiro y entonces se dió cuenta de lo que acababa de pasar. Se giró lentamente y observó a JiMin con los labios un poco rojizos y la mirada al suelo.

—Y-yo... JiMin, perdóname.— avanzó hasta él y trató de ver sus ojos, los cuales estaban clavados al suelo. —Discúlpame, esta vez creo que me excedí.—

—Gracias.— dijo JiMin al levantar la vista y toparse con la mirada preocupada de Hoseok. Caminó hasta el auto, tomó a Jeongguk en sus brazos y caminó hasta la puerta de su departamento.

—¡Pasaré mañana al parque!— JiMin sólo sonrió y entró al lugar, dejando a Hoseok enfadado con si mismo por dejarse llevar.

Aunque si lo pensaba bien... Él no fue quien besó a JiMin.

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