โž€ Yggdrasil | Vikingos

Lucy_BF

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๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹ || โ La desdicha abunda mรกs que la felicidad. โž Su nombre procedรญa de una de las leyendas... ะ•ั‰ะต

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โ” Proemio
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ โ” ๐˜๐ ๐ ๐๐ซ๐š๐ฌ๐ข๐ฅ
โ” ๐ˆ: Hedeby
โ” ๐ˆ๐ˆ: Toda la vida por delante
โ” ๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Fiesta de despedida
โ” ๐ˆ๐•: Una guerrera
โ” ๐•: Caminos separados
โ” ๐•๐ˆ: La sangre solo se paga con mรกs sangre
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ: Entre la espada y la pared
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Algo pendiente
โ” ๐ˆ๐—: Memorias y anhelos
โ” ๐—: No lo tomes por costumbre
โ” ๐—๐ˆ: El funeral de una reina
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ: Ha sido un error no matarnos
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Un amor prohibido
โ” ๐—๐ˆ๐•: Tu destino estรก sellado
โ” ๐—๐•: Sesiรณn de entrenamiento
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Solsticio de Invierno
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No es de tu incumbencia
โ” ๐—๐ˆ๐—: Limando asperezas
โ” ๐—๐—: ยฟQuรฉ habrรญas hecho en mi lugar?
โ” ๐—๐—๐ˆ: Pasiรณn desenfrenada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No me arrepiento de nada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: El temor de una madre
โ” ๐—๐—๐ˆ๐•: Tus deseos son รณrdenes
โ” ๐—๐—๐•: Como las llamas de una hoguera
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ: Mi juego, mis reglas
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El veneno de la serpiente
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟPor quรฉ eres tan bueno conmigo?
โ” ๐—๐—๐ˆ๐—: Un simple desliz
โ” ๐—๐—๐—: No te separes de mรญ
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ: Malos presagios
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No merezco tu ayuda
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Promesa inquebrantable
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Yo jamรกs te juzgarรญa
โ” ๐—๐—๐—๐•: Susurros del corazรณn
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Por amor a la fama y por amor a Odรญn
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ๐ˆ โ” ๐•๐š๐ฅ๐ก๐š๐ฅ๐ฅ๐š
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mรกs enemigos que aliados
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐—: Una velada festiva
โ” ๐—๐‹: Curiosos gustos los de tu hermano
โ” ๐—๐‹๐ˆ: Cicatrices
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ: Te conozco como la palma de mi mano
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Sangre inocente
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐•: No te conviene tenerme de enemiga
โ” ๐—๐‹๐•: Besos a medianoche
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ: Te lo prometo
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: El inicio de una sublevaciรณn
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Que los dioses se apiaden de ti
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐—: Golpes bajos
โ” ๐‹: Nos acompaรฑarรก toda la vida
โ” ๐‹๐ˆ: Una red de mentiras y engaรฑos
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ: No tienes nada contra mรญ
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: De disculpas y corazones rotos
โ” ๐‹๐ˆ๐•: Yo no habrรญa fallado
โ” ๐‹๐•: Dolor y pรฉrdida
โ” ๐‹๐•๐ˆ: No me interesa la paz
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: Un secreto a voces
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Yo ya no tengo dioses
โ” ๐‹๐ˆ๐—: Traiciรณn de hermanos
โ” ๐‹๐—: Me lo debes
โ” ๐‹๐—๐ˆ: Hogar, dulce hogar
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ: El principio del fin
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La cabaรฑa del bosque
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐•: Es tu vida
โ” ๐‹๐—๐•: Visitas inesperadas
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ: Ella no te harรก feliz
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El peso de los recuerdos
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No puedes matarme
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐—: Rumores de guerra
โ” ๐‹๐—๐—: Te he echado de menos
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ: Deseos frustrados
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Estรกs jugando con fuego
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mal de amores
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐•: Creรญa que รฉramos amigas
โ” ๐‹๐—๐—๐•: Brezo pรบrpura
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ: Ya no estรกs en Inglaterra
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Sentimientos que duelen
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟQuiรฉn dice que ganarรญas?
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐—: Planes y alianzas
โ” ๐‹๐—๐—๐—: No quiero perderle
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ: Corazones enjaulados
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Te quiero
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La boda secreta
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•: Brisingamen
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Un sabio me dijo una vez
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Amargas despedidas
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Te protegerรก
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐—: El canto de las valquirias
โ” ๐—๐‚: Estoy bien
โ” ๐—๐‚๐ˆ: Una decisiรณn arriesgada
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ: Tรบ harรญas lo mismo
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mensajes ocultos
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐•: Los nรบmeros no ganan batallas
โ” ๐—๐‚๐•: Una รบltima noche
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ: No quiero matarte
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ: Sangre, sudor y lรกgrimas
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Es mi destino
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐—: El fin de un reinado
โ” ๐‚: Habrรญa muerto a su lado
โ” ๐‚๐ˆ: El adiรณs
โ” ๐„๐ฉ๐ขฬ๐ฅ๐จ๐ ๐จ
โ€– ๐€๐๐„๐—๐Ž: ๐ˆ๐๐…๐Ž๐‘๐Œ๐€๐‚๐ˆ๐Žฬ๐ ๐˜ ๐†๐‹๐Ž๐’๐€๐‘๐ˆ๐Ž
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โ” ๐—๐•๐ˆ: Serรก tu perdiciรณn

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N. de la A.: cuando veáis la almohadilla #, reproducid el vídeo que os he dejado en multimedia y seguid leyendo. Así os resultará más fácil ambientar la escena.

✹.✹.✹

────── CAPÍTULO XVI ──────

SERÁ TU PERDICIÓN

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

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        SI HABÍA DOS PALABRAS capaces de describir a Hilda, esas eran, sin lugar a dudas, «mística» y «esotérica». La astuta völva, de largo cabello blanco y penetrantes ojos azules, era, a juicio de muchos, imposible de descifrar. Su manera de hablar y expresarse podía considerarse todo un enigma, un auténtico entresijo. Sin embargo, aquello no afectaba lo más mínimo a Kaia, quien había intimado con ella lo suficiente como para saber interpretar todas y cada una de sus locuciones, y hasta incluso sus muecas y ademanes. Al fin y al cabo, llevaban juntas diecinueve años, por lo que no era de extrañar que ambas se conocieran tan bien.

Las dos mujeres, quienes habían tomado asiento junto al fuego, puesto que a esas alturas del ciclo anual la temperatura había descendido de forma considerable, dando paso a las primeras nevadas, platicaban entre continuas risas y miradas de complicidad.

Ese día habían decidido tomar juntas el dagveror, de ahí que se hubieran reunido en casa de la anciana. Drasil y Eivør también habían estado presentes, pero estas se habían marchado nada más terminar de comer para poder colaborar en la fortificación de Kattegat, que progresaba favorablemente. Si todo salía según lo planeado, era muy probable que las obras estuviesen finalizadas para antes de la celebración del Jól*.

—Hemos pasado por mucho juntas, ¿verdad que sí, mi vieja amiga? —pronunció Hilda, acaparando nuevamente la atención de su compañera.

—Así es. —Kaia asintió al tiempo que esbozaba una cálida sonrisa.

La anciana correspondió al gesto, provocando que numerosas arrugas cincelaran el extremo externo de sus ojos, que continuaban siendo tan radiantes y vivaces como cuando era joven.

—Y precisamente por eso sé que la de hoy no es una simple visita de cortesía —tanteó, perspicaz. Sin romper el contacto visual con Kaia, que no había modificado la expresión de su semblante, se llevó una mano al mentón en un mohín inquisitivo—. ¿Me equivoco?

—No, no lo haces —atestiguó La Imbatible.

Hilda se tomó unos segundos para poder contemplar a su interlocutora, que permanecía envuelta en una elegante capa de piel de lobo. Para ella, Kaia siempre había sido una persona sumamente transparente, y aquella vez no había sido la excepción. Sabía que algo la perturbaba, podía apreciarlo en su mirada, en aquellos iris grises que tantas lágrimas habían derramado.

—¿Qué necesitas? —quiso saber la seiðkona.

Kaia inspiró por la nariz antes de contestar:

—He de preguntarte algo. —Descruzó las piernas y se inclinó hacia delante, apoyando los codos en sus rodillas. Hilda la miró con expectación—. Algo a lo que solo tú puedes dar respuesta —remarcó en tono confidencial.

Hilda entornó los ojos, intrigada. Aunque no lo hubiese dicho explícitamente, sabía a lo que se refería. Era obvio que aquellas palabras poseían un doble significado.

Tras unos instantes más de fluctuación, la anciana se aclaró la garganta.

—De acuerdo —accedió—. Veré para ti.

#

Kaia respiró hondo, permitiendo que aquel humo fragante, producto de la quema de resinas aromáticas vegetales, se colara en sus fosas nasales e inundase sus pulmones. Inconscientemente sus gélidos orbes fueron a parar a una de las esquinas de la estancia, donde aquellos bálsamos ardían en un pequeño cuenco de metal.

La voz de Hilda hizo que volviera la vista al frente.

Mientras machacaba en un mortero una extraña mezcla compuesta por agua, hierbas, hongos y raíces, la anciana se puso a recitar antiguos cánticos, frases de alabanza y enaltecimiento a los dioses. Eran oraciones cortas y simples, pero poseedoras de un enorme significado.

Con la fascinación relampagueando en sus titilantes pupilas, Kaia examinó a Hilda. Esta lucía un hermoso manto azul con incrustaciones de gemas de diversos tamaños y colores que centelleaban a causa de la escasa luz que se colaba a través de las ventanas, que habían sido tapadas estratégicamente por la völva. Atado al cuello llevaba un collar fabricado con cuentas de vidrio y de sus orejas colgaban unos pendientes que simulaban el cráneo de un ave. En sus manos, envejecidas debido a su avanzada edad, podían apreciarse numerosos tatuajes que iban desde las falanges hasta las muñecas y en la piel de su pómulo derecho resaltaba el grabado de la runa Perth.

A Kaia siempre le había gustado aquel símbolo, dado que poseía una fuerte connotación mágica. Según las creencias nórdicas, este estaba estrechamente relacionado con las tres nornas* principales: Urð, «lo que ha ocurrido», Verðandi, «lo que está ocurriendo ahora», y Skuld, «lo que va a ocurrir». De modo que se trataba de una runa con un alto poder chamánico y una íntima vinculación al mundo de los Æsir y los Vanir.

Bajo la atenta mirada de La Imbatible, que permanecía arrodillada delante de ella, Hilda alzó el mortero y, tras articular unas últimas palabras, se lo llevó a los labios. Una vez ingerido todo su contenido, la anciana dejó el recipiente en el suelo y comenzó a balancearse de un lado a otro, con los ojos cerrados y los brazos extendidos.

Transcurrieron varios minutos en los que Kaia presenció cómo el cuerpo de Hilda, de apariencia frágil y delicada, se convulsionaba, sufriendo algún que otro espasmo muscular que hizo que el corazón se le encogiera, hasta que finalmente la seiðkona se quedó inmóvil.

—Bien, Kaia, hija de Amund —habló la anciana con voz ronca y gutural—. ¿Qué quieres saber? —Hilda abrió los ojos, revelando dos cuencas completamente blancas, carentes de iris y pupila.

Al verlo, la castaña se estremeció, aunque no tardó en recobrar la compostura. No era la primera vez que veía a Hilda así, sumida en esa especie de trance, y estaba segura de que no sería la última.

—¿La venganza por la muerte de Aslaug llegará a culminarse algún día? —consultó, manifestando aquello que llevaba semanas atormentándola.

—Sí. —Aquel vocablo salió firme y contundente de los labios de la völva—. Los hijos de Aslaug tomarán represalias contra vosotras, en especial contra Lagertha —apostilló.

Kaia tragó saliva, azorada. 

Desde que Ivar había regresado a Kattegat y amenazado a la rubia con matarla, su mente no había dejado de divagar al respecto. Puede que el menor de los Ragnarsson fuera un simple lisiado, un tullido al que los dioses le habían dado la espalda, pero había podido apreciar en sus orbes celestes el odio y el rencor que le profesaba a Lagertha, y eso era algo que le había inquietado a más no poder. Porque era evidente que no se detendría hasta lograr su cometido.

—Tengo otra pregunta —murmuró Kaia—. ¿Morirá Lagertha a manos de algún Ragnarsson?

El silencio que precedió a esa última interpelación hizo que La Imbatible se mordisqueara el interior del carrillo, nerviosa. Era perfectamente consciente de que el destino podía ser muy traicionero, además de cruel y caprichoso, pero necesitaba saber qué le tenían preparado los dioses a la mujer de la que estaba enamorada.

—Eso es algo que no me corresponde a mí desvelar —impugnó Hilda—. No obstante, lo que sí puedo decir es que a partir de ahora todo cambiará. Y no para bien precisamente. —La seiðkona realizó una breve pausa, lo justo para tomar aire—. La tragedia se cernirá sobre Kattegat con la misma ferocidad con la que Fenrir* romperá sus invisibles cadenas y se tragará el sol durante el Ragnarök*.

Un nuevo escalofrío recorrió la espina dorsal de Kaia, que no supo cómo desentrañar el circunloquio de la anciana. Lo único que tenía claro era que debían prepararse para lo peor, porque si Hilda estaba en lo cierto, aquello tan solo habría sido la calma que precedía a la tormenta.

—Hay algo más que deberías saber —volvió a hablar la völva.

Kaia la observó con cautela, temerosa de lo que pudiera llegar a decirle.

—¿Qué?

—El amor que sientes por Lagertha será tu perdición —anunció Hilda.

Al escucharlo, la castaña comprimió la mandíbula con fuerza, a fin de mitigar la inmensa desazón que se había instaurado en su pecho.

—Lo sé.

Drasil suspiró. Se arrebujó en su gruesa capa, sobre la que llevaba una esclavina de piel de cordero, y luego de despedirse de Eivør emprendió el camino de regreso a la vivienda que compartía con su progenitora.

Mientras transitaba por las bucólicas calles se frotó las manos, que permanecían manchadas de barro, en un vano intento por hacerlas entrar en calor. Y es que aquel misseri de invierno se le estaba antojando tremendamente duro. El viento que soplaba era frío y seco, tanto que podía sentir cómo este le traspasaba la ropa y le calaba hasta los huesos.

Un nuevo resoplido se escabulló de su garganta. 

El trabajo en las fortificaciones le había dejado sin un solo ápice de energía en el cuerpo, y lo peor de todo era que todavía les quedaban varias jornadas por delante. Aunque no podía quejarse, puesto que era por una buena causa, por el bien común. Con el paso del tiempo Kattegat se había convertido en un importante puesto comercial, lo que era motivo más que suficiente para aumentar la seguridad del reino. Porque cualquiera que tuviese dos dedos de frente ambicionaría gobernar un territorio tan influyente como lo era su nuevo hogar.

Estaba tan ensimismada en sus cavilaciones que no se percató de que alguien le había cortado el paso hasta que prácticamente se dio de bruces con un pecho ancho y tonificado. 

Sobresaltada, Drasil alzó la mirada, topándose con unos orbes tan azules que no parecían terrenales, sino obra de los dioses. Aquellos que tantos quebraderos de cabeza le habían ocasionado desde que los había vislumbrado por primera vez, durante la fiesta de despedida de Björn y Hvitserk Ragnarsson.

La skjaldmö se mordió el labio inferior.

Habían pasado muchas cosas desde entonces. Demasiadas.

—Vaya, tienes un aspecto horrible —señaló Ubbe, divertido.

Drasil frunció el ceño, poblando su frente de arrugas. Odiaba cuando el muchacho la abordaba de esa manera y le soltaba alguna de sus impertinencias. Puede que a raíz de la conversación que mantuvieron en el campo de entrenamiento su relación hubiera experimentado una leve mejora, pero eso no cambiaba el hecho de que la joven aún se mostrase algo reticente a socializar con él.

—Tú también lo tendrías si arrimaras el hombro y colaborases en la fortificación de Kattegat —masculló ella entre dientes, molesta por su comentario—. Pero claro, es mejor ver cómo los demás se desloman trabajando, ¿verdad? No vaya a ser que te rompas una uña. —Su saya de cuero crujió al cruzarse de brazos.

Ante los malos humos que se gastaba la castaña, Ubbe rio por lo bajo.

Le encantaba hacerla rabiar.

—Veo que tu lengua sigue siendo igual de afilada que siempre.

Drasil bufó, dejando entrever su irritación.

—Estoy cansada, Ubbe —dijo a la par que se colocaba un mechón rebelde detrás de la oreja. Estaba deseando llegar a casa y darse un baño caliente—. No tengo ganas de discutir.

Sin nada más que añadir, Drasil echó a andar, dejando atrás al primogénito de Ragnar y Aslaug, que no pudo evitar sonreír. Estuvo a punto de torcer en la primera esquina, ansiosa por desaparecer del campo visual del chico, pero algo dentro de ella se lo impidió.

Contra todo pronóstico, la escudera ancló los pies en el suelo, para finalmente voltearse hacia Ubbe, quien no se había movido de su sitio.

—Por cierto, yo... —Guardó silencio, tratando de buscar la forma más adecuada de abordar el tema que tenía en mente. Apenas un instante después, cuando hubo aclarado sus ideas, se aventuró a proseguir—: Lamento mucho lo de tu padre. Era un gran hombre —musitó, apesadumbrada.

El rostro de Ubbe se desencajó por completo al oírlo. Todavía le costaba creer que su progenitor, el afamado Ragnar Lothbrok, hubiese sido asesinado por los ingleses.

Ya habían pasado dos días desde que Odín se le había aparecido en un sueño. Fue ahí donde este le dijo que Ragnar había muerto y que el autor de aquel crimen había sido nada más y nada menos que Ælla, el rey de Northumbria. Al principio, cuando despertó con la frente perlada en sudor y el corazón latiéndole con fuerza bajo las costillas, pensó que tan solo había sido eso, un simple sueño, pero las cosas cambiaron cuando Sigurd y Ivar le contaron que, sorprendentemente, ellos también habían tenido la misma visión.

El vello de la cerviz se le erizó al recordar cómo Odín, acompañado de una bandada de cuervos, se le acercó para darle la trágica noticia de que ya no volvería a ver a Ragnar. Al menos no en Midgard*.

—Gracias. —Fue lo único que alcanzó a decir.

—No las des. —Drasil negó con la cabeza—. Sé de primera mano lo dolorosa que puede resultar la pérdida de un ser querido —aludió con amargura.

Sin apartar la vista de ella, Ubbe acortó la distancia que los separaba. 

Había oído hablar de Søren, esposo de Kaia y padre de Drasil. Coincidió con él alguna vez cuando, junto a Hvitserk, se embarcó en su primera incursión a tierras cristianas siendo todavía un crío. De modo que estaba al tanto de cómo había fallecido: en batalla, al igual que otras decenas de guerreros que, heroicamente, habían perecido durante el asalto a Frankia.

—Tal vez no seamos tan diferentes después de todo —indicó Ubbe.

Aquella alegación bastó para que las pulsaciones de Drasil se dispararan y que la respiración se le entrecortase. De nuevo, la castaña se dejó envolver por esos magnéticos y profundos ojos celestes que no parecían querer apartarse de ella.

No sabía cómo lo hacía, pero Ubbe siempre conseguía despertar en su interior un sinfín de emociones insospechadas.

—No, tal vez no —respondió.

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· ANOTACIONES ·

Jól, también conocido como Júl o Yule, es la fiesta del Solsticio de Invierno, la cual marca la llegada del Año Nuevo. Es una de las celebraciones más importantes de la cultura escandinava, contando con una duración de doce días. Era un momento de descanso para el pueblo antes de las labores del campo que traería la primavera. Se creía que era una preparación para el Ciclo de la Vida, que, después de estas fechas, volvía a iniciarse. Se hacían numerosos sacrificios y rituales a los dioses, sobre todo a los de la fertilidad.

—Las nornas eran tres hermanas, probablemente descendientes del gigante Nörfi, de quien emergió Nott. Estas no eran dependientes de los dioses, quienes no podían cuestionar ni influir en sus decretos bajo ningún concepto. Tan pronto como concluyó la Edad de Oro y el pecado comenzó a recorrer incluso las moradas celestiales de Asgard, las nornas hicieron su aparición bajo el gran fresno Yggdrasil y establecieron su residencia cerca del manantial Urðar. Su misión era la de advertir a los dioses de males futuros, pedirles que hicieran buen uso del presente y enseñarles sanas lecciones del pasado.

Fenrir, también conocido como Fenris, Fenrisúlfr, Hróðvitnir o Vánagandr, es un gigantesco lobo monstruoso. Tanto en la Edda prosaica como en la Edda poética, Fenrir es el padre de los lobos Sköll y Hati. Es hijo de Loki y se predice que matará a Odín durante los eventos del Ragnarök, para después ser asesinado por Víðarr.

—El Ragnarök es, según la mitología nórdica, la batalla del fin del mundo. Esta será emprendida entre los Æsir, liderados por Odín, y los Gigantes de Fuego, encabezados por Surt, a los que se les unirán los jotuns, comandados por Loki. No solo estos perecerán en la batalla, sino que casi todo el universo será destruido, tal y como se manifiesta en Völuspá.

—En la mitología nórdica, Midgard es el mundo de los hombres, creado por el dios Odín y sus hermanos Vili y Ve tras el combate con el gigante primigenio Ymir.

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N. de la A.:

¡Hola, mis amores!

Ufff, no sabéis lo mucho que me ha costado escribir este capítulo, sobre todo la segunda escena (y más teniendo en cuenta que ando en periodo de exámenes, pero shhhh... xD). En serio, me ha costado un ovario y medio redactarlo, sobre todo porque quería que todo quedase lo más místico posible. Espero que mi esfuerzo haya merecido la pena y que os haya gustado.

¡Poco a poco vamos sabiendo más cosillas sobre Hilda! Está mal que yo lo diga, pero amo demasiado a esta mujer. ¿Vosotros qué pensáis de ella? ¿Y qué me decís de ese presagio que ha hecho sobre Kaia? ¿Será que la vida de La Imbatible peligrará en un futuro?

Y, bueno, como habéis podido comprobar, el Drabbe se va recuperando con el transcurso de los capítulos. ¿No os parecen súper adorables? Porque a mí se me cae la baba con ellos, y eso que aún no he explotado al máximo su relación (͡° ͜ʖ ͡°)

Por cierto, para los que no lo sepáis, he subido un apartado dedicado exclusivamente a la cultura y a la sociedad nórdicas. Este está dividido en dos partes: un glosario con todos los términos (con su respectivo significado, claro está) que han ido apareciendo a lo largo de la historia y una pequeña sección de información en la que abordo diversos temas, tales como los Nueve Mundos, los meses vikingos y sus festividades, la pirámide social nórdica, etc. Así que os recomiendo que le echéis un vistazo.

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el capítulo y que hayáis disfrutado de la lectura, pero, sobre todo, que estéis preparados para el siguiente, porque ya sabéis que se avecina salseo intensito *sonrisa maliciosa*.

No olvidéis votar y comentar =)

Besos ^3^

ะŸั€ะพะดะพะปะถะธั‚ัŒ ั‡ั‚ะตะฝะธะต

ะ’ะฐะผ ั‚ะฐะบะถะต ะฟะพะฝั€ะฐะฒะธั‚ัั

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