UNA VEZ MÁS

By ana_pau02

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Lauren Jauregui encontró el amor en su mejor amiga, Camila Cabello, y también experimentó el dolor que este p... More

Clarisse
Lauren
Camila
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
A mis lectores

Capítulo 15

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By ana_pau02

Para muchos, octubre es un mes más en la línea del tiempo que dictamina el ritmo de nuestra vida, pero para otros, octubre adquiere una especie de magia, quizás por las múltiples veces que se ve la luna brillar de una manera tan intensa durante las noches de octubre o los paisajes que deja la estación de otoño en su paso por esos días del calendario, aún no se sabe por qué para muchas personas octubre, es su mes favorito.

Para Lauren y Camila, volverse a encontrar justo en este mes las tenía un poco pensativas, no sabían si las casualidades de su reencuentro eran causadas por la energía mágica que se desprende en esta etapa del año. Lo único que no deseaban era que esas energías desconocidas que quisieron que ellas se volvieran a encontrar se pusieran en su contra e hicieran de este reencuentro una pesadilla.

Las luces del día comenzaron a aparecer en la habitación de Lauren, cada rincón de ese lugar comenzó a iluminarse gracias a los rayos del sol que se colaban por la ventana, dando directamente en el rostro de la ojiverde que al momento de sentir los rayos de sol en su cara utilizó la almohada para cubrirse de estos, no quería despertarse aún, sin embargo esto fue inevitable ya que escuchó cómo algo que parecía ser un vaso se estrellaba contra el piso, el ruido la puso alerta y sin querer tuvo que abandonar su ya querido colchón inflable.

Lauren caminó en pijama hasta el lugar del incidente, el cual resultó ser la cocina, al llegar a este vio cómo Camila recogía del suelo el cadáver de lo que solía ser una taza de porcelana.

-Será mejor que utilices la escoba porque así podrías cor... - Lauren no pudo terminar la frase debido al fuerte grito que soltó la latina desde el suelo y es que al parecer esta se había hecho una herida en la palma de su mano debido a que recogía sin cuidado los pedazos de la taza, la ojiverde inmediatamente corrió a tomar su mano para examinar la gravedad de la herida, al observar que Camila tenía toda la palma llena de sangre tomó una servilleta y la colocó en la zona dañada para detener un poco la hemorragia – Ven, levántate para ir al fregadero y lavarte la mano ¿tienen alguna especie de botiquín de primeros auxilios? – Preguntó Lauren mientras llegaban al fregadero y abrían el grifo de la llave para limpiar con agua la sangre que se acumulaba en la mano de Camila – Sí, está en mi cuarto, está en el cajón del mueble donde tengo mi lámpara – Dijo Camila quien hacía muecas de dolor al sentir cómo el chorro del agua golpeaba la herida – No quites la mano del agua, iré a tu cuarto por el botiquín – Camila sólo asintió y Lauren se dirigió rápidamente al cuarto de la castaña, el cual tuvo que adivinar ya que era su primera vez en ese apartamento y en este lugar, al abrir la primera puerta de lado derecho del pasillo se dio cuenta que había descubierto el cuarto de Dinah ¿cómo lo supo? Por los enormes zapatos desbalagados en el suelo y las múltiples bolsas de Hot Cheetos que había en ese lugar, así que rápidamente cerró la puerta y optó por abrir la puerta que estaba frente al cuarto de Dinah, el cual automáticamente tenía que ser de Camila, al entrar encontró la lámpara sobre el mueble que la castaña le había descrito minutos antes, por unos instantes Lauren le dio un vistazo rápido al cuarto, el cual tenía una ventana grande con cortinas blancas a los lados que dejaba ver una bonita vista de la ciudad, a lado de esa ventana había un sillón morado el cual sostenía una guitarra en su respaldo y una libreta, a un costado de ese sillón se encontraba una silla y un escritorio, casi similar al que ella tenía en la residencia, que tenía una Laptop y unos audífonos, los cuales estaban sobre hojas que resultaron ser partituras de alguna composición de Camila, las paredes color lila le daban un poco de calidez al cuarto, al acercarse al mueble que sostenía la lámpara, la cual estaba al lado de la cama algo desarreglada de Camila, notó que había un par de portarretratos que sostenían fotos de la familia Cabello en las playas de Miami y una más de Camila posando sola en el Big Ben en Londres, al recordar cuál era el objetivo de estar en el cuarto de la castaña, Lauren rápidamente abrió el cajón y sacó una caja de zapatos que tenía dibujada una "Cruz Roja" por lo que asumió que en sus manos tenía el botiquín algo improvisado de Camila.

-Te tardaste mucho – Reprochó Camila al ver llegar a Lauren a la cocina con el botiquín – Perdón pero no sabía cuál de las dos puertas que están al fondo del pasillo era tu cuarto, déjame ver tu mano – Ordenó Lauren quien de inmediato tomó la mano de Camila para inspeccionar nuevamente el área dañada, al parecer no era una cortada que implicara sutura, por lo que Lauren comenzó a abrir la caja de zapatos que Camila tenía como botiquín para comenzar a curar la herida que tenía cerca del dedo meñique, la ojiverde detuvo su inspección en la caja al toparse con algo que al parecer no fue mucho de su agrado, tomó entre su mano lo que parecía un sobre pequeño que contenía dentro algo circular.

- ¿Condones? – Preguntó Lauren algo irónica al tomar estos sobres y mostrárselos a Camila – La castaña al ver lo que sostenía la ojiverde en su mano se olvidó completamente del dolor y su cara se comenzó a tornar de mil colores, los nervios y la vergüenza la estaban atacando al mismo tiempo – Forma también parte de los primeros auxilios ¿no? – Dijo Camila algo apenada - Bueno, al menos te cuidas – Esta frase no salió precisamente con tono de alivio por parte de Lauren, sino con algo de rencor, el cual se reflejó al hacerle las curaciones a Camila, la cual no se quejó en ningún momento de los abruptos movimientos de limpieza que hacía la ojiverde, ya que prefería el dolor a seguir dando explicaciones.

- Listo, la gaza mantendrá protegida la herida, la venda ayudará a que esta no se mueva y a que recuerdes que tu mano derecha está lesionada – Dijo Lauren al terminar de curar la mano de Camila – Muchas gracias y disculpa por haberte despertado con el sonido de la taza, es que quería dejarte el desayuno listo antes de salir, puse la taza para el café en la mesa pero la tiré sin querer cuando ponía los cubiertos, bueno, espero que no se haya enfriado, te hice platanitos fritos y huevos revueltos con jamón, también corté trozos de mango – Lauren volteó a ver por primera vez la pequeña mesa que se encontraba dentro de la cocina de las chicas y vio determinadamente el desayuno que la castaña había preparado para ella, al ver la atención de Camila hacia ella sintió crecer en el estómago el hambre y la emoción por el gesto tan lindo, Lauren dirigió su mirada al rostro de la castaña, el cual estaba algo sonrojado, no sabía si aún era por la situación de los condones, la herida en su mano o que estaba nerviosa por la respuesta que podría darle ante tal atención de su parte.

Sin embargo, en ese momento Lauren salió corriendo de la cocina sin decir nada, lo cual dejó a Camila muy sorprendida y pensativa, quizás fue una mala idea haberle hecho el desayuno a Lauren, quizás fue demasiado de su parte, quizás piensa que quiere volver a ser su amiga, pero ¿qué tiene de malo volver a serlo? Antes de responder su pregunta Lauren había vuelto con un recipiente en sus manos – Voló desde Miami a Chicago y de Chicago a Nueva York, mi mamá hizo platanitos exclusivamente para ti, ayer me dormí y no te los di, pero ahora que los veo en el desayuno me acordé, espero que aún sirvan – Comentó algo apenada Lauren - ¡Lauren Jauregui! Si los platanitos de tu mamá ya no sirven ¡Te mato! Y soy capaz de hablarle para decirle que me dejaste sin su suculento platillo – Clara y Lauren sabían perfectamente la obsesión de Camila por los plátanos y más por la forma en que los preparaba Clara cuando estos iban a visitar la casa de los Jauregui – De verdad espero que aún sirvan, porque si no es así mi mamá me matará si se entera – Habló Lauren – Mañana los probamos en el desayuno, mientras si quieres puedes probar los que hice, sabes que no soy buena cocinera, de hecho casi no usamos la cocina, de hecho el vivir sola últimamente me ha vuelto un poco más apegada al tema culinario porque si no hago de comer pues no como y sabes que yo como mucho y la verdad es que casi no cocino porque... - Camila continuó hablando sin parar por unos minutos, incluso su nerviosismo hizo que no se diera cuenta que Lauren ya estaba sentada en la mesa comiendo su desayuno y mirando cómo la castaña no dejaba de hablar, al parecer a la ojiverde le pareció divertido dejar que toda esa lluvia verbal que salía de la boca de Camila la salpicara un poco. Después de seguir hablando por unos momentos sin parar, Camila por fin se dio cuenta de que Lauren ya había comenzado a devorar el almuerzo que ella le había preparado – Antes de que me lo preguntes y comiences a hablar sin parar de nuevo te lo diré, todo está muy rico, muchas gracias – Comentó Lauren mientras se llevaba a la boca un bocado de su desayuno – Ya tenía mucho que no hablaba tan rápido, lo siento si te desespero – Dijo algo apenada Camila – Tranquila, todo está bien no me desesperas, ese defecto de ti siempre me pareció...Tierno – Quizás la última palabra dicha por Lauren tomó por sorpresa a Camila, no porque desconociera que a Lauren le parecía tierno que ella hablara sin parar cuando se ponía nerviosa, la ojiverde se lo había dicho muchas veces años atrás, la sorpresa era que aún sentía esa ternura por su pequeño defecto, algo que nadie más le había dicho desde que terminó con Lauren, la sensación que sintió al escuchar nuevamente esa palabra hizo que su mente viajara por todos aquellos momentos en que había escuchado a Lauren enternecer su defecto, como aquella vez que sintió nervios si no quedaba en Julliard o la vez que los nervios le ganaron cuando iba a decirle a su familia que ella se había enamorado de Lauren, en todas esas ocasiones Lauren le tomaba las manos y la besaba para tranquilizar sus nervios, la sensación de los labios de la ojiverde sobre los suyos hacían que cualquier acción de ansiedad se difuminara y alejara de su cuerpo – Bueno, yo debo salir, iré a la escuela tu siéntete en casa, trataré de estar aquí antes de la comida y creo que Dinah también estará aquí a esa hora – Terminó Camila la oración con algo de creces - ¿Van a la escuela los sábado? – Preguntó Lauren quien ya se encontraba recogiendo los trastes del desayuno y colocándolos en el fregadero – Sí, bueno no, es que sólo iré a solicitar un par de horas en el estudio de la escuela, se me ocurrieron algunos arreglos para la música de la canción que debo entregar y no quiero dejar pasar esta inspiración que últimamente ha salido a cuenta gotas de mí – Repuso Camila, que lentamente salía de la cocina para dirigirse a la sala a tomar la gabardina negra y su mochila que había dejado en el único sofá que tenía aquella sala - ¿Crees que pueda acompañarte? Bueno, sólo si no te incomoda, claro – Al principio Lauren se había arrepentido de solicitarle a Camila si podía acompañarla a Julliard, pero ya lo había dicho, así que esperaba algo ansiosa por la respuesta que diera la castaña - ¡Claro que puedes venir! ¡No me molestas en lo absoluto! Eso sí, tienes 10 minutos para alistarte – Dijo Camila - ¡A la orden mandona! – Respondió Lauren colocando su mano en la frente y simulando el saludo militar, algo que hizo reír a Camila.

...

Durante su caminata hacia Julliard, Camila le hablaba de ciertas características peculiares de la arquitectura en Nueva York, lo distinto que puede llegar a ser un edificio de otro sin perder la elegancia en sus detalles, además de eso, las chicas hablaban sobre las múltiples películas que han sido filmadas en la ciudad – Esta ciudad es mágica – Comentó Camila, quien de vez en cuando perdía su mirada en la belleza, no de la ciudad, sino en la de su acompañante, "tan sólo le bastaron 10 minutos para verse así de hermosa, no quiero saber lo que puede llegar hacer con 20" pensaba Camila mientras observaba a Lauren que al contrario de esta, mantenía su mirada fija en cada detalle de la ciudad - ¿Te imaginas si estas calles llegaran a convertirse en mi andar al senado día tras día? – Dijo Lauren mientras caminada y observaba todo el movimiento de la ciudad – Estas calles serán tu día a día, ese concurso será tuyo Lauren, incluso te pedirán que te quedes o prefieres seguir en Chicago – Preguntó Camila – Llevo cuatro años viviendo en la ciudad de los vientos, es un lugar que conozco, sus costumbres, sus calles, todo allá me es familiar pero Nueva York tiene una vibra muy distinta – Contestó Lauren – Al final de cuentas, aquí o allá siempre será lejos de Miami – Continuó la ojiverde - ¿Tienes planes de regresar a Miami? – Preguntó Camila – Antes sí, pero justo en estos momentos te diría que no, adoro Miami, pero volver después de mis estudios no es una opción, quizás años después regrese a pasar mi vejez tranquila en una casa que esté a la orilla del mar – Respondió Lauren – Llegaremos a ese momento de nuestras vidas en la que nuestro objetivo sea buscar un lugar tranquilo donde podamos reposar nuestras memorias, logros, fracasos y nuestros cuerpos agotados, mientras tanto disfruta como yo el hermoso sonido del ajetreo citadino – Camila alzó las manos y cerró sus ojos para apreciar el sonido del claxon de algunos autos, los múltiples insultos que aventaban los conductores, el silbato ruidoso del policía de vialidad, el caminar de los peatones a toda velocidad, los demostradores que intentaban vender su producto, todos esos ruidos que envuelven a una ciudad tan grande como esa, el gesto de Camila hizo que Lauren riera y también cerrara sus ojos por un momento para apreciar todo aquel ruido que emanaba la ciudad - ¡Oye, abre los ojos, nos pueden robar! – Lauren sintió un golpe en su hombro que hizo que esta abriera los ojos, Camila ya se encontraba riendo ante la reacción de Lauren por el golpe, lo que hizo que la castaña comenzara a correr por la acera esquivando a los peatones que obstaculizaban su camino, Lauren no tardó en seguirla y comenzar a reír por esta locura de correr sobre las calles de Nueva York y correr detrás de Camila, otra vez detrás de ella, siempre intentando alcanzar a aquella mujer que muchas veces hacía todo por alejarse, de un momento a otro su sonrisa se borró y algo dentro de ella la impulsó a correr más rápido y a esquivar con agilidad a las personas que caminaban por la acera e interrumpían su paso, eran muchas las ganas de intentar detener Camila en su plan de escape, esta vez quería detenerla, corrió como quizás pocas veces corrió en su vida, hasta que sus piernas pudieron acercarla a su objetivo, cuando estuvo cerca de la castaña, Lauren inmediatamente tomó del brazo a Camila que de manera abrupta detuvo su huida, al sentir cómo Lauren la giró y abrazó por la cintura con sus brazos, a Camila no sólo se le fueron las ganas de sonreír, sino también de respirar al mirar muy de cerca nuevamente los ojos color esmeraldas de Lauren, los cuales ni por un solo instante pudieron apartarse de la mirada chocolate que tenía la castaña, en un movimiento inerte las manos de Camila ya reposaban sobre los hombros de Lauren, como si fueran imanes, los cuerpos de ambas chicas comenzaban a atraerse, a querer sentir de cerca ese choque de electricidad que había estado dormido después de muchos años, las miradas de ambas se profundizaban cada vez más, los oídos no escuchaban otra cosa más que el fuerte palpitar de sus corazones, la ciudad entera se puso en completo silencio, sólo estaban ellas quienes poco a poco se volvían más grande que la ciudad, sus manos comenzaban a reconocer esa parte del cuerpo que tocaban de cada una y mientras más lo reconocían, más ganas tenían de recorrerla, Lauren y Camila no podían evitar que sus respiraciones comenzaran a entrecortarse mientras que la cercanía entre ellas era inevitable – Esta vez te atrapé – Dijo Lauren que acercaba su rostro aún más al rostro de Camila – No me dejes ir – Las palabras de Camila salían entrecortadas de sus labios porque sentía que debía mantener la calma si no quería desmayarse en ese momento, la nariz de Camila estaba a punto de ser rosada por la de Lauren, los labios de ambas temblaban por sentir el contacto de aquellos labios que besaron tanto, se extrañaban tanto, pero eso no pasó, de un momento a otro, todo se desvaneció - ¡CAMILA! – Una voz entre la gente hizo que ambas se separaran rápidamente y retomaran una postura seria e incómoda, al mirar a la persona que se acercaba y seguía pronunciando el nombre de Camila, Lauren pudo distinguir a un joven de pelo negro, tez blanca y ojos color verde, con él llevaba una chamarra azul marino con una bufanda blanca en el cuello, unos jeans de mezclilla a juego con su chamarra y unos tenis converse blancos.

El chico se dirigió directamente a Camila sin siquiera voltear a ver a Lauren – Discúlpame por gritarte de esa manera, es que llevo días intentando localizarte ¿Cómo estás? ¿Por qué no contestas mis mensajes y llamadas? ¿Está todo bien? – Dijo el chico quien le dio la espalda rápidamente a Lauren al meterse entre ellas dos – Tu eres... - Preguntó Camila - Ryan, soy Ryan, hace unos meses salimos y ya no me has escrito o enviado un mensaje ¿tan mal estuve? – Esta pregunta hizo reír por lo bajo a Lauren, risa que hizo voltear a Ryan hacia ella - ¿Y tú eres? – Lauren, mucho gusto – Lauren alzó su mano para ofrecérsela a Ryan, el cual no aceptó el saludo - ¿Sales con ella? – Ryan se volteó a Camila para preguntarle sobre Lauren – Salíamos, en el pasado – Se apresuró Lauren a contestar - ¿Y a ella si le volviste a hablar? – Preguntó Ryan con algo de reproche – Quizás porque yo si estuve bien – Esta respuesta salió nuevamente de los labios de Lauren con un tono sarcástico – Lauren ¿Es enserio? – Camila volteó a ver a Lauren con una mirada de disgusto y continuó - Mira Ryan, si no te llamé fue porque no tengo interés en volver a verte, disculpa mi honestidad, pero tú mismo debiste sacar esa conclusión desde la décima llamada que no te contesté y de verdad te agradecería que dejaras todo esto atrás – Camila fue muy directa con el chico, que sin articular otra palabra se alejó de ambas chicas que lo veían desaparecer entre la multitud - ¿Con él utilizabas los condones? ¡Vaya, ahora sé por qué dejaste de usarlos! – Lauren comenzó a caminar dejando atrás a Camila quien se relajaba después de todo lo sucedido hace unos instantes, pero al recordar un momento en particular volvió a sonreír y es que estaba segura, Lauren estuvo a punto de besarla, con una sonrisa de oreja a oreja Camila siguió el camino de Lauren hasta alcanzarla, aún faltaban algunas calles para llegar a Julliard.  

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