Con S de secretos (A la venta...

By marlenequen

1M 45K 6.1K

¿Cómo te sentirías si tras cumplir los veintinueve, todavía vivieses con tus padres, tu novio te ignorase, y... More

SINOPSIS
PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
Dónde leer "Con S de Secretos" completa

CAPÍTULO 2

39.9K 5.8K 706
By marlenequen

A la mañana siguiente, me levanto más tarde de lo que acostumbro. El día de ayer, al estar en víspera de fiestas, fue demasiado duro y tengo la espalda muy cargada.

—Debo buscar otro empleo —me digo mientras anudo los cordones de mis zapatos —. A este ritmo, a los cincuenta, van a tener que atenderme en una residencia.

Me pongo de pie y subo las manos por encima de mi cabeza para estirarme, pero en cuanto me veo la piel interior de los brazos, las bajo.

—¡Cada día estoy más flácida!— Lloriqueo.

El sonido de un mensaje corta mi drama y busco el teléfono entre las sábanas. Al ver que es un audio, pulso para escucharlo.

*Estoy yendo a por ti, he convencido a mi madre para que se quede con el niño mientras nosotras estamos en el gimnasio — Claudia a veces no parece entender las cosas.

*Ya te dije que yo no voy. Paso de que se rían de mí— respondo.

*Chorradas, en treinta segundos estoy en tu puerta.

*Olvídalo.

*Acompáñame al menos. Me da vergüenza ir sola—insiste.

*De acuerdo, pero  solo hoy— siento lástima por ella y finalmente acepto.

*¡TE ADORO!

No respondo a eso y antes de que me dé tiempo a soltar el teléfono, oigo un claxon en la calle.

—¡Joder!— me apresuro a peinarme y corro para tomar mis cosas.

Bajo a toda prisa por la escalera, salgo, y cuando abro la puerta del coche, me encuentro con una Claudia totalmente diferente. Estoy tan acostumbrada a verla siempre con el uniforme del supermercado, que se me hace raro encontrarla vestida con otras ropas, además lleva su largo y castaño cabello recogido en una coleta, y aunque vamos donde vamos, viene maquillada. Ni siquiera se pinta así cuando la toca estar detrás de la caja. Debe gustarle demasiado ese chico para arreglarse tanto.

Claudia es cuatro años más joven que yo, aunque mentalmente es muy madura. Nunca ha tenido suerte con los hombres, y a veces es demasiado responsable. Desde que su anterior pareja la abandonara cuando supo que estaba embarazada, no ha vuelto a salir con nadie más y se ha entregado completamente a la crianza de su hijo.

—¡Vamos! — Dice al ver que tardo en subir.

Cuando me acomodo en el asiento, pone sobre mi regazo una toalla y una botella de agua.

Por la cercanía, apenas tardamos un par de minutos en llegar, y si hemos tardado tanto, ha sido porque nos ha costado encontrar un sitio donde aparcar. Por suerte, después de un par de vueltas a la manzana, alguien se ha marchado y hemos podido estacionar frente al gimnasio.
Bajo del coche y veo que camina hacia el maletero, lo abre y saca de él otra toalla y otra botella de agua.

—¡Claudia! ¡Qué ya lo tienes aquí! — Alzo los brazos para que lo vea.

—Eso es para ti — ríe.

—¿Qué?

—Que eso es para ti — repite.

—¡EH! ¡EH! ¡EH! ¡A mí no me líes! Yo solo he venido aquí para acompañarte — arrugo las cejas.

Claudia, en vez de seguir hablando, me mira completamente inmóvil y de una manera un tanto extraña.

—Vaya — alguien habla a mi espalda — ¡Qué sorpresa! — reconozco la voz al momento y entiendo el por qué la traidora de mi compañera, está actuando de esa manera.

—Hola — me giro para saludar.

—Ho... la— su sonrisa de boba la delata —. Venimos a ponernos en forma.

—¡Eso es genial! ¿Entráis? — nos abre la puerta.

—Yo solo...

—¡SÍ! – Claudia no me deja terminar, agarra mi brazo y tira de mí.

—Me las pagarás— susurro entre dientes y finge sordera.

—¿Es la primera vez que venís a un lugar así? – Pregunta mientras toma un par de mancuernas, de dos kilos cada una, y nos las ofrece. Tengo que hacer fuerzas para sujetarlas, pesan mucho más de lo que parece.

—Yo no, pero ella sí — responde por las dos.

—Bien, pues vamos a empezar por los brazos, ¿os parece?

—Claro – Claudia mantiene la conversación mientras yo miro en todas direcciones. Más que un gimnasio, parece una sala de tortura.

—Sandra— mi compañera me llama.

—¿Qué? – respondo apurada, por un momento había dejado de oírles.

—Oh, Sandra. Ahora ya sé cómo te llamas – dice el monitor con una sonrisa en sus labios. ¡Y qué sonrisa!

—Derek te estaba preguntado que cómo te llamas... – Claudia me hace gesto con los ojos para que esté más atenta, pero la ignoro y repito el nombre del monitor en mi mente. Nunca lo había oído. Suena bien.

—Disculpad—digo por fin para no parecer tonta —, estaba mirando todo esto y solo de verlo ya estoy agotada— bromeo para salir al paso.

—En unos minutos vas a saber lo que es estar agotada de verdad – ríe mientras toma nuestras toallas y botellas y las coloca en una estantería.

—Te voy a matar – aprovechando que Derek está un poco más lejos, vuelvo a amenazar a mi compañera.

—Hoy lo dudo. Cuando terminemos no tendremos ganas ni de pestañear – deja de hablar cuando el guapo monitor regresa y empiezo a entender que esté tan pillada por él. Es un hombre realmente atractivo, de esos que solo son accesibles en los sueños.

—Bien, empecemos— toma otro par de pesas, bastante más grandes que las nuestras y se coloca frente a nosotras — Este ejercicio es muy fácil — entreabre un poco las piernas para flexionarlas y sube y baja uno de los brazos — ¿Veis? — asentimos —Tenéis que repetirlo quince veces con el derecho y otras quince con el izquierdo. Primero uno y luego otro — volvemos a asentir y comenzamos a hacer lo que nos dice. Nos mira durante unos segundos y niega con la cabeza —. No, así no — suelta sus mancuernas en el suelo y camina hacia mí —. La postura debe ser así – pone su gran mano en una de mis rodillas, y con cuidado, separa mis piernas — Vale, ya lo tienes. Ahora mueve el brazo como te he dicho — estoy tan nerviosa que vuelvo a hacerlo mal –. Umm, no. La espalda debe estar recta — se coloca detrás de mí y me ayuda. Mientras lo hace, miro a Claudia con los ojos muy abiertos. Tenerle tan cerca me impone. Ella al verme, finge toser para disimular la risa.

—¿Y yo? ¿Lo estoy haciendo bien? — Entiende mi apuro y trata de captar su atención.

—Sí, se nota que ya lo has hecho antes—la responde y se aparta un poco para dejarme espacio —. Prueba de nuevo — trato de hacerlo lo mejor que puedo esta vez y parece que funciona — Muy bien— me dice—. Voy a cambiarles los discos de la máquina a esos chicos de allí y ahora vuelvo.

—Vale — responde Claudia y las dos miramos atentas como se marcha. Tiene una espalda y unas piernas perfectas. La licra que lleva ajustada a su cuerpo, no deja nada a la imaginación. Nunca me habían gustado los hombres en leggins, pero esta vez haré una excepción

—¡Guau!— exclamo — Solo por la sesión de vista, merece la pena volver.

—Voy a tener que empezar a hacer los ejercicios mal, en vez de bien—muerde su labio y carcajeo con su frase. Sé porqué lo dice.

—¿Celosa? — Pregunto ahogando las risas. Hace rato que perdí la cuenta de las repeticiones que llevo.

—¡Mucho! — Guardamos las formas al ver que vuelve.

—¿Cómo lo lleváis? ¿Tira ya el músculo?

—No, vamos bien— esta vez respondo yo. Poco a poco me voy soltando.

—De acuerdo, cambiamos entonces. Déjame tus pesas — se las doy y nos explica otro ejercicio. Cuando me las devuelve, intento hacerlo, pero es imposible. Mis brazos no llegan tan atrás.

—Este se me hace más difícil...— me disculpo por mi torpeza.

—No lo es, mira — vuelve a colocarse detrás de mí y evito por todos los medios mirar a Claudia. Sé que si lo hago, pondrá alguna cara graciosa y no podré aguantar la risa. Desde atrás, me rodea la cintura con su brazo y mi pecho se llena de aire por la impresión. Estoy tan tensa, que apenas soy capaz de moverme. El impacto es aun mayor cuando tira de mí, y mi espalda queda pegada a sus pectorales. Nunca hubiera esperado eso, y ahora sí, busco desesperada la mirada de mi amiga. Cuando la encuentro, parece estar tan en shock como yo, porque ni siquiera pestañea. El monitor agarra en ese momento mi muñeca y estira mi brazo hacia atrás — Uno... Dos... — su voz en mi oído hace que mi vello se erice y mis pezones no tardan en marcarse. Por suerte desde atrás no puede verlo — Uno... Dos... Ahora sí lo estás haciendo bien. Solo procura que el codo esté recto — cuando se aparta, noto de nuevo el peso de mi cuerpo junto al del objeto que tengo en la mano y me disgusta. Me gustaba mucho más de la otra forma—. Sigue y ahora vuelvo — se marcha y la burla de Claudia no tarda en llegar.

—Si lo sé, te quedas en tu casa, guapa.

—Esa era mi intención desde un principio — rio.

—Entonces... ¿dices que mañana ya no vienes?

—Pienso venir todos los días — Aunque lo digo con guasa, realmente me estoy planteando hacerlo. No parece tan malo como creía.

A medida que pasan los minutos, empiezo a cambiar de idea. El monitor no para de presionarnos para que hagamos más y siento que podría odiarle en cualquier momento. Ya ni siquiera me parece tan guapo.
Sin duda, esta se está convirtiendo en la hora más larga de toda mi vida, y para colmo, acabo de darme cuenta de que hay espejos por todas partes, y debe haber visto todo...

Continue Reading

You'll Also Like

95.3K 12.2K 158
Entra para obtener más información de la historia 💗
55.7K 9K 36
Que pasaría si tienes 17 años y de quién pensabas estar enamorada no lo estás y sin embargo te sientes atraída por una mujer 8 años mayor que ella...
109K 24K 52
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
34.5K 2.7K 7
¿Qué ocurriría si una noche despertaras y te dieras cuenta de que tu gato es ahora un humano? Suena como una fantasía, pero para Hyunjin, esto se con...