Vencedor [PQY #2] ✔ versión 2...

By CMStrongville

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Segundo libro de la serie ¿Por qué yo? [¿Por qué yo? #2] Dean Ferrati es un sobreviviente; ha sup... More

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Logan y Ally
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Epílogo
Dedicatoria

Capítulo 5

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By CMStrongville

Nos encontrábamos a mediados de octubre y los días ya comenzaban a refrescar, tal y como a mí me gustaban. El aire fresco despeinaba un poco mi cabello y me entumecía las mejillas, pero de igual manera el otoño seguía siendo mi estación favorita. Los árboles rojizos y el sereno cantar de los pájaros me hacían sentir más relajado, sin embargo no me quitaban ese malestar que sentía desde un par de días atrás.

No ayudaba que, a mi ánimo sombrío, se le sumara que el día se hallaba nublado. No contribuía a hacerme sentir mejor. Ver el gris sobre mí todo el trayecto hacia la escuela solo me puso de un humor más extraño. Llegué, estacioné el auto en un lugar cerca de la entrada principal y luego bajé colocándome la mochila sobre un hombro.

No había querido ir a la escuela, pero de igual manera me vi obligado a asistir.

—Hola, Dean —saludó Ally una vez que llegué a mi casillero, el cual estaba frente al suyo.

—Ally, hola. ¿Cómo estás? — Le sonreí al tiempo que sacaba el libro de historia y, una vez cerrada la puerta, empezamos a caminar juntos hacia nuestro salón de clases.

—Viva —dijo divertida—. No me puedo quejar, ¿o sí? —Sacudí la cabeza y la empujé con mi hombro en un gesto juguetón. Esa era la respuesta que solía dar yo.

—No, no puedes —estuve de acuerdo. Nos quedamos en silencio un momento sin dejar de avanzar y, cuando ya nos acercábamos a la puerta del aula, me detuvo por el codo.

—Dean... —Me giré a verla y su rostro estaba contraído por una emoción que no podía descifrar. ¿Tristeza, vergüenza, culpa?

No estaba muy seguro de cuál fuera, pero antes de que pudiera decir algo más, Logan se interpuso entre nosotros y tomó a Ally por los hombros.

—¿Podemos hablar? —cuestionó sin siquiera reconocer mi presencia. La miré por sobre el hombro de Logan y elevé mis cejas en forma de pregunta.

Ally miró a Logan a los ojos en lugar de responderme y asintió sin perder tiempo. Cuando se alejaban de mí, Logan casi arrastrándola por el brazo, ella volteó a verme y articuló un «te llamo luego».

Tras sonreírle para tranquilizarla y hacerle saber que comprendía, entré al salón. Sam no me había hablado desde hacía dos días, cuando invité a Ally por un helado, por lo que me quedé de piedra cuando la vi esperándome recargada en mi asiento habitual.

Ella me sonrió pareciendo insegura y me acerqué con lentitud hasta donde se encontraba.

—Hola —saludé con cautela. No sabía si estaba de buen humor.

Sam me sonrió con tristeza.

—Hola, extraño —murmuró en respuesta. Le sonreí levemente y vi sus hombros relajarse un poco.

—¿Cómo estás?

No sabía qué era lo que quería y no sabía si estábamos en buenos términos por lo que me fui a la conversación segura.

—He estado mejor —expresó. Asentí, comprendiendo el sentimiento.

—Uh, ¿y qué es lo que te trae por estos rumbos? —cuestioné en broma. Ella rio y yo la imité sintiéndome alegre de que no se sintiera el aire tan tenso entre nosotros.

La miré a los ojos y, por un momento, me perdí. Eran como dos enormes hoyos negros que devoraban todo a su paso. En mi caso, devoraban mi capacidad de hablar, razonar y respirar.

¿Por qué me sentía tan extraño cada vez que estaba cerca de ella?

—Bueno... Yo quería saber si podrías ayudarme con algo. —Su voz me trajo de vuelta a la realidad y parpadeé varias veces tratando de procesar lo que acababa de decir.

—Ah, está bien, supongo. ¿Qué puedo hacer por ti? —Jaló el lóbulo de su oreja en un gesto nervioso y luego me miró con timidez.

—Quería saber si podías ayudarme con química. El examen es en un par de días y yo... Uh, he estado un poco distraída esta última semana. —Rio sin humor al decir esto y yo sonreí sin muchas ganas.

Sabía de lo que hablaba.

—Claro que sí —acepté—. ¿Hoy en mi casa? —Ella asintió. No pude evitar la tonta y genuina sonrisa que se plantó en mi rostro al saber que pasaría más tiempo con ella después de clases—. Perfecto.

Mi voz sonó un poco más animada de lo que hubiese querido, pero no podía controlar la emoción de que volvería a pasar tiempo con ella. Tal vez, solo tal vez, ella se daría cuenta de que lo que había entre nosotros era más grande de lo que tenía con Logan. Era un pensamiento tonto y peligroso, pero aún así no pude evitar tenerlo.

Me sonrió una última vez antes de tomar asiento tras de mí.

«Tranquilo Dean, es solo una cita para estudiar.»

Suspiré al tomar asiento y froté una mano sobre mi frente. Al fin y al cabo era una cita y yo ya me estaba poniendo nervioso.

***

Una vez que tuvimos el primer descanso, Ally se acercó a mí con ojos hinchados e irritados.

—Dean —susurró con voz quebrada—. He hecho algo muy malo.

Su barbilla comenzó a temblar sin control y yo la abracé en un intento por consolarla. No sabía qué era lo que había pasado, pero definitivamente no fue nada bueno si lograba ponerla así.

—Shhh, no llores. A ver, dime qué o quién te puso así —pedí. La alejé un poco de mí y con mis pulgares limpié las lágrimas que habían empezado a bañar sus mejillas.

Ella trató de tomar un par de respiraciones profundas y abrió la boca para hablar, pero no salió nada. En lugar de decirme lo que pasó, sacudió su cabeza y me abrazó más fuerte por la cintura. Sus sollozos sacudían su pequeño cuerpo y me estaba empezando a incomodar el que estuviera tan mal.

No solo eso, también los estudiantes que pasaban nos observaban curiosos. Di un rápido vistazo dentro de la cafetería y vislumbré a Sam buscándome entre la multitud.

Suspiré y tomé a Ally por los hombros.

—Ven, vayamos a la biblioteca para que me cuentes lo que pasó. —Ella asintió sin rechistar aún pegada a mi pecho y tiré un poco de su brazo para que comenzara a caminar.

Una vez sentados dentro de la biblioteca, la convencí de que me contara todo lo que había pasado. Había esperado muchas cosas, pero nunca escuchar que Logan y ella habían tenido esta extraña relación por casi cuatro años. Que él le había pedido muchas veces que fuera su novia, pero que ella se sentía mejor con su rollo de amigos con derecho. Y que, cuando había empezado a cambiar de opinión respecto a eso, Sam había aparecido en la vida de Logan, reclamando la atención que por años solo le había pertenecido a ella.

—...y entonces dejó de buscarme, de llamarme, de mandarme mensajes, y supe que algo andaba mal —sollozó—. La gente tiene razón al decir que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Fue como... No sé, como verlo escaparse de entre mis dedos y no poder hacer nada para retenerlo. —Sonó su nariz con un pañuelo desechable que llevaba en su mochila y luego me miró a los ojos esperando a que dijera algo.

Sabía que estaba mal, pero la situación me divertía muchísimo. Podía ver cómo Logan observaba a Sam y cómo miraba a Ally. Eran dos maneras totalmente distintas. Se notaba que seguía colado por la rubia desconsolada frente a mí. Sacudí la cabeza y no pude evitar dejar escapar una corta risa.

—Ally, algo como lo que tú tuviste con Logan, no desaparece de la noche a la mañana. Y, eso de que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde... Creo que está mal. La cosa sería más o menos diferente. Creo que uno sí sabe lo que tiene, siempre es consciente de lo que posee, pero no empieza a valorarlo de la manera correcta hasta que ya lo ve perdido.

»Tú creías que él iba a estar ahí para ti siempre, pero ahora que... —Me revolví incómodo y carraspeé intentando ignorar la molestia que comenzaba a embargarme—. Ahora que Logan y Sam están juntos, te das cuenta de todo lo que tenías con él; de cómo te hacía sentir. Creo que no es hasta ahora que te das cuenta de lo mucho que lo quieres —murmuré.

Más lágrimas comenzaron a derramarse de sus ojos y luego enterró el rostro entre las manos. De verdad parecía estar deshecha.

—Oh, Dean. ¿Ahora qué voy a hacer? Ya es demasiado tarde y...

—No —la corté—, no es demasiado tarde aún. Tal vez Logan quiera a Sam, pero no tanto como a ti. Se le nota en la mirada. Tal vez solo quería hacerte sufrir un poco, abrirte los ojos para que te dieras cuenta de lo que tenían.

De repente elevó el rostro con los ojos bien abiertos, sorprendidos, y dejó de llorar. Sus ojos hinchados se iluminaron con esperanza y parpadeó como si nunca hubiera pensado en esa probabilidad.

—¿Tú lo crees? —cuestionó. Me reí ante su tono ilusionado.

—Claro que sí, Ally. Mírate nada más. Eres bonita, amigable, inteligente, graciosa... ¿Qué más podría querer un hombre?

Acaricié su mejilla con ternura y ella se apoyó en mi toque cerrando los ojos un momento. Cuando los abrió de nuevo, me sonrió y se acercó agradecida a besar mi mejilla.

—No sé por qué Sam prefirió a Logan sobre ti. Quiero decir... Yo estoy enamorada de él, pero si no lo estuviera, tú serías, sin dudarlo, mi primera opción —expresó sonriente.

Yo no supe qué decir. Reí algo nervioso y rasqué mi nuca sintiéndome incómodo. Sentí que las mejillas me ardían y que hacía mucho calor. Solo esperaba no tener el rostro colorado.

—Bueno, ahora que hemos hablado de todo esto, creo que es hora de que nos vayamos. Antes de que termine el descanso y eso. Muero de hambre —confesé. Ally rio al escucharme y se puso de pie cogiendo sus cosas. Empezamos a caminar hasta la puerta cuando recordé algo y la detuve por el codo—. Me habías dicho que hiciste algo malo, ¿qué fue? —inquirí. La miré a los ojos al preguntarle esto y ella esquivó mi mirada nerviosa—. Ally...

—Ya. Bueno, yo... Eh, ayer vi a Logan. Me pidió que habláramos y... Ay, Dios mío —suspiró—. Dijimos lo que teníamos que decir y nosotros como que nos besamos, ¿vale? —concluyó escondiendo la cabeza entre sus hombros lo más posible.

La miré con reproche, pero luego negué suspirando. Ese no era mi asunto, era el de ellos. Y yo no era nadie para juzgar. Solo esperaba que Sam no saliera perjudicada.

***

—Hey, te estuve buscando en la cafetería pero no te encontré —dijo Sam cuando la alcancé en el estacionamiento.

Logan se encontraba a su lado sosteniendo su mano y yo le lancé una mirada que decía «sé lo que hiciste», pero él no pareció entenderlo y me saludó muy alegre.

—Sí —dije todavía algo molesto—. Ally no se sentía bien y necesitaba alguien con quien desahogarse. Vi cómo Logan se tensaba y Sam ignoraba ese hecho.

—Oh, bien —murmuró. Besó su mejilla de Logan y se soltó de su agarre—. Te veo luego —se despidió de él.

Me sentí aliviado de que no besara sus labios pero luego me sentí tonto por ello. Él era su novio. Y yo era su... nada. Ella y yo solo éramos amigos, y a veces incluso de eso dudaba. Una vez que ambos subimos a mi coche, lo encendí y salimos de ahí. El silencio entre nosotros era tenso e imposible de ignorar; traté de sofocarlo un poco encendiendo la radio.

Quédate conmigo para siempre
O podrías quedarte conmigo por ahora

Ed Sheeran comenzó a sonar por los altavoces con su canción Cold coffee y la letra de la canción me hizo mirar a Sam de reojo solo para notar que ella también me observaba. Sonreí y ella agachó la cabeza apenada.

—Te extrañé —dijo tras unos segundos, en una voz tan baja que pensé había sido producto de mi imaginación. Hice una mueca.

—No me he ido a ningún lado.

—Sabes lo que quiero decir.

—Bueno, sí, pero fuiste tú la que decidió alejarse de mí —musité. Ella lució avergonzada por un instante, pero entonces tomó una profunda respiración.

—Sí, pero ya sabes por qué fue.

—La verdad es que no lo sé —expresé apretando un poco el volante. Sam podía exasperarme a veces.

Ella me volvía loco. Un día era fría y otro caliente; un día me ignoraba y al siguiente me buscaba; un día parecía odiarme y al otro decía que me extrañaba.

¿Quién demonios la entendía? Definitivamente yo no.

Era por esto que evitaba encariñarme con la gente, para ser más específico, con las mujeres. Entraban en tu vida y revolvían todo. Tus pensamientos, sentimientos, emociones, todo. Y ella...

Suspiré.

Ella me encantaba. Podía tener mi cabeza hecha un desastre, pero aun así sentía como si, al estar a su lado, todo estuviera en su lugar.

Llegamos a casa y la hice pasar a la sala de estar.

—¿Quieres un poco de agua? —ofrecí. Ella asintió—. Ahora vuelvo.

***

SAMANTHA


Dean me dejó ahí parada justo en el centro de una enorme sala y yo me sentí algo desubicada. ¿Qué estaba haciendo? Podía sentir como lentamente se desordenaba mi vida, mis planes, mis metas... Y todo por culpa de ese magnífico chico.

«Dean, Dean. ¿Por qué no puedes ser un patán? Así sería más fácil alejarme de ti.»

Suspiré y tomé asiento en uno de los sillones cercanos para esperar a que volviera, pero entonces empecé a escuchar unas voces que se acercaban.

—¡Te vi, maldita sea! Le estabas coqueteando y yo estaba justo a tu lado. ¿Cómo puedes ser tan descarado?

Una pequeña mujer con un enorme vientre entró a la sala seguida de uno de los hombres más guapos que hubiera visto en mi vida. Por un momento, mi boca se secó.

Estaban tan metidos en su discusión que no me notaron.

—¿Coqueteando? ¡Solamente le sonreí, Janelle! Le di las gracias por ayudarnos a encontrar lo que necesitábamos para nuestros hijos.

—Sé muy claramente lo que estabas haciendo y eso no era una sonrisa de agradecimiento. ¡A mí me sonríes así cuando quieres... —Los labios de él la interrumpieron y vi cómo ella se aferraba a su camisa, dudando en si apartarlo o acercarlo más.

—Cariño, no tengo por qué coquetear con nadie más. Mírate, mírame. Míranos. Soy el hombre más feliz a tu lado, en ti lo tengo todo, ¿qué te hace pensar que no eres suficiente para mí? ¿Que necesito a otra mujer? ¿Acaso no te he demostrado cuánto te amo? —cuestionó él apretando los brazos alrededor de la mujer. Ella dejó salir un sollozo y luego se puso de puntillas y lo abrazó con mucha fuerza.

—Lo siento mucho, Derek. Es que yo solo... Ella era tan bonita y delgada, y yo... no pude...

—Shhh, pequeña; tú eres la mujer más hermosa del mundo, ya te lo he dicho muchísimas veces. Tú eres mi mujer y eso es lo que importa.

—Y tú eres mío —susurró ella.

—Y yo soy tuyo —acordó él. Ambos comenzaron a besarse y yo aparté la mirada incómoda ante tanta pasión antes de que un suave carraspeo llamara mi atención.

Giré mi rostro y encontré a Dean observando con diversión a la pareja.

—Tenemos visita.

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