Una Leyenda: El Mohan

By llJMGRll

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Existen muchas leyendas urbanas en latino américa y aun mas versiones de cada una, esta es una de ellas... El... More

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Una Leyenda: El Mohan

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By llJMGRll

– ¡No te importo yo! ¡Lo único que te importa es tu estúpido bote! – Esas fueron las últimas palabras que le dije a mi padre antes de irme de casa, el mismo día en que empecé mi nueva vida, en que conocí a mi mejor amigo.

Yo solía vivir en Córdoba, Colombia, en la ciudad de Momil. Vivía junto a mi hermana menor y mi padre en una pequeña casa que apenas se sostenía de pie con el miserable dinero que mi padre conseguía con su trabajo como pescador. El siempre creía que tenía la razón y siempre quería que yo siguiera sus pasos, pero yo no quería, yo no quería ser como ese viejo garulla, siempre diciéndome que lo que yo quería era una guevonada, bobada, tontería. El nunca me escuchaba, ¿Porque tenía que andar haciéndolo yo?... hasta que al fin decidí dejar al viejo, yo no quería tener que vivir con él, quería hacer mi vida como me apetecía… y vaya que vida tuve al final de cuentas.

Ese día que hui de mi casa fui al rio, el lugar donde las mujeres solían ir a lavar la ropa y pescadores trabajar, me gustaba mucho como la luna se reflejaba en el agua y las figuras que formaban cuando arrojabas piedras sobre las reflexiones.

No había nadie en el lugar esa noche, o al menos eso era lo que yo pensaba, mientras me encontraba sentado en una gran roca a la orilla del rio, logre observar algo en el interior de esas aguas. Dos luces brillantes de color blanco que estaban en lo profundo del rio, rápidamente el brillo de estas dos luces llamo mi atención, en especial cuando estas dos luces se empezaron acercar a la superficie en mi dirección. Mientras estas se acercaban al mismo tiempo empezaban a cambiar de forma, de lo que eran dos luces blancas redondas pasaron a ser dos rombos, entonces es que extrañamente empecé a sentir que era observado, mientras esos dos rombos dentro del agua empezaron a cambiar de aquella luz blanca a una luz roja dejándome hipnotizado, sentía como si estuviera observando los ojos de alguien. Comencé a sentir temor de lo que estaba observando pero por alguna razón no podía moverme ni dejar de observar aquellas extrañas luces, fue entonces que cuando las dos luces estaban a punto de salir del agua, un gran grito atrás de mi me sorprendió.

–  ¡¿Qué haces aquí pelado?! – dijo aquella grave y fuerte voz que se burlaba de mi mientras me caía al agua después de semejante susto.

– ¡Ah, ¿Qué le pasa viejo toche?! – Gritaba yo furioso mientras flotaba en el rio intentando recuperar el aire.

– ¡Jajaja! – Se burlaba aquella gran figura la cual aun no lograba identificar sobre la roca en la que me encontraba sentado

– ¿Qué te pasa a ti pelado? Estando en el rio a tales horas de la noche – Dijo esto último para continuar riéndose, a lo que yo le conteste aun mas furioso por haberme hecho caer a las heladas aguas del rio.

– ¡Mejor ayúdeme a salir en vez de quedarse ahí a tirar caja! –

– Jaja, de acuerdo, de acuerdo, ven sujeta mi mano – Dijo el hombre mientras acercaba su mano a mí, la cual al verla note como llevaba puestos varios anillos de oro con diferentes piedras preciosas incrustadas, desde rubís a diamantes. Me quede nueva mente hipnotizado con estos anillos ya que brillaban de la misma manera como las luces dentro del rio, fue entonces que me desperté en cuanto sujete la mano de aquel hombre y con una fuerza descomunal me saco del agua con tan solo un jalón.

– Dios – Dije yo sorprendido de con la facilidad con la que me saco del agua aquel señor.

Una vez fuera del agua es cuando pude observar aquel sujeto a la perfección. Era un hombre ya mayor, yo diría que en sus cincuentas o casi llegando a estos, de baja estatura pero de un físico fornido y robusto, tenía una enorme barba y bigote negro que cubrían su rostro, lleva puesto unas gafas de sol modernas que cubrían sus ojos verdes. El iba vestido de una manera muy elegantemente peculiar, con unos pantalones de vestir grises, con unos zapatos color café, una camisa morada de mangas largas las cuales tenía arremangadas hasta arriba de sus codos, una bufanda gris y además de llevaba un sobrero grande de paja, el cual a pesar de que parecía desconforme con el resto de su vestimenta este era muy elegante.

–  Dime niño, ¿Qué haces aquí? – Me dijo el hombre.

–  Tan solo, vine a ver el río – Dije yo mientras me levantaba del piso.

– ¿Enserio? ¿A tales horas de la noche?, vamos pelado, soy viejo pero no un aguevado –

– No tengo por qué decirle nada – Dije yo mientras tomaba mi camiseta gris y la retorcía exprimiéndole el agua.

Jaja, pero que actitud, está bien niño, tan solo te recomiendo que te vayas de aquí – Dijo mientras se acercaba al borde de la roca – Puede haber gente mala a estas horas –

Es entonces que el hombre levanta su mano y con su puño apunta al rio, haciendo que uno de los anillos en sus dedos empezara a brillar, un zafiro color azul como el agua del rio que mientras este se iluminaba del rio algo empezar a surgir. Mi sorpresa fue grande al ver como un bote salía del agua desde lo más profundo del rio, un bote grande de pescador color azul y blanco.

 Ese… ese es el bote de mi padre, se lo robaron esta mañana… pero ¿Cómo hizo eso? – Dije yo anonadado de lo que había presenciado.

 Un pequeño truco jaja, y por el bote, tan solo lo tome prestado jajaja – Se burlo a carcajadas

–  Y ¿Qué?... ¿Lo quiere de vuelta? –

 Eh… no, no, ya no es mi problema – Dije en ese momento mientras recordaba todo el aleteo con mi padre.

 Con que ya no es tu problema ¿Eh?, entonces ahora ¿Cual es? – Dijo este dejándome un poco confundido con la pregunta.

 ¿A qué se refiere? – Pregunte.

 Que aun que no te importe lo que le fue robado a tu padre tu rostro sigue reflejando cierta preocupación – El hombre se quedo en silencio mientras yo observaba como uno de sus anillos en su mano izquierda comenzaba a brillar, una esmeralda que radio con su brillo verde por unos segundos.

– Te has peleado con tu padre y has dejado tu hogar ¿No es así? – Dijo el hombre dejándome sorprendido nuevamente.

 ¿Cómo?... ¿Cómo ha sabido eso? – El hombre sonrió y movió los dedos de sus manos haciendo sus anillos bailar sobre su mano.

Trucos, niño. Pero dime, ¿Es enserio tu padre tan detestable como para dejar tu hogar? – Me pregunto nuevamente a lo que yo conteste serio y seguro sobre mis palabras.

Sí, siempre cree que sabe todo, que la forma en la que vive la vida lo llevara a alguna parte, pero lo único que se pasa haciendo es decirme que hago mal, que nunca llegare a ser nadie en la vida y yo no puedo soportarlo más – Entonces después de unos segundo de silencio el hombre sonrió de nuevo.

 Je, entonces qué bueno que le robe su bote jaja – Dice mientras se dio vuelta al mismo tiempo que el bote de mi padre se empezó a acercar hacia nosotros. El bote se detuvo justo enfrente de la gran roca en la que nos encontrábamos y entonces el hombre subió en él.

Bueno pelado, ya que tan solo estas aquí de desparchado mientras arrojas unas cuantas piedras al rio, te invito a pasear en mi nuevo bote jeje – Rió un poco mas diciendo esto último mientras estiraba su mano hacia mí.

En ese momento no sabía quién era ese hombre, ni cómo es que pudo saber la razón por la que estaba en el rio aquella noche o como es que hizo que el bote de mi padre saliera del fondo del rio, pero tampoco sabía que mas hacer en ese momento, estaba lejos de casa, de mi hermana y de una persona que se hacía llamar mi padre.

Claro, ¿Por qué no? – Dije mientras estrechaba la mano del señor y subía al bote.

Bien, estate pilas pelado, esto se pondrá movido – Entonces su anillo con el zafiro azul volvió a brillar mientras una enorme especie de burbuja rodeaba el bote, cuando entonces este se sumergió. La burbuja parecía como un campo de fuerza, uno donde se podía respirar. Entonces el bote comenzó a navegar a gran velocidad por el interior del rio, podía ver como los peces nadaban alrededor esquivándonos mientras la luna encima de nosotros iluminaba nuestro camino. Nunca antes había vivido algo igual.

¡Wow! ¡Esto es increíble! – Dije yo emocionado.

¡Jaja lo sé! ¡Es lo mas bacano que podrás vivir en toda tu vida! – Dijo el hombre.

¡Chimba! ¡Esa palabra lo describiría! – El hombre se rió ante mi comentario, cuando entonces uno de los peces del río atravesó la burbuja y golpeo mi hombro revotando y saliendo nuevamente de la burbuja.

¡Dios! ¡¿Un pez me golpeo?! – Dije yo del susto que me lleve mientras el hombre se burlaba.

¡Jajajaja, ten cuidado, hay veces que no pueden moverse del camino! – Yo no pude evitar reírme junto a él, aun que el viejo era extraño también era simpático.

Y ¿Cuál es tu nombre pelado? – Me pregunto

Andrés ¿y el suyo? – El hombre se rió otro poco antes de contestar.

Yo, he tenido muchos nombres a través de los años, pero tu gente suele llamarme con el nombre… del Mohan – Sorprendido me quede al escuchar esto aquella noche.

Así… así fue como me hice amigo de una leyenda urbana.

El tiempo paso, y el Mohan se convirtió en mi llave, mi mejor amigo, mi familia. El mejor familiar que he tenido, ¿Me arrepiento de abandonar  mi hogar?... hasta ese momento no.

Poco a poco me empecé a amañar con el estilo de vida del Mohan, el vivía en una enorme cueva subterránea debajo del mar, un lugar que nadie podría encontrar, nuestra guarida. A pesar del lugar donde se encontraba la cueva era muy cálida, no se sentía humedad, pero eso no fue lo que me sorprendió la primera vez que entre en ella.

La cueva más bien parecía como un departamento enorme, de eso que tienen los ricos en las películas, pisos cubiertos con alfombras finísimas de color rojo y morado, en el centro del lugar se encontraba un pozo de agua desde el entrabas y salías de la cueva, alrededor de este había brandales de oro, había un pequeño bar de bebidas exuberantes cercas de este, a lado una cocina con un comedor de madera elegante, frente a este en una de las paredes de la cueva había una ventana, así es una ventana que dejaba observar el mar sobre nosotros, los peces de diferentes especie cruzaban por aquí, siempre me gustaba sentarme en una de la sillas del comedor y observarlos pasar. Del lado contrario en la cueva había un cuarto de juegos, inclusive tenía una mesa de billar en la cual el Mohan siempre me ganaba jugando. Al final de la cueva había un par de enormes camas, anteriormente una, era un lugar tranquilo donde dormir, mucho más tranquilo y cómodo que la loba casa de mi padre.

En fin el lugar era muy bacano, parecía haber sido hecho con magia… y lo era… en parte.

Había escuchado muchas historias diferente del Mohan y no me esperaba nada similar a esto, al parecer todas las historias son ciertas hasta cierto punto.

El Mohan mantenía el lugar con magia, al parecer él era una especie de… hechicero, o al menos de esa forma me lo conto.  Pero su magia tenía que ser potenciada por algo… almas y belleza…

Por alguna razón una gran alma o una increíble belleza podían hacer que el poder del Mohan creciera y se mantuviera fluyente… ¿De dónde sacaba ese poder?... esa es la parte que me hizo temblar cuando la escuche.

El Mohan aprisionaba la belleza de las mujeres que se robaba… si… esa parte de la historia era real también. El Mohan salía a la superficie y con sus poderes encantaba a las mujeres más hermosas que encontraba, para después traerlas a su cueva, ellas quedaban impresionadas con su hogar queriendo jamás irse. El se divertía con aquellas mujeres lo mas que podía antes de que sucediera lo inevitable, una vez que ya no eran de su agrado las convertía en pequeñas piezas de oro para después guardarlas dentro de un cofre frente a su cama como si fueran trofeos, la verdad es que en cuanto la nueva pieza de oro entraba en el cobre este absorbía el alma y la belleza de la pobre dama haciendo al Mohan cada vez más fuerte.

¿Cómo es que lo hacía?... Como ya lo había dicho el era un hechicero. 

El tenia diferentes clases de poderes, los cuales controlaba con los exuberantes anillos de oro en sus manos, ocho en total.

En su mano izquierda tenía un anillo decorado con un ámbar café claro, con este tenía el poder de transformar la tierra, bosques, sierras, todo lo que la tierra y la naturaleza tocaban. Aun lado de este se encontraba el anillo con el que hipnotizaba a las mujeres, justo en el dedo anular tenia aquel anillo dorado mostrando un diamante violeta, he perdido la cuenta de a cuantas mujeres ha hecho caer con el poder de ese anillo, como sea… yo no me puedo quejar realmente, yo también disfrutaba de vez en cuando del poder de aquel anillo… debí saber que es anillo me haría dudar de las decisiones que tome en mi vida… bueno no me quiero adelantar a la historia.

En esa misma mano también tenía un anillo con un cuarzo transparente sobre de él, este podía cambiar el clima, de calor a frio, era con el que mantenía el interior de la cueva a una temperatura cómoda. El último anillo que llevaba en esta mano se vestía con una espinela que cambia de color entre negro y blanco. Cuando el blanco rodeaba aquella piedra el sol salía para darle la bienvenida al día, cuando esta se oscurecía la luna aparecía dándole paso a la noche.

Mientras tanto en su mano derecha, tenía un aniño con una esmeralda verde, con este podía observar el pasado, el pasado de cualquier persona, como lo hizo con migo la primera vez que nos encontramos. En seguida tenía el aniño con el gran zafiro azul, con el controlaba las aguas, mover mares, crear tormentas y más. Para el este era su favorito. También tenía en su dedo meñique el anillo con una piedra turquesa pequeña color verde azulado, con este es con el que transformaba a las mujeres en oro.

A pesar de que era uno de los que más utilizaba, el que podría encerrarte para siempre, quitarte tu vida a cambio de una prisión de oro… había otro que me asustaba más… su último anillo… una calavera dorada con dos rubís rojos y brillantes como un par de ojos.

Este lo transformaba a él, lo transformaba en la monstruosa criatura de las leyendas, aquella que tomaba a las personas y las ahogaba en el rio, la que robaba personas y las comía… su lado más oscuro.

A mí no me molestaba, a pesar de su poder, lo peligroso que era y de lo que le hacía a aquellas pobres mujeres que sus ojos observaban, a mí solo me importaba el buen tiempo que podía pasar con mi llave, mi nuevo hermano. ‘’Que chepa tuve, el Mohan me dio un gran papayaso… una oportunidad de empezar de nuevo’’… recuerdo cuando pensaba de esa manera… y me arrepiento.

Todo termino un viernes, yo me encontraba metiendo en el cofre del oro a nuestra última víctima… porque eso es lo que eran y lo que yo era… un cómplice.

¡Vámonos a buscar a unas chibitas! ¡Jajaja! – Reía el mientras se preparaba para salir

¡Claro tú dices a donde! – Le conteste contento

¡Bueno vamos al ‘’El Toke’’! – Decía el refiriéndose a un conocido bar/restaurante de la ciudad – Es que ya me dio la melona y ahí siempre ahí buena comida –

¡Pues vamos a comer! – Conteste

Ambos nos acercamos al gran pozo de agua en medio de la cueva en el cual se encontraba nuestro barco, un bote color verde que le robamos a un pobre pescador, cada par de años había que conseguir otro nuevo ya que estos comienzan a deshacerse por utilizarlos junto a los poderes de los anillos. Al parecer no resisten la gran velocidad con la que el Mohan viajaba dentro del océano.

Una vez dentro viajamos hasta el río, bajamos del bote el Mohan hizo que este regresara por su cuenta hasta la cueva, una vez en tierra caminamos hasta el bar. El lugar era una especie de restaurante con club nocturno, incluso tenía un pequeño escenario donde músicos y bandas locales podían presentarse a tocar… ‘’El Toke’’

Por fuera unas luces de neón azul  iluminaban la entrada, dos grandes puertas color negro por la que diferentes personas entraban al establecimiento, gente vistiendo casualmente, moderna y elegantemente, toda clase de personas venían aquí para pasar un buen rato.

– Andrés, parcero, amigo mío… ¿Qué tal si rumbiamos hasta que la noche caiga? – Dijo el riendo mientras yo le contestaba con una sonrisa.

– Claro, pero primero hay que comer, tienes dinero –

– Por supuesto ya deberías conocerme, yo no salgo de casa sin un buen par de Lukas –

Ambos entramos, el lugar era oscuro, ligueramente iluminado por unas luces sobre el techo, el lugar tenía varias mesas alrededor de lo que era un pequeño escenario donde una banda ya se encontraba tocando. Al parecer había mucha gente ese día y eso que aun no oscurecía.

– Mira cuanta gente, je, je, yo iré a buscarnos una mesa y ordenar algo, ¿porque tú no vas a pedir unas bebidas especiales para nosotros? je, je – Termino con una liguera risa.

– Claro – Conteste yo para después dividirnos, yo me acerque a una barra de bebidas que se encontraba cercas de la pista de baile al lado del escenario. Al acercarme a aquella barra que era iluminada con luces azules quede sorprendido, en un banco se encontraba sentada una bella mujer de piel morena vistiendo un vestido gris, pero lo que me sorprendió fue cuando logre observar su rostro.

– ¡Claudia! – Dije yo sin aun creerlo, le mujer con de cabello largo castaño y ojos marrones volteo a verme e inmediatamente asombrada dijo mi nombre.

– ¡An… Andrés! – Es entonces que ella se levanta y rápidamente se me acerca a abrazarme, a lo que yo respondo igual.

– Claudia… hermana, estas aquí –

– Andrés… no puedo creer que seas tú… creí que no iba a volver a verte – Decía ella mientras lagrimas salían de sus ojos.

– Yo también – Sonreí al terminar de abrazarnos y verla de nuevo al rostro.

– ¿Dónde has estado? – Me pregunto ella mientras se secaba las lágrimas del rostro. Yo tarde unos segundos en responder.

– Lejos… lejos –

– Ya han pasado nueve años –

– ¿Si?... vaya – A pesar de que me encontraba contento de verla me sentía incomodo, ya que no quería mencionar lo que he estado haciendo durante los últimos nueve años… utilizar a mujeres, secuestrarlas y… encerarlas para siempre… no es algo de lo que este orgulloso.

– Pero dime ¿Cómo te ha ido a ti? – Pregunte intentando evitar que ella me preguntara lo mismo en ese momento.

– Bueno, acabo de llegar a la ciudad –

– ¿Llegar?... ¿En dónde has estado entonces? –

– México, conseguí una beca universitaria – Dijo sonriente, mientras yo me alegraba de escucharla.

– Eso… eso es estupendo, ¡me alegro por ti! – Fue entonces que todo comenzó a salirse de control.

– ¡Hey pelado, ¿Dónde están las bebidas?! – Dijo una gran voz detrás de mí.

– ¿Eh?... Mo… Juan… ¿Qué? ¿Qué sucede? – Dije mientras los nervios me empezaban a comer.

– Pues que llevo esperando a que trajeras esas bebidas, pero al parecer te… distrajiste – Dijo esto último con una sonrisa mientras inspeccionaba a Claudia de pies a cabeza.

– Pero que agarrado, tu aquí con esta chibita mientras yo buscaba donde sentarnos – Me dijo susurrando al odio – Y bien ¿No me vas a presentar a tu amiga? –

– Eh… si… si… ella Claudia. Claudia él es mi amigo el señor Juan –

– Es un placer conocer a una bella dama como usted – Dijo el Mohan mientras tomaba la mano de Claudia y la besaba haciendo que ella se sonrojara un poco.

– Bueno, el placer es todo mío. Me alegra saber que mi hermano pudo hacer a un amigo durante estos años – En cuanto Claudia dijo esto el Mohan voltio a verme.

– Hermano ¿Eh? –

– Em… si, Claudia es… mi hermana – Muchas otras veces yo y el Mohan hemos hablado y engañado a mujeres con nuestras palabras, pero esta vez no era igual, era mi hermana.

– Bueno es un gusto conocerte, que tal si todos vamos a una mesa y nos ponemos al día, estoy seguro de que tienen mucho de qué hablar –

– Claro – Dijo Claudia sonriente, yo no pude hacer más que aceptar por igual así que los tres nos dirigimos a una mesa redonda que se encontraba justo enfrente de la pista de baile, dando una vista excelente del escenario.

– Bueno que tal si pedimos algo de comer, yo tengo un filo que si me agacho me corto jaja – El Mohan no podía  evitar hacer sus bromas en todo momento. Tal, que una mesera se nos acerco y todos pedimos algo que comer.

– Y a que se dedica señor Juan, dijo… es que por como viste se ve que es una persona de buena vida – El se rió por lo que ella le dijo.

– Jaja, claro… de hecho soy el dueño de una gran empresa del país, y tu hermano aquí me ha ayudado mucho para hacer que crezca, jaja –

– ¿Enserio? – Dijo ella con sorpresa

– Bueno… si, pero no es la gran cosa… –  Fue en ese momento que vi como debajo de la mesa un pequeño destello violeta, el Mohan intentaba hipnotizar a Claudia. En ese momento tuve que pensar en algo rápido, no podía dejar que mi hermana cayera ante los encantos del Mohan.

– Eh… Juan, como que las personas no están pilas, ¿no crees?... creo que necesitan que alguien mueva el ambiente, ¿Qué tal si subes al escenario y tocas algo? –

– ¿Sabe tocar? – Pregunto Claudia con una sonrisa en su rostro, el Mohan me voltio a ver por unos momento con un rostro serio, creo que había adivinado que intentaba hacer, pero entonces simplemente rió.

– Ja, claro que sí, creo que eso es justamente lo que este lugar necesita – Dijo mientras se ponía de pie – Creo que una buena canción será suficiente, así podemos hacer tiempo mientras llega la comida –

– Claro – Conteste, mientras el Mohan comenzó a caminar hacia el escenario.

– Vaya, es empresario y sabe tocar, suena a que es un gran sujeto –

– Em… si, si… lo es – Dije yo tras mi hermana, mientras el Mohan ya había subido al escenario y había tomado prestada una de las guitarras de la banda que se encontraba en él, entonces se acerco al resto de los miembros de la banda y en secreto les comento algo, tan solo pude ver como el resto asintió con la cabeza y después todos tomaron sus posiciones. El Mohan se sentó en un banco frente a un micrófono.

– Buenas tardes damas y caballeros, hoy les vengo a tocar una canción que es de mis favoritas, para que así después se animen un poco y se acerque a la pista, ¿Qué les parece? – El Mohan toco unas cuantas notas para probar el sonido.

– Esto es ‘’La Flaca’’ de Santana y Juanes… espero que les guste – Termino con una sonrisa y comenzó a tocar la canción.

 Las personas dentro del lugar comenzaron a observar como el Mohan tocaba la guitarra de forma majestuosa, al igual que el mismísimo Santana, mientras con su varonil pero grandiosa voz cantaba las liricas de Juanes, haciendo que los hombres sintieran escalofríos con los diferentes sonidos de aquella guitarra y que las mujeres poco a poco cayeran encantadas con su voz.

El Mohan tenía un don para lograr hacer que todo el mundo se levantara de sus asientos y entrara a la pista acercándose al escenario. Fue entonces que vi como el anillo dorado con aquel diamante violeta comenzaba a brillar poco a poco, su brillo no lo notaban ya que las luces de colores de la pista de baile iluminaban el escenario también, pero yo sabía que hacía, el Mohan intentaba hacer que las mujeres del lugar cayeran realmente encantadas con él.

El termino de cantar y ya casi todos se encontraban en la pista, es entonces que la música para bailar comenzó a tocar.

– ¡Eso fue increíble! ¡Pero que Toke dio! – Dijo Claudia mientras veía como el Mohan se acercaba a nuestra mesa.

– Ja, ja, es lo que hago, ahora que dices si salimos a brillar baldosa – Dijo sonriente mientras le extendía la mano a Claudia.

– Claro que si, sería un honor bailar con tan buen músico – Dijo ella sonriente y entonces ambos salieron a bailar.

– Tan solo espero que pueda seguirme el paso –

– Ja, ja, ja, pero que mujer tan berraca, ya verá en que se metió al desafiarme, ja, ja –

Sabía que eso no era bueno, podría ser el último paso para que callera totalmente a sus pies. Llevaba tantos años trabajando con él para levantarnos a todas las mujeres bellas que encontrábamos, con el tiempo dejo de importarme lo que les hacíamos al final a aquellas mujeres.

No podía dejar que eso le pasara también a Claudia, no a mi hermana. Así que rápidamente me levante y entre a la pista, mi corazón latía mas rápido con cada paso que daba entre todas las personas bailando, no los encontraba, empezaba a pensar que sabían ido, pero por fortuna no fue así. Ambos se encontraban en medio de la pista.

– Ja, ja, sí que sabe tirar paso –

– Lo mismo digo – Alcance a escuchar como decía Claudia con una sonrisa, en cuanto la tuve cercas la tome de la mano.

– Disculpa pero no te molesta que saque a bailar a la dama ¿verdad? – Le dije yo al Mohan el cual al principio me miro con seriedad nuevamente pero al final sonrió y termino aceptando, creo que en ese momento no quería ser muy rudo frente a Claudia.

– ¡Claro! ¡¿Por qué no?! ¡Bailen un poco! –

– Gracias – Entonces comencé a bailar con Claudia y en cuanto vi como el Mohan se distrajo con otra mujer muy grilla aproveche y tome nuevamente a Claudia del brazo y le saque de la pista.

– ¡Hey, Andrés! ¡¿Qué haces?! – Dijo ella en tono molesto por la forma en que la jalaba sacándola del lugar.

– Tenemos que salir de aquí Claudia, por favor solo sígueme – Dije yo con un tono preocupado pero amable para que Claudia no se molestara conmigo.

Ambos salimos y nos dirigimos a través de las calles rápidamente, Claudia me hacía preguntas e intentaba liberarse al mover su brazo bruscamente, pero yo no la dejaba ir, sabía que el Mohan no tardaría en darse cuenta de que nos habíamos ido, no podía permitir que el Mohan intentara convertir a Claudia en uno de sus trofeos de oro.  

Tan solo caminamos unas cuantas calles hasta a un parque cercano donde Claudia se libero de mí y con toda la furia del mundo me grito.

– ¡¿A dónde  me llevas?! ¡¿Qué te pasa Andrés?!... ¡Dejamos al señor Juan solo!... ¡Ahora mismo debe estar preguntándose ¿dónde estamos?! –

– Si, ese es el problema –

– ¿Qué? – Pregunto ella confundida.

– No puedes confiar en él –

– ¿De qué hablas? – Me volvió a preguntar. Yo no sabía de qué forma decirle lo que el Mohan planeaba, sabía si me crearía, si entendería, si se molestaría… después de todo, el Mohan era una leyenda urbana. Pero no tuve tiempo, el ya estaba ahí.

De repente la tierra comenzó a temblar, Claudia y yo nos sujetamos del uno al otro mientras esto sucedía, entonces unas raíces comenzaron a emerger del suelo, poco a poco crecían convirtiéndose en arboles enormes que bloqueaban la entrada del parque.

– ¡¿Qué?!... ¡¿Qué está sucediendo?! – Decía Claudia atemorizada.

– Es él… es él… ¡ven corre! – Dije con nervios.

 Ambos comenzamos a corre mientras observábamos como el parque local se convertía en un inmenso bosque sin salida, el había utilizado el aniño con el ámbar café para cambiar el terreno. Sabía que ambos estábamos corriendo ahora por nuestra vida.

Nuestro miedo creció al ver como en cuestión de segundos el sol desapareció y la luna se poso sobre nosotros, la noche había caído.

– ¿Qué?... ¿Ya es de noche? ¿Cuánto llevamos corriendo? – Dijo mi hermana aterrorizada.

– No más de un minuto – Fue tras esto que una ráfaga de viento nos golpeo.

– Dios, pero que frio – Comento mientras se cruzaba de brazos intentando conservar el calor.

– …El anillo del cuarzo… – Entonces mientras observaba alrededor logre notar como entre los arboles un resplandor azul ilumino por unos instantes la oscuridad. Gotas de lluvia comenzaban a caer.

– No, no… – Dije casi susurrando.

– ¿Qué es lo que sucede Andrés? – Dijo Claudia casi congelada del miedo.

– Sígueme – Digo para volver a tomarla del brazo y comenzar a correr.

La lluvia rápidamente se convirtió en tormenta, la tierra en lodo y nuestras esperanzas de salir de ahí en solo eso… esperanzas.

– Vaya, vaya, la verdad no me esperaba esto – Escucho a lo lejos… su voz

– Huir, irse a la lata ja, ja… debí adivinarlo con tanto visaje que mediste toda la tarde –

- No, no… está muy cercas – Me dije a mi mismo, mientras su voz se escuchaba cada vez más cercana y a demás en todas partes, como si se escuchara por todo el bosque que creo.

– Tan buen papayaso que te di al aceptarte, al enseñarte mi vida y ahora te vas por una simple chibita – Esto me hizo enojar por lo que alce la voz furioso.

– ¡Cállate! ¡No le hables así a mi familia! –

– Familia ¿eh?... una vez te conté una frase que escuche hace mucho ‘’Tal vez en el dinero encuentres un poco de felicidad, en las amistades encuentres alegrías, en las medicinas la cura para tu enfermedad, pero el amor solo lo encontraras en tu familia’’… y tu y yo Andrés… juntos… tenemos todo eso –

¡No voy a dejar que tomes a mi hermana! –

– ¿Por qué no?, después de todo tu la abandonaste –

– ¡No! ¡Yo abandone a mi padre! –

– Entonces ¿Por qué la dejaste atrás a ella? Je, je – Escuchaba su risa pero no sabía de donde provenía, sentía como Claudia temblaba mientras yo observaba alrededor buscando una forma de salir. Mientras ella me miraba a los ojos, podía notar en ellos el miedo que sentía.

– ¿Andrés? – Me dijo ella, mientras yo la observaba con el mismo miedo en mi interior.

– Bueno supongo que la alegría y la tristeza si están sujetas de la mano ‘’Solo lo que nos produce pena nos devuelve alegría y solo los que nos produjo goce nos devuelve tristeza’’…era inevitable…

– ¡Se de lo que eres capaz Mohan! ¡Así que aléjate! –

– Lo sé… y ahora por ello… no puedo dejarte ir, no puedo dejar que reveles el secreto. Tengo que asegurarme de que ambos… coman callados – Dijo esto último con una voz seria y más grave de lo normal.

– No –

– Andrés… acaso… ¿acaso dijiste Mohan? – Me pregunto Claudia mientras ambos volteamos a nuestras espaldas para ver como de entre la oscuridad de ese bosque que había creado dos luces rojas brillantes se acercaban.

– No, no – Fue entonces que algo apareció delante de nosotros, una criatura enorme de al menos dos metros de altura, cubierto en un pelaje oscuro, con piernas y brazos alargados y dedos largos y afilados con varios anillos de oro en ellos… el monstro del que todos temen, la criatura de los rio… la leyenda… el Mohan.

– ¡Andrés! – Grito Claudia mientras abrazaba mi brazo con todas sus fuerzas.

Ambos nos encontrábamos aterrados de la criatura enfrente nuestro, el frio de la tormenta y la oscuridad del bosque lo hacían ver aun más imponente. Sus ojos rojos nos observaban mientras retrocedíamos lentamente y sus garras se colocaban en la tierra enterrándolas como bajo ella como raíces.

– Ya no escape – Dijo con su voz monstruosa – Tu hermana fue bendecida con una belleza sin igual y un alma enorme… y yo Andrés… yo estoy hambriento –

El Mohan saco de la tierra sus enormes garras y las levanto en el aire preparándose para atacar, sabía que era el final.

– Fue bueno mientras duro amigo –

– ¡Espera! – Dije alzando la voz – ¡Tómame a mí!

– ¿Andrés? – Dijo mi hermana confundida pero aun aterrorizada.

-–  ¡Lo que tú buscas son almas para alimentar tus poderes! ¡Y una vez me dijiste que yo tenía el alma más grande que habías visto! – El Mohan comenzó a bajar sus brazos lentamente al escucharme en ese momento.

– ¡Toma mi alma!... pero deja ir a mi hermana –

– ¡¿Andrés?! – Dijo Claudia asustada, cuando entonces el Mohan comenzó a reír a carcajadas.

– ¡JA, JA, JA! ¡¿Enserio darías tú alma para salvar la de tu hermana?! –

– Si – Dije con seguridad, esa fue la primera vez que volteé a ver al Mohan a los ojos para decirle algo de tal manera… seguro.

– Je, bien… tomare tu alma y dejare a tu hermana ir –

– Promételo – Dije

– Andrés, tu ya me conoces… lo prometo – Dijo al mismo tiempo que extendió su enorme mano hacia mí.

– Andrés ¿Qué haces? – Me pregunto Claudia totalmente extrañada, yo solo me esforcé lo más que puede en darle una sonrisa y abrazarla mientras una lágrima caía de mis ojos.

– Vete Claudia… no te preocupes por mi… ve y vive tu vida como lo has hecho hasta ahora –

– ¿Andrés?... no…

– Cuídate hermana – Esas fueron mis últimas palabras hacia ella, entonces la deje de abrazar y voltee a ver al Mohan para estrechar su mano.

La turquesa color verde azulado comenzó a brillar mientras tomaba su mano, entonces mi piel comenzó a cambiar de color mientras se endurecía, el oro comenzó a cubrir mi mano, después mi brazo y continuo con el resto de mi cuerpo.

– ¡ANDRÉS! – Escuche a mi hermana gritar mientras mi cuerpo se ponía rígido como una roca.

Así fue como acabo, el Mohan me convirtió en otro de sus trofeos personales. ¿Qué sucedió con Claudia? por lo que se el Mohan cumplió su promesa, no persiguió a mi hermana… ¿Cómo lo sé? Porque dentro del cofre puedo sentir el alma del resto de los trofeos de oro, todas aquellas mujeres que él y yo engañamos y atrajimos a su cueva… ahora debo vivir por el resto de mi vida sintiendo la presencia de todas nuestras victimas mientras poco a poco con el paso de los años mi alma se desvanece, sin nada que ver, sin nadie a quien hablar, tan solo yo perdido en mis pensamientos…

Ni siquiera se ¿cuánto tiempo ha pasado desde entonces?, ¿años?, ¿décadas?… ¿Siglos?

Pero me lo merezco… por todo lo que cause junto a él, todas ellas.

Además, vale la pena… valió la pena… por salvar a Claudia… mi familia.

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