Nunca estuve fingiendo | Alba...

By bennetdeluca

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Alba necesita una pareja para la boda de su hermana. Así que decide preguntarle a su mejor amiga Natalia que... More

Nota de autor
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Epílogo
Epílogo parte 3
Epílogo parte 4
Epílogo parte 5
Epílogo parte 6

Epílogo parte 2

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By bennetdeluca

Natalia pasó el brazo por los hombros de Alba para pudiera acurrucarse mejor contra ella. Escuchó escapar un murmullo de satisfacción de Alba. Apoyó su mentón en la cabeza de Alba y suspiró.

Había pasado mucho tiempo desde que podían estar así: tumbadas en el sofá, viendo cualquier tontería en la televisión, simplemente disfrutándose la una de la otra. 

— Echaba de menos esto.— Le dijo Alba al cabo de un rato.

— Yo también. — Besó su cabeza.

Durante los últimos meses habían estado cada una de gira por su cuenta y los ratos en los que habían podido verse podían contarse con los dedos de una mano. Natalia no iba a negar que estar separadas había sido más duro de lo que pensaba, pero ni una vez se había planteado dejar de luchar por su relación. 

'La semana que viene vuelve Operación Triunfo con una nueva edición...' Escuchó de fondo en el televisor.

— ¿Ya ha pasado un año? Y pensar que te apuntaste porque no querías confesarme tus sentimientos  — Le dijo riéndose mientras Alba escondía la cabeza en su pecho.

— ¿Me lo vas a estar recordando toda la vida?

— Sabes que sí. Además, será lo primero que le cuente a nuestros hijos.— Alba levantó la cabeza.

— ¿Nuestros hijos? Vaya, va usted muy rápida señorita Lacunza. 

— Solo establezco un hecho, señorita Reche.— Le dijo con una sonrisa pícara a la que sabía que Alba no podía resistirse.    

Como respuesta, Alba se irguió para besarla. Sin romper el beso en ningún momento, Natalia se acomodó para recostarse en el sofá con Alba encima de ella. 

— No empieces algo que no vas a terminar. — Le advirtió Natalia cuando sintió la mano de Alba por debajo de su camisa.

— ¿Quién ha dicho que no vaya a terminarlo?

— Dijiste que estabas cansada.— Natalia no quería agotarla, tenían todo el tiempo del mundo.

— Para esto nunca estoy cansada.— Volvió a besarla con más convicción.

  'Y aquí tenemos a la ganadora de la edición del año pasado, Alba Reche con su compañero Joan Garrido saliendo de las oficinas de Universal juntos. Recordemos que ya había rumores de que estaban juntos en la academia cuando...'  

— No me puedo creer que sigan con eso. —   Oyó murmurar a Alba, pero Natalia tenía otra cosa en la cabeza.

— No me habías contado que viste a Joan.

— Ni me acordaba ya, lo vi como diez minutos.— Natalia no podía evitar sentirse algo molesta con el tema.— Nat, ¿no estarás celosa?

— ¿Yo? ¡Por supuesto que no!

— Sé que quedamos en no hablar de nuestra vida privada con la prensa, pero si quieres que digamos que estamos juntas para acabar con estos rumores, no me importaría hacerlo.

Natalia se ablandó al oírla. Sabía lo celosa de su intimidad que era Alba y que hacer aquello por ella debía ser un esfuerzo mayor del que estaba dejando relucir.

— Sabes que nunca te pediría eso. Es solo que me molesta lo homófobos que pueden llegar a ser, que cuando nos ven juntas a nosotras sea porque somos amigas y luego tu sales un minuto con Joan y solo les falta daros un anillo. 

— Lo sé, pero miremos el lado positivo: no tenemos a la prensa detrás todo el día. 

— Tienes razón. Perdona por lo de antes.

— Estás perdonada, ya sabes que me encanta cuando te pones celosa.

— Que no estaba celo...— Alba la interrumpió con un beso.

— ¿Vas a seguir hablando o podemos terminar lo que hemos empezado?— Alba besó su cuello, mientras con sus manos exploraba lo que había debajo de su camiseta— Dios, ¿te he dicho lo mucho que me gustan tus abdominales?— Le levantó la camisa lo suficiente para poder besarle en el estómago. Natalia dejó escapar un gemido. Alba iba a matarla como siguiera así. 

— Alba, por favor... 

— Dime qué necesitas.

— A tí, dentro de mí, ya.— Alba la miró un segundo intentando decidir si hacerla sufrir o no, pero al final cedió.

Y Natalia se lo agradeció.

Dos veces.

  ———————————————————————————— 

Habían pasado tres semanas de aquella noche y desde entonces Natalia estaba rara. Alba lo había notado en pequeñas cosas, como por ejemplo le preguntó qué tal estaba su amigo Álvaro y Natalia no supo qué contestar (se suponía que habían quedado para tomar algo juntos el día anterior). El fin de semana anterior se había ido de viaje a Pamplona y cuando le preguntó por el tiempo le había dicho que hacía buen día (el del canal del Tiempo dijo que estaba lloviendo a mares). 

Y lo que había empezado como una tontería, se había convertido en una verdadera preocupación para Alba, tanto así que quedó con sus amigas para poder comentarles todo el asunto y ver qué era lo que pensaban ellas.

— La verdad es que raro raro es.— Le dijo María entretanto que daba un sorbo a su cerveza.— Pero es Natalia, estará en esa época que le da por componer y se le pira la cabeza.

— La conozco casi desde que éramos pequeñas, no se pone así cuando compone.

— Albi, no te rayes, sea lo que sea acabará diciéndotelo. Y estoy segura de que será una bobada.— Le dijo África dándole ánimos.— ¿No es tu aniversario dentro de poco? Recuerda el año pasado cuando te regaló el viaje a la Toscana, estuvo una semana super nerviosa hasta que te lo dijo.

— Quedan muchos meses todavía para nuestro aniversario.

— Pues tu cumpleaños.— Volvió a replicar África-

— Quedan 3 meses.

— ¿Tu santo?— Preguntó esta vez María y Alba no pudo nada más que rodar los ojos.

— Nadie celebra los santos.

— Bueno en algunas culturas, los santos son más importantes que los cumpleaños, a lo mejor Natalia se ha vuelto super católica o algo así. — Reflexionó María y África se echó a reír.

— ¿Creéis que me está poniendo los cuernos? 

— ¿Qué? ¡No! — Le dijeron prácticamente a la vez.

— Estamos hablando de Natalia, ella jamás te haría eso. No he visto a nadie más enamorado que ella de ti. Si parece un perrito faldero, la pobre, todo el día detrás y poniéndote ojitos.— Le dijo María mientras imitaba la forma de mirar de Natalia.

— ¿Por qué no hablas de esto con ella?

— Pues porque esta semana está fuera otra vez y vuelve justo cuando yo me voy a Elche a visitar a la familia.  

— ¿Y no va contigo?

— Tiene varios compromisos.— África y María se miraron entre ellas.— ¿Qué pasa? ¿a qué vienen esas miradas?

— Nada, nada, es solo que es raro.

— Pues eso es lo que os estaba dici...

— Perdona, ¿eres Alba Reche?— Le preguntaron dos chicas adolescentes que se habían acercado a su mesa.

— Si, soy yo, hola. 

— ¿Te importa que nos hagamos una foto contigo? Somos super fans.

— Claro, sin problema. Espera que me levanto y os doy un abrazo también.— Una de las chicas hizo un saltito de emoción, Alba se rió por dentro. Las comprendía perfectamente, ella hizo exactamente lo mismo cuando conoció a Dua Lipa el mes anterior.

— Jo, muchas gracias Alba, qué maja eres.

— No hay de qué, de verdad.— África se ofreció para echarles la foto.

— ¿Me puedes firmar la carcasa del móvil también?— Le preguntó una de las chicas tras la foto.

—  Claro.— Cogió el móvil de la chica y le dio la vuelta, fue entonces cuando se fijó que era un dibujo de Alba y Natalia con una frase estampada en medio.— 'Albeilan is real.'— Leyó en voz alta sin querer.

— Sí, te shippeamos un montón con Eilan Bay, haríais una pareja increíble.— Oyó como María intentaba no atragantarse con la cerveza por la risa.— Espero que no te moleste.

— Para nada.— Le firmó debajo de su dibujo y le devolvió el móvil.

— Ya no te molestamos más, gracias por todo, Alba.— Se despidieron.

— Un placer, hasta otra chicas. 

África y María esperaron hasta que se perdieron de vista para echarse a reír.

— Madre mía, como alguna vez salga una foto vuestra besándoos o algo parecido rompéis Internet fijo.— Dijo África intentando recuperar el aliento por las risas.

— A este paso no sé...—Les dijo recordando la conversación anterior.

— Vamos Alba, no te pongas triste de nuevo, cuando vuelvas de Elche lo hablas con Natalia y ya está. Lo que tenga que ser será.

Alba le dio la razón a María e intentó pasar el resto de la tarde con ellas sin pensar en Natalia. Cosa que no consiguió porque el tema seguía dándole vueltas en su cabeza y seguiría durante toda la semana hasta que llegó a Elche, donde su madre y su abuela enseguida la empezaron a bombardear a preguntas sobre la gira y los famosos que había conocido y Alba pudo olvidar por un momento el nudo que tenía en el estómago.

— ¿Cómo que tenéis cena con los vecinos?

— Sí, tenemos una cena todos los meses, cada vez en casa de uno, empezamos a hacerlo cuando entraste a OT y ahora ya es tradición. 

— ¿Y la abuela también va?

— Pues claro, si fue idea suya.

— Bueno, pues voy con vosotros, no me importa. 

— No, no, no puedes.— Le dijo mientras guardaba las sartenes en uno de los armarios.— Es que ya estamos completos, cariño. Entiéndelo. Si fuera aquí en casa, pues no habría problema. Pero ya conoces a la Juani, que es un poco de la Hermandad del Puño Cerrado, si le decimos que vienes tú el mes que viene me trae a todos sus nietos para compensar.

— Osea que vengo a veros y me dejáis cenando sola. 

— Hija no te lo tomes así, además te he dejado la cena hecha, te la calientas y listo.— Dejó el trapo en la cocina y le dio un beso en la mejilla.— No me ponga esa carita, nos vemos después de la cena y me cuentas qué tal las cosas con Natalia. Voy a meterle prisa a tu padre que por su culpa siempre llegamos tarde y tenemos que recoger a la abuela.

Y dicho esto la dejó allí, con sus pensamientos de vuelta a Natalia. Suspiró. Eran las nueve menos cuarto, decidió prepararse una película y cenar viéndola. 

Diez minutos después escuchó a sus padres bajar las escaleras.

— Alba, cariño, nos vamos a recoger a tu abuela y a cenar, hasta luego.— Gritaron desde la puerta. Alba les devolvió la despedida y se acercó hasta el microondas para meter su cena.

 Menudo sábado más glamouroso.

Cuando ya se hubo acomodado en el sofá y lo tenía todo listo para empezar la película, sonó su teléfono. 

Era Natalia.

— Hola Nat.— Intentó ponerle más alegría a su saludo, pero simplemente no podía.

— Hola mi amor, ¿cómo va el finde por Elche?

— Pues me han dejado sola esta noche, así que ahora mismo aburrida.

— ¿Sola? 

— Sí, tenían una cena con los vecinos o algo así, que mira y que no hay fines de semanas para hacer la cena que justo toca este.

— Oye te escucho fatal. 

— ¿Sí? Porque yo te escucho perfectamente.

— ¿Cómo dices? ¿Alba estás ahí? ¿Hola?

En serio, esto tenía que ser una broma.

— ¿Natalia? 

— Albi, no te oigo casi, prueba a salir al jardín.

Ahora tenía que salir al jardín. Genial. Quitó el plato de sus rodillas y lo dejó en la mesa. Cogió una manta y se la echó por los hombros antes de salir, no es que hiciera mucho frío, pero ahora que vivía de su voz, no podía coger ni un simple resfriado. 

Abrió la puerta del jardín y una ligera brisa rozó sus mejillas. Cerró los ojos un momento y cuando los abrió la vio. Allí estaba sentada, en su banco, frente a su árbol.

— ¿Nat?— Se acercó a paso ligero hacia ella sin poder creer lo que veían sus ojos. Entre todo lo que había acumulado y que hacía una semana que no la veía prácticamente se tiró a sus brazos, aferrándose fuertemente a ella.

— Vaya, veo que me has echado de menos. 

— No lo sabes bien.— Se separó lo suficiente para mirarla a los ojos.— ¿Qué haces aquí?

— Tenía que decirte algo muy importante.

— Oh...  — Los peores temores de Alba comenzaron a inundarla.

Natalia se separó de ella y le acarició las mejillas con suavidad. 

— ¿Sabes qué día es hoy?

— ¿Tu santo?— Le preguntó recordando lo que le había dicho María.

— ¿Qué? No, no es mi santo.— Le respondió negando con la cabeza divertida.— Hoy hace exactamente 20 años que nos conocimos en la guardería. Me acuerdo perfectamente cuando vi a aquellos chicos empujándote contra la mesa.— Le dijo mientras apretaba el puño con fuerza, como si todavía le molestara aquello.

— Hasta que llegaste tú para defenderme.

— Sí. Así es. En fin, lo que quiero decir, es que fue entonces cuando después de que espantara a esos críos tu me miraste y me sonreíste, y supe que no habría nada que no hiciera por volver a ver aparecer esa sonrisa en tu rostro. 

— Nat...— Se mordió el labio.— ¿Por eso estabas tan rara? ¿Has preparado algo por nuestro aniversario?

— Sí, por eso y porque...— Se arrodilló. ¿Qué? No, no podía ser. — Durante estos duros meses de giras y promociones pensé que nuestra relación se resentiría al no vernos, pero lo único que hizo fue confirmar que no puedo vivir sin ti ni un solo segundo y que lo único que deseo, más que cualquier grammy o premio, es poder tenerte junto a mí durante el resto de mi vida y nada me haría más feliz que fueras mi esposa. Alba Reche, ¿quieres casarte conmigo?— Sacó un anillo de su bolsillo y se lo enseñó.

Las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Alba. Natalia se levantó para abrazarla pero Alba comenzó  a darle pequeños empujones enfadada.

— ¿Tu sabes lo mal que lo he pasado estas últimas semanas? ¡Pensaba que querías cortar conmigo!— Siguió empujándola mientras que Natalia intentaba sujetarle las manos para que dejara de hacerlo.— ¿Y ahora me sales con esto?

— Quería que fuera una sorpresa, lo siento cariño.

— ¡Ni cariño ni leches! No vuelvas a hacerme esto nunca más, ¿me oyes?

— Recibido, no lo haré más, te lo prometo. Perdóname, por favor.

Finalmente Alba dejó de arremeter contra ella.

— Bien.— Se calmó y  miró a Natalia que todavía seguía con el anillo en la mano.

— ¿Bien?— Le preguntó Natalia esperanzada, pero Alba no iba a ponérselo tan fácil.

— Sí, bien. 

— ¿Pero bien de que sí? 

  — Sí.

— ¿Si de que sí te casarás conmigo?— Alba no pudo más y se echó a reír.

— Eres idiota, Natalia Lacunza. Pero también eres la persona más romántica que he conocido nunca y la persona a la que más amo de este mundo. Por supuesto que me casaré contigo.

 Natalia se abalanzó sobre ella para besarla con fuerza.

— No puedo creer todo el lío que has organizado para pedirme matrimonio.

— Te mereces eso y mucho más.— Le colocó el anillo en el dedo y volvió a besarla.

— Si, bueno, pero la próxima vez intenta que no parezca que me vas a dejar.

— La próxima vez seré más sutil. 

— Nat, mi amor, tu eres muchas cosas, pero sutil no.

Aún así la quería igual, con sus virtudes y sus defectos. Justo en ese momento recordó la frase de la carcasa de móvil que firmó 'Albeilan is real' y pensó para sí: 'Albeilan Is más real que nunca'. 



FIN (ahora sí)


N/A: JÁ, ¿no os lo esperabais verdad? He querido hacer otro epílogo para agradecer los comentarios que todavía me siguen llegando de este fic y por la acogida que sigue teniendo. 

Es un epílogo sencillito que espero que os haya gustado y que hayáis disfrutado como el resto del fic :)

GRACIAS GRACIAS por todo. Y nada, nos leemos en Love Songs o en Rivales.










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