La semana de castigo para Clarisse había terminado, quizás el castigo de esa semana no fue el que sus padres le impusieron, la verdadera sanción para ella fue no poder ver a Lauren durante esos días, por lo que al terminar su castigo no perdió más tiempo y fue a buscarla a los edificios donde ella sabía que se encontraba la ojiverde.
Mientras caminaba por el campus hacia los edificios de la facultad, Clarisse analizaba la razón del por qué hacía esto, por qué tanta necesidad de ver a Lauren y buscarla, la chica de ojos color miel no estaba lista para responder a sus preguntas o quizás no estaba lista para asimilarlo y es que quién puede asimilar que de un día a otro tengas más ganas de ver a una persona que conociste hace algunos días que a tu novio con el que llevas dos años de relación.
Dejando esas incógnitas o verdades en el aire continuó su curso, y por fin la encontró, ahí estaba la ojiverde saliendo de los edificios hacia los jardines del campus usando una chaqueta de mezclilla con las mangas dobladas arriba del codo, unos jeans del mismo color de la chaqueta, sus botas militares características de ella y una blusa negra que hacía juego con el conjunto. La emoción que la embargó al ver a Lauren hizo que dudara si alguna palabra saldría de su boca, Clarisse se esforzó en mantener la calma desde donde estaba observando a la ojiverde y por fin habló.
¡Lauren! – Su grito hizo que la ojiverde dirigiera su mirada y su caminar hacia ella - ¿Cómo estás Clarisse? Mucho tiempo sin verte, qué raro encontrarte por aquí ¿vienes por algo en específico? – La morena de ojos color miel meditó la pregunta, no estaba segura de confesarle a Lauren que ese "algo específico" era ella.
– Vine a...-Titubeó Clarisse - ¡A verte Lauren, vino a verte! – Dijo una voz detrás de ellas, Clarisse se volteó para ver a Verónica llegar junto con Lucy, la cara de Clarisse se tornó de mil colores ¡Qué impertinente mujer! Pensó al ver a Verónica quien sonreía a lado de Lucy.
– Hola Clarisse, hola Lauren – Saludó Verónica al estar más cerca de las chicas.
– A veces me pregunto si tu impertinencia tiene límites – Señaló Lauren al momento de que movía la cabeza en señal de desaprobación por el comentario de su amiga.
-Tranquilas chicas, estoy haciendo esto más fácil para ambas ¡Es más! Hoy hay juego de futbol americano, tengo 4 entradas, les puedo regalar dos para que vayan y así tengan su primera cita – Dijo Verónica extendiendo su mano para que Lauren tomara los boletos.
- ¡Verónica, ¡cuántas veces te tengo que decir que Clarisse tiene novio! Además, somos amigas no metas a Clarisse en tu juego de cupido que tienes conmigo - Refutó Lauren.
Desde hace algún tiempo Verónica se había encargado de incitar a Lauren a que conociera a otras personas, pues sabía que desde lo ocurrido con Camila la ojiverde ya había perdido el interés de encontrar el amor en alguien más, algo que a ella le preocupaba, temía que su amiga se volviera una solitaria ermitaña y adicta al trabajo.
-¡Está bien! Entonces le regalaré los boletos a Clarisse para que vaya con SU NOVIO a ver el partido – Sentenció Verónica – Pues, mi novio estará de guardia el día de hoy en el hospital, así que no tengo ningún problema en ir, bueno si tú quieres también – Se dirigió a Lauren que la miraba con sorpresa, Lauren cogió los boletos de la mano de su amiga y le cedió uno a Clarisse.
– Te veo entonces a las 7 afuera del Estadio – Dijo la ojiverde quien ahora miraba fijamente a la chica morena – Ahí estaré – Aseguró Clarisse.
- ¡ARRIBA WILDCATS! – Gritó Lucy haciendo que todas las chicas rieran en ese momento.
....
El permiso para asistir al partido era pan comido para Clarisse, su papá quién había asistido a la misma escuela que ella amaba el futbol americano, por lo que la noticia de que su hija iría a ver al equipo lo puso de buen humor, incluso antes de que Clarisse cruzara el umbral de su casa, el padre se permitió contarle una historia de su juventud como deportista, la chica de ojos miel no se pudo negar a escuchar la anécdota de su padre, aunque en realidad sólo estaba de cuerpo presente pues su mente ya divagaba entre imágenes de la sonrisa de Lauren.
Al llegar al Estadio, Clarisse reconoció a Lauren quien se encontraba de espaldas a ella, esta llevaba una chaqueta negra y unos jeans ajustados, lo que hizo que Clarisse dirigiera su mirada inconscientemente al hermoso y redondo trasero de la chica, herencia pura de sus raíces latinas. Después de perder unos segundos observándola, la morena decidió acercarse a Lauren.
-Discúlpame por llegar un poco tarde, mi padre me abordó con una historia de su juventud deportiva – Lauren soltó la risa ante las palabras de Clarisse – Veo que su historia te conmovió hasta comprar la sudadera del equipo – La chica morena bajó la mirada hacia su sudadera, en realidad era de su padre, durante la historia este fue a su armario y sacó la prenda para regalársela a su hija como un obsequio que continuaría de generación en generación, Clarisse no se pudo negar a usarla ante la felicidad que embargaba a su padre.
- ¡Oh! Esta sudadera venía con la historia de mi padre, así que no me pude negar a usarla – Protestó la estudiante de ingeniería – Pues se te ve muy bien – Esas palabras de Lauren hicieron estragos en el rostro de Clarisse que se tornaba rojizo – Bueno, entremos porque las chicas ya nos esperan adentro – Sin más que decir Lauren guió a Clarisse hasta los asientos donde verían el juego junto con Lucy y Vero.
- Mujeres pensábamos que ya se habían ido a otra parte – Mencionó Lucy al ver llegar a Lauren y Clarisse – Yo llegué un poco tarde, fue mi culpa – Admitió la morena.
– No te preocupes, justo apenas inicia esta bobada – Aseveró Lucy
- ¿No te gusta el futbol americano? – Dijo con sorpresa Clarisse ante las palabras de Lucy – En realidad no, vengo por el ambiente, las bebidas y porque a esta chica que tengo a lado le encanta ¿verdad Vero?
- ¡ARRIBA WILDCATS! – Gritó esta última.
El partido entre Minnesota Golden y los Wildcats de Northwestern se tornaba interesante en el tercer cuarto de tiempo, los Wildcats le daban la vuelta al marcador con un Touchdown que los ponía a la delantera, para Lauren eso era lo menos importante, quería saber un poco más de la chica de ingeniería industrial que tenía a lado, supongo que con los comentarios de Verónica, Clarisse se había dado cuenta que a Lauren le gustan las chicas, así que le interesaba saber por qué aun así ella había aceptado salir con ellas, quizás era cierto que le gustaba a Clarisse como dijo Verónica o quizás estaba delirando más de la cuenta y esa chica de ojos color miel sólo quería una amistad, bueno si eran peras o manzanas Lauren lo averiguaría.
- ¿Cuánto llevas con tu novio? – Clarisse miraba el juego cuando Lauren lanzó esa pregunta como el ovoide que se encontraba en el terreno de juego – Llevamos dos años – Contestó la chica de ingeniería sin voltear a ver a Lauren - ¿Tú tienes novio o...Novia?- La pregunta que había hecho Clarisse hizo que Lauren la viera fijamente, sí, ella ya sabía que le gustaban las chicas – No, yo no tengo novio o novia, como dices – La respuesta que dio la ojiverde hizo que la morena se volteara a verla y se olvidara del distractor que tenía enfrente, el juego.
- ¿Cuánto tiempo llevas soltera? – Las preguntas de Clarisse sin duda que eran directas, algo que le llamó mucho la atención a Lauren – Bastante, incluso he perdido la cuenta del tiempo – Respondió Lauren – Yo creo que estás sola porque quieres, con lo poco que te conozco me basta para descifrar que eres una chica extraordinaria – Las palabras de Clarisse hicieron sonrojar a Lauren, algo que no ocurría desde hace mucho tiempo – Gracias, aunque creo que exageras – Dijo Lauren con un poco de vergüenza – No, yo nunca exagero, siempre trato de decir la verdad y lo que siento, así que siento que estás soltera porque quieres o porque aún no olvidas a tu ex ¿cuál de las dos opciones es la correcta? – Después de terminar la pregunta Clarisse se quedó observando fijamente los ojos de Lauren quien los tenía como platos ante lo dicho por la chica que tenía enfrente – En realidad – Dijo Lauren de manera serena – Estoy sola porque mi prioridad es la Universidad, mis padres me enviaron aquí para estudiar, no para perder el tiempo -¿El amor para ti es pérdida de tiempo? – Preguntó Clarisse.
– En realidad, el amor es algo que se debe meditar con tranquilidad y yo ahorita carezco de esa tranquilidad - Respondió Lauren – Entonces tú analizas de quién te vas a enamorar, ya veo, pensé que la chica de las matemáticas y estadísticas era yo – Esto último hizo que una sonrisa se dibujara en el rostro de Lauren.
- ¿Sabes qué pienso? Que el verdadero amor lo vivimos sólo una vez y reconoces que lo viviste porque el corazón eligió para ti esa persona, no la analizas, sólo la sientes, no te pones a pensar en sus defectos, los amas, entonces cuando sucede eso es cuando amas de verdad y cuando eso termina los demás amores que llegan a tu vida son elegidos con el pensamiento, porque consideras que te complementan en ciertos aspectos, analizas más su compañía, su trato, su forma de ser con las demás personas, ahí es cuando viene el amor pensado, razonable de cierto modo, no sé si me doy a entender - ¿Por qué piensas que el verdadero amor termina? – Preguntó Clarisse un poco inquieta ante la respuesta que había dado Lauren – Considero que son muy pocas personas las que encuentran el amor verdadero, pero también pienso que son demasiado escasas las que luchan por mantener ese amor, porque puedes amar con locura, pero ser un cobarde ante las circunstancias que se presenten entre tú y esa persona – Las palabras de Lauren dejaron dubitativa a Clarisse.
-Pensé que cuando se tiene un amor profundo se daba todo por esa persona – Añadió la morena – Son dos cabezas en una relación, quizás tú pienses así, pero la otra persona no – Clarisse se quedó analizando un poco antes de lanzar la siguiente pregunta - ¿Tú cómo piensas? – Pienso como tú, en darlo todo por esa persona, pero esta vez sin dejarme de lado.
El partido terminó y las personas abandonaban el recinto deportivo, las chicas decidieron ir a cenar y después de esto irse a casa.
Clarisse se despidió de las Vero y Lucy quieres regresaban a la residencia del campus mientras que Lauren acompañó a la chica de ingeniería hasta su coche.
-Me la pasé increíble Lauren, muchas gracias por invitarme – Señaló una emocionada Clarisse - Yo me la pasé muy bien también, es más, sino fuera por Vero y sus gritos no me habría dado cuenta que el equipo de la universidad ganó – Después de este comentario ambas comenzaron a reír.
Clarisse se acercó a la puerta del coche que sus padres le habían regalado justo cuando cumplió los 16 años, pero lo condujo hasta tener 18 por una petición de sus padres, que deseaban que su niña no se independizara tan pronto.
Lauren seguía con la mirada el recorrido de Clarisse hacia su coche, mientras que en su mente trataba de recordar cuándo fue la última vez que se la pasó tan bien con una persona, sin duda no dejaría de contactarse con la chica de piel morena, como amiga sería increíble, el sonido del motor sacó de sus pensamientos a Lauren que alzó la mano para despedirse.
Durante el transcurso de camino a casa, Clarisse no podía pensar en lo bien que se la había pasado con las chicas, en especial con Lauren, su plática, sus chistes, la forma de ver la vida la tenían fascinada. Sin duda sería una gran amiga.
"Sí, sólo amiga" pensaba para ella "Aunque siento que ya... ¿la extraño?" Su pensamiento fue interrumpido por el sonido de un mensaje entrante en su celular.
"No sé si lo dije o sólo lo pensé, si fue lo último entonces déjame decirte que eres una muy buena compañía" – Lauren.
Sin darse cuenta en el momento, la sonrisa de Clarisse estaba a punto de romper sus mejillas, incluso olvidó la regla número uno de su padre, "Jamás contestes el teléfono mientras manejes" la regla primordial para las demás personas sería "No bebas y manejes" pero esto con Clarisse no sucedía ya que ella jamás había bebido en su vida.
Sin esperar a estacionar su coche o llegar a su casa, Clarisse contestó brevemente el mensaje "Espero que se repita muy pronto, ya quiero salir contigo de nuevo". – ¡JODER, POR QUÉ ESCRIBÍ ESO! – Gritó Clarisse al darle cuenta de lo que había escrito.
"Mensaje eliminado"
"Demasiado tarde, lo leí, pero no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo" – Lauren.
¡Idiota, idiota, idiota! – Mientras se repetía esto para sí misma una y otra vez, Clarisse llegaba a su casa, y bajándose como rayo del coche entró a su casa.
-¿Cómo estuvo el partido hija? – Dijo su papá desde la sala mientras veía a Clarisse entrar por la puerta, la morena tuvo que parar su velocidad para contestar rápidamente a la pregunta – Estuvo fenomenal papá, ganaron – Y sin más intentó subir a toda prisa las escaleras que la conducían a su habitación – Pero cuéntame, el dibujo de la mascota que te platiqué que hicimos en la pared del estadio ¿sigue ahí? - ¡Sigue ahí papá, que rebeldes fueron! – Esa fue idea mía, desde que lo pintamos el equipo comenzó a ganar, entonces se convirtió en un objeto de la suerte para el equipo, que al parecer aún persiste – Clarisse no veía la hora de alejarse de la conversación que su papá había comenzado, nuevamente futbol americano.
- Sabes papá, estoy orgullosa que tu legado siga intacto, iré al baño porque ya no aguanto – Dijo Clarisse cruzando las piernas como si no soportara más el retener tanto líquido que tenía la urgencia de expulsar – Ve al baño, anda, no quiero líquidos en mi escalera – Dijo el papá en forma burlona - ¡Ay, qué locuras hace uno de joven! – Soltó el papá de Clarisse con un tono de nostalgia por aquella juventud pasada – Gerard, pidieron permiso para pintar esa pared, no lo hiciste a escondidas del director, ya regresa a ver la televisión – Dijo la mamá cortando el sentimiento de rebeldía falsa que Gerard había añadido al relato de su juventud.
Al cerrar la puerta de su cuarto, Clarisse se apresuró a contestar el mensaje de Lauren.
"Jajaja, no es ningún secreto me la pasé bien contigo y con las chicas" – Clarisse.
"Qué bueno que te la pasaste bien con todas, espero podamos volver hacer algo en estos días" – Lauren.
"Dalo por hecho" – Clarisse.
"¿Ya estás en casa?" – Lauren.
"Sí, a punto de dormir – Clarisse.
"Entonces te dejo descansar ingeniera, buenas noches" – Lauren.
"Buenas noches futura gobernadora del Estado" – Clarisse.
"¡ALGÚN DÍA!" – Lauren.
Después del último mensaje Clarisse por fin notó que sus mejillas le dolían de tanto sonreír mientras leía a Lauren, algo que la sorprendió, pero disfrutó cada sensación que se asomaba dentro de ella, sin quererlo ya estaba dentro de la cama a punto de dormir cuando escuchó nuevamente el celular y su corazón saltó de emoción, lo tomó de manera rápida con la ilusión de que fuera Lauren quien escribiera.
"Pensé que estabas ya dormida, pero vi que estabas en línea ¿Con quién hablabas?" – Josh.
"Me ponía de acuerdo con unas compañeras de la carrera para un proyecto en grupo que presentaremos en la semana" – Clarisse.
"Bueno ¿Hoy saliste?" -Josh.
"No, me quedé en casa con mis papás" – Clarisse.
"Qué raro, ellos me dijeron que saliste a ver un partido de la universidad ¿Por qué mientes?" – Josh.
"Sabes Josh, hoy no quiero pelear hablamos mañana, ¿sí?" – Clarisse.
"Yo no sé qué tantas cosas harás mientras yo estoy de guardia, en ti no puedo confiar" – Josh.
"Basta Josh, sabes que no es así" – Clarisse.
"Mejor duerme, mañana quiero la verdad Pinocho" – Josh.
"Yo también te quiero" – Clarisse.
"¿Ya no me amas? – Josh.
"¡Ay no, por favor esta noche no, descansa! "– Clarisse.
Clarisse apagó su celular sin esperar la contestación de su novio, sabía que la discusión con Josh iniciaría y ella no tenía tiempo para pensar en eso, sólo quería dormir para soñar conscientemente en ella.