una médium
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—Entonces crees que es un espiritú, que es lo mismo que fantasma —concluyó Jack.
—No es lo mismo —dijo Finn.
—Espera, ya me confundí... —dijo Adelaide pensativa.
—Yo, creo que hay muchas dimensiones: está la nuestra, de los vivos —comenzó Finn—, el de los fantasmas, y la tuya —señaló a Adelaide
—¿Acaso eres medium? —preguntó Adelaide.
—No, pero necesitamos ayuda de alguien que sepa sobre esto.
—Yo sé quien puede ayudarnos —dijo Jack.
***
—Aquí vive —dijo el pecoso cuando estaban a unos pasos de llegar a la entrada.
Jack no les había dado muchos detalles sobre su idea pero a los otros dos jóvenes no les importaba, tenían la esperanza de que les ayudara a resolver la situación.
—Entonces, ¿quién es? —comenzó a preguntar Finn.
—Ella es... —dijo pero antes de terminar, la puerta de la casa estaba abriéndose dejando ver a una mujer.
—Su tía—respondió ella por el muchacho—. Buen día muchachos, los estaba esperando —dijo la rubia sonriendo, luego su mirada se detuvo en Adelaide—. ¿Cuál es tu nombre cariño?
Adelaide abrió la boca sin decir nada, asombrada por que la mujer pudiera verla.
—Adelaide —respondió.
—Un gusto, soy Billie Dean.
—Espere, ¿cómo es que puede verla? —preguntó Finn también asombrado.
—¿Es usted ...?
—Una medium, así es —asintió respondiendo la pregunta de ambos—. Pasen... —se hizo a un lado invitándolos a entrar.
Los tres entraron, Jack con mucha más confianza que los demás, pues Billie era familia.
—¿Gustan café? —ofreció. Los tres negaron.
Billie los invitó a sentarse.
—Entonces, ¿en qué puedo ayudarles? —preguntó encendiendo su cigarrillo.
—Bueno... —dijo Finn sin saber cómo empezar.
—Tía, ¿fantasma y espíritu es lo mismo? —dejó salir su duda existencial.
—¿Estoy muerta?—soltó Adelaide sin esperar mas.
Billie dió una calada a su cigarrillo pensando en su respuesta.
—Eso solo tu lo sabes cariño —dijo exhalando el humo—. Pero te daré una pista, cuando estas muerta no puedes retirarte tanto del lugar en que moriste.
Adelaide frunció el ceño repitiendo esas palabras en su mente —si es que tenia una—. Ella podía ir a todos lados, claro, siguiendo a Finn, de no haber sido por el ya estaría perdida.
—Y respondiendo a tu pregunta, Jack, ambos conceptos son muy distintos, pero se relacionan —le contestó Billie a Jack.
—¿Entonces qué es ella?—preguntó Finn.
—Cuando una persona con deseos fallece, su alma no lo hace, no encuentra la luz y por eso se encuentran vagando en la Tierra en una dimensión junto a nosotros. Pero Adelaide no esta muerta, por que ella esta en un viaje...
—Un viaje astral—completo Jack. La castaña le miró intentando comprender—. Estas flotando fuera de tu cuerpo y te sientes perdida, como en un sueño.
—Llegaste a una dimensión tan lejos que no sabes cómo volver a tu cuerpo.
Adelaide volvió a mirar a Billie esperanzada de volver a vivir.
¿Cómo es que llegue aquí entonces? —se preguntaba.
—Es lo que pasa cuando una persona se encuentra en coma —mencionó Billie—. Aún tienes oportunidad de vivir —le sonrió ligeramente.
—¿Qué es lo que debemos hacer entonces? —preguntó Finn ansioso.
Billie volvió a dar una calada a su cigarro y exhalo lentamente.
—Busquen el cuerpo de Adelaide —dijo finalmente.
Pero esa sería una tarea difícil, Finn no habia encontrado rastros de su familia en los periódicos, pero había otra persona que podría saber algo acerca de ellos. Tal vez podrían consultar con algún vecino, como Iris.
—Háganlo pronto, algo malo puede estar tras ustedes —advirtió.
Jack tragó saliva en seco. Finn y Adelaide no sabían a que se refería pero no querían preguntarlo por lo que ambos solo asintieron.
***
La castaña siguió al azabache hasta la puerta de Iris. No pensaba que ella fuera a ayudar en algo puesto que Iris tenía miedo a la casa, y por lo tanto, a Adelaide.
Finn tocó el timbre una vez mas. No salía.
—Tal vez no están —dijo Adelaide resignada.
Antes de que Finn pudiera responderle la puerta se abrió dejando ver a una rubia somnolienta, probablemente recién despertaba de una siesta de medio día.
—Finn, hola —dijo al verlo en la puerta sin esperar su visita—. ¿Qué te trae por aquí?—preguntó amable tallándose los ojos.
—Hola, lamento despertarte —dijo apenado, Iris negó con la cabeza una pequeña sonrisa indicando que no se preocupara—. Quería pedirte un favor, es para una tarea.
Adelaide bufó pero Iris no podía escucharla ni verla, Finn le ignoró.
—¿De qué se trata? —dijo haciéndose un lado para invitarle a pasar.
El pecoso dudó unos segundos de lo que iba a decir, no estaba seguro de que palabras correctas usar para preguntarle sobre la familia de Adelaide.
Entró a lo que parecía ser la sala, una habitación no tan grande pero tampoco tan pequeña llena de adornos pintorescos y elegantes. La castaña se dedicó a pasear por el lugar mientras escuchaba la platica entre los dos chicos.
—Es sobre la familia que vivía al lado —dijo sin más—, ¿sabes qué les paso?
Iris frunció el ceño.
—¿De qué clase es tu tarea? —curioseó la rubia.
—Comunicación, debemos hacer una investigación sobre una noticia —respondió Finn intentando sonar creíble, cosa que funciono.
—Bueno, creo que se mudó después del accidente de Adelaide, la hija mayor de los McCabe —respondió.
Adelaide puso mayor atención cuando mencionó su nombre.
—¿Sabes a donde? —preguntó Finn.
—No —negó haciendo una mueca.
Ambos guardaron silencio, pensativos.
Sería casi imposible encontrar la familia, ni siquiera tenían pistas de por donde empezar.
—Oye Finn —habló Iris rompiendo el silencio con voz algo nerviosa, pero Finn no percibió ese tono.
El rulado volteó a verla preguntando con la mirada qué ocurría. Y lo siguiente no se lo esperaría.
—¿Estarás ocupado este sabado?