❀ ESPECIAL: SEMANA DEL SMUT
TONY STARK
❛ honeymoon ❜
Estaba totalmente hecha un puto manojo de nervios, el estómago se me contraía por los estragos de los cuales era víctima. Sentía que mi corazón me golpeaba con más insistencia el pecho para salir de ahí.
—¡Ya deja de caminar como una loca! Estás arrugando la cola —Wanda ordenó exacerbada por mi notable ansiedad, mientras volvía a acomodar el vestido que se amoldaba a mi cuerpo.
—Bien, soy una mujer adulta. Sí puedo con esto —sonreí, pero no duro mucho—. Mierda, tengo miedo de caer y quedar como estúpida o de que Tony me deje plantada por arrepentirse de esto ó de...
—Basta, necesitas calmarte. Él no hará eso y no vas a caerte. ¿De acuerdo? —la gemela suspiró, mirando el reloj en su muñeca—. Ya casi es la hora, tengo que ir a tomar mi posición pero tú debes de dejar tu paranoia, eso sí que te hará ver mal.
—Bueno... lo intentaré —puse los ojos en blanco.
—Ya relajate, luces muy hermosa.
Mi amiga se acercó para darme un pequeño y reconfortante abrazo antes de salir de la habitación. Me giré hacía el espejo para observar mi figura completa con el vestido nupcial escogido para hacerme sentir como una reina en el día tan especial y, también para deleite de mi futuro esposo: tenía un escote en v profundo y bien pronunciado a la curvatura de mis senos, sin mangas, de falda esponjosa con varias capas de tul y unos diminutos detalles de flores en el borde. Sólo esperaba que de verdad le encantara.
Escuché el rechinido de la puerta pero no aparté mi vista del cristal para darle un último visto a mi figura.
—¡Wanda, será mejor que vengas con una botella de vodka o voy a enloquecer y matar a alguien! —dije fatigada, cubriendo mi estómago.
—¿Significa que debo cancelar el viaje a Honolulu? —cuestionó una voz gruesa que me hizo dar un respingo—. Porque si matas a alguien hoy nuestra luna de miel tendrá que posponerse.
Me giré al momento, hallando el semblante divertido de mi futuro cónyuge.
—¿Qué haces aquí? Es de mala suerte que veas a la novia —le demandé, al borde de la histeria.
Él se acercó hasta mi posición, encogiéndose entre sus hombros.
—Yo no creo ninguna de esas supersticiones de bodas —me explicó—. Así como no me quejo de que uses un vestido blanco aunque ya no haya nada puro en ti. Por cierto, te sienta de maravilla.
Su elogio me relajó un poco, había conseguido una de las cosas que anhelaba. Uno de sus brazos rodeó mi cintura para atraerme a él y que pudiera dejar un beso efímero enn mis labios.
—Te ves más apuesto de lo que imaginé —adulé yo, acariciando las solapas del esmoquin negro que portaba con elegante encanto.
—Tienes una mente muy sucia así que no quiero ni pensar como me imaginaste —sonrió, dejando un nuevo beso—. Ahora, quiero que sepas que trabé la puerta, porque quiero darte un regalo pre-boda.
Si no conociera bien al hombre con el que estaba a punto de unir mi vida, no habría descubierto sus intenciones en la mirada pícara que adornó su rostro.
—Oh... no, Tony —negué con la cabeza, dando pasos torpes en reversa hasta que mi trasero golpeó una mesa.
—Vamos, lo hago para quitarte esos nervios y que recuerdes lo maravilloso que es tu futuro esposo —murmuró con una gran sonrisa traviesa—. Será como un poquito de la luna de miel.
—¡No! Vas a arrugar el vestido y no qui...
Su boca sobre la mía me impidió continuar y no hice el más mínimo esfuerzo por liberarme de sus brazos, Tony era muy obstinado para aceptar un no por respuesta. Bueno, aunque debo admitir que me dejé llevar por mis impulsos.
Su lengua encontró un hueco donde pudo entrar a mi boca para convertir el beso en algo más obsceno y caliente. Sentí sus manos luchando por levantar la falda del vestido hasta que puso tocar el encaje de mis bragas, haciendo fricción ahí. Mordí su labio inferior como reacción y tiré un poco de el, justo como me gustaba hacerlo. Él se quejó un poco por el ligero dolor y me devolvió el gesto, mordiendo no sólo mi labio. Mi cuello también sufrió su ataque y el suspiro que se me escapó demostró la precoz excitación que me embargaba.
—En otros casos, te pediría que gritaras tanto como quieras pero ahora no quiero alarmar a alguien —masculló, presentí sus manos deslizando mis bragas hasta que estuvieron en mis tobillos.
—Los vas a asustar si atrasas la boda —puse los ojos en blanco, antes de arquear la espalda al sentir la calidez de sus dedos acariciando mis pliegues.
—Por lo mojada que estás diría que no te importará hacerlos esperar un poco —sonrió con ése lento timbre al hablar que sabía que me ponía loca.
Se mantuvo trabajando en mi feminidad, cogiéndome con sus gruesos dedos que podían hacer maravillas, y no sólo al fabricar trajes y armamento. Cuando llegaba a rozar el clítoris detenía sus movimientos, provocando que la tentación en mi fuera insoportable. Sabía lo que quería el muy maldito.
—Tony... —llamé entre los jadeos que me causaban su vaivén.
—¿Si, amor?
—Necesito más... por favor —gruñí, a él le gustaba hacerme rogar cuando yo me negaba a tener sexo en primer lugar. Para así demostrar que nunca podría negarme a él.
—De acuerdo. Sólo porque lo pediste amablemente —aceptó con una pizca burlona.
Su mano libre me sujetó con más fuerza de la cintura para dejar lo trasero sobre la mesa, tirando un par de objetos en el camino.
—Sosten esto —pidió, señalando el borde del vestido.
Lo levanté hasta que mi sexo quedó expuesto ante sus ojos dilatados y de inmediato tuve su cabeza entre mis piernas, a lo que di un respingo. Esperaba que se bajara el pantalón para que tuviéramos un rápido sobre la mesa, pero creo que sus reales intenciones eran dejarme ése deseo hasta que llegara la hora de la luna de miel.
Sentí su lengua tibia sobre los lugares que antes ocupaban sus dedos, reprimí un suspiro en mi boca y dejé que me torturara con su satisfactorio recorrido. Tiré mi cabeza hacía atrás, apreté los párpados al tiempo que me mordisqueaba el labio para que hubiera control en el volumen de mis quejidos. Tony me lo hacía más complicado con sus labios hambrientos tomando todo lo que se le apetecía sin pausas ni restricciones. Su ardiente aliento colisionaba algunas veces contra mi humedad y mis manos fueron a parar a su cabello para tirar de él o acariciarlo, dependiendo de sus ataques.
Me estaba dejando llevar muy muy lejos por las excitaciones y estremecimientos del momento e incluso llegué a olvidar que quedaban pocos minutos para contraer nupcias. La filosa lengua de mi prometido me lo hacía muy fácil, especialmente cuando lo sentía hacer formas ilegibles en mi hinchado clítoris. Ya no podía retener más mis impulsos libinidosos, quería que me follara como si no hubiera mañana, que la luna de miel pareciera un preciado tesoro.
—Bueno, preciosa —la voz de Tony irrumpió en mi mente pecaminosa—. Esto ha sido muy excitante, pero tengo que irme. Voy a casarme con el amor de mi vida —añadió, mirando el reloj en su brazo.
—¡Tony! —le reclamé iracunda.
—No llegues tarde —dijo él, burlón claro.
—¡AGH... TE ODIO!
ﾟ･*:.｡*:ﾟ･♡
Estamos a dos os + dos sorpresa de terminar éste delicioso especial <3
Ha sido difícil pero vale la pena por ustedes gsgsgs