Sia - I'm still here
Me remuevo lentamente de las sábanas y noto que Zeus no está a mi lado, es posible que se haya levantado algunas horas antes que yo debido a que la cama está totalmente acomodada del lado derecho.
Tomo mi bata de dormir y me envuelvo con ella atravesando la pequeña sala que hay en la habitación.
Mi vista se fija en un mismo punto, el sillón de cuero negro, puedo verlo, está sentado de espaldas bebiendo.
Me acerco más hasta donde se encuentra y logró ver que se trata de un vaso de whisky.
- Es muy temprano para beber - susurro tomando su mano pero la aleja de mí.
¿Qué esta sucediendo?
- Iré a cambiarme de ropa tengo cosas por hacer - dice de manera, fría, seca ajena a él mientras se levanta y se adelanta al cuarto de baño.
- ¿Iremos a..
- Ire solo - no voltea su vista hacia mí sólo sigue su camino y siento una barrera invisible que nos separa en ese momento.
¿Qué ha sucedido para que actúe de esa manera?
Lo sigo hasta el baño y veo como se quita sus prendas metiéndose a la regadera pasando sus manos por sus cabello mientras aplica el shampoo en el.
Me apoyo a un lado tratándo de descifrar su actitud fría y desinteresada de hace algunos segundos.
Zeus sale de la regadera envolviendo su cuerpo en una toalla de baño ya apoyándose en el lavado para afeitarse la barba.
- ¿Hay alguna razón por la que estas actuando de esta manera? - mi mano se coloca en su espalda mientras lo puedo ver de reojo apretar sus puños, - Dime la razón.
- No hay ninguna razón - responde tranquilo.
Mi mano recorre su espalda en una caricia igual que el momento en que lo abrazo. Ni siquiera mis brazos son lo suficientemente grandes para rodearlo con ellos.
- No sigas... - susurra cuando mis labios se fijan a un lado de su cuello, - Dalila..
- ¿Porque? - enlazo mi mano a la suya y él gira su vista a la mía.
- Porque no puedo controlarme - sus brazos me levantan enseguida mientras rasgan la bata de tela mis labios se adueñan de los suyos al igual que mis manos recorren y jalan sus cabellos.
- Oh - susurro cuando me apoya en la pared de un lado de la cama.
Su mano busca rápidamente un preservativo lo rasga con sus manos y lo coloca cuando la toalla de baño a caído en el suelo y deja ver su excitación.
- ¡Ah! - gimo aferrada a su hombros cuando me embiste de manera fuerte.
- Dime la verdad - susurra aprisonandome a la pared.
Jadeo y clavo mis uñas en su espalda porque la sensación es tortuosa y dolorosa.
- ¿Qué verdad? - respondo en un suspiro.
- ¿Me amas? - sus besos bajan hasta mi cuello, - ¿Me amas en verdad?
- Si - susurro levantando su vista hasta la mía, - Ti amo.
No soy consiente en que momento sus movimientos ya no son como la noche anterior como el hombre con el que hice el amor. Se ha transformado en otro porque estoy sintiendo cuan doloroso puede ser el tener sexo de esta manera.
- ¿Que sucede? ¿Quieres que me detenga? - su pregunta suena a retarme.
- No - niego con la cabeza, - Quiero a este hombre también, quiero sentirme de esta manera también - mis piernas se aferran más a su cintura atrayendolo más.
Su mano toma mi nuca mientras muerde mis labios.Sigue entrando de manera fuerte, de manera que sólo logra sentirme más excitada.
Me siento cansada a punto de desvanecerme en sus brazos, pero no lo hago. Permanezco en mi misma posición. Mi posición de placer.
- Eres fabulosa - su mano me recorre el rostro, - Amo a la rubia pecosa - susurra antes de que sienta como hemos llegado a nuestro propio orgasmo.
Me libero de su agarre y me apoyo en la cama, intentando controlar mi respiración.
- Odio usar preservativo - arroja este a la papelera y se acerca a besarme, - Me gusta más de otra manera.
- Eres..
- ¿Un dios griego?- enarca una ceja.
- Un dios en esto - me dejó caer en la cama mientras paso mis manos por mis cabellos.
- Y tu eres la diosa que me enloquece - se acerca hasta donde está el closet y saca una camisa de allí, una color azul celeste.
- Quiero repetir el viaje en velero - susurro levantándome de la cama y apoyando mi cabeza en su hombro.
Quería disfrutar mi luna de miel como las parejas normales lo hacen, como los enamorados lo hacen. No una luna de miel con Luciano arruinandola.
- Alquilare uno - su voz suena esta vez suave como el Zeus que conozco.
Sonrio y atravieso el cuarto de baño para darme una ducha, me lavo cada parte de mi cuerpo y dejo mi cabello suelto. Para cuando salgo de allí lo encuentro apoyado en el balcón de la habitación mirando el paisaje que nos ofrece Milán.
- Estoy lista - susurro acariciando su mejilla con mi mano. Recibo un beso de regreso.
- Hay algo que debo mostrarte priemero - su mano me conduce hasta un lado de la mesa de la sala donde reposa la laptop.
- ¿Qué es esto? - señalo la sombra que hay cerca de la que era nuestra suite.
- Es ese tipo, esta acá. Fue captado por las cámaras del hotel intentado ingresar.
- ¿Que hace Luciano en Milán?
- ¿Sabes si tenga relación con la mafia?
- No lo se.. su padre era amigo de Lorenzo.
- Le he dicho a Agapios que lo investigue, quiero saber que esconde y que pretende con acosarte.
Quería convencerme de que no tenía mala suerte en mi vida y ahora resultaba que mi suerte era peor que no tener suerte.
- Hay algo que quiero preguntarte - sus manos cierran la laptop y cruza sus brazos encima de esta, - ¿A qué se dedica Giorgio Bonatti?
Si pregunta me paraliza, me deja pálida, no se que contestar. Pienso la respuesta que le daré, pienso en lo que puedo decirle.
- Tiene varias empresas en Venecia y maneja un viñedo.
- Por suepuesto - dice de manera sarcástica.
- No me estas creyendo.
- Es una verdad a medias - se levanta de allí y me da la espalda.
- Tu has mentido con lo de Luciano - lo sigo tratando de lograr que gire su vista hacia mí, - Investate lo de la suite.
- Te diré algo Dalila, me mentiste aquella vez en que dijiste que te habías causado un moreton con un golpe, me mentiste cuando viste a ese tipo en la entrada de nuestra casa, estuviste a punto de ocultarle la llamada en la que ese maldito loco se intento comunicar contigo. Si te decía acerca de ello, mentirias de nuevo.
- Porque no quiero que puedas salir herido.
- ¡Joder! Deja de pensar en lo que me suceda por una maldita vez y piensa en tu seguridad primero. Si veo a ese tipo cerca tuyo, no dudare en utilizar el arma que tengo guardada.
- ¿Tienes un arma? Dios.. ¿como.. ¡No sabes lo que puede hacer! ¿Como coños piensas hacerlo?, ¿Qué si hay más gente detrás de él? ¿Como mi padre?
- Pienso en nuestra seguridad. Pienso en ti - susurra devolviendose a donde me encuentro, - No voy a dejar que nada me aleje de ti.
- Te amo con todo mi corazón, pero no quiero que hagas esto, no hasta que haya una investigación de ese hombre.
Da un largo suspiro y tira la laptop a un lado.
- Mis impulsos han arruinado nuestra luna de miel.
- No es cierto - mis labios se unen a los suyos, - He disfrutado cada momento junto a ti.
- Si sigues besándome no podremos salir de la suite - esboza una sonrisa amplia.
- Entonces no lo hagamos.
***
No podía seguir mitiéndole a Zeus acerca de la identidad de Giorgio. No quería que hubiera más secretos entre los dos. Quería ser honesta con él. Había pasado los días más perfectos en Milán y no quería que nuestra luna de miel acabara.
- ¿Que haces? - rio cuando coloca su nariz cerca de mi cuello.
- Hueles delicioso.
- Estamos en un lugar público - rodeo su cuello con mis manos y lo beso suavemente.
- ¿Hablaste con la ginecóloga?
- Asunto resuelto - soy muy olvidadiza en mi vida, sabía que las pastillas no eran lo adecuado para empezar a cuidarme, no almenos por ahora. Así que cuando elegí el método de la inyección inmediatamente agente en mi móvil las citas para las sesiones.
- El abuelo me texteo esta mañana han llegado las fotos de la boda, me ha enviado una copia al correo.
- Sigo sin creer que tengamos una semana de casados.
- Habrá varios cambios en la mansión con una mujer en la casa.
- ¿Cómo tu habitación de soltero que ya no es tan de soltero?
En ese instante nos separamos cuando su móvil refleja una llamada. Al parecer se trata de Agapios así que dejo que se aleja a contestar.
Estamos cerca de un centro comercial dando un pequeño paseo cerca de allí diviso una librería así que le hago señas a Keelan de que iré a dar un vistazo.
- Dile al señor que vuelvo enseguida.
- Es mejor que la acompañe señora.
- Estaré a dos pasos, vuelvo enseguida. No demorare.
Keelan da un gesto de negación y se comunica con alguien por los audífonos. No hace falta que mencione que le ha dicho a los demás guardias que esten atentos.
Camino hasta donde está la librería buscando el libro que estaba leyendo en Nápoles.
El conde de montecristo.
- Acá estas - lo tomo en mis manos y sonrío al ver que es muy parecido al que tiene Girogio en su biblioteca.
- Ciao Cara - una voz me sorprende por la espalda, - Te ves bellísima en ese vestido.
- Luciano...
- Siempre has sido mi amor de infancia,la niña de ojos azul zafiro, eres ahora toda una mujer.
- ¡Sueltame hijo de perra! - mi codo intenta golpearlo pero es inútil.
- No te hagas la lista conmigo.
- Déjame por dio - me quedo quieta cuando siento un arma rozar con mi espalda.
Miro a mi alrededor la gente obstaculiza mi visibilidad, ya no puedo ver en donde se encuentra Zeus.
- ¿Lo estás buscando? ¿Buscas a tu esposo? Me cambiaste por un hombre con más poder que yo.
- Nunca te he querido, amo a mi esposo, y nunca dejaré de amarlo ¿capisci?
- No puedes amar a otro que no sea yo, serás mía, seremos muy felices juntos.
- ¡No te amo estúpido! Estas loco.
- ¡Dalila! - logro escuchar la voz de Zeus no muy lejos de allí, - ¡Dalila!
- Ze.. - Luciano cubre mi boca evitando que grite, lo muerdo en ese instante y me suelta en ese momento.
- ¡Zeus! - grito con todas mis fuerzas, sus ojos azules verdosos hacen contacto con los míos.
La furia lo invade cuando logra reconocer a Luciano a mi lado.
- ¡Hijo de puta! - grita a la vez que se acerca a donde estoy pero mi mirada se centra en Luciano que desenfunda el arma y todo se vuelve caótico.