Sus hermosos y aterradores oj...

By Naoko_Ichigo

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Draco la empujo contra la pared, la beso y golpeo el vidrio de la ventana que se encontraba junto a su cabeza... More

Chapter 1
Chapter 2
Chapter 3
Chapter 4
Chapter 5
Chapter 6
Chapter 7
Chapter 8
Chapter 9
Chapter 10
Chapter 11
Chapter 12
Chapter 13

Chapter 14

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By Naoko_Ichigo


Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia lamentablemente tampoco es de mi propiedad, esta pertenece a thecellarfloor. Esta historia fue beteada por AliciaBlackM.

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La luna estaba llena, sus débiles rayos iluminaban el lugar. Los numerosos objetos mágicos y libros estaban apilados en las paredes y esquinas para dar cabida al centro. El aire frío le perforaba la piel, pero ella estaba entumecida de esto, por todo lo demás. Todo menos por él.

Estaba de pie en el centro, frente al gran ventanal, que casi parecía una puerta arqueada, tocaba el suelo y era casi lo suficientemente alto como para alcanzar el techo. En lo alto podía ver las estrellas. Podía ver la silueta de su espalda, sus anchos hombros, sus brazos fuertes, pero sus manos permanecieron dentro de sus bolsillos. —¿Lista?

—No he venido aquí por eso —dijo en voz baja, como para no perturbar el silencio.

—Si lo hiciste. —Volvió la cabeza para mirarla y vio su rostro enmascarado y hermoso antes de mirar de nuevo las estrellas—. Incluso estás usando el vestido de novia que te di.

Apretó el vestido con fuerza en su mano. Sus ojos nunca lo dejaron. ¿Entonces era un vestido de novia? El símbolo extraño en el fondo de la caja, era la cresta de la familia de Malfoy; ella lo recordaba ahora. Lo vio cuando estaba investigando acerca de él y su familia.

Probablemente lo encantó para que fuera el único vestido que ella deseara usar.

Ella lentamente dio algunos pasos hacia delante, pero se detuvo cuando él empezó a caminar alrededor de ella, en enormes círculos que cubrían toda la habitación. Estaba mirando el piso a cuadros. Una vez, dos veces, tres veces. Ella estaba esperando. Harry dijo que esperara el momento adecuado.

—Todo este teatro y toda la planificación, el único propósito real de esto era tenerte.

—No quieres decirlo en serio.

—¿Sigues siendo tan cabeza dura o estás negando la verdad? —habló con tono de desaprobación. Él chasqueó su lengua con decepción—. Desde el principio, fuiste tú, Granger, ¿recuerdas cuando golpeé a Zabini? Fue porque no quería que te obligara para que te casaras conmigo, ¿o cuando te besé sin sentido delante de todos? Fue para que todos supieran que eras mía.

—Yo no pertenezco a nadie. Honestamente, solo estás confundido...

Él se rió fríamente de ella, el áspero sonido la hizo temblar. —Maté a Weasley porque te tocó, murió por tu culpa.

—¡Eso no es, estás mintiendo! —La ira hervía dentro de ella, su respiración entrecortada se podía oír en el espeso silencio.

¿Por mí?

No pudo evitar que las lágrimas calientes escaparan de sus ojos, trató de evitar que las viera. Estaba mostrando signos de debilidad. Se frotó los ojos con las manos.

Ron no hubiera querido esto.

—¿Qué pasa con las personas en el gran salón? —comentó ella, tratando claramente de cambiar el tema.

—Ah, pero este es mi cumpleaños y nuestra boda, querida. —Sonrió sádico, todavía mirando el suelo y caminando en círculos—. Quería celebrar.

Sintió que su estómago se hundía. Su idea de una celebración era el asesinato.

Pero la profesora McGonagall se ocuparía de ellos. Había miembros de la Orden y Aurores esparcidos alrededor de Hogwarts. No dejarían que esos estudiantes murieran. No debía preocuparse, su trabajo era sacarle la piedra.

—No creo que entiendas la gravedad de esto... este es un ritual de unión. —Su voz se quebró y se dio cuenta. Él sabía que estaba asustada. Sabía que ella quería correr.

Y, sin embargo, aquí estaba ella.

Gryffindor malditos y su valentía.

Los Malfoy eran una de las familias purasangre que necesitaban casarse en su decimoctavo cumpleaños, por un viejo ritual de unión. Su alma atada a otra, su corazón como uno solo. No tener ese vínculo, significaba que no tendría ningún heredero. —Vas a estar atado a una sangre sucia para siempre, tu hijo no será puro y tu hijo...

—Este es un intento realmente patético de detener lo inevitable —dijo fríamente y volvió a ver sus ojos. Ella se calló de inmediato. Él tenía ese efecto en ella; la hacía sentir inferior y estúpida, con una sola mirada—. No me digas lo que ya sé. Elegí hacer esto, te elegí a ti.

—No puedes —empezó a caminar hacia él otra vez, para detenerlo. La empujó hacia atrás, hacia el círculo imaginario que estaba creando y siguió caminando.

—¿No quieres saber toda la historia, Granger? —Tenía esa mirada de nuevo, la que más la enfurecía. Le hacía sentir como que se burlaba de ella, o que sabía algo que ella no. Sabía que la distraía para mantenerla en el círculo. Una parte de ella le decía que debía salir de allí, pero su curiosidad dio lo mejor de ella. Quería saberlo.

Draco sabía que se quedaría dónde estaba. Era una bruja inteligente y valiente, pero su sed de conocimiento la iba a matar un día. Él sonrió y continuó. —Dumbledore predijo que Voldemort iba a darme la piedra, pero él no sabía que ya la tenía.

—¿Ya tenías la piedra cuando Dumbledore todavía estaba vivo?

—Sí. Nunca intenté matarlo, Voldemort me dijo que fingiera ser un niño asustado que se vio obligado a matarlo —él confesó.

—¿Te dio la piedra y te dijo que fingieras matar a Dumbledore? —Sus ojos lo seguían por dondequiera que caminara. Ella no bajó la guardia—. ¿Por qué querría que fingieras?

—Quería hacer de mí su heredero, Granger, y no quería que Dumbledore lo supiera, quería que Dumbledore creyera que yo era sólo un peón.

Así que, en la carta, Dumbledore estaba en lo correcto después de todo. Heredero. Sí, tenía sentido. ¿Por qué Voldemort le daría a Malfoy la piedra? De alguna manera Voldemort previó su propia destrucción, por eso tenía un plan de respaldo.

Y si Malfoy era sólo un peón, Dumbledore no pensaría cosas malas de él.

—Pero no funcionó, ¿verdad? ¿Dumbledore se dio cuenta de que eras el heredero de Voldemort?

Casi podía sentir la emoción en él. —Le dije que lo era.

Ella miró hacia atrás, incrédula.

—Le mentí, le dije que no quería ser el heredero y que me estaban forzando. Él cometió un error enorme... Él confió en mí. —Sus ojos brillaron, disfrutando de la memoria—. Me dijo que le espiara, prometió ayudarme a remover la piedra cuando Voldemort finalmente decidiera usarla en mí, él nunca desconfió. Yo jugué con él.

—¿Para qué? Ya tenías la piedra en tu poder. Sabías que Dumbledore iba a morir, ¿por qué molestarte en ganar su confianza?

Lo escucho chasquear de nuevo en su lengua, ante su ignorancia. —Porque, Granger, el querido viejo Voldy iba a caer, lo sabía, gané la confianza de Dumbledore para que cuando la guerra terminara, no me enviaran a Azkaban por ser un mortífago, para seguir siendo libre.

—Y Voldemort no sabía nada de eso, ¿qué Dumbledore confiaba en ti?

—Evidentemente. Voldemort pensaba que su plan funcionaba, pensaba que Dumbledore no sospechaba que yo era su heredero, nunca supo que me convertí en un espía para Dumbledore o que el mismo heredero que él nombro, quería matarlo. También jugué con él.

Ella no habló por un tiempo. Estaba asimilando todo.

Estaba disfrutando cada momento, contándole sus nada menos que brillantes logros. No sabía qué pensar. Todo este tiempo, todo el tiempo fue él. Él jugó para ambos lados por sus propios deseos egoístas, y se salió con la suya también.

—No hay lado bueno, princesa, ni lado malo —Su sonrisa se ensanchó—. Sólo mi lado.

—¿Qué te paso? —Su voz se quebró de nuevo. Su rostro estaba triste y miserable—. No siempre fuiste tan vacío, tan frío.

—Siempre fui así, no me digas que soy diferente —él dijo—. Todo el mundo piensa así, incluso mis propios padres, piensan que yo soy un monstruo. Yo, su propio hijo. —No había rastro de tristeza o pena en su voz, sólo codicia—. Así que le pedí a Voldemort que los matara.

No. Ella jadeó ante sus palabras. Su falta de remordimiento era tan aterradora, tan difícil de imaginar, tuvo que bajar la cabeza y mirar momentáneamente hacia otro lado.

...pero por favor sepan que es difícil amar cuando todo el mundo te dice que no lo hagas.

Dumbledore había estado en lo correcto desde el principio. Malfoy era un monstruo porque la gente a su alrededor lo hacía actuar así. Su mundo entero había sido construido con tanto odio y oscuridad que parecía ignorante de que era sentir y amar.

...Draco perdió su camino en la oscuridad

Su fría risa interrumpió sus pensamientos. Se pasó la mano por el cabello. —Mírame ahora Hermione, tengo lo que todo el mundo desea tener, con lo que todo el mundo sólo puede soñar... poder. Y después de esta noche se acabó, te tendré.

—No lo harás. —Ella hizo una mueca—. Dumbledore no confiaba en ti por completo, dijo que te perdiste en la oscuridad, me lo dijo en una carta.

—¿Una carta de Dumbledore? —bufó—. Está muerto.

—Fue su último intento de advertirme, él lo escribió antes de morir. —Ella no debe dejar que él la asuste, no lo dejaría tomar el control. Puedes hacer esto, Hermione. Puedes hacerlo—. Él vio la oscuridad en tus ojos Malfoy, no vas a hacer esto, lo sé. ¿Sabes qué más dijo en esa carta? Dijo que todavía había esperanza para ti. A pesar de todo, todavía creía en ti.

—Dumbledore era un tonto —dijo con indiferencia y su rostro se oscureció—. Él no debería haber confiado en mí, en nadie, la confianza te destruye, él y el Señor Oscuro fueron una prueba de eso.

Se detuvo abruptamente. Luego caminó hacia ella, sus pasos se hicieron cada vez más sonoros. Su corazón se aceleró ante el sonido. Entonces, finalmente, él estaba frente a ella. Su figura se alzó sobre ella una vez más y sintió como si lo estuviera viendo por primera vez. No se podía negar que era guapo; Su cabello rubio era impecable, su máscara negra parecía fundirse en su rostro aristocrático y sus ropas de vestir le hacían parecer un dios.

Él era la perfección.

Estaba tentada a retroceder ante la visión de sus intensos ojos grises, pero cuando le rozó la mejilla con la mano, su contacto hizo que sus piernas se debilitaran. Lentamente se movió para desatar su máscara. Era tan suave, tan cauteloso, no podía encontrar la fuerza para alejarse.

—Pero yo también. —Su voz era suave, y se encontró a sí mismo relajado.

—¿Qué? —susurró débilmente.

—Creo en ti.

Draco miró a la chica frente a él con asombro. No quería más que plantar dulces besos en sus labios. Sintió un leve tinte de pesar en el estómago. Entonces había... ¿duda? ¿Dudas de ir con el plan? ¿Duda sobre este matrimonio?

Dieciocho círculos, Hermione estaba contando. Su rostro no tenía expresión, ningún movimiento. Ni siquiera parpadeó. Sólo permanecieron allí durante mucho tiempo, uno frente al otro. Buscaba cualquier emoción en sus ojos, cualquier cosa que pudiera decirle que él había cambiado de opinión, pero repentinamente la rabia brilló y ella retrocedió.

—Basta de esto.

—¡Él creyó en ti, Malfoy! —dijo en voz alta mientras se movía para agarrar su brazo. Empezó a tirar de ella de vuelta al círculo imaginario, pero ella luchó—. Tanto que él estaba dispuesto a pasar por alto la maldad que hay en ti, ¿no dice eso algo? ¿No significa que hay realmente algo bueno...?

—Esta es exactamente la clase de cosas de las que te he advertido, princesa. —Su tono era áspero y su agarre se incrementó. Estaba perdiendo la paciencia—. Te dije que no fueras vulnera...

—¡Yo también lo vi! —Su voz era cada vez más fuerte, ella estaba tratando desesperadamente de hacerle entender—. Olvídate de lo que todo el mundo dijo, creo en ti, todavía estás en alguna parte, yo te conozco...

—¡Confringo! —Malfoy la empujó al suelo en el mismo instante en que oyó esa voz. La maldición casi la golpeó, pero Malfoy la empujó fuera del camino y él se estrelló contra una estantería, había polvo y humo por todas partes.

—¡Hermione! —Unas manos comenzaron a levantarla—. Lo siento, yo no pretendía, ¿estás bien?

No tuvo tiempo de responder porque Malfoy empezaba a levantarse de nuevo. Harry le envió otra maldición y se estrelló contra el estante nuevamente.

—¡Hazlo ahora! —Harry le gritó. Ella agarró su varita.

—¡Amoveo!

Chispas blancas golpearon su cuerpo. Respiró hondo y se concentró. Oyó a Malfoy gemir y rodar sobre su estómago, pero ella nunca bajó su varita. Dirigió toda su magia hacia él cuando trató de levantarse. Cayó de nuevo. Pasaron unos minutos y ya no se movía.

Entonces gritó mientras su varita le quemaba los dedos. La dejó caer de inmediato, las chispas blancas desaparecieron.

Entonces el silencio reino.

Harry la miró, luego a su varita. No podían ver el cuerpo de Malfoy por la oscuridad y el polvo. —¿Funcionó?

Se acercó para comprobarlo, pero Harry la detuvo. No podían ver ningún movimiento, no podían oír ningún sonido.

Estaba tentada a suspirar aliviada, hasta que oyó una risa débil y sádica que hizo que su piel se erizara.

—¿El hechizo de remoción? —Su voz amenazadora salió de entre la oscuridad, ella podía adivinar que otra vez estaba furioso—. Impresionante, lástima que no funciono.

Casi inmediatamente, Harry apuntó su varita hacia ella. Hermione no tuvo tiempo para reaccionar cuando un hechizo la golpeó fuertemente, el impacto la hizo chocar sobre uno de los escritorios que fue empujado contra la pared. Los encantos protectores la rodearon en un instante y ella quedó atrapada.

—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó con indignación mientras golpeaba el escudo transparente con los puños.

—¡Lo siento, Hermione! —Harry ya no la miraba; no lo sentía en absoluto.

Muchas chispas empezaron a salir del polvo y los escombros. Harry se esmeró y envió más hechizos de vuelta. Quería ayudarlo, pero estaba completamente atrapada.

—¡Harry, déjame ayudar! —Gritó.

Malfoy volvió a ponerse en pie. Parecía un ángel de la muerte a punto de asesinar, tan diabólico y guapo al mismo tiempo. Las maldiciones y los maleficios que estaba enviando superaban a los de su amigo. Harry estaba teniendo dificultad para evitar los ataques.

Observó la escena impotente, incapaz de hacer nada. Harry envió tantas maldiciones como pudo, se agachó ante las que se acercaban a él. Malfoy tenía las manos en los bolsillos de nuevo mientras evitaba graciosamente los ataques de Harry.

Lo que más molestó a Hermione, sin embargo, fue la mirada un poco aburrida en su rostro.

—¡Sectumsempra! —Gritó Harry.

La maldición se acercó, pasando por un centímetro de su cabeza y cortando su máscara en el proceso. Su rostro se torció en otra sonrisa fría y demente y él agitó su mano como si fuese un látigo, tan rápido que Harry no tuvo tiempo de evitarlo. Su maldición golpeó a Harry en el pecho y lo envió volando a la pared. Sus gafas se rompieron y otros objetos fueron destrozados cuando Harry cayó sobre ellos.

—¡Harry!

No se movió.

Malfoy volvió a agitar la mano y Harry estaba gritando y retorciéndose. Estaba agarrando su cabeza y tirando de su cabello.

—No, no, no quiero esto, ¡haz que se detenga!

—¡Harry! —Ella golpeó el escudo con los puños y estaba segura de que se fracturó las muñecas, pero no le importó.

Malfoy caminaba hacia ella ahora, con un brillo triunfante en su rostro. Trató de deshacer los hechizos protectores que Harry colocó a su alrededor, pero no se movieron. Maldijo entre dientes.

—Fascinante hechizo, ¿no? —Estaba caminando alrededor del escudo, ignorando los gritos de agonía de Harry—. Es un hechizo de temor, se llama timor, te hace ver las cosas que más temes, las obtuve del libro Artes oscuras: belleza y poder.

—¡Jodete, bastardo!

—Lo harás después de casarnos princesa.

Los hechizos protectores que la rodeaban desaparecieron. Ella luchó cuando él medio la arrastró, medio la llevó al medio de la habitación.

—Obstringo —dijo. El fuego empezó a resplandecer del círculo invisible, encerrándolos a ambos. No sabía qué hacer. Él estaba sosteniendo sus manos apretadas, evitando cualquier medio de escape, ni siquiera tenía su varita. Harry seguía gritando.

La puerta se abrió de golpe y Malfoy volvió a agitar la mano. Podía ver a Blaise, a Ginny y a los miembros de la Orden afuera, pero no podían entrar. Sus bocas se movían, pero no podía oírlas. Ella lloró de dolor. Su brazo estaba ardiendo. Estaba empezando. Ella luchó contra su agarre.

—Lo que la magia ha ligado, ningún hombre podrá deshacer...

—¡Detente, por favor!

—Te dejo mi corazón y alma.

Ella gritó mientras sentía como si un cuchillo invisible estuviera abriéndose paso en la piel de su brazo. Vio su sangre y la de ella... mucha... en sus manos, en el suelo y en todo su vestido blanco. Por todos lados. Podía saborear el metal en su boca y sentir su humedad pegajosa en su piel. Estaba llorando, su visión estaba borrosa. Y esos tempestuosos ojos grises... ella soñó con esto antes. En su piel y en la suya se le formaba una M torcida.

—¡Vamos, dilo! —Él ordenó, su voz resonó en la habitación. Su agarre se tensó más. Todo lo que Dumbledore dijo de repente era claro.

—¡Levanta ese hechizo de él! —Ella gritó.

Él gruñó de rabia, pero con un ligero movimiento de su mano el hechizo se había ido. Harry ya no estaba gritando. Malfoy gritó para que continuara. Ella miró hacia abajo derrotada y obligó a sus labios a moverse.

—L-lo que la magia ha u-unido.

—¡Hermione no! —Oyó el lejano grito de Harry en algún lugar de la habitación.

—N-ningún hombre podrá deshacer...

—¡Hermione! —Harry parecía histérico y desesperado cuando se encontró con sus ojos. Todavía estaba inmóvil, pero intentaba desesperadamente levantarse. Ella parpadeó con lágrimas, murmuro un «lo siento» y miró a Malfoy.

—...Te doy mi corazón y alma.

Entonces el fuego alrededor de ellos se intensifico. Los cubría de todos los demás. Ya no podía ver a Harry ni a los demás.

Sus brazos se entrelazaron, sus labios se encontraron, y ella sintió magia entre ellos. Se sentía tan irreal. El beso no fue horrible como esperaba que fuera. Era una sensación cálida y refrescante, a cualquier otra sensación que había sentido antes. Y entonces todo se quedó en silencio, recordándole una escena de película muggle en cámara lenta. Sólo podía sentirlo, su cercanía, su exigente presencia, su toque. Ella lo sintió sonreír contra sus labios. Y cuando vio sus ojos.

...Era como si el mundo entero estuviera conteniendo el aliento.

La magia era tentadora. Ella sabía que era más fuerte, más poderosa, porque en ese mismo momento, ellos eran uno. El momento adecuado. Ella no perdió tiempo. Respiró hondo, concentrada.

—Amoveo.

Chispas blancas emanaban de sus brazos entrelazados y sangrantes. Los consumía, forzando la magia y el poder fuera de sus cuerpos. Y tan rápidamente como la magia se precipitó en ella, fue absorbida y se debilitó. Por primera vez en su vida, vio el miedo a los ojos de Malfoy. Sus brazos ardían mientras se aferraban el uno al otro.

Entonces la magia explotó en una luz cegadora, los separó a ambos en los extremos del círculo. Las llamas que los rodeaban desaparecieron. Estaba tumbada boca abajo y tenía la mejilla en el suelo. Sintió una punzada en su brazo.

La piedra Luteus flotó en el centro por un corto tiempo, hasta que cayó y se rompió en trozos pequeños, dispersos, perdidos.

¿Se terminó?

—¡Hermione! —Harry seguía inmóvil a unos metros de ella. El tiempo parecía haber reanudado su paso y volvieron a la realidad una vez más.

Levantó ligeramente la mano para decirle que estaba bien. Ella percibió el cuerpo inconsciente de Malfoy en el otro extremo...

Se terminó.

Ella podría finalmente...

Un fuerte estallido vino de la entrada causando que ella volviera a la realidad. Sus ojos se dirigieron hacia la puerta. Los miembros de la Orden, Blaise y Ginny estaban haciendo todo lo posible para quitar la barrera de la puerta.

¿La barrera?

¿No se supone que todo había terminado?

No. Ella miró horrorizada a Malfoy, que empezaba a despertar, pero ¿no estaba ahora impotente? La piedra ya estaba fuera de él.

Lentamente, se levantó. Ya no estaba sonriendo, y había algo en sus ojos que la hacía querer apartar la vista.

Entonces un error; olvidaron un detalle minúsculo y obvio que podría muy bien causar toda su destrucción.

Él todavía tenía su varita.

En pánico, trató de levantarse. Pero cada vez que trataba de moverse, manchas oscuras aparecían en sus ojos. Empezó a cojear hacia ella, pero algo le hizo detenerse.

—¡No, detente Malfoy! —Gritó cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Tanteó el suelo y se arrastró hacia él con desesperación. El daño que causó el hechizo de remoción fue demasiado para que su cuerpo pudiera manejarlo y su cuerpo amenazó con caer de nuevo en la inconsciencia.

Había pasado un tiempo desde que Draco usó su varita y ahora lo haría con el propósito de matar al elegido, a quien había odiado durante los años. Divide y conquista, sería posible después de todo.

¿A quién le importa la estúpida piedra? Ya la tenía. No necesitaba nada más.

—¡Por favor! —Estaba histérica. Ella tenía que hacer algo... cualquier cosa para detener esto.

Apuntó su varita a Harry. —Avada Ked-

—¡Draco!

Latido.

Se detuvo a mitad de camino. Sintió algo... algo latir dentro de él. ¿Qué es esto? Apretó su pecho con fuerza para asegurarse de que no lo estaba imaginando.

—¡Draco no lo hagas, por favor!

Latido. Latido. Latido.

¿Era este... su corazón?

Sentía la sangre bullir dentro de él, ¿un corazón? ¿Qué es esta locura? No tenía corazón. Era un monstruo, no era como ellos. Él era...

Bajó la varita y apretó su pecho con más fuerza. Hipnotizado y confundido por lo que estaba sucediendo, todavía estaba allí. Lo sintió palpitar, más fuerte que nunca. ¿Fue por el matrimonio? ¿Era porque el que le hacía sentir tanto estaba ya atado a él por el corazón y el alma?

Almas juntas, el corazón como uno, ¿verdad?

Así que Blaise estaba equivocado después de todo. ¿Él... tenía corazón ahora?

¿Ella y yo?

¿Nuestro?

Todo este tiempo creyó que era... Todo por lo que luchó... Todo el mundo estaba equivocado... Él... Ya no era un monstruo y...

Ella creyó en él desde el principio.

Se pasó las manos por el cabello y dio unos cuantos pasos hacia atrás. El mundo entero cambió ante sus ojos. Esto no era lo que él creía, no era así como se veía a sí mismo. Esto era diferente. No debía sentirlo. No se suponía que fuera humano...

—Dilo otra vez.

—Draco.

Corrió hacia la enorme ventana de una puerta y la abrió, dejando entrar le viento frío que le perforó la piel. Volvió la cabeza hacia atrás, la miró por última vez, y murmuró algo que sólo ella pudo escuchar.

Luego metió las manos en sus bolsillos una vez más, mirando las estrellas y la luna llena.

Él saltó.

Algunos dicen que murió por el salto, su cuerpo fue enterrado en algún lugar en el Bosque Prohibido, por los centauros que querían su venganza. Algunos dicen que sobrevivió y quedo herido por la caída, que se estaba sanando en alguna parte en las islas Filipinas y planeaba atacar a Harry Potter cuando llegara el momento.

Ella era la única que sabía que había escapado, ileso.

El Profeta salió con una foto de Harry y Hermione ese día. El niño que vivió y su mejor amiga, una vez más salvan el día. El tema en sí era vago y corto, indicando la muerte de dieciocho personas durante el baile. Harry habiendo detenido al asesino Draco Malfoy.

¡Qué valientes eran todos!

Sólo unos pocos sabían del increíble poder que Draco Malfoy había exhibido esa noche. Ni siquiera se mencionó cómo estaba ligado a Hermione Granger por un antiguo ritual matrimonial. Sólo los miembros de la Orden y unos cuantos aurores vieron cómo dejó caer su varita y se alejó cuando tenía a Harry Potter. Sí, sólo unas pocas personas sabían la verdad.

Hermione Granger vivía en el corazón del Valle de Godric, después de la Masacre de la Mascarada de Invierno.

Harry la visitaba todos los jueves y veían películas viejas y se dormían en el sofá. A veces, cuidaba a los pequeños Ronald y Katie Zabini y les leía historias de príncipes encantadores y castillos y finales felices. A pesar de que sabía que no existían y que uno no puede vivir un «felices para siempre», pero era mejor tener falsas esperanzas a ninguna esperanza.

Porque ella debía dormir con las luces encendidas para olvidar sus ojos grises que la frecuentaban.

Porque todo su ser temblaba de tanta belleza.

Porque al final, ella nunca estaría sola otra vez.

Porque al final, ellos eran uno.

Porque eso era lo que amaba.

Estirando las manos hacia el fuego.

Quemado, herido, pero todavía tratando de alcanzarla.

Sólo para sentir su calor.

Estaba vivo en algún lugar, lo sabía. Podía sentirlo en su sangre. La cresta marcará su brazo para siempre, un recordatorio del vínculo que compartieron en el matrimonio, y un día él volverá. Porque hizo una promesa antes de saltar al cielo nocturno. Cuando miró hacia atrás y la vio una última vez.

Cuando él realmente sonrió. Draco.

Cuando su voz resonó en su cabeza una y otra vez.

Volveré por ti...

FIN

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Fin Capitulo Catorce.

Notas: ¡Hola todo el mundo! Finalmente llego el día, he aquí el final de la historia. Sinceramente quiero agradecer a todos los que la leyeron, y me apoyaron durante todos los capítuloscon comentarios y votos , muchas gracias por estar allí conmigo durante ese proyecto.

Espero nos reencontremos en la segunda parte de esta historia.

¡Gracias totales!

Naoko Ichigo

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