Había logrado dormir, aunque escuché a Malena roncar toda la noche.
Las actividades que haríamos durante el día se nos habían entregado en la mañana y en ese momento teníamos que bajar al restaurante del hotel para desayunar y recibir algunas otras indicaciones, pero claro, antes de bajar, una rubia fastidiosa entró a mi habitación para decirme lo que me debía poner y luego me obligó a bajar con ella al comedor.
-Disfruta esto- susurró Malena a mi lado con una enorme sonrisa.
Todos en el comedor volteaban a vernos. Algunas chicas suspiraban al verme y eso me hacía sentir muy extraño. Por alguna razón me sentía muy engreído, sentía que tenía el mundo a mis pies.
Malena y yo nos sentamos en una pequeña mesa para dos personas de madera y observamos como los meseros en seguida ponían un delicioso desayuno en la mesa.
-Alumnos...si su ropa es parte de una nueva moda, debo decir que me encanta- dijo el profesor apareciendo de la nada justo al lado de la mesa- Entreguenle estas cosas a sus compañeros y en una hora nos vamos a la playa- nos entregó unas hojas de papel y se retiró de la mesa rápidamente.
-La gente se está dando cuenta de que lucir lindo en verdad es muy bueno- dijo Malena con una sonrisa orgullosa en la cara.
-Yo sigo pensando en que es increible hasta donde nos trajo tu excusa para la clase de psicología, este proyecto ni siquiera tiene nada que ver con la carrera- bufé.
-No hables, solo gózalo- dijo ella recostándose plácidamente sobre el espaldar de su silla -¡¡Mierda Ken escóndeme!!- espetó de repente muy nerviosa y se metió debajo de la mesa.
¿Qué rayos?.
Miré rápidamente a la dirección que había visto Malena, justo antes de esconderse debajo de la mesa como una completa loca. Entonces, vi a un gran hombre bastante guapo que entraba caminando al restaurante.
-¿Soy yo, o ese hombre te moja la canoa?- pregunté con sarcasmo y Malena mordió mi pierna- ¡No empieces, solo es una pregunta!- espeté y movi la pierna.
De repente noté que algunas personas nos miraban un poco extraño y me sentí algo incómodo, así que...levanté el mantel que cubría la mesa y luego me levanté yo.
-Adiós loquilla- tomé unas tostadas que estaban allí y abandoné a Malena que avergonzada salió de debajo de la mesa cuando todos la vieron.
Me preguntaba quién era ese apuesto muchacho y por qué Malena se había puesto tan nerviosa al verlo, aunque en verdad no me importaba demasiado, pero podría fastidiarle la existencia si conocía una de sus debilidades en esos momentos.
Iba caminando por el lindo pasillo decorado con flores cuando de repente me topé con dos personas que jamás me imaginé que me toparía.
-¿Pancracia?¿Michael? - dije viendo con sorpresa a los dos muchachos que en seguida se pusieron algo tensos.
-¡¡Ken!!- exclamaron los dos con mucha alegría y luego rieron con algo de nerviosismo.
-Vale, no me interesa saber que hacen aquí, así que...que la pasen lindo muchachos, adiós- los ignoré y fui a la salida del hotel.
Tenía ganas de salir corriendo hasta la playa, nadar muy lejos y que me devorara un tiburón.
¿Por qué estaba odiando tanto a Malena?
-Muy bien alumnos, recolecten toda la basura de la zona - ordenó el profesor con una gran sonrisa, lentes de sol y una piña colada en la mano.
El idiota estaba de vacaciones mientras nosotros recogiamos las porquerías que habían tirado otras personas. Fantástico.
El palo que tenía en la mano tenía una punta afilada que debía clavar en la basura para que se enganchara al palo y así podía tirarla en la bolsa. Pero la rabia que tenía era tan grande que en vez de darle a la basura, parecía que quería asesinar a la playa con esa punta afilada. Solo clavaba y clavaba sin para sobre la arena.
-Cuidado, matarás a un cangrejo con eso- murmuró Malena a mi lado y escuché su risa burlona.
-Aléjate o te lo clavo a ti en la cabeza- respondí resoplando.
-¿Por qué tan de mal humor?- indagó parpadeando con inocencia.
Estaba tan cansado de tener a Malena encima que por un segundo quise clavarle la punta del palo en la frente para no tener que volver a verla, pero no serviría de nada porque la conocía tan bien, que sabía que hasta siendo una fantasma ella me molestaría.
-Estoy de mal humor por ti- respondí tirando lo que tenían en la manos al suelo -Por tu tonto plan que no está funcionando- me acerqué a ella y ella retrocedió algo sorprendida - Por estar aquí por culpa tuya-comencé a sonar bastante duro - Por tu estúpida cara- mis manos se hicieron puños- POR ESTAR EN EL MISMO PLANETA QUE TÚ- grité - ¡Y por hacer esta tontería por TÚ culpa!- agregé mirando a todos en el lugar.
-Ken...- fue lo único que pudo decir porque estaba pasmada.
Sin pensarlo más salí corriendo hasta orilla del mar y me tiré a la refrescante agua.
Sentí que mi estrés se fue por completo cuando la deliciosa agua salada envolvía mi cuerpo. Definitivamente lo necesitaba.
-¡Ken Walt regrese aquí ahora!- reprendió el profesor desde el arena muy enojado.
-¡A tomar por cu...¡AAAH!- grité cuando sentí que algo me había mordido o picado.
Estúpida suerte.
-El profesor dijo que volveremos mañana y solo te pondrá un cinco de diez- dijo Malena mientras acariciaba mi brazo.
Me encontraba tirado en la cama de mi habitación debido a que, cuando me tiré al agua, en la zona en que lo hice, había un cardumen de aguas malas y por mala suerte me picaron dos en una pierna.
-Solo quiero descansar- dije cubriendo mis ojos con mi brazo.
-Pensé en lo que me dijiste en la playa...- habló de nuevo ella en un tono algo triste -Lamento haberte metido en mi plan absurdo...eres muy estúpido para esto- rió y yo abrí mis ojos.
-Vale, ahora largo que deseo dormir- dije irritado.
-Solo bromeaba Ken- resopló rodando sus ojos
-Buenas noches Malena- dije presionando mi mandíbula.
-Buenas noches Nerd amargado- rió levemente y sentí que besó mi mejilla- Descansa- finalizó levantándose de la cama y yendo a la puerta.
Debía aprovechar ese momento al máximo. Solo durante la noche podía descansar un rato de tantas locuras y mala suerte.
Mi mala suerte había llegado cuando conocí a Malena. Ella me daba mala suerte. Por eso la empezaba a odiar.
-Cuidado con lo que sueñas- dijo del otro lado de la pared.
Había olvidado que el demonio de tasmania dormía en la habitación de al lado.
-¡Ya cállate Malena!- espeté y cerré mis ojos para poder dormir.
Por la mañana, los autobuses habían llegado al hotel y todos esperaban, en una larga fila para subir contentos al gran transporte.
Y luego estaba yo, en una silla de ruedas siendo subido al autobús por cinco hombres.
La silla de ruedas al menos me había ayudado a conseguir un lugar especial en el autobús. Lugar que estaba muy alejado de la rubia loca que me seguía a todas partes.
El camino estaba tan aburrido que decidí escribirle un mensaje de texto a Laura. Tenía días sin cruzar palabra con ella.
[Llamada de Laura]
-Laura...no esperaba que llamaras, voy en el bus camino a la ciudad- dije cuando atendí su llamada.
-Es que necesito contarte algo- dijo directa.
-¿Pasó algo? ¿Estás bien?- dije algo preocupado.
-Es que...no me corresponde contartelo- la escuché nerviosa.
-Hablaremos cuando llegue, iré a tu casa.
-¡No!, no es necesario.
-Bueno, igual no puedo moverme, unas medusas picaron una de mis piernas y debo estar en reposo para que mis heridas sanen.
-¡Ay Dios, bebito!- exclamó con algo de preocupación.
-Te lo contaré luego, ahora debo colgar- dije observando irritado a la rubia frente a mi.
-Nos vemos- Laura terminó la llamada.
-Lo que seas que vayas a decir, no es mi problema ni tampoco el tuyo- dije antes de que ella hablara y me puse mis audífonos a todo volumen.
La observé rodar sus ojos y alejarse con cuidado hasta su asiento.
Habíamos llegado a la ciudad y una vez en casa a mi madre casi le da un infarto al verme en la silla de ruedas. Le conté que había sido por mi culpa y ella me dió un pequeño golpe en la frente -gesto del que casi instantaneamente se arrepintió.
El profesor me había dejado tareas extras debido a mi "mal comportamiento e irresponsabilidad" así que una vez terminado el sermón de mi madre, fui a hacer tarea.
No pude evitar pensar en que Laura estaba algo preocupada y deseaba contarme algo, que además, según ella, no le correspondía contarme.
-Permiso- escuché una voz masculina a mis espaldas y volteé rápidamente.
-¿Jacob?- expresé algo sorprendido-¿Qué haces aquí?.
-Tengo algo que contarte...aunque no lo sé...es complicado- dijo nervioso rascando su nuca.
Laura quería decirme algo...Jacob quería decirme algo...y los dos estaban muy nervioso. Eso solo significaba una cosa.
Habían empezado a salir Laura y Jacob. Estaba seguro de eso.
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Lo siento. Se que dije que actualizaría más seguido, pero es que últimamente he tenido bloqueos escritores :(
Un bloqueo escritor es ese momento en que pierdes las ganas de escribir o simplemente no sabes como continuar con la historia :"(
(POR ESO LOS CAPÍTULOS ESTÁN SIENDO MÁS CORTOS)
lo siento pero siento que las ideas se me están agotando :(
Pero tranquilos que haré lo posible por terminar esta novela.💖💖
Gracias por leer❤