CAPÍTULO 103
Me quito del abrazo rápidamente.
Sucrette: Eso fue hace tiempo...
Lysandro: Pero quiero saber
Sucrette: Con Kentin
Lysandro: ¿Con el idiota que se fue si decirte nada?
Sucrette: Sí
Lysandro: Ok
Sucrette: Lysandro, no me puedes reprochar nada, tú también desapareciste y estuviste con otra — me cruzo de brazos
Lysandro: Por lo menos a mí no me dejaron de aquella manera
Sucrette: ¿Q-qué...? ¡¿QUÉ DICES?! — estallo
Lysandro: No me grites
Sucrette: ¡Te grito porque eres tonto! — mis ojos centellean e intento no llorar
Lysandro: Si vas a seguir gritando sin sentido me iré con Nina
Al escuchar eso mi corazón se rompe en mil pedazos, me giro para que no me vea llorar y las chicas me abrazan.
Roberto: Deberías disculparte...
Lysandro: No es asunto tuyo
Escucho como se levanta y se aleja. No quiero eso, no quiero que se vaya.
Corro hasta él y agarro su chaqueta.
Sucrette: No te vayas por favor — lloro
No puedo creer la manera en la que me humillo por él. Ni siquiera tiene motivos para enfadarse.
Lysandro: Déjame solo
Sucrette: ¡No por favor!
Lysandro: ¡Deja de gritar, me cansas!
Al escuchar eso le miro, no puedo creer que ÉL dijera eso. Se quita de mi agarre y se va. En una milésima de segundo todo se viene encima mía, el aire pesa demasiado, tanto que no puedo ni mantenerme en pie.
Me tiro al suelo y lloro.
¿Por qué ha pasado esto? ¿Qué hice mal?
Narra Lysandro
Lysandro: ¡Deja de gritar, me cansas! — digo elevando el tono
Mi corazón se encoje y mi mundo también. ¡Acabo de gritarle al amor de mi vida!
Yo y mis estúpidos celos. Lysandro idiota.
No tengo la valentía suficiente como para seguir mirándola después de la estúpida escenita de celos que acabo de hacer. Me voy de ese lugar en busca de algo de paz.
Para mi mala suerte me encuentro a Nina de nuevo. El mundo me odia.
Nina: ¡Volviste a por mí! — se tira a mi cuello
Lysandro: No lo hice
Nina: En ese caso ¿Dónde está tu noviecita? — dice graciosa
Lysandro: Ella...
Nina: Ya veo, os habéis peleado y vienes a mí a buscar consuelo, no te preoupes te cuidaré bien — me abraza y sin pensarlo correspondo el abrazo y lloro
Sé que no debería pero necesitaba abrazar a alguien.
Nina: Ya está cariño, todo está bien — acaricia mi cabello
Sus manos se sienten bien. Son cálidas como las de Sucrette.
Su nombre se repite una y otra vez en mi cabeza. ¿Por qué abrazo a Nina teniendo a Sucrette? Ahora mismo debería estar a su lado intentando ganarme su perdón. Pero en vez de eso estoy abrazando a otra chica.
¿En qué te has convertido Lysandro?
Sucrette: ¡IMBÉCIL! ¡VUELVO A HUMILLARME SIGUIÉNDOTE A PESAR DE QUE TE HAS ENFADADO POR UNA MIERDA Y ¿CON QUÉ ME ENCUENTRO? — me giro y veo a la niña de mis ojos, con las mejillas empapadas en lágrimas — ES LA ÚLTIMA VEZ QUE ME HACES SENTIR ASÍ DE IDIOTA. NO ESPERES QUE VUELVA — se va corriendo y algo cae de su bolsillo
Voy a recoger eso, cuando me acerco veo que es su móvil.
Nina: Wow, está destrozado — se ríe
Lysandro: ¿Qué tiene tanta gracia? — digo con la voz ahogada
Nina: No sé, solo pensé que ahora el móvil haría juego con su corazón
No me gusta lo que acaba de decir pero tiene razón. Acabo de hacer añicos su tierno corazón. Tratando como basura sus sentimientos.
Ella volvió a por mí a pesar de mi rabieta de niño pequeño y lo primero que se encuentra es a mí en brazos de otra.
Lysandor: Mierda... — comienzo a llorar, hace tiempo que no lloro
Nina: Ahora podremos estar juntos — besa mi mejilla
Lysandro: Yo no quiero que estemos juntos — me alejo
Nina: Ella te odia, déjala ser feliz con otro, no la haces feliz
Esas palabras me hacen llorar más, aprieto mis puños. Me odio.
Nina: No te la mereces
Lysandro: Cierto — admito
Ella sonríe victoriosa y se aferra a mi brazo.
Nina: Volvamos a casa
Lysandro: No la merezco — digo con un nudo en la garganta
Esta es de las peores sensaciones que he sentido. Quiero llorar.
Nina se pone de puntillas y se acerca a mi oido.
Nina: Claro que no la mereces — sonríe