Si había una carta que Sakura podía mirar una y otra vez, era aquella que capturó para las vacaciones de verano, cuando «Vacío» estaba dejando el caos en la ciudad de Tomoeda. Le gustaba ver la nueva forma de ésta y el nombre que recibió después de ser sellada: «Esperanza». La pequeña niña ahora parecía estar en paz con la dueña de las cartas y con sus demás amigas y es que además sostenía ese corazón que para Sakura era tan importante y la respuesta clara de sus sentimientos.
La vez que pudo mostrársela a Eriol, éste quedó totalmente sorprendido de la nueva apariencia de la carta. El descendiente del mago tenía muchas preguntas con respecto a la carta, pero no necesitó formularlas, ya que conocía muy bien el poder y el corazón de la dueña de las cartas. Así podría sacar sus propias conclusiones. Al fin y al cabo él depositó esa misma esperanza en esta chica y hoy se sentía satisfecho de todo lo que ha logrado, por algo aún seguía manteniendo los recuerdos de tan poderoso mago.