Capítulo 15:
—Jacob— mis labios balbucearon débilmente mientras abría mis ojos.
— ¡Aidan! — Mientras mis ojos se adaptaban a la intensa luz blanca escuchaba mi nombre lejano —Aidan— de pronto una sombra se interpuso, tapándome la luz.
— ¿Qué pasó...?
— ¿Cómo te sientes? — una voz de ronca me preguntó.
—Estoy bien— respondí adormilada mientras intentaba sentarme.
Repentinamente los recuerdos comenzaron a aglomerarse en mi cabeza, Jacob, Mason, el bosque y los lobos.
Me levanté para salir a ayudar a Jacob, debe de estar solo y herido. Pero en el momento en el que me traté de levantar, un dolor en el estómago me hizo caer de nuevo a la cama.
Ese dolor me trae de nuevo a la realidad, Jacob no está en el bosque, Mason lo asesinó.
—Eh Aidan, tranquila, todo está bien.
—Jacob, ¿dónde está Jacob? — Comenzaba a alterarme, necesitaba respuestas — ¿dónde estoy?
—Estás en el hospital— respondió mi padre. Poco a poco comenzaba a aclarar el panorama, mi padre, el Alfa Erick yacía a mi lado tomándome del hombro a la izquierda, Iker cuidaba de mí a mi derecha, Jev estaba a los pies de la camilla junto con Ashaia.
— ¿Dónde está Jacob?
—Él está...
— ¿...Muerto?
— ¿Qué? — mi padre me mira confundido.
—Él está en el cuarto contiguo— Iker toma mi mano —él está bien.
—Pero él, Mason...—
— ¿Mason? ¿Quién es Mason? — preguntó Ashaia.
—Es el nombre del chico que atacó las manadas, él es el líder de los solitarios.
— ¿Cómo lo sabes? —miré hacia mi padre.
—Él me lo dijo.
— ¿Cómo es que te lo dijo? Quizá no sea el real, quizá solo es un sobrenombre— Jev se cruzó de brazos mientras hablaba.
—Quizá.
"Recuerda mi nombre"
— Jacob, ¿Cómo esta él? — mi corazón comenzaba a palpitar desesperado, lo único que quería era escuchar buenas noticias.
—Está siendo monitoreado, tiene algunos raspones, pero nada fuera de lo común con todo lo que sucedió ayer— los miré uno por uno, esperando que fuera mentira.
— ¿Raspones? — sonreí débilmente, era chiste, esto era un chiste.
—Sí, raspones— confirmó el Alfa Erick.
—Mason lo apuñaló, pero ustedes solo dicen que tiene raspones.
— ¿Qué Mason qué? — alarmados comenzaron a verse entre ellos.
— ¿Estás segura de lo que dices?
Iker comienza a tocarme la frente.
—Quizá tengas fiebre y estas comenzado a delirar.
—Yo lo vi, el levantó el cuchillo listo para matarlo, yo... yo lo vi— ¿fue un sueño? Comenzaba a cuestionar lo que había ocurrido — ¿Qué es lo que dice Jacob?
—No ha dicho nada, se niega a hablar— responde mi padre.
—Está un poco espantado, así que no quiera hablar sobre lo que ocurrió.
Mi cabeza comenzaba a doler, llevé mi mano hacia mi frente para dar pequeños masajes.
— ¿Qué es lo que verdaderamente pasó ayer, Aidan? —preguntó cauteloso el Alfa Erick.
Poco a poco comencé a decirles como Mason me había atrapado en el baño, en lo que me hizo prometer, lo que pasó después de que me descubriera, todo.
—Él se veía arrepentido de alguna manera.
— ¿Arrepentido? Mató a cinco personas, te lastimó a ti ¿Crees que se arrepiente de lo que hizo? —Jev simplemente no creía lo que escuchaba, los chicos parecían realmente furiosos.
—Él parece que, cuando me apuñaló fueran sus instintos, sus reflejos, cuando se dio cuenta pareció arrepentido.
Un bufido acompañado de una sonrisa irónica es lo que recibí de parte de Iker, me encogí en mi lugar.
—Creo que lo mejor será que descanses.
—Iré a ver a Jacob—quité las mantas que me cubrían, el frío se filtró en la delgadez de la bata del hospital, sin embargo, eso no fue lo que me preocupó, si no que el tan solo poner mis pies en el suelo, no logré mantenerme de pie, Iker y Jev me sostuvieron.
— ¿A dónde vas? — me regañó el Alfa Fuego.
—Iré a ver a Jacob, él les contará lo que sucedió porque al parecer ustedes creen que miento— pero los chicos comparten miradas, y ahí, en ese momento es cuando me comienzo a alterar.
—Vamos Aidan, tus heridas aun no sanan por completo— intentan arrastrarme de nuevo hacia la cama, pero me resisto.
— ¡Suéltenme! — me remuevo, mientras que el dolor empieza a atacarme y el temor a cegarme.
— Ya basta— Jev me abraza por detrás inmovilizando mis manos, para que no pueda dar ningún golpe.
— ¡No! Tengo que ir con Jacob — escucho pasos apresurados.
— ¡Ya es suficiente Aidan! ¡Jacob está bien! — Ashaia replica, pero sabía que mentía, solo lo hacía para tranquilizarme.
—Oye, eh mírame Aidan— Iker presiona mis mejillas —Está bien, ahora todo está bien, ¿sí? — sus ojos cafés me resultaron tranquilizadores, eso era lo que ocurría, Iker siempre estaba ahí, en los breves ataques que tenía.
Siempre estabas ahí, hermanito.
—¿Qué es lo que...? — Jev deja su pregunta al aire.
— ¿No lo sabes? Ella en ocasiones...
—Estoy bien, lo siento creo que necesito descansar— corto todo lo que tenía que decir mientras me comienzo a recostar, todos guardan silencio.
— ¿Quieres agua? — pregunta de pronto Ashaia, todos lo voltean a ver, sus comentarios fuera de lugar.
— ¿Que demo...? — empieza Iker.
—Ashaia traerá esa agua. — dice mi padre. Se miran unos con otros después me miran a mí.
— ¿Esa agua? — nadie me responde.
Llevé ambas manos a mi cara, me estaba sintiendo mal, todo era confuso, simplemente quería irme y no recordar nada.
Después de unos minutos de la ausencia de Ashaia entra dando un portazo.
— ¿Qué es lo que te tomó tanto tiempo? — Jev lo reprende.
—Aidan— me llamaron, estaba a punto de quedarme dormida, Ashaia extiende el vaso de vidrio con agua.
— ¿Tiene veneno? — me empiezo a sentar, tomé un sorbo mientras veo como detrás de Ashaia se encontraba un señor de aspecto avanzado y una bata blanca, el doctor.
—Claro que no señorita— sonríe — ¿Cómo se siente?
—Bien, como si todo mi cuerpo pesara más de lo normal— mis párpados comienzan a sentirse cargantes y mi visión se empieza a tornar borrosa.
— ¿Quién se quedará?
—Yo— responde Jev.
—Debiste dejar a soldados a su cuidado— Iker le dice a mi padre.
—No hay suficientes, todos ayudan en la manada y quien mejor para cuidar de Aidan que unos de ustedes— la voz del Alfa comienza a escucharse lejana —Será mejor que nos despidamos— alcanzo a escuchar a mi padre. —Recuéstate hija, y descansa— besó mi frente con suavidad.
—Adiós— Iker revolvió mi cabello suelto.
—Cuídate niña, nos vemos— Ashaia pellizcó mi mejilla.
—Descansa— Jev acarició mi mano —estaré abajo.
Fue lo último que escuché, para luego quedarme dormida.
Comencé a abrir despacio mis ojos, di un vistazo alrededor, pero todo lucía borroso, a excepción de la figura de espaldas frente a mí
—Jev— musité, mi voz sonó ronca, volteé a mi derecha a buscar en la pequeña mesita el vaso con agua, lo tomé y lo llevé a mis labios, antes de que tomara un trago su voz me detuvo.
—No creo que quieras tomarla, es la que te hace dormir — mis labios quedaron en el vaso estáticos mientras mi respiración pareció atascarse, apreté con fuerza el vaso de vidrio negándome a voltear.
Sin embargo, tomé suficiente valor y lentamente volteé a verlo, portaba un abrigo negro y pantalones del mismo color, su cabello negro haciendo juego.
No solté el vaso, y vi rápidamente hacia la puerta.
¿Cuánto me tomaría llegar a la puerta?
—No lo hagas— mis ojos azules pararon a sus profundos ojos negros.
— ¿Q-qué haces aquí? — no traté de ocultar el temblor que envolvían mis palabras.
—No vengo a hacer daño— aclaró—Vengo por ayuda.
Solté una risita incrédula.
— ¿Ayuda? — sus ojeras bajo sus ojos llamaron mi atención, así como su aspecto desalineado.
—Sí, así que, por favor no grites, sólo escúchame.
—Vete.
—Lo siento, ¿sí? — Su voz comienza a sonar desesperada — no quería hacerte daño, ni a ti ni a los demás.
—Entonces ¿Cómo se le llama a lo que hiciste?
Llevó sus manos a su cabello, luego pasó su dedo índice por debajo de su nariz.
—Ya lo dije, lo sien...—
— ¿Crees que con un estúpido "lo siento" vas a arreglar lo que hiciste? — Lo interrumpí — ¿crees que lo va a arreglar? Mataste a cinco personas, y estuviste a punto de matar a un niño, Mason, no creo que un "lo siento" vaya a arreglarlo.
—Ya lo sé, solo que...—
— ¡Entonces que haces aquí! — grité desesperada.
— ¡Necesito tu ayuda! — me gritó de igual modo.
—Los chicos a los cuales mataste también necesitaba ayuda, y se lo negaste Mason, no vengas con arrepentimientos que simplemente no te quedan.
—Eso es un pecado que siempre cargaré en mis hombros, ¡Maldición deja de reprochármelo!
— ¡Vete! — grite con lágrimas en los ojos.
—Solo escúchame— bajó su voz. —tenía que hacerlo, si no el líder de los solitarios llegaría por ellas y no puedo permitirlo, tu vez lo que otras personas no ven, tu viste algo bueno en mí, así que por favor si aún...
—No veo nada bueno en ti ahora— lo interrumpí de nuevo. Volteó su cara hacia un lado, después volvió a pasar su dedo índice debajo de su nariz.
—El líder de los solitarios irá por ellas necesito...— se calló.
— ¿El líder de los solitarios? —la presión en el vaso de vidrio incrementó, mi cuerpo comenzó a temblar. — ¿El líder de los solitarios no eres tú?
Eso significaba que el peligro no estaba aquí, si no afuera, pronto me di cuenta que Mason solo era un peón más, el líder estaba fuera planeando nuevas formas de atacarnos.
Mason solo era un soldado roto en su juego.
Un soldado muy fuerte ¿no?
—No, no lo soy.
—Dime quien es el líder y brindaré toda la ayuda que necesitas— dije decidida, esto pareció no agradarle a Mason.
—No.
Pasé saliva.
—Creí que "ellas" lo eran todo para ti, por qué no entregas al líder, Mason— no sabía quiénes eran "ellas", pero pareció surtir un efecto favorecedor para mí.
—No.
—Entonces vete, en lo único que te ayudaré es en no decirle a nadie que estuviste aquí, y que rogaste por ayuda. Vete.
Me vio unos segundos, dudando, después suspiró.
—Bien— se dirigió a la salida, cuando tomó el pomo hablé.
—Después de que salgas por esa puerta, te daré caza, no descansaré hasta verte pagar por lo que hiciste.
Sonrió.
—Te estaré esperando— fue lo último que dijo antes de salir y cerrar la puerta detrás de él.
Expulsé todo el aire que había retenido, solté en vaso y se hizo añicos en el suelo, mientras las lágrimas comenzaron a salir.
¿Había sido un error?
Un pensamiento fugaz cruzo por mi mente, qué si había ido a la habitación de Jacob, si toma venganza por no ayudarle.
Me levanté con rapidez y agilidad, olvidándome de la punzada en mi estómago, abrí la puerta, di unos cuantos pasos, pero choqué con algo, más bien alguien.
— ¿Aidan? — Levanté mi mirada — ¿Qué haces afuera? — Jev me separó de él.
—Vine, vine a recibirte— le sonreí falsamente.
—Pero que linda, mira, te traje esta rosa— la puso frente a mi tan cerca que mis ojos se pusieron bizcos la alejé un poco para verla bien, era una rosa azul rey, la tomé y miré a Jev.
—Es hermosa, gracias.
Di una mirada detrás de él, y lo vi, en el fondo del pasillo estaba Mason, dándole una calada a su cigarrillo. Estaba fumando en el hospital.
Mason me miró, ahora el cigarro estaba entre su dedo índice y dedo medio, lo alzó hacia mí justo como Jev me había dado la rosa.
—Eh— Jev pasó su mano frente a mi rostro — ¿Qué tantas miras? — intentó voltear, pero yo lo sostuve de una de sus mangas.
—Nada, vamos a dentro— lo comencé a jalar, di una mirada rápida hacia Mason, pero él ya no estaba.
La rosa azul lleva consigo un mensaje de amor eterno, ¿por qué no lo cumpliste?