Cuando sepas de mí ; Kamijirou

By fallinhoshi

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¿Y si su mayor secreto fuera expuesto a toda la clase sin que ella pudiera hacer nada? ✦ One-shot. ✦ Alternat... More

único

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— ¿Lo habéis leído?

Sero y Jirou fruncieron el ceño y se miraron entre ellos. No comprendían la emoción de Kaminari, el cual no dejaba de mirar hacia detrás cada poco tiempo y señalar hacia el gran tablón que ahora decoraba el fondo de su clase. La pareja acababa de llegar a la clase, a mala gana y recién levantados, por lo que no estaban para los trotes del rubio.

Ambos le ignoraron, dirigiéndose hacia sus sitios y dejando su maletín encima de sus mesas, pero el tercero se las apañó para no dejarles sentarse y arrastrarles hasta el final de la sala, tirando de las mangas de sus camisas con la suerte de que ambos se dejaron llevar sin poner resistencia alguna.

Los dos vieron revolotear a su amigo enfrente de aquel tablón, buscando alguna de las notas escritas a ordenador que su profesora les obligó a escribir. Según ella, soltar anonimamente alguna de las cosas que más les atormentaban y ver como los demás reaccionaban podía sacar una mejor versión de ellos. Así que tuvieron dos semanas para entregar su secreto a la profesora y así ella poder exponerlos a la gente porque, claramente, era lo que un grupo de adolescentes querían. Por si fuera poco, era obligatorio para toda la clase, algo que aún mejoraba más la situación.

Y ese día era el primero de aquella infernal semana donde sus mayores intimidades colgaban cara al público sin que ellos no pudieran hacer nada más que esperar a que nadie reconociera su secreto.

— ¿Has venido solo a clase para ver esto? Llevabas dos días sin aparecer, ¿lo sabes? —comentó Sero mientras el otro no paraba quieto.

—Claro que lo sabe. No sé porqué no me sorprende que esta estupidez sea suficiente para que él vuelva.

— ¿¡Estupidez!? —Se llevó una mano al pecho, mostrando un tono más que ofendido—. Esto es muy importante, Jirou.

La chica soltó un resoplo mientras que el moreno se limitaba a mostrar su habitual sonrisa. Dentro de lo importante que podía ser el hecho de exponerte al público, la teñida seguía pensando que no era necesario aquel circo de los horrores.

— ¿No los habéis leído?

— ¿No ves que acabamos de llegar?

—Hay cosas muy interesantes. —La chica ahogó un grito, girando sobre sus talones.

— ¿Para qué nos querías, Kaminari? —preguntó Sero, agarrando a Jirou del brazo para evitar que se fuera a su sitio.

—Quiero saber quién es la persona de esta confesión.

Ella se giró para ver como su amigo se ponía de puntillas, intentando agarrar un papel que se encontraba más alto que sus posibilidades por aprobar ese curso.

— ¿Se pueden coger los papeles? —Frunció el ceño, mirando al moreno.

—No lo sé y tampoco quiero saberlo. Aunque supongo que algunas personas no verán los de arriba y podrán cogerlos.

El rubio alcanzó al fin el papel, mostrándoselo a sus dos amigos. Los dos se inclinaron para poder ver el mensaje más cercano.

«Me avergüenzo tanto de mi misma que soy incapaz de confesarme a la persona que amo. Nadie puede querer a una persona con mi cuerpo. »

Los dos se miraron de reojo antes de dirigir la mirada a Kaminari. La seriedad en su rostro les causaba algo de gracia. Era una faceta de su amigo que desconocían ya que siempre estaba con bromas y todo tipo de estupideces.

— ¿Y qué nos quieres decir con esto?

—Hay una persona en esta clase que no se ama a si mismo. —Jirou puso los ojos en blanco, llevándose una mano a la frente—. Una mujer que no se ama. ¿¡Sabes qué es eso!? Un maldito delito. Las mujeres son los seres más hermosos del planeta y no puede haber una sintiéndose así.

Jirou soltó una carcajada, dando un paso hacia detrás y cruzándose de brazos. Kaminari le miró con una ceja levantada, bajando el brazo.

—Como se nota que no sabes nada de mujeres.

—El único contacto con una ha sido su madre, no le pidas mucho.

— ¡Eh! ¡Yo entiendo! —Ambos comenzaron a reírse haciendo que él se molestara mucho más.

—Eres el primero que solo se fija en el cuerpo de las mujeres.

—Por eso me preocupo. —Justificó moviendo el papel.

—Kaminari, por mucho que le digas a una chica que ame su cuerpo, si ya no lo hace, va a ser complicado que lo haga. No vayas de Superman, por favor.

Dicho eso, se volvió al final a su sitio, escuchando como el rubio decía su nombre en un hilo de voz. Sero se encogió de hombros y aprovechó también para volver a su sitio, seguido poco después del otro chico, el cual aún tenía la nota en la mano.

Durante las siguientes clases, Kaminari hizo lo más normal en su rutina: no prestar atención a la lección; pero con la ligera diferencia de que estaba escribiendo algo. Jirou pudo ver sobre su hombro que era una lista de nombres, encabezada con el título de "la chica perdida".

Ella tuvo que contenerse para no levantarse y tirarle su pupitre a la cabeza. ¿Qué le pasaba a aquel imbécil? ¿Cómo podía tener las energías de centrarse en algo que hasta él se había quejado en el momento de plantearlo? ¿Por qué quería ahora salvar una vida siendo mister superficial? A veces ni siquiera entendía a su mejor amigo y mucho menos sus prontos.

Pronto supo que era aquella lista a manos de él y no por su propia curiosidad en clase, en la hora del almuerzo justamente, fingiendo que no sabía de la existencia de aquella "creación". En el momento que estaba dando la vuelta a su silla para sentarse cara a cara a Sero, Kaminari decidió plantar aquel papel sobre el pupitre, arrastrando su silla hasta dejarla en mitad del camino.

—He hecho una lista. —dijo sonriente, haciendo que los otros dos fruncieran el ceño.

— ¿Una lista?

El moreno agarró el papel, echándole un vistazo por encima. Al ver que Jirou buscaba la manera de verlo para confirmar lo antes leído, decidió volver a dejarlo sobre la mesa, escuchando un gracias de la boca de ella. Ambos comenzaron a leer todos los nombres que había en el papel, los cuales correspondían a sus compañeras de clase.

—He hecho una lista con los nombres de las chicas de clase. —dijo orgulloso, esbozando una gran sonrisa cerrada.

— ¿Tenemos que darte un premio por escribir los nombres sin preguntar o qué?

—Voy a descubrir quién es esa chica y lo voy a descubrir hoy. —Colocó ambas manos en su cintura, levantando la cabeza con orgullo.

—Bien, ahora come algo. —murmuró ella sacando su bento mientras Sero abría el suyo, ignorando al otro.

—Voy a la cafetería, cuidar mi estudio. —Informó antes de dar media vuelta y salir corriendo hacia aquel lugar.

Jirou se limitó a fruncir el ceño mientras que Sero volvía a mirar a esa lista, soltando una suave carcajada al repasar hasta los pequeños apuntes que había hecho al lado de cada nombre. El idiota era detallista para cada cosa sin sentido que les llegaba a sorprender.

—Falta uno. Te has dado cuenta, ¿verdad? —Sero levantó la mirada por un segundo del papel, viendo como ella echaba la cabeza hacia detrás.

—El mío, lo sé. ¿Por qué no me sorprende que no me vea como una mujer? —Soltó un suspiro antes de volver a bajar la mirada y abrir el bento.

—Puede que te haya descartado porque no te ve como la chica del papel.

—Si lo dices, me lo creeré. —murmuró apoyando la barbilla sobre su mano.

—Y no ha dejado la nota. —Sero chasqueó la lengua, levantándose del sitio.

— ¿Dónde vas? —Le siguió con la mirada, viendo como cogía el papel de la mesa de Kaminari y se dirigía al fondo de la clase.

Por no quedarse sola, decidió seguir los pasos de su amigo hasta plantarse en frente de aquel corcho gigantesco con todas aquellas confesiones. Era la primera vez que se plantaba sobre él y esperaba que fuera la última. No quería meterse en los asuntos íntimos de sus compañeros, por eso se había prometido no leer nada de aquellos papeles, pero el rubio le había obligado a leer la primera y acababa de leer la segunda, estallando de la risa por la estupidez.

— ¿Has visto esta? —Señaló una a la altura de sus ojos donde ponía «soy adicto al porno»—. No hacía falta que Mineta pusiera esto, ya lo sabíamos.

—Hay una que pone "soy gay" en letras de colores. ¿No debía ser solo en negro? —Le miró de reojo mientras colocaba el secreto en su sitio.

—No lo sé, pero me alegra que sea tan colorido y que no esté al lado de esta. —Señaló de nuevo a la del porno, reprimiendo otra carcajada.

— ¿Lo qué escribiste fue serio? —La chica levantó una ceja viendo como él se apoyaba en el corcho—. Un secreto serio.

Jirou soltó un suspiro, colocándose a su lado. No quería admitir que se había dejado llevar por sus sentimientos y había escrito lo que verdaderamente sentía, resguardada por aquel anonimato, pero lo había hecho como una idiota, deseando de alguna manera que supieran que era ella para poder afrontar el tema de cara con sus amigos, mas ahora se moría de la vergüenza con solo pensar que uno de ellos podía enterarse de sus debilidades.

Sero supuso que la respuesta a la pregunta era sí al ver como ella bajaba la mirada y enroscaba sus dedos en un mechón de pelo.

—Yo también. ¿Te digo cuál es?

— ¿Quieres decírmela? —murmuró ella.

—No, pero ya la sabes. —Soltó un suspiro, dándose la vuelta para buscar su papel—. Resulta que me viste ese día y, pensaba en decírtelo, pero como no sacaste el tema, lo di por olvidado.

— ¿Qué día? —Ladeó la cabeza, viendo como el moreno iba de lado a lado del corcho.

—Hace un mes más o menos, en el parque de este barrio.

—No tengo ni idea. —Confesó.

— ¿En serio te has olvidado? Menos mal. —Soltó un suspiro de alivio, dejando de buscar.

— ¿No me lo vas a contar ahora? —Le vio vacilar, haciendo que ella negara con la cabeza—. ¿En serio?

Al ver como pasaba de ella, soltó un resoplo y se apoyó en el tablón, viendo como aún tenía un papel en la mano. Desconocía si era el suyo o el que Kaminari había estado llevando de lado a lado de la clase.

— ¿Es este el tuyo? —Le ofreció el papel, plantándose enfrente suyo.

Miró primero al papel y luego a él antes de agarrarlo. Leyó el contenido del mensaje, poniendo los ojos en blanco y pasando de su amigo para colgarlo de nuevo.

— ¿Es ese? —Ella no contestó, volviendo al sitio—. Por mucho que le digas a una chica que ame su cuerpo, si ya no lo hace, va a ser complicado que lo haga.

—Eso no quiere decir que sea mi confesión. Solo he dicho la verdad. —Bufó sentándose de nuevo.

— ¿Desde cuándo te gusta Kaminari? —Puso las manos sobre la mesa, inclinándose sobre ella y haciendo que se echara hacia detrás.

— ¿D-De dónde te has sacado eso? Además, ¿por qué crees que soy esa persona? Ya te he dicho que no es así.

Sero levantó una ceja. La chica no se había percatado, pero estaba completamente sonrojada y era incapaz de aguantar la mirada.

—Creo que no deberías odiarte tanto. Se que me vas a gritar diciendo que no puedo hacerte cambiar de opinión, pero es la verdad. —Se sentó, agarrando los palillos por primera vez—. Estás mejor de lo que crees.

— ¿Gracias? —Soltó una bocanada de aire, tamborileando los dedos sobre la mesa.

— ¿Así qué es Kaminari? —Levantó una ceja.

—Igualmente no soy su tipo. —murmuró clavando sus palillos en el arroz.

—Yo creo que por ser mujer ya eres su tipo. —Jirou levantó la mirada, soltando una suave risa..

—Ojalá, pero después de ver la lista y que no est-

—Eso es una tontería.

— ¡Lo sé! Pero no me ve como una mujer. Me ve como a ti y dudo que quiera tener algo contigo. —Bramó.

Sero no comprendió ni una palabra de lo que acababa de decir. Se limitó a asentir antes de comer algo por primera vez.

—Hoy tenéis limpieza juntos, ¿no?

—No me lo recuerdes.

— ¿Y le vas a decir algo?

—Que va.

— ¿Y si descubre que eres tú?

— ¿Con esta lista? —Levantó el papel, agitándolo—. Lo dudo. Su cabeza tampoco dará para tanto, así que no me preocupo.

—Haz lo que quieras, pero será mejor que te lo quites de encima.

Apretó los labios, clavando otra vez los palillos en el arroz. Que fácil sonaba cuando no eres la persona que se la juega a una carta. Por mucho que quisiera tener algo con el idiota de su amigo, temía poder perder su amistad. Sabía que él le soltaría algo como que no pasaría nada, que seguirían igual que siempre, pero ella no. Solo se moriría de la vergüenza y desearía desaparecer de por vida, además de que él actuaría raro por mucho que intentara disimular.

— ¡Deja ese papel en paz, Jirou!

Kaminari se abalanzó sobre ella, intentando quitarle el papel. Dicho empujón hizo que la silla y la mesa se movieran, temiendo que tanto la teñida como la comida acabaran en el suelo en un show que ninguno de los tres quería.

— ¿Puedes tener más cuidado, idiota? —Bufó dándole el papel.

—L-Lo siento. —murmuró ocupando la silla libre y dejando sobre la superficie de madera su almuerzo y la dichosa lista.

Ella no le contestó, solo apartó la mirada más para molestarle que para otra cosa. El chico se quedó mirándole, haciendo pucheros y abriendo el primer pan que había comprado.

—No me has contado tu secreto, Sero. —comentó ella, mirándole mientras cataba su comida.

—Espera, espera. —Intervino el rubio—. ¿Sabes el de ella? Yo quiero saberlo.

—Lo he adivinado. —dijo victorioso—. Ahora a ella le toca buscar el mío.

—Eres muy mal amigo. —Bufó.

— ¿Y a mí no me vais a decir nada? —Se quejó el tercero, siendo completamente ignorado.

Las quejas de Kaminari fueron ignoradas por ambos, los cuáles siguieron comiendo. El rubio se cansó de no ser escuchado y decidió contarles sobre la lista y quién tenía más papeletas para ser la suso dicha, creyendo que eso llamaría más la atención de ambos. Fue erróneo ya que a ninguno les importaban sus estudios y sus dramas sin sentidos.

Pero la que ahora tenía el drama era ella al escuchar la campana que anunciaba el final de la clase. Noto como se iba a ahogar solo del agobio que tenía con solo pensar en estar a solas con él. No entendía porqué se encontraba así ya que era imposible que supiera que era ella a quién buscaba, así que no debía estar tan nerviosa, pero estaba a punto de vomitar hasta el desayuno del día anterior.

—Nos vemos mañana, Jirou. —Se despido Sero, sacándole de su trance.

Ella dio un salto en el sitio, murmurando un par de palabras que nadie pudo entender. Sentía que, si se ponía de pie, acabaría en el suelo porque sus piernas no le contestarían. Quería morirse y a ese paso iba camino a hacerlo. Poco más y dejaría de respirar con normalidad.

—Venga, Jirou. Ayúdame con esto. —Canturreó el chico cuando ambos se quedaron solos en la sala, abriendo el armario donde estaban los aparatos de limpieza con la mala suerte de que cayeron todos al suelo.

—Serás torpe. —Bramó ella levantándose y acudiendo a su ayuda.

Para cuando ella llegó, él ya tenía todos los objetos encima con peligro de volver a caer. Se apresuró para agarrar por lo menos un recogedor y una escoba antes de que todo volviera a resbalar entre sus manos, golpeando el suelo y haciendo aún más ruido que antes.

Ella se limitó a soltar un suspiro, apartar la mirada y alejarse de él lo más rápido posible, llevándose con ella los únicos dos instrumentos que había sido capaz de salvar.

— ¡Ayudame!

Pasó de sus quejas, quedándose plantada frente a su sitio. Ni él ni ella habían recogido sus cosas de encima de sus escritorio, por lo que esa lista infernal seguía ahí, recordándole lo cabezón que era para algunas cosas. Él se percató de que estaba mirándola, dejando todo en el suelo y aprovechando el momento para hablarle de su conclusión que, con suerte, habría sido la acertada.

— ¡Mi estudio ha finalizado, Jirou! —dijo él plantándose a su lado, más la chica comenzó a dirigirse al final de la clase para comenzar su tarea—. ¿Quieres saber quién es la chica?

Ella no contestó, sabiendo que aunque lo hiciera, él seguiría hablando. Dejó el recogedor en un lado y comenzó a barrer, sintiéndose frustrada porque Kaminari decidió ponerse por delante suyo para atraer toda su atención. Se estaba jugando que le metiera un escobazo en la espalda.

—Después de esta cansada mañana.

—Cansada porque tu cerebro no ha pensado tanto en su vida. —Le interrumpió intentando molestarle, pero él no reaccionó.

—He llegado a la conclusión de quién puede ser la chica. —Jirou apoyó la escoba en el tablón, cruzándose de brazos frente a él—. Cuando Sero y tú no mirabais, fui a leer los demás secretos.

— ¿No habías leído todos al principio de la mañana?

— ¡Es que este era muy importante y debía centrarme directamente en él! —Se justificó antes de continuar con su tesis—. Y era muy fácil saber cuales eran secretos de chicos y de chicas.

—Por los pronombres, enhorabuena. —Puso los ojos en blanco, intentando volver a coger la escoba, pero él le agarró de la muñeca.

—En realidad es por eso, pero vamos a decir que lo descubrí sin ese factor.

—Eres un idiota. —Soltó un resoplo, haciendo que el esbozara un puchero—. Ahora déjate de rodeos y dime quién de tu dichosa lista es la chica a la que vas a comenzar a acosar a partir de ahora.

—No pienso acosarle.

—Sí, sí. Por eso te has pasado un día entero intentado saber quién es ella.

— ¡Si no hubiera querido que lo descubrieran, no hubiera puesto eso!

— ¿¡No ves qué ha sido obligado!? ¡¿No recuerdas que todos estábamos en contra de la basura del tablón?! ¡Deja a esa pobre chica en paz!

Su tono elevado más el golpe que propinó al corcho alertó a Kaminari de que ella estaba realmente molesta. La escoba cayó al suelo y el tablón vaciló, con suerte de quedarse en el sitio. El rubio, ante tal brusco movimiento, le soltó la muñeca, más no tardó en volver a cogerle de la mano, como si eso fuera a tranquilizarle en vez de ponerle mucho más nerviosa.

—No puedo dejarte en paz, Jirou.

— ¿Eh? —Soltó una risa nerviosa—. ¿Por qué debo ser esa chica? Ni si quiera me tienes en tu basura de lista. Ahora, ¿por qué debo ser yo? ¿Es por qué la est-

—Escuché toda la conversación con Sero. —ella respiró hondo, cerrando los ojos y esperando que todo fuera un sueño cuando los abriera, pero Kaminari seguía ahí y Jirou no estaba en su cama.

— ¿Y qué? —dijo en un hilo de voz quebrada. Sonaba como si estuviera a punto de llorar aunque así no fuera.

Él le soltó la mano, dirigiéndose hacia el tablón. Ella le siguió con la mirada, sintiendo como todo el cuerpo le temblaba. Estaba a punto de huir y lo hubiera hecho si sus cosas estuvieran en su mochila y no en su escritorio, pero la suerte ese día no estaba de su lado.

—Sero me vio llegar. Iba a pegarte un susto hasta que escuché de lo que hablabais y me quedé quieto. —Confesó quitando la chincheta a uno de los papeles—. Luego intenté actuar como si nada y creo que lo conseguí. Debería intentar entrar en el club de teatro, ¿no crees?

Ella no contestó, estaba demasiado ocupada en intentar no desmayarse y buscar una manera de matar a Sero sin dejar rastro que no podía centrarse en las preguntas del otro.

El rubio se plantó frente a ella, más cerca de lo que le hubiera gustado. Jirou retrocedió más él le agarró de ambas manos, depositando el papel entre ellas y cerrándolas para dejarlo en mitad de ambas.

—Este es mi secreto. Es justo, ¿no? —Mostró aquella sonrisa amplia que se había convertido en su debilidad.

La teñida bajo la mirada, abriendo las manos, dejando ver el papel que había dejado él dentro. Pudo leerlo perfectamente ya que el mensaje era corto y conciso, algo que era sorprendente ya que él solía extenderse más de la cuenta.

«Si me confieso a mi mejor amiga, ¿dejará de serlo si me rechaza?»

Ella comenzó a negar con la cabeza, notando como un par de lágrimas amenazaban con recorrer sus mejillas. Él vaciló antes de abrazarle, haciendo que la teñida se quedara petrificada en el sitio.

— ¿Por qué? —murmuró.

—Porque si te besaba, me pegarías. —Se encogió de hombros mientras ella hundía más su cara en su pecho—. También se que me pegarás porque, como soy mister superficial, no puedo ver la belleza más allá del físico, pero adoro cada parte de ti. Adoro tu sonrisa, tu humor, tu manía de jugar con los mechones de tu pelo cada vez que puedes... Me gusta como eres, Jirou, y creo que eres perfecta aunque tú no lo veas. Así que, te pido que me dejes enseñarte lo que yo veo y así, por lo menos, empieces a quererte un cuarto de lo que yo te quiero.

Entonces comenzó a llorar, ahogándose en lágrimas de felicidad porque aquella estupidez había funcionado. Porque, aunque aún no veía que partes de ella eran bonitas, tenía al chico que quería a su lado, algo que veía a años luz de sus posibilidades, haciéndole comprender que con inseguridades todo iba más lento.

N/A: He escrito mi primer one-shot. Me being proud.

Realmente se me hace complicado escribir este tipo de cosas ya que hay que escribir mucho en tan poco, pero esta idea me gustaba y no daba para una historia larga.

Se que es una patata, pero no me disgusta por eso lo estás leyendo.

Y que tanto la portada, la sinopsis y el título son provisionales porque los odio ah.

Gracias por leer,

Nami.

P.D: Tengo más Kamijirous en mi perfil, pasate a leerlos si eres nuevo y te apetece, claro.

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