Ámbar
Una semana después de cortar con Simón recibí una llamada inesperada. Era el director de la película que yo tanto deseaba ser parte. Él me pidió para encontrarlo y fue eso que hice. Cuando entré en el set tuve una sorpresa. Matteo estaba parado junto al director. Me forcé a seguir caminando, aunque quisiera irme de allá. Necesitaba escuchar la propuesta que el director me tenía.
- Hola. – Dije, mirando al director. – Vine lo más rápido que conseguí.
- Bienvenida, Ámbar. – El hombre me saludó. – No necesito que hagas ningún casting, solo quiero que ensayemos y empezamos con la grabación semana que viene.
- Bueno. – Sonreí. - ¿Cómo empezamos?
- Matteo te va a demostrar. – El director apuntó a mi ex y salió de la sala.
- ¿No me vas a saludar? – Matteo cuestionó, acercándose de mí.
- ¿Soy obligada a hacerlo? – Pregunté y él negó. - ¿Eso tiene dedo suyo?
- Quizás. – Mi ex sonrió. – Quizás yo pueda haberte indicado a ese papel. No lo sé.
- ¿Y quien lo sabe? – Rebatí la pregunta a él. Matteo se quedó callado y sonrió.
- ¿Listos? – El director gritó y Matteo me extendió un papel.
- Ahí tienes tus líneas. – Matteo apuntó en dirección al papel y yo asentí.
- Gracias. – Forcé una sonrisa y empecé a leer mis líneas. Mi papel era ser pareja de Matteo.
- ¿Listos? – El director volvió a gritar y Matteo me miró fijamente. Seguí leyendo las líneas y intentando grabar algo rápido.
- Sí. – Afirmé después de leer mis líneas. – Estoy lista.
- Entonces, vamos. – Mi ex tomó mi mano sin preguntarte y seguimos hasta el centro de la sala. El director estaba sentado en una silla cerca de nosotros. – Estamos listos. – Matteo gritó al hombre y me sonrió. – Vamos a empezar.
- Ok. – Suspiré y volví a leer mis líneas.
- Empecemos con la escena donde María y Carlos hablan. – El director nos pidió. – Quiero que se busquen en esa escena, que sientan el amor de María y Carlos y que me convenzan que están enamorados. – Eso era un poco incómodo. Solo asentí y Matteo tomó mi mano de nuevo sin permiso.
- Es solo actuación. – Matteo susurró en mi oído. – No te quedes asustada. No haré nada que no quieras.
- Sí, claro. – Entré en mi modo automático. – Es solo actuación.
- ¿Listos? – El director preguntó y yo asentí. Matteo también confirmó que estaba listo. – Es la escena donde Carlos le dice a María que aún la quiere. Acción.
- María, gracias por haber venido a mi encuentro. – Carlos toma la mano de María y ella lo rechaza. Aquello fue fácil. – Sé que hice todo mal, pero quería que nosotros habláramos y que, al menos, me escucharas.
- Carlos, no es fácil hablar con vos después de todo lo que me hiciste. – María estaba enojada. Aquello también fue muy fácil para mí. - ¿Tenés idea de lo que me hiciste?
- Lo sé, pero... - Carlos llevó su mano al rostro de María.
- No. – María nuevamente se alejó de Carlos. – No te acerques tanto de mí.
- Sé que he lastimado mucho, pero sigo siendo la persona que más te quiere en el mundo, María. – Carlos volvió a acercarse de María y ella no se alejó esa vez. Estaba cara a cara con mi ex. – Sé que te fallé, sé que te lastimé, pero jamás vas a encontrar a alguien que te quiera como yo te quiero, María.
- Creo que decís eso a todas. – María se rio irónicamente. – Te vi ayer con otra y no sabés lo tanto que me dolió. Estamos separados hace poco tiempo y...
- No. – Carlos tocó el rostro de María haciéndola parar de hablar. – No era otra. No hay otra. Era una amiga con quien me encontré y decidimos sentar y hablar un poco.
- Quisiera creer en vos. – María suspiró y se volteó. – Creo que debo irme de aquí. Ya estamos hablando hace mucho y no llegamos a ningún lado.
- No. – Carlos agarró el brazo de María y se quedaron muy cerquita. – Yo te amo, María. Y jamás voy a amar otra chica que no seas tú. – Carlos acarició el rostro de María y la besó. Ella, al principio, no quiso ceder, pero después lo hizo. Yo estaba besando a mi ex y no sentía nada.
- Listo. – El director gritó y yo interrumpí el beso. Matteo claramente quería seguir besándome. – Increíble. – El hombre aplaudió y yo fruncí el ceño. No había sido tan espectacular así. – Ámbar, me olvidé de decirle que tenemos una condición para que todo funcione bien en la película.
- ¿Y cual es la condición? – Pregunté.
- Matteo te va a explicar todo. – El director se levantó de la silla que estaba sentado y se fue.
- ¿Cuál es la condición? – Interrogué a mi ex.
- Que hagamos marketing para la película. – Matteo me contestó y yo quise reírme. – Esa es la película más hablada ese año, Ámbar. Hay que tener repercusión además de la película.
- ¿Y cómo podríamos hacer el marketing?
- ¿No te parece obvio? – Matteo se acercó a mí y puso la mano en mi rostro. – Sé que sentiste lo mismo que yo con ese beso, Ámbar.
- Yo no sentí nada. – Fui sincera y saqué su mano de mi rostro. – Además, estás de novio con Ana.
- Ya no estamos juntos. – Él me reveló y yo solo asentí con la cabeza sin saber que decirle. – Sé que también ya no estás con Simón. ¿Por qué no intentamos?
- Puedo regalarte una lista si querés. – Respondí.
- Esa vez las cosas van a ser distintas. – Matteo prometió. – Yo jamás te olvidé, Ámbar. Ya te dije que te sigo queriendo.
- Vos jamás me fuiste fiel, Matteo. – Crucé los brazos. - ¿Cómo puedo creer en vos de nuevo después que me engañaste con Ana?
- Yo cambié de verdad. – Él tomó mi mano. – Tienes que creer en mí, Ámbar. Yo te sigo amando y prometo que voy a tratarte como la verdadera reina que mereces. Yo jamás vi ojos tan bonitos frente a mí de nuevo. Pienso en ti y en tus ojos todo el tiempo.
- No lo sé. – Balanceé mi cabeza negativamente. – No lo sé, Matteo. Las cosas no van a arreglarse, así como si nada.
- Puedo demostrarte que las cosas pueden y van a cambiar. – Él volvió a prometerme. Matteo puso la mano en mi rostro y yo cerré mis ojos. Mi ex se acercó y me besó. Yo correspondí al beso y seguí sintiendo nada. Era como una prueba para mí de lo obvio.
- Matteo... - Interrumpí el beso y lo miré. Vi algo distinto en sus ojos, pero que no me conmovía en nada. En aquel momento, mirando a mi ex después de besarlo, pude estar segura que no podía mirar a nadie como miraba a Simón. Él aún tenía mi corazón por completo. – No puedo, Matteo. Lo nuestro ya se terminó hace mucho tiempo. La verdad es que jamás realmente empezamos una historia para que esa se terminara.
- Si no haces el marketing estarás afuera de la película. – Matteo me siguió hasta la puerta. - ¿Es lo que quieres, Ámbar? ¿Perder a tu papel en esa película por no aceptar las condiciones?
- Sí. – Confirmé. – Puedo perder ese papel, Matteo. Solo no puedo perder mi verdad. – Me volteé y me fui. Más un sueño descartado. La película ya estaba afuera de mis planes.
En aquella tarde, empecé a grabar mi participación en una serie. Era una escena sola y aún no había conocido a mis compañeros de trabajo. Me encantaba mi personaje y no sé cómo pude pensar en abandonarla. Salí del set por la noche y volví a casa. Tomé mi móvil después de bañarme y cenar. Había una noticia en la pantalla de mi móvil. Leí el título "Simón Álvarez: A Ámbar la quise como a nadie" y respiré profundamente intentando calmar a mi corazón. Desbloqué mi móvil y abrí la noticia. Bajé las preguntas que no me interesaban y leí la parte que él hablaba de mí.
"¿Sabemos que aún está muy reciente, pero ¿Podemos hablar de Ámbar?"
"Sí, claro"
"¿Qué nos podés decir sobre tu relación con ella?"
"Lo que puedo hablar de Ámbar es que la quise como a nadie. Yo la quiero mucho, pero estoy aprendiendo a dejar que quererla de esa manera. Jamás vamos a guardar rencores uno del otro porque nuestra relación fue hermosa, jamás tuvimos traiciones, problemas, peleas, pero lamentablemente no funcionamos como novios. Así es la vida, nos cruzamos con personas que marcan nuestros caminos y después se van. A Ámbar la deseo mucho suceso y que cumpla todos sus sueños. Sé que ella me desea lo mismo"
Sí. Era eso lo que yo le deseaba a Simón. Quería que él fuera feliz y siguiera con su vida, pero me dolía tanto leer aquellas palabras. Éramos ex y aún no podía entender, aunque hubiera pasado el tiempo. Yo sabía que una semana no era suficiente para olvidar a una persona que creí ser el amor de mi vida. Así como Simón estaba aprendiendo a dejar de quererme, yo también tenía que hacerlo. No era con Matteo, pero podía ser con otra persona. Yo tenía que vivir mi vida y aceptar que nuestros caminos ya estaban separados. Entré en mis redes sociales y dejé de seguirlo en todas.
Me dolía un poco ver todas las fotos y los tweets que compartimos de nuestros momentos mientras dejaba de seguirlo, pero yo tenía que desprenderme y creía que el unfollow era un buen comienzo. Simón también parecía pensar eso porque vi que él ya se había adelantado y dejado de seguirme antes que yo. Solté mi móvil y respiré profundamente. Tenía que seguir.