Seokjin no podía soportarlo. No podía mirar a su padre a la cara. Estaba tan enojado con todo. Él no recordaba que su padre fuera así, ¡su padre era una persona amable, cariñosa, caritativa! ¿Por qué ahora era tan... arisco e injusto?
Sus nudillos se volvían blancos encima del posa-brazos del asiento del autobús mientras que sus ojos rojos por las lágrimas que había derramado le ardían, su lobo podía sentir la traición en cada parte de su ser además de la tristeza de estar yéndose lejos de la persona que sabía que era el amor de su vida. Pero es que no lo podia permitir. Su lobo no podía permitirlo. Pero la voz que usó... dios, ¿cómo iba a combatir contra eso?
Seokjin, con dieciocho años, siendo obligado por su padre a estudiar al otro lado del país en una universidad mixta y de internos. Era literalmente como si lo estuviera metiendo en un internado, y todo por la "nada sana relación con tu hermano". ¿Y ahora por qué este hombre tenía una fijación con ello? Dos alfas que se quieren es lo mismo cuando dos omegas se quieren. ¿Por qué su papá lo escandalizaba a tal punto de separarlos y alejarse de Namjoon?
El alfa de dieciocho sólo pensaba en cómo se debía estar sintiendo Namjoon, siendo abandonado por su familia de esa manera, más cuando esta le prometió un hogar, le prometió brazos en los cuales refugiarse. ¿Así de fácil se podía romper un supuesto fuerte lazo? ¿Todo por los prejuicios? Al parecer sí, todo se derrumbaba si algo mal visto por la sociedad se interponía.
Lo peor de todo es que al menos él era mayor de edad, pero Namjoon no. Él estaría encerrado y bajo el cuidado de un responsable adulto del cual Seokjin no tenía idea. Los nervios le comían entero. Si hubiera estado ahí él habría determinado si el responsable era eso, responsable. También si lo iba a cuidar adecuadamente. Pero ni siquiera le permitieron despedirse. Todo fue un "empaca tus cosas que te vas". Recordarlo tan sólo hacía que se le hirviera la sangre.
—Seokjin, empaca tus cosas. —dijo el alfa mayor con determinación.
El castaño frunció el ceño, sacando los audífonos de sus oídos, quizás había escuchado mal, muy mal.
—Espera, ¿cómo dijiste? —preguntó, reacomodándose en la cama.
—Que empaques tus cosas. —repitió.
—¿A dónde vamos? —se levantó de la cama, dispuesto a recoger sus cosas para hacer el viaje, pero cuando el mayor le miró con esos ojos sin brillo, se detuvo.
—Sólo empaca tus cosas. —insistió.
Seokjin bufó, apretando sus puños para calmarse—: No voy a empacar hasta que me digas a dónde vamos.
El mayor, quien mantenía un aspecto neutral, frunció el ceño y echó aire por la nariz como si de un toro se tratase. Seokjin sintió un escalofrío pasar por su espalda, su lobo se estaba acobardando, prefería no batallar con el alfa de la manada.
—Haz lo que te digo.
Pero Seokjin sí lo prefería.
—Si me dices a dónde mierda vamos, lo haré. —el menor no iba a desistir ni siquiera si se trataba de su padre.
—¡Que hagas lo que te digo, Seokjin! —rugió, exaltando al menor.
Seokjin tragó saliva, pero respondió con la misma fuerza—: ¡¿Te parece tan difícil decirme a dónde putas vamos?!
En ese momento, Hyerin apareció, la omega de la familia. Su ceño fruncido de preocupación. Sus manos se posaron en el hombro del alfa mayor, calmando un poco su rabia, pero no del todo.
—Jyerin está dormida, por favor, no griten. —dijo con calma— Seokjin, haz lo que dice tu papá, ¿sí?
—Mami, ¿a dónde iré? —preguntó de nuevo pero con suavidad.
—¡¿En serio no nos vas a hacer caso?! —exclamó el alfa mayor, asustando a los otros dos presentes.
—Por dios, ¡no grit- —el mayor empujó a la omega, haciendo que esta impactara contra la pared fuera de la habitación.
Seokjin ahí ardió en furia, su lobo gruñendo. Habían lastimado a su mamá, a su progenitora, a la mujer que le dio la vida. ¡No iban a permitirlo así como así.
—¡¿Qué mierda te pasa, imbécil?! ¡Acabas de golpear a tu esposa y a mi mamá, insensible! —gritó, empujando la mayor del pecho, tratando de hacer que entrara en razón.
Jyerin, quien dormía plácidamente, escuchó el escándalo y se levantó de su cómoda cama, caminando con algo de miedo hacia donde se escuchaban los gritos. Vio a su mamá haciendo muecas de dolor por el golpe que había recibido y corrió hacia ella, con lagrimitas en sus ojos.
—¡M-mami! ¿Q-qué pasó? —preguntó, pero ella había llegado en el peor momento.
Sus ojitos voltearon para ver hacia el cuarto de su hermano, y ver cómo su papá lo sostenía del cuello.
—¡Empaca tus cosas y obedece a tu padre! —rugió desde lo más profundo de su garganta.
Todos quedaron paralizados. Hyerin tembló y cayó al suelo, incapaz de hacer algo más que mostrar el cuello donde la marca se encontraba. Seokjin, aún cegado por el coraje, no pudo hacer más que inclinar la cabeza y empezar a empacar como si de un robot se tratara. Y la pequeña Jyerin, quien nunca había visto esa parte de su padre, empezó a llorar. El alfa mayor escuchó el llanto, observando a su hija menor llorar por su culpa, a su esposa en el suelo mostrando sumisión y dolor al mismo tiempo y a su hijo mayor, recogiendo las cosas con lágrimas en los ojos y un olor insoportable a flores marchitas. Todo por su culpa.
Seokjin sólo supo en ese momento que ya su familia no era lo mismo y nunca lo volvería a ser.
El sólo recordarlo hacía que su lobo gimoteara del dolor. Él admiraba a su padre, y a pesar de todo, lo amaba aún así. Pero todo eso que sucedió cambió mucho la perspectiva que tenía hacía él, demasiado. La imagen de "caballero que me va a salvar por cualquier cosa" cambió a "hombre que me va a traicionar por culpa de trivialidades".
Si tan sólo hubiera una manera de comunicarse con Namjoon para saber su estado, para saber si se encuentra bien, para saber si la persona responsable está siendo amable con él. Tal vez así la angustia en su interior se disiparía al pasar el tiempo, y quizás así los meses pasarían con rapidez, siempre y cuando estuviera en contacto con el menor, pero no tenía ni siquiera idea de cómo funcionaba tal instituto, tenía la leve esperanza de que le dejaran usar al menos su celular.
Sus ojos vagaron por la ventana del transporte, viendo cómo poco a poco las calles que conocía se esfumaban de su campo de vista, dando paso a nuevos horizontes de los cuales él no estaba al tanto. El ir a una nueva ciudad le parecía interesante, sin embargo, estar lejos de su familia no era lo más emocionante del mundo pues había estado tan acostumbrado al constante apoyo familiar que de repente verse "independizado" y por obligación de su propio progenitor lo situaba en una situación un tanto frustrante, más cuando el último recuerdo que tendría de su papá por un buen tiempo sería malo y traumático.
Bien, quizás Ilsan no estaría del todo mal. Era un lindo Estado con personas agradables, paisajes lindos, y si tenía suerte, sus compañeros de clase también serían gente amable. Pero nada comparado al amable y torpe corazón de Kim Namjoon, eso sí lo iba a extrañar mucho, junto con el alfa en sí. Suspiró, se estaba volviendo de esas personas que pensaban todo el puñetero día en alguien en especial. Pero no era sólo el humano que lo pensaba, sino también en lobo que tenía impregnado el olor a café y hogar en el hocico. Se sentía como un perrito abandonado a mitad de la calle por estar alejado de Namjoon, y su lobo desanimado no ayudaba en su intento de pensar positivamente de tal cambio.
Cerró los ojos y dejó descansar la cabeza en la ventana del auto, suspirando por quinta vez en el día. Pensaba tomar una siesta hasta llegar a su destino, pero su celular vibró en su bolsillo pues habían llegado a una ubicación con cobertura. Con pereza se removió hasta sacar el dispositivo con la mano, desbloqueándolo y esperando que reaccionara por la repentina llegada de todas las notificaciones.
Entre todos los mensajes que había recibido estaban los de su mejor amigo Yoongi, unos treinta y cuatro exactamente. Rodó los ojos y sonrió, dispuesto a responderle.
Min Omega Yoongi🐨
(Activo hace 20 minutos)
Hey.
08:12
Lisiado.
Seokjin.
Feo.
Dame atención.
09:23
Oye.
Admito que ya te extraño.
Yo no tengo amigos además de ti
¿Ahora qué hago de mi vida?
09:42
Sin ofender, pero espero que tu padre pise mierda hoy.
10:01
Oye pobre Namjoon.
Sólo por curiosidad iré a tu casa a ver si sigue ahí o si ya lo echaron a la alcantarilla.
10:21
Sigue aquí.
Está vivo, diomio.
10:35
▶ ——————————— 00:24
10:37
Wow, tiene de responsable un omega sexy.
Qué ganga se consiguió namjoon-ah.
Es un amor.
Lástima que yo prefiero que me traten mal.
10:42
Bueno, Namjoon a pesar de tener tremendo omega anda a moco suelto. No los soporto.
Realmente me vale miñ tremendas caravanas de mierda que ambos sean alfas, lo que me asquea es lo cursis que son
ah, y que los sigo visualizando como hermanos.
bueno, es como lo de a la prima se le arrima.
10:50
Dios, no puedo creer todas las pendejadas que mandaste.
Ya entiendo por qué hablas solo con tu lobo a veces. JSIJAJSKAJ
es tan cómico.
11:06
Antes de que pudiera seguir escribiendo, una llamada entrante le interrumpió, siendo esta del mismo Yoongi.
Las ansias hicieron que sus manos temblaran y contestara sin esperar ni 7 segundo más. Se colocó sus audífonos rápidamente mientras la llamada se terminaba de conectar, y así apuntó a su rostro, haciendo un puchero al ver sus ojeras y ojos aún algo irritados. Se veía terrible. En serio esperaba que si estaba Namjoon con Yoongi no notara su aspecto lamentable.
Cuando la videollamada se logró establecer, se veía la cámara apuntando a dos rostros, pero parecía que el celular estaba en los muslos de Yoongi mientras que ambos idiotas miraban algo en frente, sin percatarse de que el mayor ya había contestado la llamada. Seokjin rodó los ojos al verlos, eran demasiado imbéciles cuando se juntaban. Eran inteligentes, pero idiotas a la vez.
—Yah, qué hermosas fosas nasales veo aquí, dios mío. —decidió hablar, llamando así la atención de los dos retrasados— Es agradable ser recibido por cuatro agujeros sin depilar. —sonrió— Y hablo de la nariz, por si acaso. —agregó al final.
Namjoon rió, tapando su rostro con su larga mano —una costumbre que a Seokjin le parecía sumamente adorable—, mientras que Yoongi sólo viró los ojos riendo sarcásticamente.
—Apenas pasaron 47 segundos y ya te quiero colgar. —bufó Yoongi.
—Espera, ¿cómo cito verbalmente la frase "Admito que ya te extraño" dicha por Min Yoongi? —acarició su barbilla, supuestamente pensando.
—Vete a la mierda, ¿sí? —entrecerró los ojos antes de pasarle el teléfono a Namjoon— Habla con el imbécil, yo mientras buscaré algo de comer, me muero de hambre. —se escuchó así cómo Yoongi se levantaba y se marchaba de la habitación.
—Sí, sí. No te atragantes. —dijo el alfa menor antes de que el contrario se esfumara. Sus ojos se suavizado y con cierta timidez, dirigió sus ojos hacia la pantalla— Hola, hyung...
Seokjin pudo sentir sus propias mejillas teñirse de carmesí al escuchar la voz del alfa. Su ánimo subió gradualmente al igual que su timidez al verse expuesto de alguna manera al contrario, esa era una vulnerabilidad que sólo presentaba frente a determinada persona, la cual era nada más y nada menos que Kim Namjoon el alfa y su hermano adoptivo.
Su lobo aulló contento y ansioso por volver a juguetear con Namjoon, aunque sabía que iba a pasar mucho antes de que esto sucediera de nuevo. Sin embargo, no esperó más en silencio.
—Hola, Joonie. —sonrió con ligereza, intentando expresar todos sus sentimientos mediante su mirada, pues quería que el contrario supiera de su comodidad hablando con él— ¿Cómo estás? ¿Ya comiste? ¿Ya te aseaste? ¿Ya hiciste la tarea? ¿Cómo te trata el responsable? ¿Cómo... cómo te sientes respecto a este muy repentino cambio?
Namjoon sonrió levemente, mostrando esos hoyuelos canela que hicieron chillar por dentro a Seokjin, quien extrañaba esas facciones—: ¿Cómo crees que me sentiría, Hyung? —suspiró, apretando sus labios en una línea recta— Fue raro salir de la habitación y ver que, prácticamente, no había nadie en casa.
El mayor asintió, ya se imaginaba que iba a sentir eso, lo que quería era saber exactamente qué era lo que pasaba por su cabeza, que se extendiera, que explicara con detalles.
—Pero... ¿cómo te sientes justo ahora? —volvió a preguntar.
Namjoon miró a la pantalla, desviando sus ojos hacia otro lado como si sintiera la mirada fija del mayor en él. A veces odiaba soltarse de esa manera a la gente, pues lo hizo con las personas que más amaba en el mundo y simplemente se habían alejado.
—Desconcertado... —murmuró, mordiendo su labio inferior antes de alzar la mirada— Solo, abandonado, triste, sensible, nostálgico... creo que tengo muchas otras maneras de expresar mi lío de emociones justo ahora. —sonrió de lado sin gana.
—Yo también estoy desconcertado —asintió, queriendo acunar el rostro del menor y besarlo hasta dejarlo sin aire—, aunque también enojado, y aterrado. No conozco Ilsan para nada, y tampoco pienso que lo conoceré; no me darán ni tiempo para orinar. Y mi padre fue demasiado impulsivo, simplemente no puedo tragar toda la información aún.
Namjoon asintió y la llamada quedó en silencio por unos minutos, ambos mirando la pantalla con timidez, como si buscaran algo que decir pero no lo encontraran. Después de tiempo donde sólo se escuchaba el fondo del autobús de Seokjin, ambos abrieron la boca para hablar, pero sólo rieron.
—Habla tú primero. —dijeron al unisono, de nuevo rieron suavemente.
Namjoon cerró su boca cuando Seokjin achinó los ojos más de lo que los tenía—: Yo... bien, yo sólo quería decirte que te extraño demasiado. —habló con suavidad, sus mejillas tiñéndose de suave rosa, mientras que su lobo se agitaba con ligereza— Y que trataré de comunicarme lo suficiente contigo, ¿sí? Así que no te sientas solo.
Namjoon, quien había permanecido con una sonrisa de oreja a oreja, tapó su rostro con su mano, como siempre. Sus mejillas sonrojadas y sus leves risitas conmocionaron al mayor, quien soltó al mismo tiempo suaves aww.
Sus sonrisas se quedaron por unos minutos más hasta que Seokjin recordó que el contrario también iba a hablar.
—Joonie, ¿qué ibas a decir? —preguntó, curioso.
El moreno se cohibió, inflando el pecho segundos después, sacando a relucir su orgullo alfa y su fuerza. Debía verse fuerte para Seokjin, sino él pensaría que era un debilucho y esa no era la idea.
—Hyung, te a... mu.. ¡lo... je...!
Seokjin frunció el ceño. ¿Qué rayos estaba diciendo el contrario? La llamada se empezó a cortar, dejando ver a un Namjoon festejando como si hubiera ganado un gran trofeo. Claro, lo que los glitches le dejaban ver.
—¡Pierdo la conexión! ¿Hola? ¡J-joonie! —exclamó por última vez antes de ver la pantalla que decía "llamada caída". Seokjin bufó y dejó el teléfono reposar en su muslo— Yah~, ¿qué me habrá dicho ese idiota?
El mayor, ahora más animado por haber hablado con el lindo alfa, sonrió a la ventana del vehículo, viendo por esta el paisaje que pasaban por el momento. En esos segundos de relajación y admiración, el vidrio por el que observaba reflejó algo, o más bien alguien que lo miraba fijamente. Frunció el ceño y se volteó rápidamente, checando al ser que había visualizado que le miraba, sin embargo este sólo revisaba su teléfono y escuchaba música con tranquilidad. Negó con la cabeza y suspiró pesadamente, ya comenzaba a ser un paranoico.
Decidió hacer lo mismo que el desconocido. Sacó sus audífonos, los conectó a su celular y empezó a escuchar música, cerrando lo ojos y dejándose guiar por esta. No sabía cuánto iba a durar el viaje, pero tampoco esperaba que mucho. Lo que sí esperaba es que su estancia en Ilsan fuera buena, y que conociera personas interesantes. Sólo quería llegar a vacaciones para poder ver a Namjoon sin ningún contratiempo.