Capítulo 6| Perdón por irme sin darte explicaciones.
Catalina Russell.
Todo mi cuerpo se estremeció y me puse alerta. Aarón era un chico egocéntrico y nunca mantenía la boca cerrada cuando debía hacerlo, era directo e hiriente con las demás personas. Sin embargo, fue el que más sufrió cuando su mejor amigo murió, él a igual que yo vimos el auto envuelto en llamas y desde esa noche me ha señalado a mí como la única culpable de aquella tragedia.
Se salió de la carrera y se trasladó a otra universidad pero antes de que eso pasara se dio el tiempo de humillarme y dejarme mal en frente de muchos estudiantes incluyendo a los docentes. ¿Por qué? Tanto él y como la familia de es mi ex novio he cargado con ese dolor que hay noches que no me dejan dormir sin poder borrar esa última imagen de su carita ensangrentada.
Yo también sufrí y él lo sabía más que nadie.
— ¡¿Por qué nadie me advirtió que esta zorra estaría aquí?!— Gritó con tanta fuerza que hubo un silencio en todo el lugar, tanto los amigos de Noah como las otras y pocas personas que estaban aquí estaban enfocados en nosotros.
El corazón se me encogió y di un paso atrás chocando suavemente con el cuerpo de Luke quien me sostuvo de los hombros.
— ¿Qué mierda te pasa, Aarón?— Cuestionó Alex viendo la escenita que estaba armando el chico.
Aarón venía acompañado de dos chicos que no conocía pero parecían sorprendido por la actitud tan repentina que tomo su amigo.
¿Por qué no puedo hablar?
¿Es que acaso iba a dejarme humillar por este imbécil otra vez?
— Yo la invite.— Habló Noah.— ¿Tienes algún problema con eso, amigo?
Aarón metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y dio un paso al frente sin apartar la mirada de mis ojos. Pero aunque moría de ganas de poder huir no lo hice y tampoco le aparte la mirada.
— Quiero que esta se largue de aquí.— Lisa no tarda en dejar el taco sobre la mesa de billar para poder acercarse a mí pero Alex la detiene sosteniéndola de la muñeca.
Noah hundió las cejas y compartió miradas con su amigo y con su hermano advirtiéndoles que estén atentos.
<< No debimos haber venido...>>
Será mejor que largue antes de que él arme una escena.
Cogí mi mochila y mis cosas, pero Luke me tomó de la mano ocasionando que no dé un solo paso más hacia la salida.
— Ella no ira a ningún lado, es nuestra invitada.— Me gire a verlo y sus ojos lucen molestos.— ¿Si tanto te molesta que ella este aquí, por qué no mejor te largas tú?
Luke con su otra mano se bajó de un tirón el cubre-bocas desafiando a Aarón con la mirada pero lo único que enseño ese imbécil fue una sonrisa.
— No te conviene meterte conmigo, niño.— Dio otro paso en dirección, pero Noah se pone en medio con aire de desdén en el gesto.
— Cuidado con las amenazas, Aarón.— Le advirtió.
<< Mejor vayámonos de aquí...>>
Los amigos de Noah dejaron las raquetas de ping pong y los toco del juego de billar sobre la mesa y rodearon la mensa en donde yo me encontraba.
— Si es amiga de Noah, también es nuestra amiga.— Habló esta vez Mike.— No sé qué mierda tienes contra ella pero será mejor que vayas bajando las revoluciones, amigo.
Me suelto del agarre del hermano de Noah.
— Lo mejor es me que vaya, nos vemos después y gracias por invitarme.— Dije.
En cuanto avancé a la salida el imbécil de Aarón se detuvo frente a mí. Visualicé sus ojos llenos de odio, su mandíbula tensa y no pude evitar apretar mis puños con fuerza.
— Quítate.— Solté con brusquedad.
— ¡Será mejor que la dejes en paz, imbécil!— Vociferó Luke, sorprendiéndome.
— Aarón, ya déjala.— Hablaron sus dos amigos.
— Ya escuchaste a tus amigos, déjame en paz.— Intento pasarle por al lado. Pero cogió mi muñeca enterrando sus dedos en ella con demasiada fuerza.
— No iras a ninguna parte, maldita zorra.— Escupió.
Comencé a ponerme nerviosa, intenté zafarme pero no lo logre y antes de que yo o los demás chicos nos diéramos cuenta. Aarón me empujó con brusquedad que causó que me tambaleara y retrocediera.
— ¡Aarón!— Gritó Noah, intento interponerse pero él lo empujo.
— Creo que ya es suficiente, Aarón.— Le advirtió Alex.
— ¡¿Qué demonios te pasa!?— Exclamé.— Yo no te he hecho nada, Aarón.
<<Ya no abras la boca...>>
— ¡¿No has hecho nada!?— Volvió a empujarme.— ¡Tú eres la culpable de que él muriera! Eres una grandísima hija de puta.— Escupió.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y niego con la cabeza.
— ¡Sabes que yo no hice nada!
— ¡Exacto! Ese fue tu error, no hiciste nada para detenerlo.— Exclamó, dio otro paso a mí.— Si tú no hubieras aparecido esa noche en esa fiesta, si tú no lo hubieras enfrentado delante de todos tal vez...él...— Sus nudillos tomaron un color morado ante la fuerza con las que apretaba.
— ¡Él me engaño, Aarón! No podía quedarme mirando como...
— ¡Ya cállate!
Y así fue como Aarón me propinó una fuerte bofetada en la mejilla. El chillido de Lisa fue suficiente para que las lágrimas que estaba conteniendo desbordaran de mis ojos.
— ¡¿Estás loco!?— Luke fue tan rápido que tomó por el cuello a Aarón.
Todo el gallinero se volvió un completo caos, Noah y Alex intentaron que Luke soltara al pelinegro. Los dos amigos que venían con él se limitaron a observar meneando la cabeza con vergüenza.
¿Y qué hice yo? Simplemente hui de ahí antes de que uno de ellos lograra alcanzarme, los gritos se escuchan hasta el exterior y no pude contenerme más. Las lágrimas calientes se deslizan por mis mejillas y me ahogo un sollozo.
— ¡Catalina!— La mano de mi amiga me detiene.— Amiga, mírame.— Niego con la cabeza.— Catt...— Ella tomó mi rostro entre sus manos y con sus pulgares apartó las lágrimas.— Sabes que lo que paso no fue tu culpa, tu no lo mataste ¿okay? Fue un accidente y los accidentes pasan.
Detrás de ella venia Alex, Noah y Luke. La mejilla me ardía demasiado y no fue posible ocultar el dolor apenas los dedos de mi amiga rozaron esa zona en donde Aarón me golpeo.
— Déjanos llevarte a casa.— Miré a Noah.
— Por favor.
— Yo llevare a Lisa, claro si no te molesta.— Habló Alex, dirigiéndose a mi amiga.
— No, yo...
— Ve, voy a estar bien.— Fuerzo una sonrisa, mi amiga lo dudó por un minuto hasta que volví a insistirle a que se fuera con Alex. Al final termino aceptando y me dio un beso en la frente para luego irse con su enamorado.
❣❣❣
Durante el camino ninguno de los tres dijo nada. Era un recorrido completamente silencioso y pude notar la tensión de Noah en sus hombros, en como conducía con su mandíbula apretada, por un momento me sentí avergonzada por causarle problemas por segunda vez.
<< No fue tu culpa...>>
Luke iba en el asiento del copiloto, nuestros ojos se encontraban a cada cinco segundos por el retrovisor. Intentaba mostrarme fuerte y sonreír pero no fue posible, él se dio cuenta y terminó girando su cara hacia atrás y, con una leve sonrisa pero sincera me tendió su mano.
— Mi madre dice que tomar la mano de otras personas cuando están mal, puede hacerte sentir menos dolor.— Me susurró.
Entonces tomé su mano y él suavemente la apretó. Hice un esfuerzo para no llorar otra vez, la sonrisa de Luke es demasiado encantadora y a la vez reconfortante que por alguna razón comenzaba hacerme sentir segura y tranquila.
Y así fue durante el trayecto hasta que llegamos a mi casa, Luke soltó mi mano y le di las gracias en un susurro. Mis ojos se detienen en Noah esperando a que dijera algo pero no lo hizo.
— Gracias por traerme.— Digo.
— Siento mucho el mal momento que te llevaste.— Habló por primera vez.
— No lo sientas, ninguno de ustedes tuvo la culpa.— Contesté.— De todas maneras yo...me la pase bien.— Digo, refiriéndome a la jugada en el billar.
Esta vez sus ojos azules conectaron con los míos.
— Me alegra oír eso.
Abro la puerta dispuesta a bajarme pero al poner un pie sobre la acera recordé que la siguiente semana seria mi cumpleaños.
— La otra semana es mi cumpleaños.— Les informo, ganándome la atención de ambos hermanos.— Y me gustarían que asistieran, Alex y los demás.
— Lo tomaremos en cuenta, Russell.— Sonrió Noah.
Esta vez me bajo del auto, cierro la puerta y me encamino a tocar el timbre. En menos de cinco segundos alguien me abre y entro cerrando la puerta detrás mí, el jeep de Noah arranca y lo pierdo de vista.
Subo por el porche y busco las llaves de la puerta, introduzco la llave en la cerradura apenas la cogí y cuando apenas abro la puerta escucho algo quebrarse causando que pegara un saltito del susto.
¿Qué fue ese ruido?
Corrí a la sala donde encuentro a mi padre ayudando a levantar a Kevin, pero estaba completamente borracho. Un par de botellas estaban estaba sobre la mesa de centro completamente vacías.
— P-pastelito, ¿podrías por favor ayudarme?— Obviamente no me negué, cubrí mi mejilla antes de que papá lo notara y me acerque para ayudarlo.
— ¿Qué le paso? ¿Y dónde está Sam?— Tiré mi mochila al sofá.
Son pasadas las seis de la tarde, estuve mucho tiempo fuera de casa y lo único que logre comer fue un penecillo con chispas de chocolate.
Ayude a papá a llevar a Kevin a su habitación, estuvimos a punto de caernos los tres pero por suerte papá logro sostenerse en el barandal de las escaleras. Cuando estábamos dentro ya de la habitación acostamos a Kevin en su cama.
— ¿Puedes quedarte un momento con él, pastelito? Le diré a Nina que le prepare algo para la resaca.
— ¿Y Sam, donde esta?— Pregunté.
Mi padre suspiró.
— Esta con Nina en el patio, no quería que viera a su padre así.— Observó a Kevin, su cabello estaba desordenado y los tres primeros botones de arriba estaban abiertos.— ¿Será posible que Sam duerma contigo hoy, pastelito?
— Claro, no tengo problema.— Asiente aliviado y se retira dejándome a solas con el borracho.
Le quito los zapatos y su chaqueta de traje, la cual la dejo de manera ordenada sobre la esquina de la cama y los zapatos en el suelo. Me acerco nuevamente a él para poder acomodar su cabeza en la almohada.
Me dedico a mirarlo por un momento. Aparto algunos mechones de su frente con gentileza y me pregunto ¿Qué habrá pasado para que él llegara a estos extremos? Desde que lo conozco, Kevin jamás había llegado borracho a esta casa ni siquiera bebía una sola gota de alcohol estando aquí.
Su entrecejo se frunció, su aliento olía a vodka y no pude evitar acariciarle la mejilla con cierta tristeza. Kevin abrió los ojos encontrándose con los míos, iba apartar mi mano pero él ágilmente la sostuvo entre sus dedos sin presión.
Entonces me di cuenta que él había llorado, sus ojos inyectados en sangre e hinchados me dio un vuelvo el corazón, quería abrazarlo pero me contuve.
— P-perdón por i-irme s-sin darte e-explicaciones...—Titubeó.
Ladeé la cabeza, él me soltó y seguí deslizando mis dedos por su mejilla.
— Descansa, yo me encargare de Sam.— Noté que tragó con dificultad y sus ojos se llenaron de lágrimas, los volvió a cerrar y asintió como respuesta.
Mi padre vuelve a entrar a la habitación con una bandeja en sus manos con un jarrón de agua y un vaso.
— Ve tranquila, yo me encargo pastelito.
— Okay.
Cuando entro a mi habitación vi al pequeño Sam quitarse sus zapatos para sentarse sobre la cama con sus piernas colgando él me mira con una sonrisa pero lo que llamo mi atención fue ver una caja a su lado.
— ¿Es para mí?
— Sí, Nina me dijo que te lo diera.— Me siento al lado del pequeño, tome la caja y la dejo sobre mi regazo.— ¿Puedo abrirlo contigo?— Asiento y ambos tiramos de la cinta, quito la tapa y encuentro un vestido rojo brillante con lentejuelas y sobre este venia acompañada de una nota.
"Lamentamos no poder asistir este año a tu cumpleaños, pero queríamos hacerte este presente y espero que lo utilices para esa noche. No olvides que te queremos muchísimo y pronto nos volveremos a ver".
-James y Melanie.
En el fondo sabía que no podrían asistir pero me ha gustado mucho el regalo que me han hecho y claramente lo usare para mi fiesta de cumpleaños. Después de eso, bajamos a cenar, Kevin estaba dormido y no quisimos hablar del tema delante del pequeño.
Más tarde, Sam y yo nos fuimos a mi habitación, ambos ya estábamos con nuestro pijama y se metió de inmediato bajo las sabanas, mientras que yo buscaba algo que colocarle en la televisión.
— Catalina.— Llamó.
— ¿Hmmh?
— ¿Crees que mi mamá este cuidando de mí?— Dejo de cambiar de canal para poder obsérvalo ceñuda.
— ¿Qué?
— Mi mamá, ella murió cuando cumplí los cuatro.— Esa confesión me dejo en shock, me enderece para poder mirar mejor al pequeño que se encontraba acostado a mi lado.— Papá dice que las personas que mueren se convierten en una estrella brillante y nos cuidan desde allá del cielo.
¿Ese es el motivo de su borrachera? Sam tiene cinco años...entonces Alissa apenas murió hace un año o tal vez han pasado meses.
— Es cierto.— Decido hablar.— Tu madre está cuidándote desde el cielo, siempre lo hará.
Sam me sonríe de oreja a oreja y se acomoda en mi brazo, no dudo envolverlo con mis brazos depositando un dulce beso en su cabeza.