You Flower, You Feast | l.s...

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Es el Rey del Inframundo, pero no asumas que Louis lo tiene todo. Le vendría bien un poco de emoción a su mon... עוד

sumario
parte uno - i
parte uno - ii
parte uno - iii
parte uno - iv
parte dos - i
parte dos - ii
parte dos - iii
parte dos - v
parte dos - vi {final}
fan art

parte dos - iv

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La fiesta de Halloween de Alexa se lleva a cabo en el último piso de un exclusivo bar en Chelsea. Entre los abundantes tragaluces y las series de luces colgadas de muro a muro, todo el espacio parece brillar y destellar, las vigas se reflejan en los cubiertos de plata pulida y las copas de vino llenas de prosecco. Hay dos mesas acomodadas al estilo picnic y la etiqueta con la leyenda 'Harry y acompañante' aparece en la mesa donde se encuentran sentados Alexa y sus amigos más cercanos. Louis ya sabe sus nombres, pero Harry lo presenta por apariencia.

"¿Cómo se conocieron ustedes dos?" Pregunta Alexa unos segundos después de que las ostras son servidas. Ella apoya la barbilla en su puño, su sonrisa grande y encantadora. El disfraz resultó ser opcional. Mientras que Louis se apegó a su traje oscuro y Harry a sus jeans negros, Alexa lleva un vestido de bruja en toda regla, completado con un sombrero y zapatos puntiagudos, y un efecto de pátina en su piel que no la hace menos hermosa.

"Nos conocimos en ese bar en Tribeca", dice Harry, llenando sus vasos de agua. "Al que fuimos por el cumpleaños de Clare."

"¿Y nunca lo llevaste con nosotros?" Pregunta Nick.

"Estuve sentado con él por un rato", dice Harry, tomando un trago de vino. "Todos ustedes estaban demasiado borrachos para darse cuenta.

"¿Entonces ustedes dos están...?" Clare se calla.

Casados. "Saliendo, sí." Dice Harry. "¿Podríamos hablar sobre alguien más ahora?"

"Louis", dice Nick, ignorándolo. "¿A qué te dedicas?"

"Soy director funerario", dice Louis.

Justo en ese momento, Harry tose, golpeando su palma contra su pecho.

"¿Estás bien, bebé?" Pregunta Louis.

"Estoy bien", Harry respira.

"Qué fascinante", declara Alexa, inclinándose hacia delante. "Siempre me he preguntado qué inspira a una persona a elegir esa carrera."

"No puedo decir que lo haya elegido", dice Louis. "Es más como si hubiera nacido en él."

Harry pone una mano sobre el muslo de Louis y lo aprieta.

"¿Entonces eres de una familia con tradición en el negocio funerario?", pregunta Clare.

"No exactamente–"

"Louis y yo vamos a mudarnos juntos", interrumpe Harry. "Apuesto que esto parece repentino, pero ya hemos encontrado un lugar, así que... ¿Deberíamos celebrar? ¿Qué tal unos shots? Nick, ¿shots? ¿Clare? Hay que tomar todos un shot."

Nick entrecierra los ojos tanto que parecen ranuras.

Alexa junta sus manos en una palmada. "¡Sí! Tienen la mejor selección de tequila aquí."

Reciben felicitaciones de Nick, Clare y los demás, y comparten un brindis. Harry se acerca a Louis y dice entre dientes, "¿Un funerario?"

"Pensé que era ingenioso", dice Louis. "¿No estás impresionado?"

Harry levanta su copa de vino pero hace una pausa antes de tomar un sorbo. "Un poco."



Es bien pasada la medianoche cuando vuelven a casa. Una ligera neblina humedece sus cabellos y ropas mientras Louis ayuda a Harry a salir del Bentley. Está tan borracho que Louis no confía que pueda caminar por sí mismo. Se mantiene cerca con una mano en la cadera de Harry, guiándolo hacia la puerta y después dentro del vestíbulo.

"¿Te divertiste con mis amigos?" Murmura Harry mientras Louis cierra la puerta empujándola detrás de ellos.

"Claro", dice Louis. "Veo por qué te agradan tanto."

La sonrisa de Harry es algo torcida, floja y sin esfuerzo, pero efectiva como siempre. Louis aparta los ojos de su boca.

Las escaleras al Inframundo de ninguna manera son largas, pero se sienten de esa manera cuando estás borracho y Louis realmente no confía en sí mismo para llevarlos hasta allá en una sola pieza.

Hay una habitación en la casa, por pretensión por supuesto, pero eso servirá. Sólo una habitación, sin embargo. Enreda su brazo alrededor la cintura de Harry y lo guía en esa dirección. Se detienen en la entrada, Louis recorriendo con su mano la pared en busca del interruptor de la luz. Harry coloca sus largos brazos sobre los hombros de Louis, dejando caer repentinamente su peso sobre él y desbalanceándolo ligeramente.

"¿Te sientes mal?" Pregunta Louis, estabilizándolos con ambas manos en la cadera de Harry.

Harry empuja su rostro entero en el hueco del cuello de Louis. "Me siento bien", murmura, su aliento y sus labios rozando la piel del dios del Inframundo. Este se abstiene y enciende el interruptor de la luz, arrastra a Harry rápidamente hacia la cama, ansioso por dejar de tocarlo antes de que ya no pueda detenerse.

"Aquí estamos", dice, soltándolo. Harry se deja caer en el colchón, rebotando momentáneamente. Cae de espaldas, su cabello alborotándose alrededor de su cabeza. Louis se acerca por sus zapatos. "Vamos a quitarte estos."

Le saca las botas y las descarta a un lado, encontrando la mirada de Harry de nuevo.

"¿Vas a dormir aquí también?" Pregunta Harry.

Louis toma una respiración. "Sólo por esta noche. Para vigilarte."

(Aunque Harry es inmortal y estaría perfectamente bien.)

"Mi héroe", dice Harry quedamente. Sus piernas se separan muy ligeramente, como si el bulto en sus pantalones no fuera lo suficientemente obvio. "La noche aún es joven."

Louis se pellizca el puente de la nariz. "No, no lo es, Harry. Deberías dormir."

"¿Es eso lo que tú quieres?" Pregunta Harry, deslizando su mano hacia arriba al primer botón de la camisa. Lo abre. Su mirada aterriza en la entrepierna de Louis. "No creo que sea lo que tú quieres."

"Harry—"

"Sólo fóllame y ya."

Numerosas batallas peleadas y enemigos derrotados y aun así esto es lo único que Louis no puede soportar. Esta es la única manera de superar al Rey del Inframundo. No es que Louis se haya vuelto blando. Tan sólo es que ha encontrado su única debilidad.

Sacude la cabeza. "Estás borracho, bebé."

"Te deseo sobrio."

"Me deseas, ¿eh?"

Harry desabrocha otro botón, separa sus piernas un poco más. Louis da un paso más cerca involuntariamente, su corazón casi deteniéndose. No lo mataría, pero se siente como si pudiera. Hunde una rodilla en el colchón, entre las piernas de Harry, y se inclina hacia adelante. Las manos de Harry inmediatamente corren a su cadera, se mueven hacia arriba por su espalda.

"Ya he tenido suficiente de esto, Louis", dice. "Me estás volviendo loco."

Qué irónico.

Louis presiona sus palmas en el colchón a cada lado del cuerpo de Harry con un poco de resistencia. Se mantiene suspendido sobre él, pero Harry no se desanima en absoluto. Se sienta derecho y le besa la garganta y las clavículas, y luego la boca. Lo besa hasta quebrantar su determinación y todas las razones que Louis tiene para resistirse ya no parecen importantes.

Harry abandona el resto de sus botones para sacarse la camisa por la cabeza, la luz de la luna derramándose sobre su pecho y sus abdominales. Batalla para desabrochar sus jeans y se los quita, pero conserva los calzoncillos, y Louis puede ver lo duro que está ya. Hay una mancha de humedad oscureciendo el material, y sus muslos y dedos tiemblan. Louis lo observa exponer más y más de su piel dorada y se encuentra con su mirada en el momento en que Harry comienza a bajarse los boxers.

Los prados que han florecido a lo largo de todo el reino nunca podrían compararse con lo exuberante que es.

Pero–

Así no es como Louis imaginó que pasaría. Tan rápido y desenfocado. Así es como lo ha hecho con consortes y humanos que ha recogido en bares. Así es como empiezan los encuentros fugaces cuando planeas olvidarlos por la mañana.

Todo es tan rápido que está borroso y Louis preferiría que este momento ocurriera en perfecta claridad. Es justo cuando ve un destello de oscuro vello púbico y la profunda hendidura de la pelvis de Harry, que Louis habla.

"Quédate conmigo."

Porque no está bien si Harry no tiene la intención de quedarse, si tienen sexo rápido y salvaje y con sinsentido abandono, esto se convertiría en otra aventura de una noche. Y Louis no puede tener a Harry una sola vez.

Harry se paraliza. De repente parece una figura esculpida en mármol, pero con las mejillas sonrosadas y los labios rojos y brillantes como semillas de granada. Louis aparta un bucle de su frente.

"No puedo", dice Harry.

"¿Por qué no?"

Harry sacude la cabeza. "Ahora no, Louis."

"Tiene que ser ahora."

Harry suspira, empujando torpemente a Louis con la mano en su pecho. "¿Por qué no podemos simplemente follar y acabar con esto de una vez por todas? ¿Por qué tienes que hacerlo tan jodidamente complicado?" Se sienta derecho. "Esa debe ser la trampa, ¿no? Me dices que me dejarás ir en tres meses, pero no puedo tener sexo con nadie más hasta entonces. Y no puedo tener sexo contigo si no me quedo." Coge sus jeans y comienza a tirar de ellos, yéndose hacia delante y enderezándose con una palma aferrada en la cómoda. "No, no voy a quedarme, maldita sea. No me puedes obligar a quedarme aquí."

Louis se sienta en el borde del colchón. "Nadie te está obligando a quedarte. En un mes más, podrás marcharte si así lo deseas." Espera que su tono sea frío, porque la alternativa es que suene herido. Esa es todo el rango de emociones que puede manejar en este momento. "Si sólo se trata de sexo, nadie te impide conseguirlo por otro lado tampoco. Estoy seguro de que podrías encontrar a alguien en ese bar que tanto te gusta."

"Vaya matrimonio que es este, ¿no?" Dice Harry con una risa.

"Lo dice el que no pude esperar a que se termine."

"¿Siquiera eres capaz de amar a alguien?" Pregunta Harry. "¿Realmente soy yo quien te importa o solamente soy otra cosa más que conquistar?"

Louis entorna los ojos.

"¿Alguna vez has a amado a alguien en lo más mínimo?" Continúa Harry. "¿Algo?"

"Supongo que nunca lo sabrás", dice Louis.

Harry lo fulmina con la mirada por cinco segundos. Cinco segundos exactamente es todo lo que puede lograr. Porque se inclina ligeramente hacia adelante, como si fuera a disolverse en lágrimas. El entrecejo de Louis se arruga. Harry lo hace de nuevo, esta vez doblándose hacia adelante y vomitando el piso de la habitación.



Harry despierta paulatinamente. Sus pestañas se baten en intervalos, como si sus ojos fueran a abrirse pero se mantienen cerrados. Inhala una respiración como si hubiera recuperado la consciencia, pero luego se queda quieto. Hace esto varias veces, una y otra vez, y uno pensaría que Louis se hartaría de esperarlo, pero no lo hace. Simplemente yace allí, recostado, como un cordero enamorado, maravillado con su belleza en el suave y tenue resplandor de la luz de la mañana.

Cuando Harry al fin despierta minutos después, ve a Louis inmediatamente y suelta un quejido.

"Buenos días a ti también", dice Louis.

Harry desenreda sus brazos de la cintura de Louis, lo cual él desea que no hubiese notado tan rápidamente. Se da la vuelta en su espalda y talla un puño contra su ojo, quitándose el sueño.

Mira a Louis con un puchero. "Buenos días. ¿Traté o no de obligarte a dormir conmigo anoche?"

"Yo no diría obligar, pero fuiste insistente."

"Bien", dice Harry. "Bueno, lamento mucho lo que sea que haya dicho o hecho."

Louis frunce los labios y rueda sobre su espalda también.

"Dejaste en claro que vas a marcharte", dice hacia el techo. "¿Lamentas eso?"

Por supuesto, Harry no contesta.

"Todavía tengo cuatro semanas", dice Louis. "Por lo menos me darás eso, ¿no? ¿Trata de no sentirte tan miserable?"

"No me siento miserable. Ya no", confiesa Harry, quedamente. "Pero nunca fue mi elección estar aquí."

"Podría ser tu elección quedarte."

"Louis", suspira Harry.

"Sólo es un sugerencia", dice Louis. "La gente aquí te quiere mucho. Te extrañarían."

"Ellos lo harían, ¿eh?" Harry gira su cuerpo hacia Louis, doblando un brazo debajo de su cabeza. Su sonrisa es suave, tentativa. "¿Qué pasa con esto si me voy? ¿Seguiríamos casados o...?"

"Supongo que no. En realidad nunca lo–"

"Consumamos."

Louis resopla. "Correcto."

"Tal vez sí debiste de haber dormido conmigo anoche después de todo", sugiere Harry.

"¿Y engatusarte en un matrimonio eterno sin amor?" Pregunta Louis, ambas cejas arqueadas en lo alto. "Realmente piensas lo peor de mí."

Harry se apoya sobre su codo y lo mira con los ojos bien abiertos. "No", dice rápidamente. "Sólo estaba bromeando."

Louis gira su mejilla, mirando hacia la ventana.

"Obviamente he estado equivocado desde el principio", dice Harry. "Eres bueno, Louis. De todos los dioses que he conocido, eres el mejor que hay."

Louis se vuelve hacia él con una sonrisa. "No lo olvides."

"Oye", se queja Harry. "Pensé que de verdad estabas molesto."

Louis se ríe, apartando las sábanas de su cuerpo. Balancea sus piernas sobre el borde del colchón y se levanta. Conservó su ropa interior anoche por respeto, pero dormir en jeans era profano. Está de pie medio desnudo bajo la luz del sol, estirando sus esbeltos brazos musculosos sobre su cabeza, y cuando lo mira, Harry está viéndolo de vuelta.

"Eres hermoso", dice Harry. "Deberías saber eso también."

"No estoy seguro de que alguien alguna vez me haya llamado hermoso."

Harry aparta la mirada. "Bueno, que se jodan todos."



Harry no ve a sus amigos tan seguido como solía hacerlo. Él asegura que es porque no dejarán de preguntar sobre Louis. A Louis no le importa cuál sea la razón cuando Harry está a su alrededor todo el tiempo ahora.

Casi cada mañana toman juntos el desayuno y pasean a los sabuesos. Más tarde, toman el té en el jardín y permanecen ahí por horas, a veces hablando, a veces leyendo, a veces haciendo absolutamente nada.

Salen por esporádicos paseos en auto cuando están de humor. A veces se detienen por un trago, o dos, o tres. A veces terminan recostados juntos en la cama más tarde. Pero no se tocan ni se besan, y a veces Louis se convence a sí mismo con el pensamiento de que está bien.

Cuando despierta con el cuerpo de Harry adherido a su pecho y aquellos rizos en su rostro, es difícil pensar menos que positivamente acerca de esta situación.

Louis se permite cegarse por su optimismo, dejándose ingenuo e indefenso. Esas cuatro semanas pasan volando sin que se dé cuenta de la rapidez, y el 26 de noviembre, como cualquier bestia al acecho, lo ataca veloz y repentinamente. De hecho, la importancia del día no es evidente para él hasta que Eleanor llega esa mañana.

"Han pasado exactamente tres meses, Louis."

Y Louis se pone en pie de un salto, su túnica ondeando a su alrededor mientras corre de regreso a su habitación. Abre las puertas abruptamente con la esperanza de encontrar a Harry donde lo había dejado, curándose de una resaca. Su corazón se desploma cuando ve la cama vacía.

Una sirviente entra al salón, haciendo reverencias frenéticamente cuando Louis la asusta.

"¿Dónde está mi esposo?" Pregunta.

"No lo sé, mi señor."

"¿No está en su habitación?"

"No, mi señor."

Louis comienza a correr de nuevo, sus pies descalzos golpeando contra los pisos de mármol. Revisa los baños. Revisa la cocina. Revisa el salón de aguamiel. Revisa el jardín.

Louis recorre a pie cada pulgada del Inframundo, pero han pasado tres meses y eso hace todo dolorosamente claro. Harry no lo ama. O tal vez lo hace, Louis nunca lo sabrá, pero no importa. Nada de eso fue suficiente para hacer que Harry se quedara.

O se despidiera siquiera.


¡Hola!

Como siempre, gracias por leer, votar y comentar, lo aprecio mucho y es muy gratificante, cuando uno hace esto sin ninguna remuneración, lo más bonito es leer todos sus comentarios haciéndome saber qué les gustó y comentando el texto.

Actualizaré pronto, sólo restan un par de fragmentos más.

Todo mi amor,
-Amelie.

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