No Name

By s0l_26

143K 14.7K 2.1K

¿Amistad? ¿Cariño? ¿Amor? ¿Odio? ¿Rencor? ¿Envidia? ¿Compañía? Atrapado en una encrucijada de emociones Ignac... More

Book Trailer
Información Importante.
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6.
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Nítido.

Capítulo 2

3.5K 324 55
By s0l_26


Maratón 2/4

Pasaron 4 años hasta que Nano regresó. Nuestro reencuentro fue extraño. En ese tiempo eso de los pre adolescentes con celulares era escaso, por lo que durante su estadía en casa de sus abuelos no habíamos tenido contacto.

Nano apareció el primer día de nuestro tercer año de secundaria llamando la atención de todo el alumnado. Él no era alguien nuevo, todos lo conocíamos, pero sí había cambiado y mucho. Había crecido en estatura, su voz había cambiado, vestía bien y hasta podría pasar por un chico presentable. Todo el mundo estaba fascinado con este nuevo modelo de Nano.

Lo vi ingresar y saludar a unas cuantas personas, personas que en el pasado lo habían maltratado y con las que ahora parecía llevarse bien. Me reí para mis adentros, así que era cierto es de que todos cambian. Sin darle mucha importancia, me uní a un grupo de muchachos con los que solía juntarme y me formé en la fila para izar la bandera.

Cuando ingresamos al salón el alboroto siguió. Nano estaba en nuestro curso.

Me senté al final del lugar junto a una muchacha a la que estaba intentando conquistar y comencé a charlar con ella que parecía muy atenta a los movimientos de Nano. Desistí de entablar una conversación cuando ella preguntó por tercera vez "¿Qué me decías?", tomé mi celular y comencé a leer un manga que había salido la noche anterior.

—Muévete, quiero sentarme ahí —dijeron de pronto. Yo sonreí sin mirar al recién llegado. Los lugares al fondo del salón eran los más preciados. No cedería el mío, por nada.

—Yo llegué primero, lo lamento —dije enfocando mi mirada en el héroe de mi manga rescatando a la damisela. Tan cliché.

—No te decía a ti —continuó mi compañero consiguiendo mi atención. —Vamos muchacha, muévete.

Nano se encontraba allí, con su facha de chico malo echándole una mirada de muerte a mi próxima conquista. Ella lo observó un poco espantada y procedió a correr a la primera fila de sillas, lo más alejada que pudiera de aquel personaje.

—Ha pasado un tiempo —dijo sentándose relajadamente ante la mirada atenta de todos. Asentí una vez y volví mis ojos al teléfono. —¿No me darás un abrazo de bienvenida?

—Claro, luego en privado te lo daré —respondí apático. No sabía si estaba contento por reencontrarme con él o molesto porque había cambiado tanto. Él no era el pequeño Nano que necesitaba mi protección. Él ya no necesitaba nada de mí.

—Siempre admiré tu calurosa personalidad —rió burlón golpeando su pierna con la mía. —Extrañé eso de ti.

—¿Nos vamos a poner románticos? Porque te aviso que no desayuné y mucha dulzura tan temprano en la mañana me va a hacer mal.

—¡Miráte! Si hasta te has convertido en un joven gracioso además de guapo.

—¿Gracias por el cumplido? —consulté sarcástico mirándolo de reojo, él aún tenía esa sonrisa tonta pintada en su rostro. —¿Cuándo llegaste?

—Hace unas semanas.

—Sigo viviendo en el mismo lugar ¿Sabes? —reproché observando ingresar al profesor de matemáticas acompañado por un muchacho taciturno.

—Sí, lo sé —respondió incómodo. Apagué el teléfono y lo miré interesado. —Fui un par de veces... pero no pude tocar el timbre.

—¿Por qué? ¿Tienes algo mal en las manos?

—No —dijo de mala gana. —Es sólo que... no sé, no podía llegar y decir "oye, mirá estoy de vuelta", vemos una peli o jueguemos algún estúpido vídeo juego".

—¿Por qué no?

—No lo sé Nacho —respondió aún de peor humor. Sonreí y fue mi turno de empujar su pierna con la mía. Él no había cambiado mucho después de todo. —Mira, un nuevo muchacho. Lo sumamos a nosotros.

—¿Nosotros? —consulté extrañado. Él me miró con sorpresa. —Ha pasado mucho tiempo Nano.

—¿Qué quieres decir? ¿Que ahora ya tienes otros amigos y no te juntarás conmigo? —me encogí de hombros. —Ni tú te crees eso. Apuesto que desde que me fui has sido más solitario que cuando estaba a tu lado. Yo soy tu todo.

—Idiota —dije de mala gana porque él tenía razón. Tenía conocidos y todo eso, pero un amigo como Nano no había vuelto a tener y eso me ponía de malhumor, más aún porque él lo sabía.

El alboroto por el regreso de Nano se vio opacado primero por la llegada a nuestro curso del nuevo chico llamado Rocco del que dudábamos si podía hablar o solo era un antisocial. Luego por la incorporación del nuevo profesor de Filosofía quien aparentemente era "de lo más sexy" según todas la muchachas de mi curso y finalmente por la llegada de una alumna a quinto año: Piera Di Girólamo. Tardé un poco en enterarme que esos tres sujetos eran hermanos, para ese entonces sólo tenía ojos para la chica quien, a pesar de ser linda, era una locura de persona. No tardó mucho en hacerse famosa y tenernos a todos babeando por ella.

Durante primer recreo de ese día, nos reunimos con algunos muchachos de mi curso y observamos a la muchacha lo más que pudimos. Ella ni siquiera se dio por aludida, estaba realmente absorta en sus pensamientos y eso la hacía aún más atractiva.

—Yo creo que sería un buen candidato para ella —aseguró Nano con una arrogancia que me resultaba desconocida.

—Explícame cómo un chico de 14 años podría conquistar a semejante mujer —reté con un tono de burla en mi voz. Muy por el contrario a lo que esperaba de Nano, me miró orgulloso y se acercó a mi oído.

—Tengo 15 años y sólo para que lo sepas ya no soy virgen, tengo mucha experiencia ¿tú puedes decir lo mismo?

Me aparté de él y lo miré espantando. ¿Él estaba hablando en serio? Rió fuerte y volvió a la charla con los demás muchachos de cómo harían para acercarse a ella.

¿Era verdad que él ya había estado con alguien alguna vez? Quiero decir, no es cómo si yo no hubiera sentido esos deseos adolescentes de querer estar con alguien. Pero aún era muy joven, eso sin contar que en mi familia me habían enseñado a respetar a las mujeres y esperar hasta una edad prudente. Pero ahora Nano salía con semejante noticia y yo simplemente no lo podía creer. ¿Dónde había estado todo ese tiempo? ¿No estaba en algún campo alejado de todo? Seguramente él estaba mintiendo.

Cuando finalizamos el primer día de clases Nano se pegó a mí y no dejó de hablar de idioteces hasta que llegamos a la puerta de mi casa. Allí miró incómodo por encima de mi hombro en busca de mi familia hasta que con una gran sonrisa lo invité a pasar.

—Mamá... llegamos —avisé dejando mis cosas en el sofá de la sala. Podía oírla en la cocina y se sentía nítido el aroma al almuerzo del día: Pollo asado con papas.

—¿Llegamos? —consultó con extrañeza desde la otra habitación. Nunca llevaba a nadie a casa. Nano había sido el primer y único amigo que había invitado. —Gigi dijiste que no vendrías hasta tarde —se extrañó viéndonos entrar. Por supuesto Gigi, mi hermana, no hubiera llegado conmigo aunque no tuviera nada que hacer. Ella estaba en el último año y no se relacionaba con mocosos como yo.

—Hola señora Bárbara —saludó Nano ingresado tras de mí.

Mamá lo observó con sus ojos enormemente abiertos y no dudó en ir por su abrazo. Nano respondió de igual manera mientras su sonrisa se agrandaba cada vez más con el correr de los segundos.

—Por Dios mírate en lo que te has convertido —observó separándose de él para llenar de besos su rostro. —Eres todo un hombre Nano —sollozó volviendo a su abrazo. —Incluso eres más guapo que mi hijo.

—¡Mamá! —exclamé con enojo. No hacía falta que lo dijera, a su lado yo apenas era un niño.

Nano sonrió sacándome la lengua y luego se liberó de ella para ayudarla con la mesa que por ese día tendría un puesto más.

—No te deprimas Nacho, aún eres un año menor, te queda tiempo para florecer —me burló revolviendo mi cabello a pesar de mi mirada de advertencia. —Además no estás mal, ya te lo había dicho antes. Juntos seremos los conquistadores de esa escuela.

—Claro, como no —me quejé haciendo un puchero lo que le generó aún más risa. —No estoy interesado en eso todavía así que no cuentes conmigo.

—Oh, eso no parecía en la mañana cuando hablabas tan animadamente con esa chica. ¿Cómo es su nombre?

—Cierra la boca.

—Oh Dios mío, mi chiquitito tiene novia —suspiró mamá con interés acercándose a pellizcar mis mejillas.

—No, Nano sólo está molestándome.

—Yo te enseñaré trucos de conquista Nacho, no pasa nada, no me molesta.

—No me interesa —insistí recibiendo el plato de comida mientras mi amigo no dejaba de mirarme divertidamente.

Almorzamos mientras Nano nos ponía al día de sus últimos cuatro años. Él había vivido en un poblado un poco más grande que el nuestro junto a sus abuelos y hermanos mientras su madre trabajaba arduamente aquí y su padre se recuperaba. El padre de Nano en ese momento conseguía trabajos no estables y poco rentables pero les alcanzaba para vivir. El hecho de que Nano hubiera regresado era debido a que él ayudaría a su padre con la casa que habían adquirido, mientras su mamá trabajaba puertas adentro en una casa de familia. Además Nano tenía pensado conseguir algún trabajo para alivianar los gastos.

A mi ver, no parecí buena idea, según yo Nano debía dedicarse a pleno a sus estudios, pero no se lo dije. Siempre le había molestado que me metiera en su vida y nuestro primer día después de tanto tiempo sin vernos no era un buen momento para hacerlo enojar.

Cuando terminamos de almorzar subimos a mi habitación. Nano se mostró sorprendido al no encontrar mis posters de animé en las paredes pero se alegró al notar que no me había desecho de los mangas. De vez en cuando le gustaba leer alguno.

Prendió mi PC sin mi autorización y buscó música mientras yo conectaba el PlayStation para poder jugar.

—¿Qué clase de música es esta? —consultó al oír una lista de reproducción. Lo miré encogiéndome de hombros, no tenía ganas de explicarle. —¿Kpop? ¿Son chinos?

—Coreanos.

—Es lo mismo —aseguró pasando de un tema a otro por mucho rato. No tenía mucha música y la poca era del mismo género. Kpop. —Ignacio, en serio, si sigues con eso te vas a morir virgen.

—Sinceramente no es algo que me preocupe por el momento.

—¿Estás bromeando?

—No —me extrañé con molestia. —¿Por qué demonios estás tan obsesionado con eso de todos modos?

—Sólo un virgen podría preguntar semejante cosa —aseguró arrastrándose a mi lado. Me quitó el comando de las manos y me obligó a mirarlo. —Tú no tienes idea de lo que te estás perdiendo Ignacio. Estar con una mujer es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida. No tienes idea de lo bien que se siente.

—¿Con cuántas chicas has estado?

—Sólo dos. Pero en serio, es una experiencia inexplicable. Ellas son tan perfectas, sus pechos son tan suaves Nacho, y la sensación de estar dentro de ellas es... —suspiró con añoranza. —Dejaré de hablar porque me excitaré en este momento.

—¡No seas asqueroso Nano! —exclamé empujándolo para alejarlo de mi.

—Tú si te excitas ¿No? —consultó consiguiendo que me sonroje. —Sí, sino sería algo grave ¿No? Digo, eres un adolescente. Eso es lo que hacemos todo el tiempo —volví a correr mi mirada de él. ¿Por qué necesitaba hablar de eso? ¿Por qué no tenía ni un poco de vergüenza? —¿Te has masturbado alguna vez?

—Nano, por favor, en serio. Basta...

—L-lo lamento —tartamudeo dándose cuenta lo incómodo que me había hecho sentir. —Realmente lo lamento.

—Está bien, no pasa nada —lo tranquilicé volviendo a tomar el comando para poder iniciar un juego.

—Es sólo que —suspiró con pesadez —es sólo que he pasado por tantas cosas Nacho y no tenía con quien comentarlas. No sabía si estaba bien o estaba mal, si se sentía bien o no, entonces verte de nuevo es como tener a alguien con quien hablar y... me emocioné un poco, nada más.

—Está bien —sonreí pegándole un codazo y sonriendo con tranquilidad.

—¿Sabes? Cuando dije que te extrañé no estaba bromeando —dejé de sonreír y volví a sonrojarme. —De verdad me hiciste falta. De verdad te extrañé demasiado.

—Cállate.

—Yo sé que tú también me extrañaste —aseguró recostándose en mi hombro tomando el otro comando. —Lo puedo decir con sólo mirarte.

—¿Vamos a jugar o vas a seguir hablando idioteces?

Nano no insistió y se lo agradecí. Para ese entonces, incluso ahora, es muy difícil aceptar algunas cosas. El hecho de que lo había extrañado demasiado era una de ellas. No podía decirle que eso había pasado, decirle "Te extrañé mucho" sonaría tan jodidamente raro, tan jodidamente gay. No entendía por qué a él no le daba ni una pizca de vergüenza, aunque supuse que en realidad no lo sentía, sólo lo decía para molestarme.

Continue Reading

You'll Also Like

50.8K 4.5K 23
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
464K 38.5K 42
Un nuevo cambio de hogar, le trae a Ryder nuevas historias a su vida. Los sobres de color rojo finalmente se han acabado, pero la amenaza para Ryder...
868 156 7
Florisvaldo es quizás el peor nombre sobre la faz de la tierra, aunque sea apenas la punta del iceberg en la patética vida de un perdedor o, al menos...
47.9K 3K 52
Sam no quiere revivir su pasado por miedo a ser juzgado, pero alguna vez tenemos que ser expuestos para darnos cuenta que simplemente estamos un poco...