𝐶𝐿𝑂𝑆𝐸| 𝑨𝒍𝒆𝒄 𝑳𝒊𝒈𝒉𝒕𝒘𝒐𝒐𝒅

𝚃𝚠𝚘

002 | THE SIGHT

| o m n i s c i e n t e |

Alexander caminó hasta la habitación de su hermana para avisarla.

Isabelle Lightwood vio a su hermano en el reflejo de su espejo y sin girarse le saludó con un tono divertido— Hola, hermano.

— ¿Vas en serio? — Preguntó Alec al verla usando una peluca color platino.

— Ah, ¿Qué le voy a hacer...? A los demonios les van las rubias.

— Es verdad, pero eso es blanco. —Argumentó señalando la peluca.

— Platino. —Le corrigió. — Y Shakespeare no es lo que más les gusta, ¿vale Alec?

— Ya distraes bastante por ti misma. — Burló él saliendo de la habitación.

Izzy sonrió de lado siguiendo sus pasos. — ¿Me estás diciendo que sea natural?

El pelinegro decidió no contestarla, se limitó a rodar los ojos.

Entraron en la armería e Isabelle habló—: ya estamos listos, Jace.

— Buena elección, Izzy. —Añadió el chico rubio. — A los demonios les van las rubias.

Ella giró la cabeza en dirección a Alec. —Te lo he dicho.

— Es platino. — Contestó y la morena rodó los ojos.

Para ella su hermano era un ser terco, agrio y cabezota. Pero lo quería por encima de todo.

— Por algún motivo nuestros amigos demonios matan mundanos y les extraen la sangre. —Explicó Jace con seriedad cambiando rotundamente de tema.

— ¿Para qué quieren sangre? ¿Eso no es cosa de vampiros? — Alec preguntó confundido.

— No lo sé Alec, ¿vampiros vagos tal vez? — Jace bromeó encogiéndose de hombros.

— La sangre tendrá algo de especial. — Habló ahora Izzy.

— ¿Qué tiene de especial la sangre de mundano? — Nuevamente preguntó Alec.

— Darme una muestra y os diré exactamente lo que buscan. —Simplificó Izzy cogiendo un cuchillo Serafín.

— Tendremos más respuestas para saber con quién trabajan los demonios. — Jace acomodó su cuchillo y caminó.

— ¿No crees que actúen por cuenta propia?

— No. Digamos que los cambiantes no son muy creativos. — Replicó Alec a su hermana.

— Éste es el aspecto de nuestro objetivo... por ahora. — Les enseñó Jace una foto en una de las pantallas de la sala de control.

— Bien, pediré luz verde.

— Venga Alec... para cuando envíes el mensaje ya habremos matado seis demonios. —Contestó Jace pesadamente.

— Además, es más divertido saltarse las normas que seguirlas. —Isabelle añadió con media sonrisa.

༄

Olivia bajó del taxi y fue hacia la furgoneta de Simon. Cuando llegó estaban hablando sobre el nombre de la banda.

— ¡Hey, chicos! ¿qué tal ha ido? —Preguntó la ojiverde entusiasmada.

— Genial, ahora somos "Panda Inmutable" — Informó Simon contento.

Olivia hizo una mueca pero decidió pasarlo por alto y divertirse. — Bueno, pues... ¡marchando un panda inmutable! — Se rió y las mellizas cogieron la pintura.

— Clary, ¿Qué es esa firma? —Preguntó Olivia curiosa.

Clarissa, sin darse cuenta, había dibujado la Runa Angelical.

— Qué raro, ni siquiera lo he pensado... hoy van dos veces y no sé ni lo que es. — Le dio el bote a Simon y se puso a su lado.

༄

— ¡Oye, mira por dónde vas! — Al oír la voz de su hermana, levantó la mirada y vio a un rubio repleto de tatuajes.

— ¿Puedes verme? —Preguntó el chico incrédulo.

— Olivia se acercó cruzada de brazos y con una ceja levantada—: Sí, esa es la cuestión. Aunque parece que tú a mi hermana no.

— Poseéis la visión... — Volvió a hablar el chico con el mismo tono de voz.

A Olivia no le inspiraba confianza, sin embargo, Clary se reía.

— ¿Que poseemos el qué? —Respondió Clarissa.

— ¿Por qué no sé quiénes sois?

— ¿De verdad te ha funcionado esa frase?, ¿alguna vez? — Replicó Clary ladeando la cabeza.

— ¡Jace! —Le llamó un chico al fondo, las pelirrojas no consiguieron ver quién era.

Jace les dio una última mirada para después marcharse rápido a la discoteca.

— Qué tío más raro... A partir de ahora voy a usar esas frases para ligar, a ver si me funcionan. — Rieron las dos a carcajadas mientras que Simon y Maureen miraban el panorama con el ceño fruncido.

— ¿Qué os parece ese rubiales? —Les preguntó Clary.

— ¿Te refieres al tío imaginario con el que hablabais? — Lewis contestó extrañado.

Olivia les miró sin comprender—: el de los tatuajes que ha entrado corriendo al club.

— Chicas, no había nadie...— Respondió Maureen.

— ¿Qué llevaba esa tarta? —Añadió Simon con tono gracioso.

Clary de repente se quitó la sudadera verde y caminó hacia adelante. Olivia siguió sus pasos y agarró su brazo consiguiendo que parase.

— ¿A dónde vas hermanita? — Arqueó una ceja enfatizando la última palabra.

— A buscar respuestas.

— ¡Si tu carnet falso es basura! — Afirmó mientras rodaba los ojos, pero al final la siguió.

༄

Caminaban juntas dadas de la mano y divisaron al fondo al chico de antes, pero no iba solo, estaba siendo acompañado por otro chico y una chica.

Clary dio un tirón a su hermana para que no parase y  caminara más rápido y ella rechistó con un bufido. Les siguieron hasta que entraron a un sitio y cerraron las cortinas.

— ¿Y ahora qué hacemos? —Preguntó la pelirroja pequeña.

Clarissa miraba a un chico bastante alto y musculoso y sonrió maliciosamente a su hermana.

Se agarraron al chico y le empezaron a hablar como si nada.

— Cuánto gimnasio. —Piropeó ella.

— Bonitas lentillas. —Continuó Olivia y él se le quedó mirando.

Pasaron dentro y lo primero que encontraron fue a una chica de pelo negro vestida de blanco bailando sobre una plataforma, a su derecha estaba un chico apoyado sobre una columna que no apartaba la mirada de Olivia; tenía un tatuaje que le ocupaba un lado del cuello. El chico rubio de antes estaba hablando muy cerca de una chica de vestido rosa fucsia.

¿Estará usando las mismas frases de antes con ella? pensó Olivia.

De pronto, él sacó un cuchillo Serafín.

Olivia miró a su hermana boquiabierta. —Clary, vámonos ya. —Vocalizó asustada.

— ¡Cuidado! — Gritó Clarissa a la chica del vestido mientras se tiraba encima de ella haciendo que esta cayera en un sofá rojo.

— ¡Aparta! —Boceó el Nefilim empujando lejos a la pelirroja.

La chica del sofá giró la cabeza y Olivia vio unos tentáculos que sobresalían de su cara, por lo que se asustó y corrió junto a Clary.

La chica que antes bailaba ahora se encontraba ahorcando a un tío con un látigo.

— ¿Estás bien? — Jace se acercó preocupado a Clary extendiendo su mano, ella la cogió, pero un tipo le propuso un cabezazo a Wayland.

El rubio soltó el cuchillo brillante en el sofá y la luz que tenía se apagó. Olivia lo cogió y volvió a iluminarse. Se quedó atónita mirándolo hasta que sintió que un cuerpo lo atravesaba.

— ¡Oh, Dios! —Exclamó asustada.

— ¡Alec! — El del tatuaje en el cuello lanzó otro cuchillo Serafín a Jace, quién lo cogió al vuelo con su mano derecha y al instante fue clavado en el pecho de uno de aquellos seres.

El rubio le quitó el cuchillo a la ojiverde y atacó a dos más. Hasta que los dos chicos atravesaron a la vez al único que quedaba. Clary se marchó corriendo de allí y Olivia tardó en reaccionar.

Salió de allí rápidamente y la buscó por todas partes hasta que se chocó con un hombre que se le hacía familiar.

Magnus Bane.

— Perdón. — Se disculpó y continúo buscando.

Estaba nerviosa y asustada, no la encontraba por ninguna parte. Salió afuera y la vio subida en un taxi ya arrancado dispuesto a marcharse. Paró a coger aire y sin pensarlo dos veces, corrió hacia casa.

༄

—¡Mamá! — Clarissa entró en la casa llamándola.

Ella anduvo rápido hasta el salón y posó sus manos en sus hombros preocupada. — Clary cielo, ¿qué pasa? ¿Dónde está Olivia?

Hasta este momento no se percató de que había dejado sola a su hermana.

— Me asusté mucho mamá y salí corriendo de allí. Olivia seguirá allí con Simon.

— Cuéntamelo todo.

Le explicó todo lo que ocurrió mientras que ella miraba atenta a su hija.

— ¿Cómo eran las marcas que tenía el chico con el que hablásteis? — Jocelyn preguntó inquieta.

— ¡Eso qué importa mamá! ¿Acaso me estás escuchando? ¡Creo que Olivia ha matado a un hombre! —Vociferó asustada, su corazón latía a mil por hora.

— Clary, ¿eran como estas? — Cogió la reliquia llamada estela y la pasó por su muñeca dejando una cicatriz en forma de doble espiral.

— ¿Mamá qué es eso? —Preguntó angustiada.

— Todo lo que habéis visto esta noche tiene un sentido y una explicación. He temido tener esta conversación con vosotras desde que nacisteis.

Clarissa habló con lágrimas cayendo por sus sonrojadas mejillas. — ¿Qué está pasando? ¿Me estoy volviendo loca?

— No, no cariño... no es así. Pero vuestras protecciones están fallando. Tenéis dieciocho ahora y debéis saber la verdad.

— ¿De qué protecciones estás hablando? ¡Me estás asustando!

Fray suspiró con la mirada en el suelo. — Por esto evité deciros esto antes.

— Jocelyn. — Entró Dot. —Mira por la ventana, Magnus nos ha avisado.

— Dot, es la hora. — Agregó después de mirar por la ventana y se acercó a su hija de nuevo. — Escúchame, tenéis que alejaros las dos de mí, he enfadado a alguien muy poderoso.

— ¿Qué le has hecho? —Argumentó con la voz temblorosa.

— Ocultarle algo a él y a sus seguidores.

— ¿Seguidores? ¡Pues llama a la policía! — Respondió histérica.

— El policía al que debes llamar es Luke. —Hace que Clary de media vuelta y ató un collar de una piedra morada en su cuello.

— Clary, por favor... prométeme que encontrarás a tu hermana y le contarás todo, dile que la quiero, que sois lo que más quiero en el mundo. — Melancólica, acarició la mejilla de su hija. — Quédate esto y piensa en mí cuando lo lleves. — De una bolsita aterciopelada sacó un colgante de plata. —Este otro es de tu hermana, dáselo en cuanto la veas. — Abrió la palma de su mano para dejar el collar y la cerró.

— Mamá no es momento para regalos, ¿¡Qué demonios está pasando!?

— Solo si lo necesitas. —Dot le entregó a Jocelyn un frasco con líquido verde.

— Confía en tu instinto, eres muy poderosa. — Agarró sus manos con un ligero apretón dispuesta a despedirse. — Dot, ábrelo. —Gritó y un humo azul apareció en la mano de Dot. Creó una pared violeta y Jocelyn llevó a Clary hasta ella.

— Todo lo que he hecho y los errores que he cometido son porque os quiero más que a nada, Luke os lo explicará, y os ocultará del círculo. No podéis confiar en nadie más, solo en él.

Clary habló atemorizada—: no entiendo nada.

— ¿Dónde está Luke ahora?

La pelirroja frunció el ceño. — En la comisaría.

— Recuerda que os quiero hija, ¡encuentra a Olivia! —Exclamó antes de empujar a su hija en el portal.