Jueves 11 de enero.
Edwin Farrel tenía una vida tan neutral y disciplinada que le resultaba desesperante. Toda su existencia había estado repleta de sucesos que la gente consideraría "crueles", pero que para él eran normales. Podría decirse que se había acostumbrado y a cambio le generó una peculiar preferencia a la soledad.
Toleraba su vida y luchaba por ser alguien al punto de presionarse a extremos; era demasiado exigente consigo mismo y perfeccionista.
¿Qué educación era de esperarse que podría tener el hijo de un ex-militar?
Actualmente llevaba cinco días de haberse mudado al pueblo natal de su padre, y únicamente vivía con él, con su madrastra y con su perro Fluffy.
Si preguntan por el despertar y la mañana de Edwin, sus días empezaban desde las 4:25 am; costumbre heredada.
Solía tener todo perfectamente ordenado y su higiene era impecable, tenía demasiado tiempo de sobra para desayunar pero lo hacía rápidamente debido a que le molestaba mucho la presencia de la esposa de su padre. La mujer había sido déspota con él varias veces. La tipa en cuestión era chocante, y sumado a la arrogancia del pequeño Edwin, provocaba un enorme roce involuntario que había desencadenado en evitarse.
Ed sólo sentía una verdadera fidelidad a su padre, lo admiraba por ser tan recto y posicionarse en el ejército. A su madrastra sólo la respetaba porque su progenitor parecía estar cómodo con ella.
Al salir de casa rumbo a la escuela revisó múltiples veces su maletín para asegurarse de no haber olvidado nada: llaves, dinero, móvil, libros del día, documentos, botella de agua. Ya había dejado la comida de Fluffy. Todo en orden.
Hoy Ed tenía que terminar con su proceso de ingreso tomando un taller que decidió, sería lectura. Le gustaba leer, era una actividad silenciosa y tranquila que lo hacía pensar.
Recordando el asunto de los talleres, su mente se encaminó a la conversación del día anterior con el fastidioso chico de negro que parecía tener tendencias suicidas. Soltó una risa internamente al bromear sobre el aspecto del más alto.
Al menos ese pelinegro era el menos aburrido y que se había animado a conversar con él aún siendo evasivo, además le agradecía devolverle su celular. El resto del salón eran solamente clichés del pueblo y replicaciones; actuaban igual, se vestían igual, tenían las mismas preferencias.
En fin; la conversación del día anterior había superado lo máximo que había mensajeado desde ya hácia mucho tiempo.
Llegando a la institución observó ambos lados de la entrada. Estaba muy a la defensiva desde la pelea ocurrida el martes.
Ingresó y pasó rápidamente a su casillero donde dejó algunos libros para el día siguiente y aligerar su mochila. Al menos él sí pensaba.
La primera hora era interesante con las clases de matemáticas, se le daban muy bien; y si no entendía algo, rápidamente lo remediaba practicando. Bueno, eso hacía casi en todas las clases, tenía un muy buen promedio.
¿Cómo se llamaba la chica castaña? No lo recuerda, pero justo en el intermedio para la segunda hora estaba entrando a gritos -junto a los dos tipos que no se le despegaban- hablando acerca de un festival dentro de la institución que tenía como propósito reunir dinero para la casa hogar de la ciudad más próxima al poblado.
Era una buena acción, pero él no era mucho de trabajo social. Tal vez asistiría a comprar y con eso sería suficiente.
Tenía que hacer algo por más contrariado que resultara a como había actuado; debía hablar con Carl. Se levantó y fue a las bancas traseras dónde a saber qué tanto garabateaba el chico solitario.
- ¿Con quién tengo que ir para el club de lectura?- preguntó muy directo.
- Pregúntale a Brian, él está ahí.
- Pregúntale tú, yo no si quiera sé quién es - alegó el pelirrojo.
La verdad era que quería evitar contactar con más personas, ya tenía la decisión de limitar su comunicación, él ya había dejado que Carl se le acercara y con eso le bastaba.
- ¿Por qué tengo que hacerlo? Es asunto tuyo - frunció el ceño el que se encontraba sentado.
- Ayúdame - relajó su postura agresiva.
- Bien, pero espero no perder mucho tiempo ayudándote porque tengo taller hoy- Dijo mientras señaló su guitarra que estaba a su lado izquierdo recargada.
Ed iba a retirarse pero de nuevo se percató de las miradas descaradas de los demás hacia ellos y los cuchicheos.
- Ehm, oye - susurró Edwin.
- ¿Uhm?- contestó Carl sin mirarle y siguiendo en sus garabatos.
- ¿Por qué todos nos miran así? - marcó un ligero tono de molestia.
El pelinegro levantó el rostro y escaneó todo el lugar con la mirada.
- Porque son estúpidos entrometidos - respondió sencillamente.
- Pues ayer escuché cosas poco agradables sobre ti venir de ellos- añadió Ed esperando sacar más información.
- Simplemente no les agrado; me ven como un rarito desde su perspectiva redonda, y les sorprende que hable con alguien; y aún más porque tú eres todo menos amable - explicó algo incómodo.
- Ya veo - dejó de presionar y se retiró a su lugar. Estaba claro, todos eran unos tarados buenos para nada. Tenía que cuidarse.
Las horas pasaron relativamente rápido para el pelirrojo y cuando todos recogían sus cosas fue hacia Carl que estaba colgándose la guitarra.
- ¿Entonces?
- Sólo tienes que ir a la biblioteca y buscar al encargado. Él te dará una lista donde te tienes que anotar - resumió el chico de cara malhumorada.
- Muy bien, te debo una- sonrió de medio lado el más pálido.
- De hecho son dos- bromeó el más alto levantando suavemente ambas comisuras de los labios.
Ambos salieron del salón e hicieron un ademán con la cabeza de despedirse. Ed fue a la biblioteca y se anotó, pero se encontró con un ligero problema.
- ¡Hola! Edwin Farrel, ¿Verdad?- saludó amablemente un chico sentado en un escritorio.
- Ed - contestó secamente al que reconoció como Brian.
- ¿Para ti era la información que me preguntó Carl? - El pelirrojo se removió ligeramente molesto. Fácilmente podría contestarle que qué le importaba, pensó.
- Sí.
- Genial, espero te guste la estadía aquí. Tenemos taller los martes - agregó Brian sonriente.
- Gracias - dijo Ed fuerte y firme, y se retiró sin más.
Llegando a casa, Edwin subió las escaleras e ingresó a su habitación saludando a la bola tierna que dormía en un cojín sobre el piso. Empezó sus deberes temprano y al terminar escuchó como la puerta de la entrada era abierta seguida de un grito agudo.
- ¡Edwin!
- ¿Qué? - El muchacho salió de la habitación y vio a la mujer repleta de bolsas de compra. Era asquerosamente derrochadora.
- Traje comida, aliméntate; estás tan delgado como un papel- crítico descaradamente la dama que soltó todas las bolsas en la entrada - deberías salir más también, siempre estás pálido y seguro esquizofrénico.
- Bajaré a comer más tarde -Ed había decidido que tenía suficiente, se encerró en la habitación y comenzó a investigar algunas cosas para hacer la exposición en la biblioteca.
Pasó el rato leyendo la información y descargando música para su movil esperando para bajar a comer antes de que llegara su padre.
Al ir hacía la cocina vio como la mujer hablaba por teléfono emocionada. Comió un emparedado con lo poco que había en la nevera, pues no quería la cosa grasosa que había traído su madrastra. Ella contaba con la ventaja de usar como excusa la mudanza para no cocinar, y si su padre se lo permitía, él simplemente callaba. Tomó una manzana del frutero y subió de nuevo a la habitación donde el móvil parpadeaba indicando una notificación.
Carl 💀:
¿Te inscribiste?
Enviado a las 3:59
Ed 🐶☠:
No, en realidad no voy a tomar un taller y reprobaré.
Enviado a las 4:04
Carl 💀:
Lo tomaré como que lo hiciste. ¿Cómo se llama tu cachorro?
Enviado a las 4:04
Ed 🐶☠:
Fluffy.
Enviado a las 4:04
Carl 💀:
Lindo. ¿Has terminado la tarea?
Enviado a las 4:04
Ed 🐶☠:
Ya.
Enviado a las 4:05
Carl 💀:
¿Es mucha?
Enviado a las 4:05
Ed 🐶☠:
No.
Enviado a las 4:05
Carl 💀:
¿Qué haces?
Enviado a las 4:05
Ed 🐶☠:
Aburrirme. Tal vez busque algo que leer o ver en Internet.
Enviado a las 4:07
Carl 💀:
¿No quieres salir?
Enviado a las 4:07
Ed no salía con intenciones de socializar, y sinceramente dudaba si era buena idea.
Ed 🐶☠:
¿A qué?
Enviado a las 4:07
Carl 💀:
No lo sé, a caminar o en bicicleta.
Enviado a las 4:08
Ed 🐶☠:
No tengo bicicleta
Enviado a las 4:08
Carl 💀:
Usamos la mía, puedes sentarte detrás. ¿Sí?
Enviado a las 4:09
Ed 🐶☠:
Tal vez.
Enviado a las 4:09
Carl 💀:
Te espero fuera de tu casa a las 5:00. Activa la ubicación de tu móvil.
Enviado a las 4:09
Ed 🐶☠:
De acuerdo.
Enviado a las 4:10
A diferencia de Carl, Edwin sí estaba interesado en su cuidado personal.