Mis ojitos ya cansados están,
de a poco han ido perdiendo la visión,
se lo comento a mi familia,
pero ellos muy ocupados están para accarriar con tal problemón.
Antes podía ver,
más ahora no.
Todo son líneas borrosas
como cuando lágrimas no te dejan ver.
Mi cabeza duele, mis manos tiemblan,
estoy en apuros y no sé qué hacer.
Necesito ayuda, ayuda en verdad,
aunque nadie me la quiere brindar.
Me ignoran con indiferencia,
tal vez un problema soy,
al igual que mis ojos
que ya pierden por completo su visión.
¿Debo esperar a quedar ciega?,
¿Acaso eso es lo que he de hacer?,
tal vez ahí alguien se preocupe
y me ayude a ver.
Lo dudo bastante,
pero lo quiero creer,
para no caer en la locura
y un error cometer.
Aunque cuando lágrimas amargas caen
sé que ya estoy realmente mal,
mi vista se está yendo
y nada puedo hacer.
Ya en penumbra y sola estoy...
Nadie me ayudó a mí,
nadie me dio socorro,
nadie se preocupó.
Y mis ojitos aún duelen,
aunque ya no puedan ver,
tenían la boba esperanza
de que alguien se apiadaría.
Lástima que no sucedió,
la esperanza estuvo hasta el final.
Ahora solo queda esperar
a que las lágrimas paren de una vez.
A que el dolor desaparezca.