Alma Brillante ~Creek~

By Einhorn-Blau

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A su edad invocar a un demonio le parecía algo tan interesante, tan irreal. Sentía como hormigas recorriendo... More

Ritual.
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Recuerdo
Recuerdo 2
Recuerdo 3
Recuerdo 4
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Aviso troste.
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Final, triste y anhelado final.

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By Einhorn-Blau

Estar en el colegio de Craig era más entretenido de lo que pensaba. A los alrededores del edificio había un montón de arboles y florecillas, La aves volaban por ahí sin que nadie las molestara o les prestara principal interés; todos los humanos eran distintos, en complexión, altura, rasgos faciales, voz... Siempre imaginó a lo humanos como seres similares, como bolsas de células, pero, viéndolos desde tan cerca ya no estaba tan seguro de seguir con aquella imagen. Los humanos eran un misterio, tan distintos a pesar de tener complementos similares.

Ideó una especie de juego para entender la diferencia entre ellos, el cual consistía en imaginar características especificas en un humano, después se dedicaba a buscarlo entre los tantos que había, y lo encontraba, era bastante entretenido. Como si fuera una especie de aplicación en la que tu podías diseñar tu personaje como tú quisieras.

Hubo un momento en que que pensó en humanos de cabello azul creyendo que no los habría, pero vaya sorpresa que se llevó cuando encontró a tantos. Era su manera de distraerse mientras Craig estaba en clases. Que por cierto, él también estaba dentro del aula, sentado sobre una repisa, observando todo lo que ocurría del otro lado de la ventana.

— Lo que sea que estés haciendo, déjalo, me provocas dolor de cabeza.- repuso Craig con molestia.

Tweek cortó sus pensamientos de golpe, no esperaba que alguien lo interrumpiera. Una vibración profunda perforó los oídos de ambos. Se sujetaron la cabeza con fuerza casi al mismo tiempo. Craig incluso emitió un quejido, los demás humanos se giraron para mirarlo. Tweek no supo porque se sentía tan culpable.

Intentó descubrir el origen de aquel ruido, pero le era imposible concentrarse, le dolían los costados de la cabeza, justo sobre los oídos, pasó un segundo para que comenzara a sentirse mareado y confundido. Incluso cuando se bajó de la repisa le costó estabilizar su vuelo, se sentía como cuando tenía 10 años, que fue la primera vez que Damien y Cayetano le permitieron volar más alto de lo que acostumbraba.

— Craig, ¿Necesitas ir a la enfermería?- preguntó el profesor.

Craig asistió, salió del aula sin dejar de cubrir sus oídos a pesar de ya no escuchar el sonido. Tweek lo siguió tambaleándose, incluso una de sus las chocó contra una banca pero realmente no le importó. Estaba más preocupado por lo que le pudiera suceder a Craig que por su propio bienestar, eso no debía ser bueno.

Comenzó a seguir a Craig por los pasillos, el chico iba tambaleándose y se recargaba en la pared con una mano; Tweek alcanzó a apreciar una fina línea roja bajar de los oídos de Craig y perderse bajo el borde de su camisa, quizá debería hablarle para preguntarle qué tan mal estaba pero pensó que no sería la mejor idea distraerlo justo ahora así que lo dejó. De cualquier forma Craig no parecía reparar en la presencia de Tweek, y no lo culpaba, de verdad lo entendía; de hecho ahora mismo desearía estar más preocupado por el mismo que por Craig, pero no podía evitarlo, él era un demonio, sanaría en cualquier momento, pero Craig era sólo un humano, tan frágil, débil y pequeño, y tan inexperto y joven, tan intolerante al dolor.

Craig finalmente entró en una habitación en particular, en la puerta se leía enfermería. La puerta se cerró en sus narices, por lo cuál decidió no entrar, su cabeza aún daba demasiadas vueltas como para tratar de averiguar si del otro lado había alguien además de Craig, alguien que pudiera asustase si veía la puerta abrirse por si sola.

No sabría decir a cuál de los dos le fue peor, si a Craig, a quien aparentemente se le habían reventado los tímpanos, o a Tweek, cuya nariz goteaba sangre color vino y espesa. Se cubrió la nariz con una mano para evitar que su sangre cayera al piso, por que, bueno, su sentido común le afirmaba que no era normal encontrarse sangre tan oscura tirada en el piso de una escuela. O encontrarse sangre en general. Así que buscó un lugar en el que pudiera limpiarse sin molestar a nadie.

Al final encontró dos lugares en los que aparentemente no había nadie. Pero no entendía los dibujos de las puertas. Eran figuran aparentemente humanas. Sólo que una de ella era más recta, y la otra tenía una especie de triangulo como cuerpo, decidió entrar a aquella última porque le parecía más curiosa. No había nadie dentro, la habitación era casi blanca, a excepción por las puerta de color rojo, y tenía toda la pinta de ser un baño. Frente a los lavados había un gran espejo, igual que en la casa de Craig, o incluso en el de su propia casa, aunque el suyo era mucho más pequeño, aún así supuso que funcionarían de la misma forma.

Abrió la llave y se dispuso a limpiarse de manera apresurada. Tenía la camisa con grandes gotas de sangre que había logrado colarse por entre sus dedos, no le tomó importancia, después de todo el único que podía verlo era Craig. De hecho, pudo perfectamente quedarse como estaba, limpiarse como la camisa y andar así por la vida, pero sabía que cuando esa sangre secara la tela de su camisa de volvería tiesa e incómoda, y no quería eso. Se quitó la prenda para intentar limpiar las gotas de sangre que habían caído sobre ella; prefería mil veces que su camisa estuviera mojada antes que tiesa y con olor a sangre. Volvió a ponérsela, las partes mojadas le provocaron un escalofrío; bueno, por lo menos su nariz ya no estaba sangrando.

En fin. Justo cuando estaba por irse un grupo de humanos femeninos, que también apestaban a hormonas, entro hablando unos con otros. Eran cuatro aproximadamente. Uno de ellos entró a una de las puertas rojas, los otros se quedaron frente al espejo lavándose las manos y acomodándose el cabello.

Tweek les observó detenidamente, los humanos eran demasiado vanidosos, un hablando entre ellos seguían acicalándose frente al espejo. Una humana abrió su boca, diciendo algo sobre sus dientes, que eran horrendos o algo así. Otra de ellas mencionó algo sobe sus oídos, si bien eran comentarios simples, Tweek podía sentir la cantidad de complejos soltados en una sola frase.

Se miró al espejo también. Hasta él tenía complejos, por lo tanto no se atrevía a juzgarlas. En el inframundo era de los pocos demonios con apariencia humanoide, eran seis de ellos en total. Y a diario se menospreciaba por ser el "más" humano.

— No seas tonto, eres precioso tal cual.- solía decirle Lilith, una demonio femenina con apariencia humana.- Ve el lado positivo de eso, si un día quieres mezclarte con ellos para pasar el rato puedes hacerlo sin levantar sospechas.-Tweek había rodado los ojos en cuando ella terminó de decir aquello, ¿Por qué él querría "pasar el rato" con humanos?

Sin embargo había algo que no lo dejaba tranquilo. Y ahora, viéndose entre tantos humanos... ni siquiera era parecido a ellos, y eso que los había por montón. Es decir, él tenía alas, sus ojos eran de un color extraño. Del tiempo que estuvo jugando a buscar humanos jamás encontró algunos que tuviera un color parecido. Además sus dos cuernos bífidos y puntiagudos salían de sus sienes, apuntando siempre al techo. Y si hablamos de sus colmillos...

Se acercó al espejo, abrió la boca y un su dedo indice levantó su labio superior dejando expuestos sus grandes y puntiagudos caninos, los humanos tampoco tenían aquello. Ni mucho menos tenían las orejas puntiagudas.

Todo aquello era ridículo, es decir, en el inframundo se sentía extraño por tener apariencia humana, y aquí sentía que con un vistazo cualquiera podría darse cuenta de que era un demonio. Negó con la cabeza tratando de espabilarse, las humanas ya no estaban y ni siquiera había notado en que momento se habían ido.

Suspiró. Descendió el metro que lo separaba del piso con la idea de usar sus pies, realmente no lo pensó mucho. No pensó que su cuerpo no estaba acostumbrado a usarlo, y que no sería tan sencillo como aparentaba. Fue por ello que cuando sus alas dejaron de sostener su cuerpo, sus débiles rodilla no soportaron el peso y calló de bruces al piso.

Su nariz estaba adolorida de nuevo.

— ¿Sigues en el salón?- le preguntó Craig. Tweek negó con la cabeza por inercia hasta darse cuenta de que el otro no podía verlo.

El golpe le había dejado una especie de aturdimiento al parecer. Decidió volver a usar sus alas, ya intentaría caminar después.

— No.- contestó finalmente.- Estoy en el baño.

— Ah, vale. Sólo ten cuidado con los chicos, suelen hacer el tonto a veces.

Tweek analizó la palabra. Chicos. Pero al no encontrar una definición decidió buscar en la mente de Craig sin que él se diera cuenta. Descubrió que a los humanos femeninos se les llamaba "chicas, mujeres, o niñas" dependiendo de su edad. Por el contrario, a los masculinos les les llamaba "chicos, hombres y niños". Para él seguía siendo más fácil llamarlos humanos solamente.

— Por supuesto. Aunque, en el tiempo que he estado aquí sólo han entrado chicas.- respondió.

— Tweek, no me jodas. ¿Entraste al baño de chicas?

En ese momento su mente comenzó a atar cabos sueltos. Así que para eso eran las figuras.

— Sí, pero no me vio nadie.- dijo casi a la defensiva.

— No se trata de que te hayan visto o no. No puedes entrar ahí, no eres una chica.

Tweek rodó los ojos. Él realmente no veía cuál era el problema, es decir, no es que haya hecho algo malo con las humanas, sólo estaba ahí limpiando su sangre y lamentando su existencia.

— Técnicamente tampoco soy un chico, y dudo que tengan por aquí un baño especial para demonios.- Replicó como ironía.

— Como sea. Sólo sal de ahí.

El rubio salió del baño con el entrecejo fruncido. Los humanos eran vanidosos, gruñones y molestos.

Se encontró con Craig a unos cuantos pasos del baño, el humano tenía tapones de algodón en los oídos y una hoja de papel entre los dedos. Craig lo miró de arriba a abajo con desinterés, el imitó su acción.

— ¿Que te pasó?- le preguntó el humano.

— Me cerraste la puerta de la enfermería en la cara.- replicó.

La expresión de Craig cambió por completo, su entrecejo se frunció lleno de preocupación, se acercó a Tweek tomando su rostro entre sus manos para revisar su nariz, Tweek lo alejó de un manotazo.

— Perdóname, no me di cuenta que estabas ahí y la puerta se cierra de golpe. ¿Por qué no me dijiste nada?.- reprochó.

— Por un momento creí que te habías quedado sordo o algo así.

— Es probable que sí, no lo sé. Es decir, piensa que no estamos hablando como tal. Así que no sé si puedo oírte.- Tweek asintió sin saber realmente qué decir, no podía evitar sentirse culpable.- por cierto, ¿que era ese sonido? ¿Lo hiciste tú?

— No, y aún estoy demasiado confundido como para averiguar. Después iré al inframundo, quizá Damien pueda decirme qué pasó.

— ¿No necesitas que alguien te revise?- preguntó Craig, devolviendo sus pasos para ir a la enfermería.

— Soy un demonio Craig, me regenero tres veces más rápido que un humano. Estaré bien.

— Igual deberíamos ir a revisarte. Ven.

Tweek bufó antes de seguirlo, no tenía ganas de discutir por esto. Sólo dejaría a Craig revisarlo si quería, aunque dudaba que fuera a encontrar algo, si llegó a tener alguna herida externa probablemente está ya se estuviera cicatrizado. Pero estaba aprendiendo a no llevarle la contraria a los humanos, porque eran unos necios cabezas de roca. Craig abrió la puerta de la enfermería, esta vez la sostuvo hasta que el demonio ingresó, la enfermera probablemente había salido para llevar el reporte de Craig, así que tenían el espacio por un rato. Tweek dejó que el chico jugara al médico por un rato t que revisara a su Matías cómo si supiera algo al respecto, al menos así fue hasta que el humano recordó que debía regresar a su salón de clases.

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