"Entre estar bien y no estarlo, quizás lo único que deseaba era estar a su lado, porque lo demás se arreglaría con tan solo respirar en su presencia..."
– Isaac Vásquez
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Nubes espesas y grises adornaban el cielo sobre una base de operaciones increíblemente grande, perteneciente al doctor Eggman.
El hombre de gran bigote miraba atento una gran pantalla en donde se observaba un programa de noticias; se informaba de un percance en un lugar de la ciudad, donde agentes de G.U.N habían tratado de capturar sin éxito a un extraño delincuente artificial, un androide de gran poder y fuerza... el arma perfecta. Pensó el científico.
El había decidido tomarse un descanso desde hace aproximadamente dos meses en su lucha por conquistar el mundo. Sin embargo, no estaba del todo relajado, había estado tramando muchos planes para asestar un golpe perfecto al heroísmo de su enemigo más grande; Sonic The Hedgehog.
Y ahora la oportunidad de su vida se presentó, estaba decidido a capturar a aquel ser peligroso antes que G.U.N, para de esa manera, utilizarlo para sus propios fines malévolos, si era tan fuerte como decían, lo aprovecharía al cien por ciento.
— Señor, la nave ha sido optimizada correctamente, también el armamento, está todo listo doctor — habló su nuevo robot asistente, era pequeño pero muy hábil y eficaz, no como los anteriores que había tenido, al fin algo le salía bien.
— Perfecto, es hora de emprender mi búsqueda, andando...— el doctor Eggman se levantó de su asiento, dirigiéndose a la entrada principal del hangar aéreo de su base, siguiéndole el paso iba su pequeño robot, estaba a punto de indicarle algo, cuando un increíble destello de luz lo cegó un momento, el fenómeno provenía de un misterioso portal interdimensional que se abrió de la nada ante su incrédula mirada.
Lentamente de éste, un ser desconocido para él, emergió.
Y para su sorpresa, logró visualizar a un lobo carmesí que escudriñaba el enorme laboratorio, hasta que sus ojos se toparon las gafas redondas y azules del hombre de grandes bigotes,
— ¡¿Qué?!...¿Quién diantres eres?...¿De dónde saliste? — gritó Eggman mientras su robot se preparaba para disparar al sujeto.
— Relájese, vengo a hablar de negocios. Me llamo Crimsom y tengo información que sé, será bastante interesante para usted.
— Mmh, cómo sé que no eres uno de esos androides que se pasean por todo Westópolis como si de su propia casa se tratara.
— Simple, es obvio que no lo soy, pudo ver el portal ¿cierto?, si yo fuera un androide, no me habría molestado romper la sólida pared de metal para entrar y allanar su base sin remordimiento alguno. ¿No cree?.
— Aún así, esta zona es totalmente restringida para intrusos y no permitiré una burla de éste tipo — recriminó el doctor a la defensiva. Hizo un sútil movimiento de cabeza hacía su robot para que éste atacara.
— ¿Ni siquiera si le revelo la clave para poder tener a esos androides bajo su control?...y sobre todo, ¿para poder atrapar a su más grande enemigo y a todo su clan?.
Al escuchar su declaración, la atención del doctor no pudo evitar ser llamada como si de un imán se tratase, rápidamente detuvo con la mano en señal de alto a su robot, para que no ejecutara su orden de ataque.
Aunque a decir verdad, no se sentía del todo confiando, aquel lobo podría tener más de un millón de trucos bajo la manga, sin en cambio, se aseguraría de estar por lo menos a dos pasos delante de él si fuera el caso, incluso puede que terminaran siendo grandes socios, pero con todo lo que había vivido anteriormente en experiencias pasadas, resultaba un tanto difícil, existían un centenar de posibilidades, por eso, trataría de probar todas las que pudiese, decidió mentalmente darle una oportunidad a lo que tenía que decir ese tal Crimsom.
— Jojojo, eso sí es algo que me gustaría saber, te escucho — dijo el doctor mientras se dirigía cerca de un escritorio para tomar una silla y sentarse. Crimsom sonrió e imitó su acción, tomando asiento al otro lado de la mesa, justo frente a él.
— Verá, no pude evitar escuchar su gran deseo de capturar a ese par de androides, pero no piense que lo espío o algo por el estilo, es sólo que yo sé muchas cosas, cosas que talvez no debería saber, sé incluso quién es usted y en cambio, uso éste poder no sólo para mí propio beneficio.
— ¿Qué eres?, ¿acaso alguna especie de extraterrestre? — preguntó Eggman casi en tono burlón.
— No exactamente, soy una entidad que puede viajar en el tiempo, soy el resultado de las malas experiencias de un individuo, una prueba de que la consiencia puede ser más que un lugar recóndito en nuestra mente — respondió Crimsom con toda seguridad.
— Pues eso me parece sumamente sorprendente, aún así, quisiera que me hagas saber de una vez, en qué me puede beneficiar una alianza contigo.
— Fácil y sencillo, yo controlo a esos androides, están programados para seguir mis instrucciones, fueron creados a partir de mi poder y otras cosas de por medio. ¿Sabe algo?, no somos tan diferentes doctor, ambos perseguimos objetivos similares, tengo entendido que usted desea de manera inconmensurable las esmeraldas del caos.
— Mmh así es, ¿acaso tú las quieres obtener también?.
— Mejor, yo quiero atrapar a Shadow The Hedgehog.
— ¡¿Shadow?!, ¿Qué te hizo esa sabandija traicionera para que quisieras apoderarte de él?.
— Bastante, él ha creado a alguien o mejor dicho creará a alguien que será un gran obstáculo en mi camino y no puedo permitir que el mismo bucle repetitivo continúe, no otra vez.
— Espera, ¿estás diciéndome que vienes de un futuro en donde las ratas de Sonic, Shadow y su clan arruinaron tus planes?.
— Precisamente, por ello estoy dispuesto a ayudarlo si usted me ayuda a mí. Atrape a Shadow The Hedgehog y sí está a su alcance también capture a Amy Rose.
Y yo me encargaré de entregarle las siete esmeraldas del caos, sin pretexto alguno. —se levantó de su silla y continuó — En mi objetivo está el no ensuciarme las manos por ahora, es por eso que yo no puedo capturarlo y usted sí. No le diré cómo hacer su trabajo doctor, sé que usted es un hombre inteligente que no necesita consejos inoportunos de un amateur como yo, pero si desea tener un éxito vertiginoso... le aconsejo que como primer paso, ataque el corazón de Shadow; empieze secuestrando a Amy Rose.
— Brillante — dijo Eggman convencido ante la idea, en realidad, ya lo había pensado — me parece que tenemos un trato — le dijo a Crimsom mientras le extendía la mano, el lobo carmesí no lo dudo ni un instante y estrecho fuertemente la mano del hombre robusto, Crimsom le otorgó una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras que su mano libre la colocaba detrás de la espalda.
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La mujer de cabello rubio se quedó un poco sorprendida por como la había llamado el erizo, pero sencillamente le sonrió de forma amistosa.
— Hehe, no, me temo que no soy María, soy la agente Meredith...amm... ¿se encuentran bien? — preguntó la mujer un tanto avergonzada al principio.
Shadow volvió de pronto a la realidad.
— ¡Omega! — exclamó y enseguida se dirigió hasta donde estaba su dañado compañero, Meredith lo siguió de cerca.
Al llegar hasta él, Shadow tocó el lugar donde la bala letal atravesó a su compañero, tratando de analizar su situación, su error.
— Solícito la atención de un equipo de traslado a la base G.U.N de inmediato, junto con ingenieros y mecatrónicos listos para la reparación del agente Omega dañado en combate — indicó Meredith mediante su comunicador en la muñeca. — Descuide agente Shadow, su compañero estará bien — consoló la rubia.
Shadow solo asintió sin dejar de mirar a su amigo metálico inmóvil en el suelo, todavía no podía creer que dejara que algo así pasara.
La ayuda de G.U.N llegó pronto y con ello la misión se dió por suspendida, Rouge al enterarse de el estado de Omega, no demoró en llegar hasta donde se encontraban él y Shadow, preocupada por su amigo, decidió no separarse de ellos hasta llegar a la base, fueron trasladados en un helicóptero y el resto de los agentes en los grandes camiones blindados con los que inicialmente llegaron.
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Amy y Silver habían llegado al centro médico de Westópolis, el lugar no estaba muy concurrido, por lo que su turno en la fila de atención no fué problema.
— Muchas gracias por acompañarme hasta aquí Silver — dijo Amy mientras volteaba para ver a Silver a su derecha.
— No hay problema Amy, si quieres que también te espere cuando salgas...— mencionó Silver.
— Hehe, no es necesario Silver tranquilo.
— Bueno...sólo pensé que como probablemente no te encuentres del todo bien aún, podría talvez sólo acompañarte de regreso... ya sabés, cuidar que no te pase nada en el camino.
Amy no se convencía del todo al principio, pero enseguida entendió que Silver solo trataba de ser amable y agradeció eso; tener a sus amigos cerca cuando más los necesitaba.
— De a cuerdo, te lo agradezco de nuevo Silver — le dijo Amy con una dulce sonrisa — aunque lo mejor es que debas esperar aquí.
— Oh claro, adelante, aquí estaré — le aseguró él, mientras miraba como Amy se dirigía al consultorio donde sería atendida, enseguida un médico salió a recibirla en la puerta, invitándola a pasar adentro.
Silver suspiró y decidió tomar asiento en una de las sillas disponibles en la sala de espera, colocó los codos en sus rodillas, mientras que dejaba reposar su frente en sus manos, cerró los ojos un rato, dejando divagar el pensamiento en pasajes mentales.
De pronto, la imagen de Blaze se presentó, ella le sonreía cálidamente y extendió una mano hacia él, en su subconsciente, quiso tomar su mano de vuelta, pero ella comenzó a alejarse rápidamente sin moverse, como si el lugar en donde la imaginó se expandiera, simulando estar a través de un túnel.
Unas voces bien conocidas cerca de Silver interrumpieron sus pensamientos sin esperarlo, levantó la vista para observar que el Team Chaotix salía de la unidad de medicamentos del lugar y como siempre, estaban discutiendo.
— Pero Espio, esa medicina sabe horrible — lloriqueó Charmy.
— Si no te hubieras comido todos esos malvaviscos en mal estado, no tendrías que tomarla — intervino burlonamente Vector.
— ¡¿Como iba a saber que estaban rancios, tú me los regalaste?! — le respondió un Charmy molesto.
— Eso te pasa por glotón — regañó el cocodrilo.
— Chicos... — Espio estaba por reprenderlos cuando divisó a Silver sentado a unos metros de ellos y enseguida éste los saludó con la mano desde lejos.
El resto lo notó también y optaron por acercarse a él.
— Silver, ¿qué te trae por aquí?, ¿todo en orden? — preguntó el camaleón mientras estrechaba su mano con la del erizo plata. Y los demás hacían lo mismo.
— Oh sí, yo sólo...vine acompañando a Amy, me la topé en el camino y no se veía muy bien, así que me ofrecí a escoltarla hasta acá — respondió Silver.
— Y yo que pensé que Shadow estaba para eso — dijo el chico abeja más específicamente a su compañero reptil, tratando de bromear al respecto.
— ¡¿Qué?!...no no, yo sólo quise ser amable, es todo — protestó Silver con inquietud.
— Aún así, veo que no seguiste mi consejo — recalcó el camaleón con seriedad.
— No es eso, es sólo que...— Silver se detuvo un momento a pensar, el tiempo se le agotaba y las alternativas para cumplir su misión también, era el momento de contar con alguien, confiar el secreto de su existencia y ese alguien sería su mejor amigo.
Espio notó la incomodidad del erizo y enseguida dedujo que talvez era algo que debían discutir únicamente ellos dos, así que les entregó unos cuantos rings a sus compañeros de equipo para que fueran a la máquina expendedora de golosinas y eligieran algo.
Silver agradeció mentalmente ésto.
Espió colocó una mano en la espalda de Silver y lo alejó con él unos cuantos metros más adelante para hablar más tranquilamente.
Sin callarse un segundo más, retomó su conversación.
— Necesito tu ayuda Espio, es algo realmente delicado e importante para mí, sólo puedo confiar en tí, se me acaban las opciones y no sé a quién más recurrir, la verdad es que no vine a tomar vacaciones, vine porque la misión que tengo...es asunto de vida o muerte.
El camaleón al oír ésto, no pudo evitar preocuparse un poco.
— Descuida Silver, te ayudaré, lo que sea por mi mejor amigo — Espio declaró firmemente, Silver al escuchar lo que dijo, no pudo evitar sonreír, el camaleón lo consideraba su mejor amigo por igual y eso era de agradecer.
— Gracias... amigo — le contestó Silver — ¿ammm puedo encontrarte en la agencia más tarde para platicarlo?.
— Claro que sí, ahí estaré con Charmy y Vector todo el día y toda la semana por si nos necesitas, de cualquier forma, búscame en mi oficina cuando llegues.
Silver se despidió del Team Chaotix y volvió a su asiento para seguir esperando a Amy, de alguna forma, se sentía que podía relajarse un poco ahora que podría confiar en alguien y obtener algo de ayuda extra. Solamente esperaba una vez más que todo valiera la pena, que no cometiera errores que podrían acabar no únicamente con su existencia, si no, con la de todos los que lo rodean.