Rendirse jamás [PQY #1] ✔ ver...

By CMStrongville

13.9M 637K 84.1K

Primer libro de la serie ¿Por qué yo? [¿Por qué yo? #1] «Todo en esta vida es temporal, así q... More

Vuelve versión 2014
Sinopsis
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Vencedor [¿Por que yo? #2]
Epílogo
Extra I - Primer aniversario [PT. I]
Extra I - Primer aniversario [PT. II]
Extra II ~ Celos
Extra III ~ Ánimos y noticias
Extra IV - Latidos y lágrimas
Extra V - Hormonas al ataque
Extra VI - Problemas en el paraíso

Capítulo 28

294K 14.7K 1.7K
By CMStrongville

Me estiré sobre la cama, mis manos tocando el cabecero y mis pies sobresaliendo del colchón, y emití un sonido de satisfacción. Había sido una buena noche. Una gran noche.

Abrí los ojos y vi la luz filtrándose por la pequeña abertura entre las cortinas e iluminando tenuemente la habitación. Me sentía increíble a pesar de que había tenido escasas horas de sueño. Cansado, pero satisfecho. Feliz.

Miré el reloj. Apenas las 8:03 am.

Me puse a hacer cálculos... y resultó que solo dormí poco más de tres horas. El tiempo anterior a esas tres horas lo había pasado tratando de compensar a Jan por la mala broma que le había jugado. Sonreí ante el recuerdo.

Nada mejor que mi mujer gritando mi nombre para aumentar mi ego.

Giré sobre mi costado para encontrar a Jan a mi lado sumida en un sueño profundo. Sus labios estaban entreabiertos y mechones de su cabello le caían sobre el rostro. Pasé mi dedo por su nariz pecosa, por sobre sus labios y por la longitud de su cuello con delicadeza.

Lucía tan tranquila que no podía despertarla, pero al mismo tiempo quería que se levantara para pasar con ella el mayor tiempo posible.

Me levanté cuando se me ocurrió algo. La dejaría dormir por un poco más de tiempo y la despertaría con una sorpresa. Me puse un pantalón de chándal y con un último vistazo hacia ella me dirigí a la cocina.

—Buenos días, Derek —saludó Dean mientras mezclaba lo que sea que había en el tazón. Tenía el ceño fruncido y la lengua entre sus labios, pareciendo muy concentrado en la tarea que tenía entre manos.

Sonreí.

Su piel y labios antes pálidos habían ido adquiriendo color desde que dejó el tratamiento, su cabello estaba más crecido y sus abundantes pecas eran aún más notorias. Me alegraba ver cómo había mejorado su aspecto y aumentado su energía. Era el mismo niño alegre y sabio de siempre, pero lucía mejor. Inclusive había crecido un par de centímetros.

—Hola, campeón. ¿Cómo amaneciste? —pregunté acercándome al refrigerador.

—Acostado.

Giré mi cabeza para verlo y noté la sonrisa contenida en sus labios. Apunté hacia él con una zanahoria que había tomado y chasqueé la lengua.

—Eres un listillo. Justo como tu hermana.

A la mención de Jan, Dean dejó de hacer lo que estaba haciendo y me observó fijamente con una tenue sonrisa decorando su rostro.

—Gracias —susurró. No pude hacer nada más que verlo confundido.

—¿Gracias por qué? —Cerré el refrigerador y me di la vuelta completamente para estar frente a frente y poder encararlo.

Dean se encogió de hombros y rascó su nuca haciendo una mueca.

—Por todo. Ya sabes, por cuidarla, por preocuparte por ella y no darte por vencido cuando se puso difícil; por buscar lo mejor para mi hermana, y para mí también, pero sobre todo por hacerla feliz. Ya se lo merecía. Ha sido difícil para ella todo este tiempo sola encargándose de nosotros y solo... Eso. Gracias por todo. Le has hecho la vida más fácil y alegre.

Volvió a encogerse de hombros un par de veces y se giró a mezclar lo del recipiente mientras yo me quedaba ahí de pie asimilando sus palabras.

—De nada —susurré aún un poco descolocado—. ¿Sabes? A veces siento como si tuvieras más de tus nueve años. Eres más sabio, pero supongo que debe ser por todo lo que tu hermana y tú tuvieron que pasar a una edad tan temprana.

—Las enfermeras solían decirme lo mismo. Y mis maestros también lo hacen. Quién sabe, tal vez solo percibo la vida diferente a los demás niños de mi edad; he visto más que ellos —admitió en voz baja.

Cuando Dean salió del hospital aquella vez que tuve el accidente, mis padres se habían encargado de que pudiera tener una inscripción tardía en una buena escuela. Inmediatamente se habían encariñado con él y no repararon en gastos para poder lograrlo. Tiempo antes le habíamos comentado que sería bueno que esperara un año para adaptarse y para entrar a la escuela, pero él no había querido atrasarse más y solamente basto un examen de conocimientos para colocarlo en el grado correspondiente.

Después de todo Jan había conseguido a alguien que de vez en cuando fuera a enseñarle y, como Dean era un niño muy listo y vivaz, aprendió bastante.

—¿Cómo te va en la escuela? —quise saber—. ¿Alguna chica especial?

Dean sonrió apenado.

—No, todas las niñas son muy raras.

—En unos cuantos años no pensaras lo mismo, colega.

—No sé, de verdad son muy raras —dijo mientras vertía la mezcla con cuidado en un sartén caliente. Reí al escucharlo y sacudí la cabeza.

Ahí estaba el niño de nueve años.

—Esos son... ¿Esos son panqueques? —cuestioné cuando el olor llegó a mi nariz. Mi boca comenzó a hacerse agua por el aroma y el color tostado de los mismos.

—Sí. Jan me dijo cómo hacerlos hace mucho. Le quedan muy buenos —afirmó.

—Y que lo digas. —Recuperé el hilo de mis pensamientos anteriores y toqué su hombro—. Hey, si alguna vez necesitas algo, cualquier cosa, no dudes en pedírmelo, ¿está bien? —cuestioné revolviendo su cabello.

—Sí, gracias.

—No hay de qué. —Lo ayudé a terminar de preparar el desayuno y luego él se disculpó diciendo que se sentía cansado y tras servirse un plato de panqueques se dirigió a su habitación.

Todavía se agitaba si permanecía mucho tiempo de pie, así que lo deje ir diciéndole que no se preocupara y que allí estaba si me necesitaba. Era un buen niño y me sentía afortunado de estar rodeado de personas tan fuertes y nobles.

***

—Despierta, dormilona —susurré en el oído de mi pequeña esposa.

Acaricié su rostro colocando los mechones de cabello fuera de este y besé su mejilla. Los párpados de Jan revolotearon y cuando sus ojos se abrieron me dio esta sonrisa satisfecha que tanto me gustaba.

—Buenos días, Parker —dijo con voz ronca y adormilada. Me acerqué y coloqué un casto beso en sus labios antes de levantarme e ir por la bandeja que contenía su desayuno.

Sí, desayuno en la cama para mi bella, dormilona y gruñona esposa.

—Te traje el desayuno —le informé. Coloqué la bandeja sobre sus piernas cuando se sentó correctamente y luego sus ojos se abrieron con incredulidad.

—¿Tú hiciste todo esto? —preguntó mirando todo el contenido de la bandeja. Panqueques, tocino, huevo, un pastelito de chocolate, jugo de manzana y café.

Me rasqué la nuca y luego reí nerviosamente.

—Bueno, Dean hizo los panqueques. Pero yo le ayudé, así que... Sí, se podría decir que yo lo hice. Menos los panecillos y el jugo que fui a comprar a la tienda... Y el café, bueno, lo hizo la cafetera, pero yo lo serví... Ya, yo hice el huevo y creo que me quedó salado. Y el tocino un poco demasiado crujiente —refunfuñé.

Jan me miró divertida antes de carcajearse, luego estiró el brazo para jalar mi camiseta y darme un largo y húmedo beso.

—Bueno, gracias —dije aturdido—. Pero, ¿por qué fue eso?

—Por consentirme. —Me miró con sus ojos sonrientes y luego tomó las gafas a su lado y se las puso—. Así está mejor, casi ni podía verte, solo a tu silueta borrosa.

—Mejor para mí. Así no me dejas por ser tan feo.

Jan rio.

—Tú no eres feo, amor.

—¿Ah no? —pregunté cortando un pedazo de panqueque con el tenedor.

—No, solo eres... incómodo de ver.

Levanté mi cabeza bruscamente al escucharla y ella se carcajeó por mi sorpresa.

—Soy incómodo de ver, ¿huh? —Ella dejó de reír y se secó una lágrima en la esquina de su ojo.

—No, tú eres muy guapo y bien lo sabes. Solo no pude contenerme de hacer la broma —confesó. Nuestras sonrisas no se desvanecieron y la miré con devoción.

—Me gusta cuando eres así de juguetona. —Elevé el tenedor y lo dirigí a su boca. Cuando Jan abrió la boca y tomó el pedazo, gimió y abrió mucho los ojos.

—Dios mío, está delicioso.

—No lo dudo, Dean dijo que tú lo enseñaste a hacerlos.

—Tengo un excelente alumno.

—Y tú eres una excelente maestra. —Jan sonrió y yo dije lo primero que vino a mi mente—: Amo verte sonreír. —Ella rodó los ojos y bufó por mi cursilería. No podía evitarlo—. De verdad. Cuando sonríes todo tu rostro se ilumina y... Agh. Podrías ponerme de rodillas en dos segundos con esa sonrisa. Me desarmas completamente y tú... Tú ni siquiera te das cuenta.

Vi cómo Jan parpadeaba perpleja y luego su barbilla comenzó a temblar. Me asusté preguntándome qué demonios había dicho mal, pero entonces ella se arrojó a mi regazo —justo después de dejar la bandeja a un lado— y rodeó mi cuello con sus brazos antes de ponerse a llorar.

—Te amo tanto —dijo contra mi pecho.

—Ah, pequeña, no llores; no quería hacerte sentir mal —susurré contra su cabello. Me hacía sentir culpable sin intentarlo, solo... no me gustaba verla llorar.

Sus lágrimas hacían que me doblegara y quisiera darle el mundo completo solo para que no se sintiera triste. Después de tanto sufrimiento en su vida, no quería que tuviera más.

Estaba acariciando su espalda y susurrando cosas para tranquilizarla cuando ella empezó a negar con la cabeza.

—No entiendes. Me haces muy feliz con las palabras que me dices, por cómo me consientes y sé que de verdad me amas y yo solo puedo decirte... gracias. Solo... gracias por todo. Y por favor ignora mi reacción sentimental, creo que ya casi llega mi periodo —dijo sorbiendo por la nariz. Sonreí contra su cabello.

—Es lo mismo que me dijo Dean cuando estábamos en la cocina —musité. Jan levantó su rostro un poco y besó mi mejilla antes de alejarse.

—¿Te dijo que ya casi llegaba mi periodo? —Pasó sus manos por su rostro confundido secando sus lágrimas y yo reí con fuerza.

—No, hermosa, me dio las gracias también. Por cuidarte y hacerte feliz.

Jan sonrió.

—Suena como algo que él diría —admitió. Asentí en acuerdo.

—Es un buen chico.

—Lo es, y estoy muy agradecida porque ya supero esa lucha tan difícil, yo no sé qué hubiera hecho de lo contrario —concluyó con voz temblorosa.

—Y esperemos que jamás tengas que averiguarlo. Ahora que estamos casados no puedes rechazar mi ayuda, y si alguna vez él volviera a recaer, que ojala nunca suceda, haré todo lo que esté a mi alcance para darle los mejores doctores y tratamientos. ¿Lo sabes, no?

Ella asintió.

—Lo sé, y esa es otra de las razones por las que te amo. Porque te preocupas por los dos, por Dean y por mí, sinceramente.

—Eso es porque tú eres mi todo, y Dean es tu todo, por lo tanto él también en mi todo. Soy responsable de los dos ahora y no me importa si me quedo pobre en mi intento de hacerlos felices, al final, solo viéndolos sonreír, sabré que ha valido la pena. —Su risa bailó en mis oídos y sus ojos brillaron con apreciación.

—Estás loquito.

—Solo por ti. Pensé que ya lo habíamos dejado claro. —Me acerqué y ella vino a mí de buena gana. Me encantaba tenerla sentada en mi regazo, sentía que podía protegerla de todo y todos y el sentimiento era muy agradable.

—¿Te he dicho cuando te amo últimamente?

—No lo suficiente. Nunca será suficiente —confesé.

—En ese caso... —Elevó su cabeza hasta que nuestros labios estaban a un suspiro de distancia—. Te amo —dijo, entonces me besó. Volvió a repetir que me amaba para besarme una vez más, y así siguió y siguió, hasta que el desayuno fue olvidado junto a nosotros y se enfrió mientras nos amábamos.

La recosté en la cama y la hice mía. Y nunca dejó de decirme cuánto me amaba. Mientras me besaba, me acariciaba y me miraba con amor... Me lo demostró con actos y palabras, como siempre me lo demostraba. Y yo se lo demostré a ella.

Y me pregunté si tal vez, en un futuro no tan lejano, el sentimiento de estar con Jan, de amarla y saber que me amaba, dejaría de ser tan apabullante; si sentiría que podía respirar con normalidad cuando la tenía así, tan ella, tan mía.



Continue Reading

You'll Also Like

1M 4.7K 11
¿Sexo con amor? Pff qué asco, aquí solo ofrezco sexo duro, perverso y oscuro y lo mejor que los sentimientos jamás se entrometen. ¿De rodillas? Siem...
613K 102K 76
Kylian Craig tiene claras dos cosas: enamorarse debilita y todo se puede negociar, así que cuando se da cuenta de que una de sus más grandes inversio...
123K 7.1K 27
"Mírame solo a mi Jungkook" "¿Acaso no lo hago Taehyung?" "No,solo la miras a ella" Porque amarte es lo más bonito y doloroso que me ha pasado. #kook...
116K 10.1K 71
Júlia Fort García es la hermana mayor del joven lateral del Fc Barcelona Héctor Fort,el club invita al equipo a un partido de la sección femenina,est...