El fin de los días [En Edició...

Od Mathias_Ra_Ar

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Tras una lucha constante entre naciones para descubrir la cura del cáncer, un desconocido y peligroso virus e... Více

I
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III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
Concurso 10k (Cerrado)
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Od Mathias_Ra_Ar

Alejandra se acerca a Sebastián para darle la medicina que Tobías y los demás trajeron, él sonríe al terminar, ella le devuelve la sonrisa, luego de esto se dirige a dónde Tobías, al cual también le ofrece la medicina, y se acerca para decirle algo al oído.

—La herida de Sebastián está empeorando, no creo que la medicina sirva de mucho.

Tobías observa a Sebastián, su semblante es horrible, tiene los ojos rojos y su piel un color medio amarillento.

—Pero si no ha pasado mucho tiempo desde que le dispararon.

—Lo sé, pero debes darte cuenta que el ambiente y la forma de vida que vivimos no es la ideal, la tierra que hay en las calles, el edificio que cayó, hasta el virus mismo puede haber entrado en su organismo por esa herida.

—¿Y que hay de mí? ¿Podría tener el virus dentro?

—No creo, tuviste suerte que la nueva chica te ayudó y cerró la herida.

Tobías se levanta y se acerca a Abigail.

—Te extrañé, me levanté y no te vi, y luego pasó lo de la alarma, tenía mucho miedo.

—Yo también te extrañé, pensé que no te volvería a ver. —dice Tobías antes de abrazarla

Seguido de esto se dan un largo beso.

Mientras tanto, Ezzequiel conversa en una habitación contigua con Francisco.

—Ese helicóptero... ¿Qué haremos ahora? —dice Francisco

—Deberíamos consultarlo con todo el grupo.

—Tienes razón.

Seguido de esto salen de la habitación y se reencuentran con todos, además Robert y Sofía bajan de la planta superior.

­—Ya que estamos todos aquí, tenemos que pensar a donde iremos. —dice Francisco

—Debemos seguir hacia Nueva York, allá estaremos seguros. —responde su hijo

—Yo no quiero irme. —dice John

Todos voltean a verlo.

—Yo me quedaré con él —dice Kim

—Yo igual —dice Carolina

—¿Están seguro de eso? —dice Ezzequiel

—Sí, nos quedaremos.

—Si quieren pueden quedarse en está casa. —dice Sofía

—¿El resto viene conmigo a Nueva York? —pregunta Robert

Todos, excepto Kim, Carolina y John, asienten.

—¿Quieres ir con nosotros? —le pregunta Alejandra a Sebastián— ¿Estás seguro?

—Sí —responde confundido— ¿Por qué?

—Tu herida está muy infectada... No sabemos si te conviertas en una de esas cosas. —le dice Alejandra.

Sebastián rompe en llanto, Tobías se acerca a abrazarlo.

—No quiero morir... Aún no

—Tranquilo —le dice Tobías— Vendrás con nosotros.

—Debemos conseguir un vehículo. —dice Robert

—El helicóptero que vimos hace un rato. —dice Abigail— Deberíamos ver a donde fue.

En ese momento la puerta principal es derribada y una granada entra en la sala, botando un humo extraño, seguido de esto, todos caen dormidos.

Poco a poco Tobías va abriendo los ojos, seguido de esto se reincorpora, el lugar donde se encuentran tiene una reja, parece una celda, ve a su costado a todos los chicos que siguen dormidos, pero no ve a las mujeres.

—¡Tobías! —Escucha desde algún lugar cercano

—¡Abigail! ¡¿Dónde estás?! —responde Tobías agitadamente

Rápidamente se acerca a la reja y escucha claramente a Abigail, está al lado de ellos.

—¿Estás bien? —pregunta Abigail— ¿Dónde estamos? Lo ultimo que recuerdo es haber estado en la sala de la casa y luego despertar acá.

—¿Están todas las chicas contigo?

—Sí, estamos bien, las despertaré

Seguido de esto Tobías y Abigail despiertan a todos en sus respectivas celdas, obviamente, han sido despojados de sus armas.

—No puede ser, ¡Encerrados de nuevo! —exclama Sebastián

—Miren quienes despertaron. —dice una persona desde afuera de las celdas

Aparece una mujer de dentro de las sombras, acompañada de tres hombres, todos armados.

—Sí son las personas más silenciosas del mundo —dice irónicamente.

—¡Déjanos salir de aquí! —exclama Robert

—¡Silencio! —exclama la mujer— No vaya a ser que atraigan a más caminantes.

—¿Qué es lo que quieres? —le pregunta Francisco

—Necesito su ayuda —dice acercándose a los demás— Como se habrán dado cuenta, últimamente han ocasionado demasiado ruido, y eso ha atraído a miles de caminantes, los cuales se han congregado alrededor de nuestro campamento, mandaré a un grupo de ustedes a que se deshagan de ellos, ya que he perdido a muchos de mis hombres, luego los dejaré libres.

—¿Cómo sabremos que nos dejarás salir? —dice Ezzequiel

—Cariño, soy una mujer de palabra, cumplan su parte del trato y yo cumpliré la mía —le responde con una sonrisa en la cara— Sáquenlos y llévenlos al centro del campamento

Seguido de esto, los 3 hombres se acercan a las celdas y uno van saliendo de las celdas.

—Si intentan algo —dice uno de los hombres— los mataremos al instante.

El grupo es guiado hacia el exterior del lugar de las celdas, la luz del sol los ciega por un momento para luego mostrarles el gran campamento, hay muchas personas, de todas las edades, todos viven en armonía, hay varias tiendas de campaña, algunas casas, y vehículos, una muralla de metales y madera rodea al campamento, con una puerta corrediza para el ingreso. La chica que les habló dentro, se nos aparece de nuevo.

—Ustedes dos —dice señalando a Carlos y Tobías— Ustedes dos —señalando a Alejandra y a Abigail— Y tú...

—Él está mal, no puede salir así —dice rápidamente Alejandra.

—Cállate —dice tajantemente— Ustedes 5 irán a deshacerse de los caminantes que por su culpa están alrededor del campamento.

—Pero no tenemos armas —dice Carlos

—¿Creen que soy estúpida? —dice irritada— Ustedes los trajeron, ustedes se deshacen de ellos.

—Estás loca —dice Gabriel

—¿Qué dijiste? —le dice mientras se le acerca

—¡Qué estás loca!

En un cerrar y ojos la chica desenfundan el arma y le dispara en el cráneo.

—¡Listo! —dice con una sonrisa— Ya tienen carnada.

Todos se quedan perplejos ante la horrible y fría decisión de la chica.

—¿Alguien más que quiera decir algo? —dice molesta— Sepárenlos.

Seguido de esto, los hombres armados separan a los que la chica antes señaló, y los dirigen a la entrada del campamento.

—Abran —dice la chica.

La puerta corrediza es desplazada hacia un lado, y el grupo es echado fuera, con el cuerpo sin vida de Gabriel a un lado.

—Nada de escaparse —dice antes de que la puerta se cierre

—¡Oh por Dios! —dice entre lágrimas Alejandra— Esa mujer está loca.

—Se deshizo de Gabriel fríamente —dice Carlos.

—Chicos, debemos movernos —dice Tobías

Un grupo de caminantes se acerca, el grupo rápidamente se aleja hacía la parte trasera de un vehículo, Tobías aún con dificultad para correr es ayudado por Carlos, acto seguido los caminantes se lanzan sobre el cuerpo sin vida de Gabriel, despedazándolo en segundos.

—¿Como nos desharemos de todos estos caminantes? —dice Abigail preocupada— No tenemos armas.

—Tengo una idea —dice Sebastián, el cual su semblante es cada vez peor.

—¿Qué tienes en mente? —dice Tobías.

—Me sacrificaré por ustedes.

—¡No! —dice Alejandra tajantemente— No harás eso

—Tú más que nadie sabes que no sobreviviré con esta infección.

—Sebastián, no tienes porqué hacer esto —le dice Tobías— Buscaremos la manera de deshacernos de los caminantes e irnos lo más rápido posible todos de aquí.

—Lo haré, quieran o no. —dice tajantemente.

—¿Estás seguro? —le pregunta

Él asiente, seguido de esto, abraza a Alejandra y le da un beso.

—Wow, ¿Qué fue eso? —dice algo confundida

—Lo siento, necesitaba algo de valor —dice algo avergonzado

Seguido de esto, Sebastián sale corriendo de donde estaban reunidos y se dirige cerca a varios de los caminantes, gritando para llamar la atención de estos, todos cambian su objetivo hacía él, alejándose todos del campamento.

—Ya no podíamos hacer nada —dice Alejandra— Su infección era muy avanzada, no sabíamos si podría convertirse en una de esas cosas.

—Es un héroe —dice Abigail

—Volvamos a avisar que ya no hay caminantes cerca —dice Carlos— Vayámonos de este lugar ya

El grupo se dirige hacia la entrada del campamento, pidiendo que los dejen entrar, la puerta se abre y la chica sale.

—¿Tan rápido? —pregunta— Esperen, falta uno.

—Se sacrificó para salvarnos. —responde Tobías

—Oh, tenemos un problema. —dice la chica mostrando una sonrisa— Yo dije que no podían irse.

—¿Estás bromeando? —dice Carlos fastidiado— El chico estaba enfermo, iba a morir de todas formas.

—¿Cómo sé que no fue en busca de refuerzos?

—Tú estás totalme... —trata de decir Abigail, pero Tobías la interrumpe

—¿Qué dijiste? —la interroga

—Nada —dice tímidamente Abigail

—Pues... No cumplieron su parte del trato

—Pero nos deshicimos de los caminantes —dice Alejandra— Déjanos ir.

—Pero su amigo escapó... —dice la chica— No se podrán ir de aquí, no cumplieron con su parte del trato.

—¿Estás bromeando? —dice Tobías.

—Está bien, cómo no cumplieron una parte del trato, yo tampoco cumpliré una parte del trato —dice sonriendo— Se podrán ir... Pero los demás se quedan.

—No podemos dejar a nuestros amigos —dice Alejandra

—Nos quedamos —dice Tobías

—¿Están seguros?

Todos asienten

—Está bien, Leonardo, llévalos con los demás.

Leonardo era un chico no tan intimidante como los demás chicos, y pidió que por favor lo siguieran, Tobías y compañía lo siguen hacia donde minutos antes estaban encerrados, abrió la celda donde se encontraban las chicas para que Abigail y Alejandra entraran, luego hizo lo mismo con los chicos

—Hijo —dice Francisco para luego abrazarlo. —Estaba preocupado por ustedes, ¿Están bien?

—¿Y Sebastián? —pregunta preocupado John

—Se sacrificó por nosotros —responde Carlos

—¿Por qué los regresaron acá? —pregunta Robert

—No nos dejarán irnos —responde Tobías

—¿Qué estás diciendo? —dice furiosamente Francisco— Hey tú, ven aquí

Leonardo que aún sigue en la sala se acerca hacía la celda.

—Déjanos salir, cumplimos la parte del trato, dile a tu jefa que nos deje salir de aquí.

—Lo siento, solo sigo las ordenes de Cecilia, no puedo hacer eso

Seguido de esto, Leonardo sale del lugar dejando a todos furiosos y preocupados.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Kim desde la otra celda

—No lo sé —le responde Francisco

—Debemos quedarnos —dice Tobías

—¿Estás loco? —le responde Carlos— Nos matará, o nos usará de carnada contra esas cosas.

En ese momento entra Cecilia junto a Leonardo.

—¿Entonces que han decidido?

—Nos quedaremos —dice Ezzequiel

—Está bien... Leonardo, abre las celdas.

Leonardo se acerca y abre primero la celda de las chicas, luego hace lo mismo con la de los hombres.

—Si alguno de ustedes intenta algo, todos morirán. —dice seriamente Cecilia— Vengan conmigo

Cecilia sale del lugar, mientras que todos van detrás de ella, incluido Leonardo, les muestra el lugar y los dirige a una de las pequeñas casas que hay en el campamento.

—Pueden quedarse aquí —dice Cecilia— Dentro encontrarán algo de comida, agua y ropa limpia, más tarde regresaré a darle sus tareas. —Seguido de esto, Cecilia empieza a alejarse pero antes de eso se voltea —No intenten nada, o morirán.

Cecilia y Leonardo desaparecen entre las personas que hay en el lugar, Tobías y los demás se dirigen al interior de la pequeña casa. Dentro, el lugar es acogedor, hay un refrigerador con suficiente comida para todos, hay camas, mantas, ropa limpia y algunas bolsas de dormir.

—Esa tipa está totalmente loca —dice Carlos antes de desplomarse en una de las camas— Primero nos trata de matar, y ahora nos da todas las comodidades que podamos pedir.

—Debemos buscar la manera de salir de aquí. —dice Alejandra

—Nos matará, ya lo dijo —dice Abigail

—No podemos quedarnos aquí para siempre —dice Francisco— Debemos llegar a Nueva York.

—Mi padre tiene razón, debemos irnos.

—Buscaremos la manera —dice John— Pero por ahora ganémonos su confianza y obedezcamos sus órdenes.

—Tiene razón —dice Carolina— Ganémonos su confianza y luego escapamos hacia Nueva York

—Ellos fueron los que nos salvaron anoche, ellos usaron el lanzacohetes —dice Carlos— Vi helicópteros antes de entrar.

—Podemos usarlos para escapar —dice Robert

—Pero primero deberiamos descansar un poco —dice Abigail

—Concuerdo con Abigail —dice Tobías antes de echarse al lado de ella

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