Entrada la noche volví al departamento, solo necesité poner un pie en la casa para saber que algo no andaba bien. La atmósfera se sentía pesada, como si algo malo estuviera ocurriendo. Corrí al cuarto de Sasuke ya que sentí su chakra en la habitación, al abrir la puerta lo vi colocando boca abajo el cuadro con la foto del equipo siete. Entré trastabillando de la sorpresa.
-O-onii-chan -tartamudeé-. ¿Qué haces?
Me acerqué a él con lentitud, parecía algo perdido. No, perdido no es la palabra, más bien como apabullado, ¿aturdido? No sabría describirlo bien.
-Nee-chan... -murmuró sin mirarme-. ¿Por qué estás aquí?
-Pues aquí vivo -traté de sonar sarcástica, para cambiar el ambiente, pero no funcionó-. ¿Qué estás haciendo? -repetí con un tono demandante esta vez.
Sasuke clavó su mirada en la ventana, parecía estar debatiéndose entre decirme o no. Finalmente soltó un suspiro y me miró, sus ojos estaban oscuros, sin brillo. Tenía rastros de golpes, como si hubiera estado peleando. No pude más que preocuparme al ver su estado, pero más me alarmé al escuchar lo que dijo.
-Iré con Orochimaru.
-¿N-nani?
-Necesito obtener más poder y Orochimaru puede dármelo -un brillo para nada bueno apareció en su mirada-. ¡Mírate a ti! Tan poderosa... todo gracias a él. Necesito ese poder, necesito ser más fuerte que tú.
-S-Sasuke, ¿d-de qué...? ¿Q-qué mierda estás...? ¡¿Por qué carajos estás siquiera considerando esto?! -me escandalicé, no lo entendía, hasta hace poco mi hermano no estaba interesado en Orochimaru, ¿por qué ahora sí? ¿qué lo había hecho cambiar de opinión?
-No cambiaré de opinión, Hanako.
Auch, el que usara mi nombre dolió. Ahora entiendo cómo debió sentirse esta tarde. Aiishh, este chico me sacará de mis casillas algún día. Ya verá, lo voy a golpear tan fuerte que olvidará su nombre. Realmente, este chico... Tsk. Niño.
Me crucé de brazos y fruncí mis cejas... con que esas tenemos, eh. Bien. Entonces que así sea.
-Bien, entonces así será. Quédate aquí -lo señalé con mi dedo, como hacía cuando estaba furiosa, y él se quedó viéndome confundido.
Salí de la habitación y corrí a la mía, allí busqué mi mochila y empecé a llenarla de las cosas que creía necesarias para un viaje hasta la guarida de Orochimaru. Guardé también mi equipamiento ninja, algunas que otras chucherías y volví con mi hermano. Me coloqué la mochila en la espalda y golpeé mi palma con el puño; sonreí de lado.
Sasuke se quedó congelado mientras me veía sorprendido, abrió ligeramente su boca para hablar, pero volvió a cerrarla rápidamente. Me vio una vez más de arriba a abajo y me señaló.
-Tú... ¿qué haces?
-Obviamente ir contigo -puse los ojos en blanco-. Hicimos una promesa, ¿recuerdas? Me prometiste que no volveríamos a separarnos. No sé si tú la olvidaste, pero yo no... y pienso cumplirla. Nii-chan, no te dejaré solo.
Apretó los labios en un gesto para no llorar, lo conocía como a la palma de mi mano, por lo tanto conocía varias (por no decir todas) de sus manías. Esa era una de ellas.
Asintió desviando la vista mientras golpeaba levemente su mejilla, en un intento de volver a estar serio y se acercó a la ventana. Ambos salimos del departamento, yo detrás de él, ya que no sabía a dónde se dirigía. Empezamos a caminar con dirección a la entrada de la Aldea.
Cuando estábamos por el banco cercano a la puerta, Sakura apareció frente a nosotros. Tenía rostro de cachorro mojado, como si la hubieran abandonado en un callejón y golpeado en el estómago. Sí, así maso menos.
-Es más de medianoche, ¿qué estás haciendo por aquí? -preguntó Sasuke después de detenernos.
-Este es el único camino para salir de la Aldea -habló cabizbaja.
-Deberías irte a la cama -volvimos a caminar rodeándola. Sinceramente no me interesaba que la pelirrosa estuviera allí, ella me era tan indiferente como... ¿algo indiferente? A penas y la soporto, así que nada de lo que diga va a hacernos cambiar de opinión, ¿por qué habló en plural? Porque Sasuke no la tolera, simple.
-¿Por qué, Sasuke? -normal, la chica me ignora. Pff, puedo morirme tranquila con compañeras como ella, de todas formas sólo se preocupara por su Sasuke-kun. Argh, me enferma-. ¿Por qué nunca me dices nada? ¿Por qué siempre este silencio? -sencillo, Sakura-baka, a Sasuke le das lo mismo. Por él que te pise un caballo y nada-. ¡Tú jamás compartes nada conmigo!
-¿Por qué tendría que decirte algo? -la calló ya bastante irritado-. No te metas en mis asuntos. No son de tu incumbencia.
-Sé que me odias, desde el principio nunca me has soportado -genial, se viene el discurso de víctima, ¿necesitas un pañuelo, Sakura-chan? ¡Oh! Aún mejor, ¿qué tal un cerebro? A poco te falta uno, ¿no? Tal vez un poco de amor propio también te venga bien. Ya sabes, parece que tienes tendencias masoquistas, como le vas al maltrato-. ¿Te acuerdas? El día que nos hicimos genin y nos asignaron a nuestro escuadrón... una vez nos quedamos juntos, la primera vez justo en este lugar... -uish, ¿cómo se sentirá si le digo que ese era Naruto? Nah, mejor me lo guardo. Está bueno el drama. Debería haber traído dangos-. Fuiste muy grosero conmigo ese día -¡Ah! ¡Ya lo recuerdo! Después de que Naruto desapareciera, Sakura dio un increíble discurso en el que hizo notar su falta de cerebro y consideración, después del cuál Sasuke la puso en su lugar diciéndole que era fastidiosa. ¿Cómo olvidarlo? Le compré tomates ese día a mi hermano como premio.
-¿Mm? No me acuerdo -contestó Sasuke.
¡Ese es mi onii-chan! Rompiendo corazones de Sakuras fastidiosas desde que nació.
-Sí, claro. Bueno, es que fue hace mucho, ¿no? -en serio, ¿ni un poco de amor propio? El chico ya te rechazó bastante, ¿no te parece? ¡Love yourself, amiga! Lo dicen los Bitiez (aquí la autora haciendo spam de LY (?)-. Aún así ese día empezó todo. La historia tuya y mía... y de Naruto... y Hanako... -vaya, se acordó de que existo. Punto para Sakura-baka-, y también Kakashi-sensei. Los cinco comenzamos con nuestras misiones. Fue algo muy duro entonces. Cada día un gran reto. Pero... más que nada... había mucha diversión. Sé todo lo de tu Clan, Sasuke, en serio... pero buscando venganza... no encontrarás la felicidad. Compréndelo -y... otra vez olvidamos a Hanako, gracias por tu consideración rosita-. Ni tú. Ni yo. Ni nadie.
-Lo sabía -bien, la sonrisa de Sasuke da escalofríos ahora mismo-. Nosotros no somos igual a ti -aw, mi hermano sí se acuerda de mí. ¡En tu cara, chicle! Sasuke recuerda que soy su hermana y, por lo tanto, parte del Clan, es decir, ¡yo también sufrí la maldita masacre! ¡también soy parte de la historia del Clan, niña desconsiderada! ¡No puedes simplemente borrarme de los Uchiha! Hontou... Mira que no mencionarme ni una vez. ¡Aish!-. Ya estamos en un sendero en el cual nadie puede seguirnos. Sé que los cinco trabajamos juntos, y por un tiempo, pensé que ese camino podría sustituir el otro. Pero al final, me he decidido por la venganza. Esa siempre ha sido la razón de mi vida. Yo jamás he sido como tú o como Naruto. Hanako tampoco. Estamos marcados por ese día. No importa lo que hagamos, siempre volveremos al principio, a la tragedia.
-¡No hagas eso, Sasuke! ¡Tú no tienes que estar solo! -¡Ya! ¡Hontonii! ¿Ésta chica me bloquea en su cerebro, o qué? ¡Estoy enfrente tuyo, maldita sea! Está bien que estés obsesionada con mi hermano, pero ¡ya! Me siento árbol-. Ese día me dijiste lo dolorosa que puede ser la soledad. Ahora yo entiendo ese dolor. Tengo una familia y amigos, pero si tú te fueras, Sasuke, sería lo mismo para mí. Me quedaría tan sola.
-¡Ya! Estoy soportando que me ignores, maldita sea. Pero no hables de algo sobre lo que no tienes idea -estallé al escuchar lo último dicho por Sakura. Sentía las lágrimas queriéndose reunir en mis ojos-. Tu estúpido amor infantil y unilateral, esta obsesión que tienes con Sasuke... perderlo a él... no es ni por asomo un atisbo de soledad. Hontou -miré el cielo norcturno reprimiendo las lágrimas-. No te das una idea de lo que se siente... el no tener a nadie. Despertar en la oscuridad de la noche, recordando las imágenes de los cuerpos de tu familia muerta, tan... vívidos. Como si estuvieran ocurriendo en ese momento. Saber que no podrás ver nunca más a tu okā-san, otō-san... No tener apoyo. Salir a la calle y solo recibir miradas cargadas de lástima. Escuchar los susurros de la gente. No. Definitivamente no podrías saberlo.
Escupí cada palabra con el dolor de mi corazón. Sakura necesitaba terapia de shock, darse cuenta que lo que está viviendo no está bien. Es insano.
-Este es un nuevo principio. Cada uno de nosotros tiene un camino en frente.
-¡Sasuke! ¡Te amo tanto que ya no puedo soportarlo! Si tú te quedas conmigo, te prometo que no te arrepentirás. Cada día será de alegría. Yo puedo darte felicidad -una risa seca salió de mi garganta, en serio no podía creer que siguiera hablando así. Después de todo lo que le dije tantas veces, ella simplemente no... no comprende-. Haré todo por ti, Sasuke. Así que por favor... ¡te lo imploro, no te vayas! Hasta te ayudaría con tu venganza. Haría lo que fuera por darte felicidad, ¡te lo juro! Por favor, quédate conmigo... y si no puedes... llévame contigo, entonces.
-No has cambiado. Sigues siendo fastidiosa.
-¡No me dejes! Si te vas, voy a gritar y...
-Sasuke tiene razón, eres tan fastidiosa -rápidamente aparecí delante de Sakura, tomándola por sorpresa, lo que provocó que callara-. En verdad necesitas madurar, Haruno. Tómalo como un consejo.
Sonreí de lado y activé mi sharingan, induciendo a Sakura a un sueño profundo. Cuando cayó inconsciente la dejé sobre el banco de la calle. Un suspiro escapó de mis labios una vez estuvo el lugar en silencio. Volví mi mirada a Sasuke.
-¿Por qué la dejaste hablar tanto? -arqueé una ceja.
Él se encogió de hombros con una sonrisa de lado.
-¿Quién sabe? Es graciosa cuando ruega.
-Wow. Uchiha bravucón Sasuke, quién lo diría. ¿Por qué un comentario tan cruel? -coloqué ambas manos en mis caderas y comenzamos a caminar de nuevo, él llevó sus manos a su nuca.
-No lo sé, simplemente le di el beneficio de escucharla. Además... -sonrió como niño pequeño-. Te ves graciosa ofendida.
-¡Oye! -Golpeé su hombro con un puchero-. No estaba ofendida.
-Ya, claro -dijo irónico mientras rodaba los ojos-. Cada vez que Sakura hablaba como si no estuvieras aquí tu hacías una mueca o incluso le hacías burla.
-¿Hontou?
-Hai -rió levemente-. ¿No lo notaste? -negué con un ligero sonrojo en mis mejillas de la vergüenza-. Eres increíble -soltó una carcajada-. Kawaii -pellizcó mi mejilla.
-Suelta -golpeé su mano con el ceño fruncido, ¿quién se cree este niño para hacerme burla?
Salimos de la Aldea caminando con tranquilidad, nadie nos apresuraba. No había nadie a los alrededores, así que no teníamos de qué preocuparnos. Subimos una de las colinas que rodeaban Konoha y allí estaban los cuatro del sonido.
-Estábamos esperándolo, Sasuke-sama.
-¿Y a qué se debe el cambio de actitud? -preguntó mi hermano con su típica carita de soy un niño malo, temanme, bu.
-Ya estaba decidido que sería nuestro líder cuando abandonara la Aldea. Onegai shimasu, olvide nuestro comportamiento anterior.
-No me importa nada de eso. Ikuso. Este el el inicio -empezó a caminar para adelantarse.
-Yare yare, ¿quién lo diría? Los cuatro del sonido arrodillados ante mi hermano -salí de detrás de Sasuke.
-¡H-Hanako-sama! -exclamó Tayuya sorprendida.
-¡Yahho! -saludé con una sonrisa.
-¿Qué hace aquí? -preguntó Sakon, giré mi cabeza hacia él mientras fruncía el ceño-. S-sumimasen, no quise cuestionarla -hizo una reverencia.
-Estoy acompañando a mi hermano -me acerqué a él-. ¿Así que ustedes son los responsables de sus golpes?
-Hai, ¡p-pero n-no es lo que p-piensa, Hanako-s-sama! -Kidōmaru estaba nervioso-. Nosotros no queríamos herir a Sasuke-sama, ¡solo seguíamos órdenes! -cubrió su rostro.
-Bien, no me interesa de todos modos. Relájense, no voy a castigarlos ni nada por el estilo -torcí mis labios en una mueca, yo ya no era discípula de Orochimaru, no tenía sentido que los castigara como antes, aunque el que me tuvieran miedo tampoco era malo, al menos así las cosas serían más sencillas.
-Arigatō gozaimasu, Hanako-sama -los cuatro me reverenciaron y solo pude poner los ojos en blanco, mientras Sasuke me miraba levantando sus cejas en signo de pregunta.
Articulé con mis labios un después te cuento, y giré mi cabeza al cielo.
-Como sea -murmuré-. Mejor vayámonos.
-¡Hai, Hanako-sama!