Déjame tocar tu alma,
obtener tu corazón,
mirar las hermosas piedras que tienes por ojos
y acariciar tus cabellos más suaves que un trozo de algodón.
Deja que el viento hable en susurros,
que el suelo tiemble sin compasión,
que la oscuridad reine totalmente
y que solo la luna nos ilumine con escasa luz.
No temas de este momento,
no temas por favor,
entre mis brazos hay seguridad,
en esta noche solo somos tú y yo.