Los calcetines de Carrie (l.h...

By juliatequila

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Ella lucía explosiva, su encuentro había sido fugaz y espontáneo; unas cervezas, una identificación olvidada... More

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v e i n t i c i n c o: Hola, Luke.
Agradecimientos y planes futuros.

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By juliatequila

Michael, Calum, Ashton y yo, posamos de uno en uno para que nuestras fotografías formaran parte del muro, aún tenía bastantes dudas sobre el paradero de Carrie y tenía que apresurarme a preguntar si quería obtener más información. El flash de la cámara de Mario fue lo que me despertó.

—¿En qué fraternidad está Carrie? —Intenté sonar tranquilo, dejando de lado un poco al Luke insistente—, la Universidad Andrew Fisher está bastante cerca, ¿verdad?

Sabía que el tiempo se me agotaba.

¡Tic-tac, tic-tac, date prisa, Luke!

—A unos quince minutos, no hay tráfico, así que tendrías suerte —habló Mario esta vez—, sobre la fraternidad, no lo sé, ¿tú recuerdas, Kenny?

Y Kenny, tipo al que parecían faltarle dos tornillos y sobrarle los aretes y perforaciones se frotó la barbilla, intentando recordar algo que probablemente ya sabía.

—Algo con Pi, déjame pensar, estos chicos y sus nombres raros de estatus social —dijo para seguir "pensando"—, Pi algo, Pi esto... demonios, creo que hasta ahí llegué.

Miré a Johnny y a Mario, ellos igual lucían como si intentaran recordar el nombre de la fraternidad a la que pertenecía Carrie, cosa que me sorprendía bastante, no lucía como una chica de fraternidad, aunque recordando las palabras de Bibbie, había mencionado algo sobre reconocerla de una ocasión anterior, un partido del campeonato del año pasado al que probablemente la Universidad Fisher habría invitado a nuestra preparatoria, la información al fin comenzaba a tomar sentido. Los engranajes empezaban a funcionar.

—Pi Kappa Alpha. —Entró Johanna llamando nuestra atención y acercándose a Johnny para darle un sonoro beso en los labios, me atrevía a pensar que ellos eran "algo" y también me atrevía a pensar que lo que Joahnna tenía creciendo en su estómago, era definitivamente de Johnny— Intenté llamarla, creí que eso les ahorraría muchas cosas, lo siento, nada de nada, debe estar ocupada.

Johanna dejó caer el teléfono sobre uno de los bancos que tenía cerca. Agradecí sus intentos de ayudar asintiendo ligeramente con la cabeza.

—Ahí lo tienen chicos, Pi Kappa Alpha, no debe ser muy difícil de encontrar, hay poco menos de doce fraternidades y todas están muy bien señaladas, así que les deseo mucha suerte y...

El sonido de algo derramarse hizo que Johnny inmediatamente dejara de hablar.

Recuerdo haber visto cientos de veces los programas médicos como Doctor House o Grey's Anatomy, diciéndome a mi mismo que si seguía así estaría bastante preparado para cuando se diera la situación en donde tuviera que poner una inyección o incluso hacer resucitación de boca a boca. Pero en momentos como este, en donde solo puedes sentir la preocupación pura correr por tus venas y el corazón salirse del pecho, ni todas las temporadas completas de series médicas pueden ayudarte.

Joahnna estaba chorreando, en el sentido más literal de la palabra. Tenía los pantalones empapados y la cara cubierta de una ligera capa de sudor, todos nos quedamos en silencio y por varios segundos, silencio fue todo lo que hubo hasta que el grito que indicaba la primer contracción comenzó.

—Johnny... —llamó ella al gigantesco hombre que la miraba casi tan anonadado como yo, Johnny se había vuelto pequeño de un minuto a otro, tan diminuto y tan asustado que apenas pudo hacer un movimiento con la cabeza, haciéndole saber a la morena que seguía en este planeta.

Lo único que pude escuchar, detrás de mis oídos zumbantes fue decir a Mario "¡muévete, wey!" en un español tan fluído como los gruñidos de la pequeña mujer.

Y fueron los gritos que vinieron después los que nos pusieron en estado de alerta a todos, involucrándonos de lleno a lo que pasaba, Ashton me miró y yo a él, después vi a Michael con la cara tan pálida que juraría se había vuelto transparente y a Calum, apretando la mandíbula y sosteniéndose a la pared para seguramente, no desmayarse.

—¡Dijeron que nacería dentro de dos semanas! —gritó Johnny en dirección a su mujer, la cual estaba quejándose y gimiendo mientras balbuceaba.

—¿Crees que no lo sé? —dijo ella entre gruñidos y jadeos, tomando lo primero que tuvo a su alcance para sostenerse, la mano de Ashton—, ¡demonios, Johnny, no pienso tener aquí a mi bebé!

Y yo tampoco tenía ni la más mínima intención de que ella tuviera ahí a su bebé.

—Amigo, es mejor que te des prisa, o tendrán que amputarme la mano por falta de circulación —dijo Ashton a Johnny—, no te preocupes Joahnna, está bien, está bien.

Y entonces ella gritó, como los hombres espartanos de la película 300 y Michael gritó. Y yo grité.

—Vámonos, al hospital ¿crees poder levantarte? —le preguntó Johnny y yo en verdad estaba confundido, ¿qué se supone que debíamos hacer? ¿irnos? ¿quedarnos y ayudar? ¿hacer de parteros en un estudio de tatuajes?

—No, no lo creo. —Johanna sujetó su peso con ambos brazos en un esfuerzo por levantarse de la silla, no funcionó— Definitivamente no —terminó diciendo.

—Podemos ayudar —dije, intentando sonar lo más sincero que me fuera posible. Real y desesperadamente no quería estar ahí.

Johnny asintió y entre él, Ashton y yo levantamos con cuidado a la futura madre. Johanna se sujetaba con fuerza, pasando sus brazos por encima de mis hombros y apretando la unión entre mi clavícula y cuello.

—Tengo miedo —murmuró la chica lo suficientemente cerca de mi oído como para que pudiera escucharla.

No mentiría.

—Yo también —dije y su cara pareció relajarse de alguna forma, el entrecejo ya no estaba fruncido pero seguía torciendo la boca —, pero eso siempre vuelve todo más emocionante.

Y entonces ella asintió y yo sonreí, encubriendo la preocupación palpable en mi cara.

Mario y Kenny se encargaron de despejarnos el camino y Calum se encargaba de mantenerse consciente, a Michael le habían dado una mochila de la cual esperábamos hiciera un kit improvisado para la situación. Lo más rescatable que había puesto dentro eran unas cajas de jugo de frutas. La cinta adhesiva y la grapadora eran algo fuera de contexto.

¿Pensaba sellar con eso a Joahnna hasta llegar al hospital?

Cuando llegamos a la acera, el viento nos golpeó la cara con fuerza, nos abofeteo para recordarnos cuán malafortunados éramos. La única iluminación eran las luces del letrero que decía en letras rosa neón "Jojo's House" y una farola de luz amarillenta. Johanna seguía gritando y quejándose del dolor que incrementaba conforme pasaban los minutos.

—¿Dónde está tu camioneta? —le preguntó Ashton al George Clooney motociclista. Él caminó hacia las tres motocicletas Harley-Davidson estacionadas justo enfrente del establecimiento.

—¡Estás loco si crees que me llevarás en eso al hospital! —La voz de Joahnna se transformó, pasando de angustia a ira incontenible apenas vio las intenciones de Johnny—, bájenme, lo tendré aquí, tendré a mi bebé en la calle— nos dijo, rindiéndose frente a las circunstancias, aceptando lo que ya me temía; una catástrofe.

Y entonces Ashton la soltó, y yo quise golpearlo porque lo hizo sin aviso previo. Como pude cargué a Johanna compensando el agarre que antes tenía Ashton en ella.

—¿Eres idiota? —le dije mirándolo mal e intentando que Johanna no se me cayera.

—Ella dijo que la soltaran —se defendió él.

—Hasta yo escuché eso —intervino Kenny en la conversación—, las motocicletas son seguras, linda. Solo siete de cada diez motociclistas sufren accidentes, además llevarás casco —dijo sonriendo bastante convencido de las tonterías que salían de su boca—, no hay nada más seguro.

Y entonces Johanna empezó a llorar. Y por un momento quise acompañarla, dejarla sentada sobre el suelo y sentarme a su lado, echarme a llorar, porque no sabía qué hacer, porque Johnny no sabía qué hacer y ella estaba demasiado ocupada intentando soportar el dolor como para dirigirnos y tomar la batuta.

Recordé a mamá y los cientos de veces que me contó cómo había sido el día en que ella me dio a luz, el hijo menor de tres hermanos, el como la tomé por sorpresa mientras almorzaba con papá, el como no titubeó ni por un minuto y se encaminó al hospital tranquila y serena, sin nada que temer, porque en realidad no había nada de qué angustiarse.

"Las cosas más increíbles a veces asustan un poco, pero eso no quiere decir que dejen de serlo" solía recordarme.

Entonces, un destello anaranjado fue nuestra salvación.

—Enciende a Betty, Ashton —le dije casi en un susurro. Los brazos se me empezaban a entumir.

Y él captó la idea de inmediato, en menos de un minuto ya estaba dentro de la camioneta, encendida y lista para llevarnos al hospital más cercano.

Acomodamos a Joahnna justo en medio de Johnny, que sujetaba su mano, y Ashton, que conduciría. Sin pensárselo mucho, Michael saltó dentro de la caja de carga de la camioneta. Estuve a punto de subirme también hasta que Mario me ofreció un casco de motociclista con un dibujo de unas calaveras con flores en la cabeza.

—Vámonos —me dijo.

Iba a excusarme, a decir que prefería ir con Michael, pero al momento en el que Mario se puso su casco y encendió la reluciente motocicleta, la parte de mi cerebro que activaba la noción de lo que era seguridad, se apagó, escuchando el rugir del motor, deslumbrándome con las luces. El sentimiento de adrenalina, ahí estaba otra vez, eso, combinado con algo de estupidez y quizá una pizca de valentía, me invadió completo, entero, era como si se apoderara de cada célula de mi cuerpo. Porque durante ese instante, por una noche, me sentí otro, un Luke nuevo, un Luke que había estado en una pelea y había salido victorioso, de alguna forma, un Luke con un tatuaje nuevo, decidido a subir a esa motocicleta.

Calum, bastante convencido, subió con Kenny, ambos se colocaron sus cascos y no tardaron nada en ponerse en marcha. La Chevrolet C10 del 69 arrancó y yo me apresuré, me senté detrás de Mario y con el casco puesto y las manos temblorosas, me sujeté a su cintura con fuerza.

La primera vez que monté bicicleta (una Reid Bike color rojo chillante que mis padres me habían regalado la navidad de hacía diez años atrás, cuando tenía siete, regalo que me acompañó durante casi cinco años hasta que accidentalmente mamá aplastó con su Chevy mientras salía del garaje) se sintió familiar, el viento acariciándome el cuello, la sensación vigorizante que te recorre desde la punta de los dedos de los pies hasta hacerte cosquillear las orejas cuando sientes el vibrar del asfalto mientras avanzas.

Me sentía extraordinariamente feliz.

Seguimos a Ashton una distancia bastante prudente hasta que llegamos al hospital Balmain, ahora eran Calum y Kenny los que ayudaban a cargarla, Michael saltó fuera de la caja de carga de la camioneta y estando todos listos, empezamos a trotar hasta la entrada.

—¡No creo que pueda aguantar más, Johnny! —gritó Joahnna, mirándolo justo a los ojos, después de eso pareció empezar a perder la consciencia.

—Tú puedes, Jo, tú puedes —intentó calmarla para después palmear su mejilla, supongo yo, intentando que no perdiera el conocimiento.

—¡Eso es chica, aprieta esos esfínteres! —alentó Michael, como solo él sabría hacerlo.

Sorprendentemente Joahnna rió a su comentario y pareció cobrar algo más de conciencia. A veces ser tan idiota funcionaba.

Llamamos a las enfermeras y a los médicos que estaban cerca en cuanto cruzamos las puertas, ellos se encargaron de tomar a Joahnna y llevarla a la sala de parto, en compañía de un muy, pero muy nervioso Johnny. Palmee su hombro antes de que se fuera.

—Les tendré que pedir que esperen aquí —nos dijo una enfermera vestida completamente de rosa, con un estetoscopio colgándole alrededor del cuelll, ella nos dirigió a la sala de espera en el área de maternidad, todos nos sentamos y Michael nos ofreció jugo de frutas. Los cuatro creímos que lo más correcto era esperar a que al menos Johnny saliera y nos diera alguna clase de luz verde para retirarnos. Aunque en el fondo todos queríamos ver al bebé.

El silencio era bastante incómodo, el aire estaba lleno de nerviosismo y exhalaciones, lo único que realmente se escuchaba era el ruido de Calum bebiendo de su caja de jugo sabor tutti frutti y yo solo podía preguntarme qué sentirían Joahnna y Johnny en esos momentos, ambos durante todo el rato se mostraron desconcertados, aterrados y bastante nerviosos, una mezcla explosiva. Aunque valdría la pena, toda la pena del mundo y pensar en que este bebé tendría la mejor anécdota de nacimiento, incluso me daba algo de envidia.

Estaba feliz por ellos.

Y en mi cabeza, la imagen de cierta chica pelirroja sonriéndole a un bebé me hizo preguntarme algo que había ignorado toda la noche.

¿Carrie me tendría grabado en su memoria?

Sabía que pronto lo averiguaría.

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