El Playboy tiene un Secreto...

By CheekyBrothers

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Todo empezó cuando descubrió su pequeño secreto. Aria había estado mintiendo y necesitaba arreglar la situaci... More

El Playboy tiene un Secreto
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26. Del cómo ser una damisela en apuros

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De repente, me sentí como una gran pelota llena de torpeza y vergüenza. La necesidad de mirar en la dirección de Walter era como una sensación de picazón en un lugar fuera de mi alcance, volviéndome loca hasta el punto en que no podía pensar con claridad. En un segundo, olvidé por completo qué significaba "actuar de manera normal", lo que condujo a una combinación incómoda y obviamente innecesaria de movimientos de mi cuerpo. En un corto periodo de tiempo, logré meter el mechón detrás de mi oreja más de quince veces, a pesar de que dejó de caer sobre mi cara después de la tercera vez. Seguí cruzando los brazos sobre el pecho, solo para poner las manos en las rodillas por un momento y doblarlas segundos después. Traté de sentarme con las piernas cruzadas con gracia al estilo de una princesa o apoyarlas en el respaldo de la silla frente a mí, pero no importaba qué, aún no podía relajarme y olvidarme de la presencia de Walter. Encontrar una posición cómoda, cuando estaba sentada a solo unos centímetros de él, parecía completamente imposible.

Walter, por otro lado, no pareció molestarse por el hecho de que estaba ocupando el asiento a su lado. No dijo nada, ni hola, ni cómo estás, ni siquiera fuera de aquí, algo que esperaba escuchar en cualquier momento. Ni siquiera se movió un centímetro cuando un extraño ataque de tos se extendió a través del autobús, informándome que todos estaban conscientes de la acción desvergonzada de Walter. Hubo un completo e irritante silencio entre nosotros y tal vez por eso, cuando mi teléfono comenzó a sonar y vibrar en mi bolso como si estuviera poseído, salté sobre mi asiento, más asustada que nunca. El bolso cayó al suelo con un ruido sordo y todo lo que tenía dentro se derramó sobre nuestros pies. Inmediatamente me incliné para coger mi teléfono, que ahora saltaba alegremente alrededor de la pierna de Walter, solo para golpearle un segundo después. Ambos nos inclinamos abruptamente, chocando nuestras frentes y cerré los ojos, tratando de contener el impulso de maldecir en voz alta.

Sin embargo, a pesar de mi esfuerzo por mantener la boca cerrada, un silencioso "mierda" escapó de mis labios cuando el dolor punzante llenó mi cabeza, haciendo a un lado la desorientación después del inesperado choque con mi falso ex novio. Todo por intentar actuar bien a su alrededor.

Cuando escuche el quejido de Walter, me obligue a abrir los ojos y ver si sentía el mismo dolor que yo. Mientras me frotaba la frente, miré en su dirección, ignorando por completo mi teléfono. Walter se frotaba la cabeza con un ojo cerrado, por el dolor que sentía, pero tenía los labios enroscados en una débil sonrisa. Miró en mi dirección y cuando nuestros ojos se encontraron, una sonrisa más grande se dibujó en las comisuras de su boca.

- Lo siento, - murmuró Walter, tratando de contener la risa, mordiéndose el labio inferior. Sin embargo, no logró mantener la cara seria por un largo tiempo, y después de unos pocos segundos, una risita silenciosa llegó a mis oídos. Noté que sonreía seriamente para sí mismo antes de inclinarse nuevamente para coger mi teléfono. Esta vez no me moví, demasiado hipnotizada por lo que acababa de ver. Durante esos dos meses con Walter, lo vi sonreír así solo dos veces: en la cafetería, durante la reunión con mis compañeras y hoy. No era la misma sonrisa que había estado mostrando en clase o durante sus reuniones con amigos. No, esta era diferente, más honesta, más asombrosa, reservada solo para ocasiones especiales. Sus ojos se arrugaron levemente en las esquinas cada vez que sonreía tan ampliamente, exponiendo sus blancos dientes. Esa sonrisa, era impresionante. Hipnotizante. Simplemente perfecta.

Tan pronto como cogió mi teléfono, la sonrisa infantil desapareció de su rostro. Walter presionó sus labios en una fina línea, mirando con concentración el nombre que se mostraba en la pantalla, y mi corazón comenzó a latir dolorosamente en mi pecho. Apreté los dedos alrededor de la tela de mi camiseta, todavía no estaba segura de por qué de repente me sentía culpable por no haber dejado el teléfono en casa.

- Toma, - dijo firmemente, como si estuviera tratando de controlar su voz. Mirándome con expresión entre la decepción e ira, me entregó mi teléfono. Tragué saliva al ver el destello de dolor que vi en un breve segundo antes de desviar la mirada y cubrirse los ojos con la gorra, hablando de nuevo con tono áspero. – Tu tono de llamada es molesto, date prisa y responder.

La risa en su voz no se encontraba por ningún lado.

Me burlé, cogiendo el teléfono. Su pequeño arrebato estaba fuera de lugar y era completamente innecesario, especialmente cuando hace unos segundos se reía de nuestra torpeza, sin siquiera prestar atención a la melodía que salía de mi teléfono. Eso me recordó cuán impredecible e ignorante podría ser Walter. Dios, cómo me gustaba este idiota seguía siendo un misterio para mí.

Inhalé y exhalé profundamente, de repente recordando las palabras de mi madre. Según ella, tomar respiraciones profundas ayudaba a calmar y a limpiar tu mente de pensamientos innecesarios. Por otro lado, la veía tirar sus cosas y gritar de furia con más frecuencia que respirar profundamente, por lo que no estaba segura de si la respiración realmente funcionaba. Después de algunas respiraciones sin ningún resultado, decidí no volver a escuchar las ideas brillantes de mi madre. De todos modos, era más fanática de contar hasta diez.

Tratando de convencerme de que no me importaba el repentino cambio de humor de Walter, posé los ojos en la pantalla del teléfono que todavía zumbaba en mi mano. De repente, todo parecía más claro y menos confuso. Levanté los ojos para mirar a Walter, que ahora ignoraba abiertamente mi presencia fingiendo estar sumido en un profundo sueño, y dándola la espalda presioné el botón verde.

- ¿Sí? – murmuré, no muy segura de por qué de repente estaba enfadada. Jake probablemente se dio cuenta de que eligió un mal momento para llamar porque me respondió con un completo silencio. Inmediatamente me regañé, no importaba lo que Walter hiciera, no debería desahogar mi ira contra Jake. Me aclaré la garganta, tratando de sonar mejor esta vez. – Oye, ¿estás ahí?

- Lo siento, no debería haberte llamado. Supongo que todavía estas enfadada conmigo, ¿verdad? Bueno, es mejor si llamo más...

- Jake, - detuve su repentino monologo. Hablaba demasiado rápido y tuve dificultades para entenderlo claramente. – Primero cálmate y luego dime que pasa.

Lo escuché suspirar fuertemente antes de hablar. – No pasó nada. Quiero decir, hoy no pasó nada. Pero ayer... - hizo una pausa de nuevo, tratando de ordenar sus pensamientos y decidir cuáles eran las mejores palabras. Luego suspiró de nuevo. – Solo quería... ¿sabes qué? Te llamaré más tarde.

- Oye, espera, - dije con una prisa obvia en mi voz. Tenía miedo de que realmente me colgara antes de poder hablar nuevamente. - ¿Por qué estás tan nervioso, Jake? Si se trata de ayer, entonces...

- Lo siento, - me interrumpió y presioné mi espalda contra el asiento, preguntándome por qué se disculpaba cuando no hizo nada malo. De acuerdo, le contó a Walter sobre mis sentimientos, pero estaba borracho y estaba bastante segura de que la gran resaca que probablemente tenía hoy era un castigo suficiente para él. Pero cuando estaba a punto de preguntarle, Jake se aclaró la garganta y continuó. – Perdón por ser tan idiota contigo y decir que tenía suficiente de ti y de Walter. No recuerdo la mitad de la noche de ayer, pero lo siento. Y gracias. Sí, por traerme a casa.

Me reí entre dientes, sabiendo lo avergonzado que se sentía después de su salvaje noche. Cuando Walter y yo lo sacamos del club, logró vomitar dos veces. No sabía si Walter se lo contó, pero no iba a torturar más a Jake, ya se sentía suficientemente mal.

- No te llevé a casa, - dije, tratando de reprimir mi risa. – Fue Wal...

Walter.

Me detuve bruscamente, recordando de repente que estaba sentado a mi lado. Si dijera su nombre, él sabría que estábamos hablando de él y seguramente no quería que Walter pensara que no tenía mejores temas para debatir. Fingí una tosa, girando la cabeza con cuidado para ver si Walter se daba cuenta de algo, pero ni siquiera se movió y siguió ignorándome. Me burlé. ¿Por qué me importaba?

- Bueno, - decidí cambiar de tema. - ¿Cómo te encuentras?

- Tan bien como puedes sentirte después de una noche pegado al váter, - dijo con tono juguetón, haciéndome sonreír.

- ¿Tienes la mayor resaca de tu vida?

- Si, - murmuró. Escuché una conmoción silenciosa y cuando su voz se volvió un poco gutural, me di cuenta de que todavía estaba en la cama. - ¿Qué tal tú?

Tratando de enfocarme en el tema, suspiré dramáticamente. – Estoy pasando el mejor momento de mi vida.

- Suena bien, - se rio entre dientes, captando mi sarcasmo. - ¿Vas a alguna parte? Oigo un motor.

- Estoy en un autobús, - expliqué.

- ¿Por qué? – pude oír el sonido de su cama doblarse bajo su peso y tragué saliva. Enfócate, Aria, enfócate. Su voz se hizo más clara y sentí desilusión en ella. – No me digas que ya te vas y...

Sabía exactamente lo que quería decir. Y no, aun no me iba a mudar. Quería decirle que estaba yendo a un viaje escolar en lugar de estar a salvo en mi habitación, pero Walter me arrebató el teléfono antes de que tuviera la oportunidad de escuchar a Jake terminar su frase.

- ¿Qué pasa contigo? – grité, mirándolo con incredulidad, pero Walter solo me lanzó una mirada, ordenándome que me quedara callada. Luego puso el teléfono cerca de su oreja.

- No dormí en toda la noche por ti, - dijo con firmeza, ni siquiera explicando por qué no era yo quien hablaba por el teléfono. – Así que deja estropear mi mañana, porque me bajaré del autobús e iré a tu casa a darte una paliza. Voy a colgar, no te atrevas a volver a llamar.

Y lo hizo. Sin dudarlo, colgó y arrojó el teléfono en mi dirección. Aterrizó en mi regazo, informándome del final de la llamada con Jake. Estaba mirando la pantalla antes de que se volviera negra y levanté los ojos para mirar a Walter, que estaba en su misma posición de antes como si no hubiera pasado nada.

- Eso fue grosero, - murmuré, lo suficientemente fuerte como para que me escuchara. Él solo bajó la cabeza, girando su rostro hacia la izquierda antes de balbucear algo que sonaba como "cállate".

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

El plan era simple.

Todo lo que tenía que hacer era encontrar a Iris, hablar con ella y luego pretender estar enferma, para que la profesora me dejara volver a casa. No quería quejarme todo el viaje, rodeada de personas que me ignoraban ostentosamente, como Walter. No dijo nada durante todo el viaje en autobús después de la llamada telefónica, como si yo no existiera. Cuando llegamos, bajo del autobús lo más rápido posible, sin molestarse en echarme una segunda mirada. Y, aunque no quería perder el tiempo pensando en Walter, su comportamiento me estaba confundiendo. No importaba lo estúpido que fuera, esperaba que dijera algo después de escuchar a Jake decir cómo me sentía realmente. Incluso un simple gracias sería suficiente para iluminar toda la situación entre nosotros. Pero en lugar de una respuesta, tenía a Walter actuando como un loco.

Oh, la alegría de que te guste un chico.

La joven de la recepción, vestida con un uniforme rojo y elegante, me dirigió una mirada inquisitiva y alzó una de sus cejas. Sonreí tímidamente, agarrando la llave que colocó en el escritorio frente a mí.

- Habitación 137, - me dio una de esas estudiosas sonrisas y se la devolví, escondiendo la llave en el bolsillo antes de dirigirme al ascensor. Presionando el botón ligeramente descolorido, suspire profundamente. Desafortunadamente, solo había habitaciones dobles en el hotel y tenía que compartir la mía con alguien. No quería y no era lo suficientemente fuerte como para tratar a una chica enfadada durante cuatro largos días. Tenía que encontrar a Iris y salir de aquí.

Abrí la puerta con resignación y una chica, que noté en mitad de la habitación, se giró hacia mí. Sus ojos se abrieron con terror, probablemente reflejando los míos. Tiro los pantalones, que estaba sosteniendo, y gimió de frustración.

La chica de la cafetería.

¿Podría tener más suerte?

  ▬▬▬▬❀▬▬▬▬    

Cuando pensé que este viaje no podría empeorar, desde la tarde de ayer el hotel estaba teniendo problemas con la calefacción, y a pesar del clima frio de noviembre, nuestras habitaciones parecían saunas. Después de la breve conversación de los profesores con el director del hotel, que contenía más gritos y malas palabras que opiniones y argumentos, se nos permitió usar la piscina del hotel de forma gratuita. Fue un buen negocio para el instituto porque así ahorraban dinero. Era un buen negocio para el hotel, porque conservaban la buena reputación y nuestro profesor de matemática no mataría a nadie en el proceso. Pero no era bueno para mí.

No era buena nadadora. De hecho, no nadaba, la mayoría de las veces trataba de no ahogarme en el agua, moviendo las manos y las piernas en todas las direcciones posibles. Taylor lo llamaba estilo borracho y sabía que parecía más divertido que elegante. No disfrutaba de la piscina tanto como los demás, pero a pesar de mis protestas y la falta de bañador, me vi obligada a unirme al grupo y pasar cinco horas improductivas mirando a la gente jugando en el agua.

Saqué mi teléfono para verificar la hora e hice un cálculo rápido, todavía quedaban cuatro horas para terminar. Iris aún no había llegado, como si sintiera que la esperaría. Suspirando de frustración miré a mi alrededor para encontrar algo interesante, eso me podía evitar pensar en el tiempo y con el rabillo de mis ojos vi a otro grupo de nuestros estudiantes entrar en la piscina. Eran más ruidosos que los otros y volví la cabeza para verlos con claridad, sintiendo curiosidad por ver qué les hacia reír tanto. Estaba cambiando mi atención de uno a otro y luego mis ojos se posaron en Walter. Quería apartar la mirada, ignorarlo como lo hizo él. Pero a pesar de las protestas de mi cerebro, mi cuerpo no me escuchó y seguí observando todos sus movimientos, sentada en el lado opuesto de la piscina y esperando que no me notara.

No lo hizo.

Walter estaba absorto en la conversación con su amigo. Actuaba de forma normal, como siempre hacia con la gente, escuchando con concentración, asintiendo y sonriendo de vez en cuando. Me incline hacia adelante, colocando mis codos sobre las rodillas y observándolo con interés. Después de esos dos meses, todavía me sorprendía lo buen actor que era.

Me burlé, recordando cómo me trató por la mañana y de repente volvió la cabeza, cerrando los ojos con los míos, como si supera de inmediato dónde estaba sentada. Una súbita oleada de sangre en mi cara me hizo sentir más cálida que antes. Mi corazón dio un vuelco cuando su mirada bajo a mis pies y lentamente subió a mi pecho y cara, para mirarme a los ojos otra vez. De repente, me alegré de que tenía puestos los pantalones cortos y la camiseta, en lugar del bikini como el resto de chicas.

Debería haber mirado hacia otro lado, pero no lo hice. Walter todavía estaba hablando con su amigo, pero tampoco desvió la mirada. Sus labios temblaban de un lado de vez en cuando, pero no podía entender si era por mi o por la conversación que estaba teniendo. Sentía que me estaba desafiando, tratando de descubrir cuanto tiempo podía soportar la tensión. Una parte de mi quería correr el riesgo y ver cómo podía terminar este concurso de miradas, pero cuando de repente se puso de pie y agarro el dobladillo de su camiseta para quitársela, decidí darme por vencida y apartar la mirada, sintiendo el rubor arrastrarse por mi cara. Inmediatamente me di cuenta de que se estaba burlando de mí.

Me mordí el labio inferior, tratando de enfocarme en otra cosa, algo que podía distraerme. Entonces, escuché una burla detrás.

Me giré y me encontré con un par de ojos enojados. Gruñí en mi cabeza, porque la chica de la cafetería era la última persona con la que quería hablar. Pero a pesar de mis sentimientos personales hacia ella, forcé una sonrisa, esperando que de alguna manera la calmara un poco.

- Iré directa al grano, - dijo con un tono enojado. – Cámbiate de habitación. No quiero compartirla contigo.

Bueno, al menos el sentimiento era mutuo. Me quité el pelo de la frente y suspiré, mirándola cansadamente. – Sabes que no puedo. No soy yo quien decide. Ve y ruega a los profesores, tal vez te escuchen.

- Ve y haz algo al respecto.

Ella era tan exigente que no pude evitar reírme con incredulidad. – Eres tú quien se quiere cambiar de habitación. Además, ya hablé con ellos y obviamente no hicieron nada porque todavía estoy en la misma habitación que tú.

La chica abrió la boca para decir algo, pero la cerró inmediatamente después de ver algo detrás de mí. Seguí su mirada y vi a Walter parado cerca de mí. Mis ojos se posaron en su torso desnudo e inmediatamente aparté la mirada, sintiendo el rubor regresar. Dios.

- ¿Qué pasa? – la voz de Walter sonó en mis oídos, impidiéndome pensar más acerca de su cuerpo. Me sentía avergonzada, así que seguí mirando a la chica de la cafetería, esperando su respuesta.

- Nada, - le envió una sonrisa. – Solo una pequeña charla entre compañeras de cuarto.

Sentí a Walter clavar sus ojos en mí, esperando a que confirmara sus palabras.

- Entonces no te importara si te pido que nos dejes a solas.

Esta vez no pude contenerme. Mis ojos se volvieron hacia los suyos y sentí el calor apretar mi interior. No podía decir si estaba aterrorizada o emocionada. En el momento en que escuché sus palabras, todo mi cuerpo se detuvo. Y cuando en realidad entendí el significado de sus palabras, el pánico se apoderó de mí. Era como si acabara de despertar a la vida: el latido de mi corazón se aceleró, la sangre corrió a mi cara, y mis pulmones gritaban pidiendo más aire.

No quería quedarme sola con él. No quería hablar. No quería escuchar lo que tenía que decir, porque sabía que estaba listo para darme la respuesta. Quería hablar sobre mi confesión, que no era realmente mía, pero seguramente me involucraba a mí y a mis sentimientos hacia él y resultaba que no estaba preparada para escucharlo. Aún no. No ahora.

- ¿Vas a perder el tiempo con ella? ¿Después de todo lo que te hizo? – dijo la chica, mirándolo con incredulidad, pero él no dijo nada. Tragué saliva, sintiendo la potencial pelea en el aire y miré a Walter. Él la estaba mirando con expresión indescifrable antes de volver a hablar.

- ¿No puedo decidir con quién quiero hablar? – las comisuras de sus labios se levantaron un poco, pero el tono de su voz era agudo y firme. La chica lo miró con shock puro, tratando de leer su expresión. Entonces ella clavó sus ojos en mí, aún más enojada que antes. Crucé mis brazos, sintiéndome insegura e incómoda bajo su mirada. Sabía que no le gustaba desde el principio, pero nunca esperé que mostrara abiertamente su odio hacia mí, a pesar de que no le había hecho nada.

- Bien, - murmuró con los dientes apretados. – Hablaremos después.

Y sin darnos una segunda mirada, se dio la vuelta abruptamente, golpeándome el hombro en su camino. El impacto del empujón me hizo tambalear e instintivamente di un paso atrás para mantener el equilibrio. Movimiento equivocado.

Estaba de pie en el borde de la piscina, y con ese pequeño paso, perdí el suelo. Lo siguiente que supe fue agarrar el brazo de alguien para evitar caer en el agua y golpear la superficie dura con el lado de mi cara un momento después. Me dolió como el infierno y abrí la boca con un grito silencioso bajo el agua. El agua fría lleno mi boca y nariz obstruyendo mis oídos en un segundo, y cerré los ojos inmediatamente, moviendo las piernas y los brazos histéricamente. No podía sentir el fondo de la piscina y ese pensamiento sacudió todo mi cuerpo con una ola de pánico.

No sabía dónde estaba, pero la necesidad de coger aire era cada vez más grande con cada segundo, lo que me obligaba a encontrar una salida tan pronto como fuera posible. Mis pulmones gritaban por aire y un dolor palpitante me perforó la cabeza después de otro segundo sin respirar. Sabía que tenía que calmarme y salir del agua, así que me obligue a abrir los ojos, esperando que me ayudara a entender la situación.

Me arrepentí tan pronto como lo hice.

Todo estaba borroso, como envuelto en sucia niebla azul y ni siquiera podía notar mis manos frente a mí. Mis ojos comenzaron a picar debido al cloro. No podía ver, no podía respirar y sentía cada musculo de mi cuerpo cansarse. Cerré los ojos, sintiendo los latidos de mi corazón en mi cabeza. Se estaba volviendo cada vez más lento y estaba segura de que se detendría en el próximo segundo.

Y cuando estaba perdiendo la esperanza, usando el ultimo atisbo de energía para mover las piernas y pensando que morir en la piscina era demasiado dramático para un simple viaje escolar, alguien envolvió los brazos alrededor de mi cintura, levantándome con fuerza. El sonido sordo del agua que llenaba mis oídos fue reemplazado por gritos de ayuda y supe que estaba a salvo. Sin pensar, abrí la boca para tomar una gran bocanada de aire. Luego otra. Y otra, mientras mi corazón volvía a su ritmo.

Los mechones de mi pelo mojado cubrían mi cara, pero tenía demasiado miedo de soltar a mi salvador solo para quitarlos. En cambio, me encontré aferrada a su cuerpo, agarrando sus hombros con miedo de quedarme sola en el agua. Como si leyera mi mente, me jaló más cerca, apretando su agarre en mi cintura y en ese momento me di cuenta de que me estuvo hablando todo este tiempo. Estaba luchando por entender sus palabras, todavía estaba en shock, y luego acercó sus labios a mi oído.

- Cálmate, Aria, por favor, - dijo con firmeza y respiré profundamente, reconociendo la voz. - ¿Puedes...? – se detuvo abruptamente. – Te tengo, Aria. No te dejaré, lo prometo, así que relájate. ¿Puedes sentir el fondo?

Resoplando en silencio, cambié la atención a mis piernas, de repente sentí el suelo debajo de la piel de mis pies. ¿Cómo es que no me había dado cuenta antes? Todavía rígida e insegura, asentí, volviéndome lentamente consciente de lo que me rodeaba.

- Bien, - dijo Walter en voz baja, llena de alivio, y aunque no podía ver su rostro, sabía que estaba sonriendo. Y luego abrí los ojos, finalmente vi a la gente reunida alrededor de la piscina, el agua llegaba a mi pecho, las marcas rojas que salían de mis uñas se clavaban en los hombros de Walter. Estaba a salvo. Dios, lo estaba. Y con ese pensamiento, mi cuerpo se rindió y me desplomé contra él, dejando caer mi frente en su pecho, todavía luchando por detener las respiraciones temblorosas.

- ¿Estás bien? – preguntó, jadeando pesadamente, sin soltarme como prometió. Su voz sonó en mis oídos y repetí su pregunta en mi cabeza. ¿Estaba bien? Lo intenté. Intenté con todas mis fuerzas estar tranquila y fuerte. Pero en lugar de eso, rompí a llorar cuando la comprensión de lo que acababa de ocurrir se derramó sobre mí.       

  ▬▬▬▬❀▬▬▬▬ 

Holy sht. Creo que ya no me acuerdo de cuándo fue la última vez que actualicé. I'm so sorry. Quise tomarme unas vacaciones de Wattpad (y además porque marché de vacaciones con mi familia) de ahí no haya actualizado hasta ahora. Volví hace dos días. Siento no haber dado señales de vida y haber desaparecido así porque se me antojó.

No volveré a desaparecer, estoy aquí para no desaparecer :'3 ¡Y CON MUCHAS HISTORIAS EN MI MENTE! Ya verán ya, se vienen cosas risas, sobre todo en esta historia :'3.

Muchas gracias por todo el apoyo que me habeis estado dando todo este tiempo que estuve fuera, es increible saber que a pesar de mi desaparicion han estado a mi lado :'3 No he contestado a ningun mensaje, POR TANTO, TENGO MILES Y MILES y no sé ni cómo lo voy a hacer, pero voy a responder a todos, todo a su tiempo...

De momento, ¿qué opinan del capítulo? ¿Les ha gustado? ¿Comprenden a Walter? ¿Por qué será tan bipolar? No sé ustedes, pero tengo muchas ganas de seguir actualizando porque se vienen cosas muy sabrosas.

Disfruten mucho del capítulo mis lindos y perfectos playboys <3. Ah, echaba de menos decir playboys.

PD: OIGAN, ¿alguno de ustedes se ha visto la peli The Kissing Booth? Me acuerdo de cuándo me leí ese libro y de lo mucho que me encantó. Un gran libro de Wattpad y que ahora es PELICULA. Pasó lo mismo con The Duff, pero me hace más ilusion The Kissing Booth porque salió de esta plataforma, yasss. ¿Se imaginan un dia ver una pelicula de Liam, o mismamente de Walter? Ñe, eso nunca pasará, pero sería maravilloso xd

Solo queria decir, eso, ya pos.

VIVA LA PUBLICIDAD

Cheeky Love, xx

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