Capítulo 2| A veces me dan gas de tirar todo y huir.
(Actualmente).
Catalina Russell.
Las clases habían terminado hace más de una hora y la cara de aburrido que traía mi mejor amigo comenzaba a molestarme. Nos encontrábamos en la biblioteca para estudiar, él por su parte y yo por la mía pero en cualquier momento veía a mi amigo convertirse en zombie si seguía así, prácticamente estaba recostado sobre la mesa jugando con el lápiz.
— ¿Por qué mejor no vas a tomar aire fresco?— Le pregunto, levantó la cabeza de la mesa para mirarme a los ojos.
— ¿Me estas echando de la biblioteca, Catt?— Sonrío.
— No, pero veo que en cualquier momento caerás dormido.— Suspiró, vuelvo mis ojos a la pantalla de mi celular para seguir anotando la información a mi cuaderno.— Así aprovechas de traerme una soda.
Lo miro por el rabillo de mi ojo y noté que cubrió su rostro con sus manos volviendo a soltar un suspiro. Ladeo la cabeza con una sonrisa y estiro mi mano para apartar sus manos de su rostro.
— Creo que moriré para mi examen.
— Por eso te he traído aquí, para que estudies.— Le recuerdo.— Después de que terminemos si quieres vamos a comer pizza.
Los ojos de Joshua se iluminaron.
—¿Vamos a invitar a Lisa?— Preguntó.
—Por supuesto, bueno si es que no tiene planes con algún chico ya sabes cómo es.— Joshua ladeó la cabeza con cansancio.— Lo siento.
A mi mejor amigo le molesta hablar sobre las próximas victimas de nuestra encantadora amiga, dice que es como ver a su hermano menor pero en versión mujer.
Todo unos rompe corazones.
— Voy a ir por...— Su celular comienza a sonar y rápidamente lo busca en el interior de su mochila antes de que la secretaria nos eche a ambos. Mi amigo contesta la llamada y se limita a escuchar, colgó y me mira.— Debo irme, mamá quiere que vaya a buscar a mi hermanito a la escuela.—Joshua comenzó aguardar sus cosas a la mochila y yo me lo quedo viendo, entonces se detiene y me mira.— ¿Vas a estar bien?
Fruncí el ceño.
—¿Por qué debería estar mal...?
— Porque...íbamos ir al cementerio a visitar a tu madre.
— Voy a estar bien, saluda Samuel de mi parte.— Él asiente y se levanta, rodeó la mesa para darme un beso en la mejilla y se va corriendo hacia la salida dejándome sola.
Cuando termino de estudiar y recolectar la información necesaria para el trabajo, guardo mis cosas y me pongo de pie colgándome los arciales de la mochila sobre los hombros. Camino al pasillo B a guardar el libro que Joshua olvido dejar y encuentro a una pareja del otro lado discutiendo o eso lo que me pareció, la chica estaba llorando reclamándole algo al chico que me daba la espalda en estos momentos.
<< No seas curiosa...>>
Salgo de ahí antes de que uno de ellos se diera cuenta que había un espectadora presenciando su escenita, me aproximo al mesón de información donde estaba Katie la bibliotecaria con sus típicos lentes de lectura,
—¿Tan pronto te vas?— Preguntó la mujer.
— Sí. Debo ir hacerle una visita a alguien muy importante.— Apoyo mis brazos sobre el mesón.- Por cierto hay una parejita que está discutiendo del otro lado del pasillo B, están distrayendo a algunos alumnos.— Katie negó con la cabeza, quitándose los lentes.
<<Soplona>>
— Seguramente es Noah y su novia.— Suspiró y se bajó de su silla giratoria, rodeó el mesón y abrió la puertecilla.
Katie tiene cuarenta años y es de estatura baja, su cabello es castaño claro y se le nota algunas canas que según ella son provocados por sus gatos. Una solterona total pero que disfruta la compañía de sus felinos.
— Bueno, me voy.— Me despido de ella, ella avanza para ir seguramente correr a la parejita.
Cuando estoy a fuera de la universidad saco las llaves del candado de mi bicicleta. La quito y la guardo al interior de mi mochila junto a la llave. Me subo y comienzo andar, me detengo frente a la florería donde Lily me esperaba con las flores que le había encargado esta mañana.
— ¡Son muy bellas!
— Escogí las mejores, eh.— Me sonríe la joven.
— Gracias, estoy segura que a mi madre les encantara.- Acomodo las flores dentro del canasto, le doy el dinero de las flores a Lily.— ¡Nos vemos!— Y me pongo en marcha nuevamente.
Cuando papá no podía traerme a la universidad me venía en mi bicicleta aunque quedaba un poco lejos mi casa de la universidad no me molestaba. Me servía para ejercitar mis piernas y tomar aire fresco, sobre todo hoy que el sol iluminaba con todo su esplendor.
Estoy por doblar a la izquierda cuando de pronto un Jeep negro aparece y frena con brusquedad a lo que yo pierdo el equilibrio y caigo al cemento golpeándome el trasero y los codos con lo que logre amortiguar la caída y golpearme en otra zona del cuerpo.
<< Como la cabeza...>>
Cierro con fuerza los ojos al sentir el ardor en mis codos, vuelvo abrir los ojos y entonces alguien bajo del vehículo que casi me arrolla. Me di cuenta que habían algunas personas mirando lo que estaba pasando y, un chico se colocó de cuclillas frente a mí.
— ¿Estas bien?— Preguntó, colocando sus manos sobre mis hombros.
Entonces miro al chico frente a mí, seguramente si Lisa estuviera aquí le hubiese parecido todo un Adonis. Es rubio de ojos azules y de tez blanca, lo único que podía verle eran sus ojos azules porque desde la nariz hasta su boca estaba cubierta con un cubrebocas de color negro.
Aparto sus manos de un movimiento y giro a mirar el canasto, las flores que había comprado y que Lily había recolectado para mi estaban esparcidas y rotas en el cemento.
Entonces alguien más bajo del auto, es un chico alto que llevaba lentes de sol puesto, su color de cabello es un rubio oscuro.
— Vámonos, Luke.— Dice.
Y fue cuando me di cuenta que el sujeto parado al lado de la puerta del auto era quien venía conduciendo.
—Déjame ayudarte.- Acepto la ayuda del chico llamado Luke.— Lo siento, mi hermano...
— ¿Eres un idiota o te haces?- Me dirijo al otro chico.— ¡Por poco me arrollas!- Le reclamo.
— Súbete al jeep, Luke.- Le ordenó al chico, ignorando por completo mi reclamo.
El chico quien me ayudo a levantarme levanto la bicicleta por mi disculpándose por segunda vez, pero no pareciera querer hacerle caso a la orden de su hermano.
— Lamento lo de las flores.— Se disculpa y miro las flores esparcidas en el suelo.— ¿Te has lastimado?— Escondo mis codos y niego con la cabeza.
Vuelvo a dirigir mi mirada en el hermano del chico quien guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón. Entonces él se acerca y saca de su bolsillo una billetera de color marrón.
— Noah...- Habló el chico quien sostenía mi bicicleta.
Saco unos cuantos billetes y me lo tiende en mi cara esperando a que los tome como si nada, sin siquiera disculparse por lo que él ha provocado.
¿Qué?
— ¿Vas a tomarlo o no?— Espetó él, fruncí el ceño.
¿Quién se cree este imbécil?
Cogí el dinero y él se da media vuelta para volver a subirse al auto pero no pienso permitirlo. Me dirijo a él le lanzado el dinero en la cara.
— Quédate con tu dinero, imbécil.— Siseo, me giro nuevamente y me subo a mi bicicleta a lo que el chico se aleja y vuelve a disculparse en voz baja por la actitud de su hermano.
Es un grandísimo idiota.
❣❣❣
Al entrar a casa cuelgo las llaves en el porta llaves de madera de la entrada, me dirijo a la sala donde escucho un par de voces y me encuentro a mi padre charlando con Nina.
— Pastelito, te he llamado tres veces ¿Dónde estabas?— Preguntó mi padre.
— Fui a visitar a mamá.— Digo, él se levanta y me envuelve en sus brazos.
— ¿Le dijiste lo mucho que la extrañamos?— Asiento.-—Bien.—Me da un beso en la coronilla.
— ¿Qué te paso en los codos?— Preguntó, Nina.
Mi padre de inmediato comenzó a revisarme por sobre la ropa si tenía algún otro daño en mi cuerpo junto con Nina a lo que me río.
— Estoy bien.- Les sonrío.— Voy a cambiarme y bajo a cenar con ustedes.
No les doy tiempo a responder y subo a mi habitación, arrojo mi mochila sobre la cama y busco algo cómodo para ponerme. Cuando estoy lista me hago un moño alto y me detengo al mirar la foto de mi madre sobre la mesita de noche.
Me siento en la cama y la miro, no tuve la fortuna de abrazarla por última vez y tengo vagos recuerdos de ella pero me alegra saber lo mucho que ella me amaba y esperaba ansiosa por mi llegada. Pero al lado de su foto estaba la de mi ex novio.
Y los recuerdos vuelven a mi cabeza, aprieto mis ojos con fuerza obligándome a mi misma a no recordar lo sucedido. Desde ese día todo se había complicado en mi vida, en la universidad y sentía que en cualquier momento iba a colapsar e incluso hoy.
Desde la muerte de Austin sentía que en la universidad, algunos de mis amigos y alumnos de otras carreras me miraban de otro modo, como culpándome a mí de la muerte de Austin.
<< ¿Por qué sigues teniendo esa fotografía?>>
Yo...no lo sé.
— A veces me dan gas de tirar todo y huir.— Murmuro.
Tomo una inspiración profunda, mientras trato de no recordar lo sucedido de esa noche. Abro mis ojos y me levanto dirigiéndome a la puerta.
Todo va a estar bien.
Una vez abajo entro al comedor donde mi padre me espera con una extraña emoción en su rostro, Nina parece igual de emocionada que él así que me siento frente a la mesa.
— ¿Y esas caritas de emoción?— Pregunto, mi padre me mira fijamente.
Nina coloca frente a mí un plato de espagueti con albóndigas y se retira nuevamente a la cocina. Cogí mi tenedor para comenzar a comer pero mi padre se aclaró la garganta ganándose mi atención.
—¿Qué?
— Tu cumpleaños se acerca y ya está todo organizado para ese día.— Asiento porque ya sabía lo emocionado que estaba mi padre por mi cumpleaños, entonces continuó.— Y tendremos a un invitado especial.
¿Un invitado especial?
— ¿A quién te refieres como invitado especial, papá?— Pregunto, tras un repentino silencio.
No estoy segura que se refiera a mi hermano, Melanie y él se mudaron a California hace un año. La abuela de mi cuñada enfermo y necesitaba estar con ella, fue un trámite largo el que tuvo que hacer James para trasladarse a la universidad de California y dudo mucho que asistan este año a mi cumpleaños.
Los extraño demasiado sobre a mis dos pequeños, pero pronto nos volveremos a ver. James me aseguro que regresarían cuando la abuela de Melanie estuviera mejor.
— Me refiero a Kevin.
Al oír esas palabras salir de su boca un ligero dolor se apodera en mi pecho. Aprieto con fuerza el tenedor que sostengo en mi mano y mi corazón se detiene por unos segundos que me parecieron eternos.
— ¿Qué?
— Llagara en unos días, hemos hablado durante estos últimos meses y lo he invitado a quedarse nuevamente con nosotros un par de meses.
No es cierto...
¿Por qué después de tantos años ha decidido volver?