Las olas rompen contra las rocas de la costa, están lejos, solo se las oye como un murmullo.
Miro el horizonte con el océano infinito extendiéndose a mi mis pies, todo se ve por lo bajo, miro mi vestido, se encuentra lleno de volados, color pastel con tiras blancas.
Sin embargo no dejo de caminar, tengo los pies descansos, y una de mis manos esta ocupada rodeada por la de alguien mas, se siente tibio y envolvente. Alzo la vista, y es mi madre, su pelo juega con el viento mientras observa la costa, sus ojos se anclan en la cúpula de la catedral mas cercana. Mientras, la campanas suenan anunciando la misa.
- Princesa – escucho llamarme por la espalda. Es la voz de mi padre, acompañada por el chapoteo de la orilla bañada en sal mientras Tiamat hace su trabajo.
Mi madre se detiene junto a mi, y ambas nos volteamos a sonreírle, Ahí esta mi padre, con su porte impoluto y su cabello castaño perfectamente arreglado, debo de tener no mas de seis años, ya que lo veo inmenso frente a mi.
Se agacha y me da mis zapatitos, los cuales entran en la palma de su mano. Los tomo con los dos dedos y luego se vuelve a poner de pie, toma a mi madre de la cintura continua la caminata con nosotras en camino a la iglesia.
A la siguiente campanada todo se desvaneció y desperté de golpe, me encontraba en el auto de Santos, recién estacionado frente a Suquía.
- Llegamos – anuncio mientras me tomaba suavemente del hombro para despertarme.
- oh, perdón – digo presionándome la cienes rogando no haber roncado minutos antes.
- Esta bien, es tarde- contesta con una sonrrisa divertido y la mirada cargada de ternura.- lo que si tengo suma curiosidad por lo que soñabas.
- Por que?
- Balbuceas dormida sabias?
Me sonrroje a mas no poder, mientras le contemplaba asustada
- y, que dije? -
- No tengo idea, eso sonaba completamente ilegible. Que soñaste?
- Solo... recordaba cuando mis padres me llevaban a misa.
- Que pesadilla
- No, no, era un sueño agradable, sucedía antes de llagar a la catedral. Había un playa... - divague observando la guantera con la mirada perdida.
- Eres católica?
- No precisamente, soy mas bien agnóstica , sin embargo la fe es lo ultimo que se pierde.
- Ya veo...
- y tu?
- Yo ni siquiera estoy bautizado.
- Pero bajo ninguna religión?
- No, mis padres querían que lo decidiera de adulto.
- Y lo decidiste?
- No necesito decidir, estoy vivo, metido sin motivo alguno en este planeta, eso es todo lo que cuenta.
- Y nunca sentiste curiosidad?
- Por la muerte? No, ya me enteraré lo que hay ahí cuando pase al otro lado.
- Ya veo...
- Si e tenido curiosidad por algunas religiones por sus costumbres y rituales. En su mayoría siempre tuve mas interés en la Budista , Musulmana , y e india. Pero nunca me han convencido del todo.
- Y la católica?
- Una vez de pequeño les pedí a mis padres ir a misa.
- Y que te respondieron?
- Mi madre me pregunto por que, y les dije que quería saber que pasaba allí, y que todos iban menos yo . A lo cual... ella sin mediar palabra nos vistió con ropa formal y me acompaño hasta la puerta de la iglesia. Una vez llegamos allí se quedo parada y dijo que entrara solo, que luego ella pasaría a recogerme en cuanto el sermón terminase.
- Jajaaj , que genial.
- Si... en cuanto salí de allí y volví a encontrarme con ella, me pregunto que me había parecido.
- y que le dijiste?
- Que quería ir a tomar helado
En ese momento Santos salió del auto del auto y abrió mi puerta. Caminamos hasta puerta de la casa recorriendo el patio con mesas de la entrada de Suquía, una vez llegamos el se dirigió a la barra.
- Quieres una caipiriña?
-No veo por que no- dije sentándome en el sillón del living.- Como nos organizamos para ... dormir?
- Hay dos habitaciones, la antigua habitación de mis padres y la de syveriano y yo . Tienes para elegir. - Y bien? Brasil esta siendo de su agrado?
- Si... absolutamente, suelo preferir los paisajes mas montañosos y nevados, pero las playas de aquí son bellísimas.
- Si, de que parte de Argentina vienes?
- De Buenos Aires, Capital federal.
- Oh , mi abuela materna vive en Buenos Aires , Pero en Vicente lopez, la visitábamos de vez en cuando.
- En el bajo de Vicente lopez?
- Si, cerca de la estación entre los bares de temática pariciana. - Se acerco con dos caipiriñas en cada mano y se sentó a mi lado.
Tome la copa entre mis dedos , Nos miramos con complicidad y dimos un primer sorbo a la vez.
Al cabo de media hora ambos ya estábamos algo entonados, nos reíamos de cualquier estupidez y nos hundíamos en el sofá entre las carcajadas. Santos se levanto y encendió una viejo tocadiscos, coloco un vinilo de rock and roll y me invito a bailar, entre un intento de seguir el ritmo y sujetarnos para no caer de la embriaguez , quedamos cara a cara.
- Gracias...- dije entre una risa tonta y concentrándome en mantenerme de pie. - Estas... haciendo todo esto por mí y... - en ese momento Santos sello su boca con la mía. Lo primero que se me ocurrió al ser acallada de esa manera fue sonrreir mientras me aferraba a su nuca y el a mi cintura. En cuanto nos separamos me miro sorprendido y algo avergonzado.
- yo... lo siento, fue... un impulso, no quiero sobrepasarme.
-No, esta bien..- Respondí tomándolo de las mejillas y devolviéndole el beso.
Continuamos besándonos pero echándonos sobre el sillón. El tomándome por la cintura y yo sosteniéndome sobre su pecho, de repente eche a reír mientras besaba él dedicaba un camino de besos desde mi mentón hasta mi clavícula, y en cuanto menos me lo espere caí dormida sobre él.
Sentí su pecho agitarse, con la respiración entrecortada por una risa mientras acariciaba mi cabello. Se levanto del sillón y me tomo en brazos, luego me llevo la cama de sus padres.
Luego de depositar un beso en mi frente abandonó la habitación.
Me desperté de golpe varias horas después. El reloj de la mesa de luz frente a mí marcaban las cuatro de la mañana. Sentía la garganta algo seca. Rcordé lo sucedido en mi estado de embriaguez, pensé en Santos, era agradable pasar el rato con él. Era atento, y astuto, con una sonrisa embriagadora y ojos profundos que me hacían estremecer cada vez que me hablaba. Me dedique una media sonrisa al recordar aquel beso. Pero me carcomía la vergüenza el echo de haberme desplomado dormida sobre él, pensé en disculparme, pero luego descarté esa opción. De todas maneras, lo cierto es que el se había comportado como un caballero al no avanzar más. Aquello hablaba muy bien de él. Esperé volver a dormirme, pero por más vueltas que diera no lo logre.
Mis ojos cansados distinguieron un papel brillante sobre la mesita. Era una foto, la tome y la acerque para distinguirla mejor. En ella se encontraban quienes parecían ser Noel y un hombre, pero no era su marido, había fotos del matrimonio en las paredes de la casa. Y Este joven no era la misma persona, Intente hacer memoria de las personas nombradas en las cartas que recibí para analizar. Pero no lo reconocí su rostro con ninguna descripción.
En la imagen se encontraban tomados de la mano y mirándose con ternura. Ella era por lo menos diez años mas joven que él . Llevaba un vestido suelto y el cabello enrullado sujeto por un broche. El sin embargo se veía mas formal y algo bohemio. Llevaba una camisa , una boina negra y un chaleco. Los pantalones enroscados hasta las rodillas, ya que se encontraban en una playa. Pero no era una playa de Brasil, e incluso me era familiar, pero donde?
Di vuelta la foto, en la esquina derecha podía leerse "Donde alguna vez recordamos y amamos. Salvador" en una letra clara y fina.
Salvador... No me sonaba haber leído antes su nombre en ninguna de las cartas de Noel que poseía entre las cajas que me había enviado Sanchez.
Mientras la observaba con detenimiento los parpados me comenzaron a pesar de nuevo. Guarde la foto en la mesa de luz y me dedique a intentar dormir otra vez.