camaleón ¹ • taekook

WTFangirl tarafından

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❝ A él le llamaban "camaleón". ❞ Kim Taehyung descubrió al verdadero chico camaleón; una persona totalmente d... Daha Fazla

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" rhampholeon "
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WTFangirl tarafından

"Azul Acero"

Estoy enfermo, lo siento.

El mensaje se envió casi instantáneo ante el delicado contacto entre el tembloroso dedo de Jungkook y la pantalla de su celular.

Hace una semana atrás había comenzado el mes de junio, y con él el verano.

Eran las tres de la madrugada con dos minutos, y él se encontraba removiéndose entre sus sábanas con la respiración pesada, como si a su habitación se le hubieran desaparecido las ventanas.

El mensaje que acababa de enviar a Taehyung no le preocupó que éste no lo mirara en ese mismo segundo, pero sí para cuando despertarse por la mañana. Porque él no llegaría a la clase, y estaba seguro de eso.

Jungkook tenía fiebre.

Tosió con la garganta adolorida y volteó su cuerpo para alcanzar la botella de agua que yacía cerca de su lámpara apagada. No quería prender las luces, Jungkook pensaba que era sólo una fiebre y que pronto recobraría el sueño perdido y se despertaría por la mañana, que todo era parte de un engaño creado por su organismo para jugarle una mala pasada. Y eso a Jungkook le inquietaba. No quería ni imaginarse enfermo y ausentarse a clases. Jungkook nunca faltaba a una. Pero viendo por donde van las cosas, ya creía hasta en el karma.

Tragó algo de agua y volvió a derretirse en el mundo creado entre sus sábanas. Un desastre.

Inspiró y exhaló, y volvió a repetir la secuencia, sintiéndose desfallecer. No sabía porqué le sucedía todo aquello, y de pronto sintió un nudo en la garganta.

—Maldición...

Tosió y se sobresaltó ante lo rasposa que se demostró su muy adolorida faringe. Apretujó fuerte entre sus dedos la blanca sábana que le cubría su sudoroso cuerpo y observó el techo de su cuarto. Maldijo una y otra vez, haciendo pucheros de pura angustia y negó severamente con su cabeza. Sus cejas se arrugaron y volteó su cuerpo a la otra pared.

Nada, no había solución alguna ante sus delirios.

Una doliente lágrima amenazaba lastimera a salir de los preciosos párpados de Jungkook, y éste se abstuvo, mordiendo su labio.

Solo esperó a que milagrosamente el sueño se apiadara de él...

Taehyung se había despertado temprano ese día, pues ya le era costumbre. No le parecía ningún problema el llegar temprano ahora, siendo así, se convirtió afortunadamente en un buen hábito.

Gracias a Jeon Jungkook.

Por ese mismo motivo, Park Jimin también tuvo que amanecer como tempranero para ayudar a su amigo a ir a la universidad. Con una sonrisa forzada por el cansancio que se eliminaba al instante al ver a Kim con un buen ánimo.

La responsabilidad y Kim Taehyung ahora eran sinónimos y buenos amigos.

Al llegar al salón de clases y acercarse a su lugar en aquella sala, la sonrisa que traía con él durante todo el camino a la universidad fue decayendo lentamente al ver el puesto que ansiaba estar ocupado por esa persona vacío.

Sin mucho que comentar se acomodó en la sala y se encogió de hombros, sin apartar la mirada de aquel lugar donde se supondría estar un castaño chico, cerca de la ventana.

Suspiró profundamente y casi chilló al toparse con una reconocida cara frente a sus ojos.

—Así que te he asustado... —rió el pelinegro con los brazos cruzados, sentándose a su lado, obstruyendo la visual hacia el puesto del castaño.

—Sí, no me digas —bromeó sarcástico el de cabellos acaramelados, inclinando su cuerpo para obtener alguna pista del lugar que miraba.

—No estás de buenas hoy, eh —reclamó su amigo. Volvió la mirada a su bolso oscuro y sacó un lápiz y una libreta, abriéndola para comenzar a trazar líneas aleatorias—. Estás distraído.

—¿Sí? —fingió desinterés, sacando de su bolso un lápiz y empezando a jugar con él en la mesa, girándolo.

Jimin le observó un segundo en busca de un atisbo de mal humor, y luego comprendió al mirar un asiento en especial vacío. Hizo una mueca de disgusto y se compadeció.

—Él no está aquí, Jimin.

—¿Sabes porqué? —preguntó preocupado, recibiendo una negación como respuesta— ¿Y no te ha dicho nada sobre su falta?

—¿Decirme algo?

—Sí —frunció el entrecejo—. ¿No te ha llamado o ha dejado algún mensaje? ¿Nada?

Taehyung alzó la mirada y ésta se iluminó, esperanzado. Buscó su celular y luego de desbloquearlo encontró lo que anhelaba.

Un mensaje de texto.

Abrió la aplicación y lo leyó.

Jungkook
Estoy enfermo, lo siento.

La respiración pareció estancarse y un pesar cayó sobre sus hombros. Lamió sus labios, angustiado e intranquilo.

—¿Te dijo algo? —escuchó la voz de su amigo.

—Está enfermo...

—¿Enfermo? —Taehyung asintió sin apartar los ojos de la pantalla— ¿Qué tiene? ¿No te dijo...? —el chico negó. Jimin suspiró, sintiendo su pecho apretujarse. Se acercó al celular de su amigo y analizó la pantalla— Mandó el mensaje a las tres de la mañana... —exclamó por lo bajo y volvió a recibir un asentimiento del otro.

Taehyung se sentía inútil. Quería estar junto a él y ayudarle, cuidarle, pero viendo las circunstancias en las que estaban era difícil acudir.

Sin más espera, mandó a sus dedos teclear una respuesta.

¿Enfermo? ¿Qué tienes?

¿No quieres que vaya a verte...?

Si no quieres, está bien. Pero de verdad quiero...

Estoy preocupado.

Exhaló despacio y continuó, viendo la hora en la esquina superior de su pantalla y dándole una mirada al solitario asiento.

Háblame si me necesitas.

Estoy aquí.

Con su corazón más tranquilo guardó su celular y esperó a que sus clases dieran comienzo.

Se sentía inconforme con solamente comunicarse con el castaño chico por textos. Esperaba hacer algo al respecto, pero ni siquiera sabía la dirección a su hogar. Además, existía la posibilidad de que la hermana de Jungkook estuviera allí, y él todavía no se había presentado apropiadamente con ella. Qué problemático era todo.

Una pelinegra hacía presencia en la clase, dirigiéndose al puesto junto a la ventana y sorprendiéndose del extraño vacío a su lado.

Jeon faltó.

Sus cejas se enarcaron y Jimin respondió a sus dudas, contándole que el chico estaba enfermo y no podían hacer mucho por él.

Dahyun abrió sus labios formando una "O" de pura sorpresa. Jungkook no había faltado a ninguna clase desde que éstas dieron principio.

Sin nada más que plantearse y comentar, se dedicó a prepararse para la clase matutina y mirar con pesar el asiento a su lado derecho.

Y sin poder evitarlo, miró a Kim Taehyung.

Éste se veía en su propio mundo, hundido. En blanco, como la libreta encima de la mesa la cual debería estar acumulándose en notas. La clase ya había comenzado de todos modos... Y Kim Taehyung ni siquiera parpadeaba para desquitar la mirada de la gran ventana a su izquierda.

Y fue ahí, en aquél momento en el que se le ocurrió una idea.

La pelinegra preparó un pequeño trozo de papel y trazó diversas líneas en él. Lo arrugó y adaptando su visión a una distancia aceptable, discretamente lanzó la bolita de papel a los cabellos de Kim Taehyung.
Éste, desconcertado ante la acción, miró al remitente de la diminuta bola de papel y encontró a Dahyun intentando comunicarse con algún tipo de lenguaje de señas. ¡Desdobla!, comprendió finalmente.

Y así lo hizo.

Sus ojos se abrieron grandes y un jadeo de impresión amenazó con salir de sus labios. Tapó su boca con su mano y sus ojos se dirigieron de nuevo a la pelinegra, sin embargo ella ya no le estaba prestando atención.

Mordió su labio inferior y guardó el papel en su bolsillo trasero para luego dejar escapar una sonrisa.

Jungkook sintió unas patas paseándose por su cama y sonrió dichoso. Suspiró y amplió una sonrisa al ver a su gato frente a sus ojos. El castaño parecía una oruga, cubierto de múltiples mantas en la cama y encogiéndose por los delirios que emitía su cuerpo. De pronto las caricias que su gato le ofrecía no parecían consolarlo. Con su mano derecha buscó y palpó en busca de su celular, encontrándolo victorioso. Era consciente de los mensajes que le habían llegado, y asimismo, del remitente de éstos.

Desbloqueó su celular para visualizar.

Taehyung
¿Enfermo? ¿Qué tienes?

¿No quieres que vaya a verte?

Si no quieres, está bien. Pero de verdad quiero...

Estoy preocupado.

Háblame si me necesitas.

Estoy aquí.

Jungkook hizo una mueca. El mensaje había sido enviado antes de empezar las clases. El castaño acababa de terminar con su intento de siesta y eran las ocho y media; el día estaba recién comenzando para Jungkook.

No quería salir de la comodidad de su cama, pero no tuvo más opción que hacerlo para poder abrir las cortinas de su habitación. Un potente sol le impidió abrir sus ojos y lastimero se quejó. Un súbito escalofrío recorrió sus huesos, y mordió su lengua para no castañear. Estaba sudando frío.

—Qué rayos... —empezó a objetar en su cabeza miles de dudas sin respuesta mientras se dirigía al baño. Se lavó los dientes y luego se miró al espejo. Estaba pálido— Esto... —miró las ojeras bajo sus beldades y luego a sus casi inertes manos— Esto... no parece una simple fiebre.

Sus músculos empezaban a doler, así que fue a la habitación luego de haber mojado un poco su cara con una toalla mojada, tibia. Se sentía terrible y extraño.

Sus pasos se detuvieron en la puerta. Observó fulminante un punto inexistente en el piso. —Estoy adolorido y sudo frío. Tengo fiebre —balbuceó incrédulo a él mismo—. No siento hambre, pero sí sed —sus dedos se afirmaron con firmeza en el umbral de la puerta. Tragó duro. Alzó su mirar y a la lejanía vio sus cuadernos y libros de estudio, y dudó en acercarse a hojearlos un poco para tener certeza en lo que describía. Su auto-examinación carecía de complementación, pero él estaba seguro de lo que rondaba por su cerebro. Y si lo estaba, no necesitaba de tales cosas. Se tenía a él mismo y su autenticidad competente—. Tengo gripe —afirmó finalmente.

Sí, Jeon Jungkook, estudiante de medicina, había pronosticado su primera gripe.

—¡Dahyun...! —llamó antes de que ésta se fuera del establecimiento.

La pelinegra alzó un ceja y se acercó al chico que la llamaba. Éste se encontraba un tanto eufórico, o al menos eso pensaba la chica.

—¡Kim Taehyung...! Quería hablar contigo —dijo.

—Dime Taehyung; deja las formalidades —sonrió cordial a la chica. Ella rió. Taehyung abrió la boca para poder hablar.

—Sobre lo que te dí en clases, yo iré primero.

El mayor la cerró con ojos estupefactos, pasmado por ese comentario.

—¿Eh?

—Quiero... hablar sobre algunas cosas con él... —su mirada cayó en sus zapatos, jugando con las cintas desabrochadas.

—Oh, ya veo... —rascó su nuca. De pronto retrocedió unos centímetros de la pelinegra y su semblante se volvió vacío. Su sonrisa se convirtió en una línea recta— Iré otro día en ese caso. Los dejaré tranquilos entonces...

—¿Qué? —preguntó de golpe la chica, alzando brusca su mirada.

—Necesitan privacidad, así que...

La pelinegra arrugó su ceño y volvió a acortar la distancia entre los dos para que éste pudiera escucharla claro.

—Sea lo que sea que estés pensando, no lo es —dijo. Taehyung se inmutó— Jungkook y yo no tenemos ningún tipo de relación amorosa o algo por ese estilo... Simplemente... Necesito conversar de algo con él —el mayor alzó una ceja inquisitivo— No es nada de tanta gravedad, así que no sobreactúes —le empujó graciosa el hombro con su índice. Taehyung rodó sus ojos. Jungkook parece haber cogido confianza con su compañera de asiento, pensó el de almendrados cabellos.

A pesar de ser uno de los primeros amigos cercanos del castaño, era increíble como en un período tan corto de tiempo el chico había hecho más amistades que él mismo en toda su corta vida, y no sabía cómo describir sus emociones ante eso. ¿Estaba envidioso? ¿Triste? ¿Quizá un poco celoso? No lo tenía definido, pero absolutamente la felicidad tronaba.

Se encontraba extrañamente ansioso y nervioso frente a la puerta de Jeon Jungkook, era inevitable. Dahyun le había ordenado no mostrarse hasta que se le diera la señal para poder adentrarse hasta los aposentos del castaño. La había seguido durante todo el camino a casa de Jeon, con Jimin a sus espaldas dirigiéndolo. El chico se despidió con algo de prisa luego de llegar al hogar de Jungkook, pues tenía que cuidar de su hormonal hermano en su casa.
Después de todo, Dahyun y Taehyung habían planeado venir solamente ellos dos a casa de Jeon Jungkook. De todos modos, si Jimin quería acompañarlos se hubiera quedado con ellos, pero a causa de sus deberes de hermano mayor, no se le fue posible. Se lamentó no poder visitar también al amigo castaño.

Taehyung se detuvo a pensar; Dahyun de alguna forma sabía la dirección de Jungkook. Ese hecho lo tenía dando vueltas por su cabeza, constantemente. ¿Era normal?

La puerta se abrió. Dahyun no le permitía ver bien lo que sucedía más allá de la puerta, pero el sonido de la puerta siendo abierta le era suficiente para saber quién la había abierto.

—Jungkook —moduló la chica, impaciente y con nerviosismo, petrificada por el estado que mostró el chico—. Hola...

—D-Dahyun... —parpadeó incontables veces y luego se reincorporó— Hola... ¿Cómo... tú?

—Quería hablarte de ello. No vine sola... —mencionó, dando a entender que esa era la señal de Taehyung para presentarse. Jungkook se congeló al verle— Estábamos preocupados por ti.

—¿Preocupados?

—No respondiste a mis mensajes; ¡pensé lo peor! —se alarmó el mayor.

—Ya, hyung... —se quejó el chico.

—Nos... —Dahyun comenzó a jugar con sus dedos— ¿Nos dejarías entrar, Jungkook?

El chico se tomó unos segundos para contestar. Nunca había dejado entrar tan comúnmente a una persona a su casa, y nunca jamás lo habían venido a visitar otras caras a excepción de las que ya reconocía, borrosas.

La espera concluyó y asintió con la cabeza, apretando más el agarre que le tenía a su manta abrigando su espalda. Los chicos se abrieron paso y entraron, cerrando la puerta tras ellos. Taehyung se acercó a Jungkook y le observó melancólico.

Todo en Jungkook gritaba en un color azul acero. Un color enfermizo, lúgubre. Sin vida...

—Luces terrible.

—Lo sé.

—Deberías ver a un doctor —recomendó la chica.

—Soy mi propio doctor.

—Aún no, cabezota —se cruzó de brazos aguantando la risa— Ahora, me gustaría entablar una pequeña charla contigo, Jungkook... —le observó fijo— ¿Podemos...?

—Ah... Yo... —titubeó pestañeando con rareza, como si se sintiera fuera de lugar. Irónico— Sí. —Dahyun comenzó a morder inquieta su labio inferior y apretar el bolso que caía por su hombro. Taehyung solamente pudo preocuparse; estaban dejándolo aparte. Parecían estar en su propio mundo, y ello le incómodo en demasía. Le hacía sentir fuera de aquel círculo amistoso, pero se tragó las ganas de huir y se mantuvo en el lugar. —Hyung. Puedes quedarte en la sala de estar y esperar si quieres... —recomendó el menor.

—¡Sí! ¡Sí...! Claro... —respondió destruyendo los atados que crecían en su cabeza.

Llevó sus manos a las ruedas para girarse a la sala de estar, pero se sobresaltó al sentir como otras manos lo dirigían.
Giró su rostro para ver tras de él.

—Te llevaré yo.

Taehyung sonrió embobado ante la dulzura inexplicable que emanaba el castaño chico. Amable.

El mayor le dio una rápida mirada a cada cosa que observaba al pasar, y disimuladamente se prometió que las apreciaría con más detenimiento cuando el chico se retirará de la sala.

—Volveré pronto para poder estar contigo.

—Bien.

El castaño le regaló una pequeña sonrisa y giró su cabeza presuroso. Suspiró y continuó sintiendo ese dolor en sus músculos al moverse por la sala hasta alcanzar a Dahyun. No quería por nada del mundo que Taehyung viera sus ojeras de cerca, no quería que viera su palidez, su debilidad, su dolor y exhaustividad.

Subió las escaleras con dificultad junto a la chica y caminaron hasta la última habitación del pasillo a mano izquierda. La madera crujía por cada pisada que daba y la puerta rechinaba al ser abierta. Dahyun no comentó mucho en su mente al ver la habitación de Jungkook. Era muy simple. Y al ser así, le agradó. Se acercó a la ventana mientras sentía como el chico se sentaba al borde de su cama tras su espalda. Miraba por la ventana y analizó afuera de ella. No tenía ninguna vista a su casa.

—¿Cómo supiste dónde vivía...? —escuchó.

Admiró como una familia de pequeños pájaros se acurrucaban en el nido de un cercano árbol frondoso, y cerró los ojos.

—Vivo al frente —respondió con calma sin darse vuelta—. Somos vecinos... —aunque no pudo escucharle emitir una respuesta coherente, pudo imaginarse la plena reacción en su cara— Parece una ironía —rió.

—Si lo dices así —carcajeó bajo.

Algo en Dahyun despertó, y su frente decayó al recordar. Suspiró pesadamente.

—No sé si lo sabes —comenzó trazando caricias a la madera en los bordes de la ventana—, pero Mark... —el pecho de Jungkook se alteró al oír el simple nombre de aquel chico. Recapituló el momento exacto en el que Vernon y BamBam compartieron una conversación por la mañana. Ese día que amaneció con Taehyung luego de un mal sueño. Tragó duro— se irá de la universidad. Y... Sé que no lo conoces del todo, pero de todos modos te ibas a enterar; el rumor se expande como humo.

La pelinegra se volteó y observó la mirada del chico por el suelo.

—¿Lo conoces...?

—La realidad es que sí lo conozco... —se abrazó a sí misma, apartando ligeramente sus ojos del chico y reclinando su cuerpo en la ventana a su espalda— Lamento haberte dicho que no lo hacía cuando te conocí, es solo que... no me acomoda hablar de mi hermanastro tan libremente cuando parece estar pasando por algunos ratos atareado. Además, no se ha contactado con ninguno de la familia y creemos que algo sospechoso puede estar ocurriendo—Jungkook no quitó sus ojos de ella, incrédulo— Mamá fue la primera en enterarse de todo esto.

—Es tu hermanastro... —la chica asintió lento— Y... ¿Es él de algún modo "importante"? ¿Por qué estamos hablando de él exactamente...? No lo entiendo...

Los ojos de Dahyun se abrieron grandes. —¿No se te hace conocido? —Jungkook negó— es un tipo bastante popular por la universidad... Es... Es un tipo de pelo negro y... delgado. Lo reconocen por su guapo rostro. Usualmente le gusta vestir de prendas a cuadros o rojo —el castaño parecía tener una idea de quién estaban hablando, creyó verlo en alguna parte, y se asustó— ¿No se te hace conocido? ¿Ni un poquito? Lo que te diré creo que está muy relacionado con lo que estamos hablando, pero creo que es amigo de Jae —y eso dió en el clavo.

Jungkook se levantó de la cama, ignorando los dolores en su cuerpo y se inmovilizó. No sabía si podía existir alguien más pálido que él en ese momento, pero eso era lo de menos.

Jungkook reconocía a Mark.

—Creo que ya lo captaste —dijo la pelinegra—. El mundo suele ser pequeño y diminuto, Jungkook. Pero puedo jurar por Dios que yo también sentí que te vi en algún momento de mi vida anteriormente, e ignoré tu cara en ese entonces —se acercó al castaño dejando el peso de sus brazos caer a sus costados— Pero no lo haré ahora que te tengo frente a mí. Tampoco ignoraré todo lo que sufriste en silencio por Jae.

—¿Qué tratas de decirme? —se inquietó y la miró con sus ojos fuera de órbita como su cordura.

—Tengo el presentimiento de que la ida de Mark afectará gravemente a Jae —fue al grano sin más rodeos—, y tú sabes el efecto de acción y reacción que puede causar en Jae. El aún no sabe de Mark últimamente, y te echará toda la culpa a ti por el simple hecho de--

—¿Cómo es que sabes eso? —el castaño tomó sus hombros y sus ojos saltaron del miedo— ¿Alguien más sabe lo que pasó ese día?

—No —afirmó con rapidez—. Y-Yo fui la única persona a la que Mark recurrió para contarme todo. Y yo no debería estar contándote esto... —bajó su mirada, ocasionando que sus oscuros cabellos ocultaran parte de su rostro— Pero no puedo evitar sentir ese odioso coraje al saber que no pude hacer nada para evitar lo que tuviste que resistir, Jungkook... —el nombrado no tenía palabras en su boca, y su corazón de pronto dió un vuelco en lágrimas al sentirse repentinamente cálido ante las palabras de Dahyun. No sabía exactamente porqué, pero sentía que existía una conexión entre él y Dahyun. Y una luz dentro de él le decía que quizá, podía crearse la mínima posibilidad de comenzar una buena amistad con la chica. Eso pensaba Jungkook— Yo no pude hacer nada...

—Está bien, Dahyun. Ese día ya es parte del pasado...

—Lo sé, pero si hubiera sabido el tornado de cosas que sucederían luego de ese miserable encuentro...

—Ya... —intentó frenarla— Dejemos eso de lado —le sonrió, acercando tímidamente su mano a los cabellos para apartarlos del rostro de Dahyun.

—¿Cómo... es que puedes mantener tu sonrisa luego de todo lo que pasaste? —preguntó con un tono envuelto en tristeza.

—Tú de verdad no sabes por todas las demás cosas que tuve que pasar en mi vida —le volvió a sonreír, esta vez con pena.

—Quiero ser tu amiga, Jungkook —la mención de este comentario dejó en blanco al chico y alejó su mano—. Quiero protegerte de lo que pueda pasar ahora, porque me siento culpable de lo que pasó hace un tiempo atrás.

—¡No tienes la culpa de nada!

—Además —continuó sin importarle las interrupciones del castaño—, quiero ser el apoyo familiar que Mark nunca tuvo. Quiero que esté tranquilo con la decisión de irse de la universidad, sea cual sea su motivo... Quiero que no vuelva a experimentar la pena que sintió alguna vez. Yo de verdad quiero ser una buena hermanastra.

Jungkook amplió su sonrisa. La bondad y tolerancia de Dahyun eran grandes como su corazón.

—Yo también quiero ser tu amigo.

Dahyun vio ese deje de esperanza en los preciosos cafés ojos de Jungkook, y su sonrisa la contagió.

—¿No quieres seguir hablando de esto, no? —Jungkook negó y se sentó de nuevo a la orilla de su cama— Entonces podemos dejarlo hasta aquí.

Las sonrisas no se esfumaron de la habitación, y Jungkook no pude creer en lo pequeño que era el mundo. Dahyun tenía razón.

El día de hoy, al fin descubrió el nombre del chico que vio en un tenebroso pasado, y la relación que tenía con su nueva amiga. Nueva amiga, eso sonaba tan bien en su cabeza.

Dahyun terminó yéndose al rato después, luego de despedirse de los chicos para cruzar la calle y luego entrar a su casa. Taehyung no pudo evitar que su boca se abriera por estupor. Jungkook rió divertido ante la escena.

En este instante, Taehyung acababa de terminar una llamada con Jimin y se encontraba con un Jungkook cubierto de abrigos y mantas en el sofá, abrazando sus piernas.

—¿Qué te dijo?

—Que vendrá por mí en un rato más.

El semblante de Jungkook empeoró. —Siento no poder aprovechar el tiempo contigo estando aquí.

—Hey, no te angusties por eso —se inclinó sobre su peso para extender su brazo, alcanzando los cabellos del castaño y revolverlos— Estoy aquí ahora; eso es lo que importa.

Jungkook sonrió.

—Me siento muerto, pero vivo al mismo tiempo —bromeó—. ¿Puedes creerlo?

—¿Puedes ser gracioso en momentos como estos? —Jungkook rió— Será mejor que te hidrates antes de que mueras por deshidratación —el menor lanzó un quejido en la sala. Fue el turno de Taehyung para reír ahora.

—De verdad me siento de lo peor. No tuve la oportunidad de verte en la mañana y ¡aún peor! ¡Me ausenté a clase! Y estoy seguro que no iré en varios más... —alegó.

—Te daré mis apuntes.

—No puedes...

—Claro que puedo. Quiero —se corrigió el mayor.

—No entiendo porqué haces todo esto por mí... Yo no he podido hacer nada por ti a cambio —mencionó el castaño con un tono ronco y depresivo.

Recibió una mirada intensa de Taehyung, y se estremeció.

—No puedes decir que no has hecho nada por mí cuando has hecho de mi vida un giro en trescientos sesenta grados —Jungkook se congeló. ¿Qué era todo esto?— De verdad no sabes todo lo que me has cambiado, Jungkook.

—¿Es normal?

Los labios de Taehyung se curvaron grandes.

—Supongo.

Los dedos de Jungkook iniciaron un juego entre ellos inconscientemente.

—Sabes que no sé nada de lo que ocurre a mi alrededor. No puedes culparme de algo que no sé si no he tenido amigos como tú. Esto es nuevo para mí... —continuó quejándose. Taehyung se atragantó con su propia saliva y comenzó a reír escandalosamente— ¿¡Qué hice!?

—¡Nada! ¡Es solo...! —apenas podía pronunciar correctamente— Fue muy tierno, maldición... —cubrió su rostro con las palmas de sus manos.

Jungkook se encontraba boquiabierto. Sin poder impedirlo, le lanzó una almohada en la cara.

—¡Ay!

Se cubrió hasta la frente con sus mantas y se giró en el sofá para darle la espalda, abrazando más fuerte sus piernas.

—Estúpido.

Taehyung no paraba de reír complacido.

Un suspiro salió por sí solo de sus labios, y se acercó al tumulto de marrones mantas que había en el sofá. Las abrazó.

—Siento avergonzarte, bebé —recibió un codazo y se aguantó un quejido de dolor—. Para estar débil y enfermo, sí que tienes fuerzas para golpearme...

Lo escuchó bufar y rompió el abrazo, sólo para mantenerse más cerca de lo que la espalda de Jungkook le permitía.

—Me haces bien, Jungkook —sinceró rascando su mejilla—. Siento que eres una persona increíble, y no hace falta que te lo repita tantas veces porque creo que ya lo sabías —agrandó su sonreír mirándole, a pesar de que éste no le estuviera viendo para nada—. Eres distinto a los demás, y pienso que eso es genial. Te hace... único —tras el calor que empezaba a acumularse en las mantas, Jungkook sintió ahogarse en el calor de aquellas cálidas palabras. Sacudió su cabeza en negación, como si no creyera lo que oía—. Y lo único que espero desde hoy y siempre, es que todo salga bien entre nosotros —los ojos del mayor se centraron solamente en lo que vendría siendo la cabeza de Jungkook. Algo en su interior palpitó con alegría—. Te quiero, Jungkook...

¿Qué?

El mundo de Taehyung paró su movimiento, al igual que sus pulmones.

Jungkook se volteó ágil y quitó las mantas que le cubrían para encontrarse inesperadamente cara a cara con su mejor amigo. Narices casi rozando.

Un jadeo de sorpresa quiso escapar de Taehyung, pero nada salió. Ningún suspiro, ninguna acción, ningún latido. Estaba estático.

¿Qué?

El sonido de un celular interrumpió el singular momento que se creó en aquel salón.

—Debo irme —se precipitó a abrazarle y retroceder con sus ruedas para alejarse lo más posible del menor.

—Oh.

—Nos vemos, Kook. Mejórate pronto —sonrió apresurado y se dirigió a la salida por su propia cuenta, sin esperar por Jungkook. Éste aunque no lo admitiera del todo, le dolía el cuerpo, y comenzó a sentir ligeros escalofríos al no mantener las mantas en su espalda. No sería tarea fácil pararse a caminar.

—Gracias, hyung... —bajó su rostro para luego volver a elevarlo en alto. El celular dejó de sonar. Ya no había rastro del mayor en la sala de estar— ¡Cuídate tú tam- —la puerta de entrada resonó fuerte a la lejanía— -bién...!

Jungkook suspiró con desconcierto.

Taehyung tenía una mano cubriendo su boca. Estaba sudando.

¿Qué?

¿Qué era todo esto?

—Oye —escuchó frente a él—. ¿Listo para irnos?

Taehyung desvió su mirar a un punto sin definición. Su respiración era irregular y se sentía exaltado. Nunca le había ocurrido algo parecido, ni en lo más mínimo. Agradeció infinitamente no permanecer dentro de la casa. Juró que si seguía allí, se desesperaría por completo. O al menos de eso estaba seguro.

También estaba seguro de que algo más había ocurrido allí dentro, pero no se encontraba en el mejor momento para descubrirlo.

Pasó sus dedos por las hebras de su cabello y separó sus labios.

—Qué mierda...

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