El laberinto en el que estoy es inmenso,
tantas opciones hay,
a mi izquierda y derecha
pasillos sin y con final.
He recorrido todo
y aún no puedo escapar,
es como que todo cambiara
en un simple pestañear.
La falta de luz me impide ver,
hace que me recorrido se retrase,
me debo sostener de las murallas
para no caer nuevamente.
El suelo ya he tocado muchas veces
y de ahí no he podido pasar,
quién sabe...
hasta el infierno podría ser mejor que este lugar.
Aquí no se ve nada,
tal vez de vez en cuando solamente,
pero eso no basta para avanzar,
aunque un centímetro igual cuenta.
Mientras más avanzo
las oscuridad expande mi ceguera,
la luz a mis espaldas
no es lo suficiente resplandeciente.
Mis brazos cansados no ayudan
y para qué decir mis piernas dañadas,
tantos golpes han sufrido
que no sé cómo me mantienen pie.
Una pequeña luz aparece
al final del pasillo en que estoy,
entrecierro mis ojos
esperando que no sea solo una alucinación.
Con las pocas fuerzas que me quedan
intento avanzar hacia ella,
pero ya tarde es cuando me doy cuenta
de que mi cuerpo cayó al suelo.