Habia pasado una semana, quería hablar con Marcelo. Aunque tambien reconozco que no es lo mejor, pero quisiera darle una oportunidad, se lo merece.
Agarre mi celular y le marque.
—Bueno, Marcelo.— dije.
—Hola Cinthya Lima— contesto.
Me quede muda, no supe que decir.
—¿Como estas?— dije.
—Bien, ¿para que me hablaste?
—Necesitamos hablar, ¿quieres?
—Estamos hablando, ¿sabes?
—En persona.
—Esta bien, si quieres te espero donde tu digas.
—En mi casa en dos horas.
—De acuerdo.
Colgo, uy que frio.
Pero lo entiendo. Mi gato estaba en mi cama, jugando. No puedo evitar recordar la vez que Alfonso me lo regalo. Realmente lo extraño, y no lo puedo olvidar. Y aun conservo todo lo que le di y el boto.
Y bueno, sigo sin recibir una respuesta a mi carta, falta un par de meses para que el regrese, y la verdad que nose que vaya a pasar pero estoy nerviosa.
(...)
Estaba con Sandra estudiando para unos exámenes, aunque mis pensamientos estaban en otro lugar. Realmente deseo ver a Cinthya de nuevo, poder hablar claramente de todo. A mí parecer somos maduros ya —principalmente yo necesitaba madurar— necesito decir todo lo que siento, decirle lo que siento por ella desde bastante tiempo, y que la distancia no me hizo olvidar.
—Cinthya...—susurre.
—¿Qué dijiste?— Sandra preguntó, no supe en qué momento deje de pensar en mis adentros.
—Nada Sandra, una tontería.
—Ah— sonrío, estoy salvado— lose, Cinthya es una tontería—se mostraba molesta.
—¿Qué?
—Eso, acaso crees que estoy sorda. Oí claramente el nombre de ella. Es en serio, piensas en ella cuando yo soy tu novia—se puso furiosa.
—No Sandra, no es así, oíste mal. Tú eres lo más importante en este mundo para mi— soy un idiota solo la lastimare.
—No soy estúpida. Sabes que, me voy. Gracias por hacerme sentir mal, porque teniéndome a mi, prefieres pensar en alguien que solo te hizo daño y que ¡ni le importas!
Se levantó, me dejó aventado un libro. No la detuve solo quise que se calmara.
Agarre el libro y en ella encontré folletos de universidades. Me sorprendió, habíamos acordado que al terminar de estudiar la preparatoria volveríamos a nuestro país. Creo que tiene miedo que al llegar a allá, prefiera a Cinthya y la dejé.
Que es cierto, eso lo pienso.
Fui corriendo para encontrar a Sandra y hablar de esto. Quizá estaría en su dormitorio, llegué y estaba en la entrada sentada en los escalones llorando, de verdad solo le hago daño.
—Sandra...—volteo a verme, se notaba desecha.
—¿Ahora que? Vas a terminar conmigo, ¿Cierto?
No sabía que decirle, solo atiné a abrazarla.
—No...
—¿Porque no te he oído decir mi amor, mi niña? Soy tu novia...
—Lose, y en verdad lo siento.
—Aun quieres a Cinthya, es eso.
—No, claro que no. El tiempo me hizo olvidarla... y bueno darme cuenta de lo maravillosa que eres.
Medio sonrío, se limpio las lágrimas.
—Entonces, si de verdad me quieres a mi, te pido una sola cosa.
—¿Qué cosa?—pregunte angustiado, solo espero que no tenga nada que ver con los de folletos de universidades aquí en Chile. Ella solo me miró, analizando me.
—¿Seguro que aceptaras?
Trague saliva, tenía que hacerlo. Ella me quiere. Quizá está sea la señal de que debo estar con ella, y Cinthya y yo nunca debemos estar... juntos...
—Claro que si Sandra.
—Bien... lo que quiero es quedarme aquí. Y estudiar la universidad aquí, y no volver hasta terminar de estudiar la universidad a dónde se encuentra Cinthya. Es más si es posible regresar cuando tú y yo estemos casados.
(...)
Estaba nerviosa por lo que estaba a punto de hacer. Marcelo, es un gran chico, es un niño atento, es guapo, es comprensible... o solo quizá...
Tocaron el timbre corrí enseguida a abrir. Ahí se encontraba Marcelo, esperando a que dijera algo.
—¿Puedo pasar?— pregunto.
—Adelante.
Pasó y se dirigió a la sala.
—¿Estas sola?
—Si, papá está en trabajo y Florencia está con su novio.
—Bien, ahora de que hablaremos.
Estaba nerviosa. Cómo decirle a alguien a quien rechacé que ahora sí quiero intentarlo.
—Cinthya, ¿Entonces?
—Eh... Bueno quería disculparme de lo que hice la semana pasada, eres un niño increíble. Vale mucho la pena en muchos aspectos...
—Pero del que no sientes nada, porque Alfonso sigue en tu corazón. Se nota, con una llamada logro lo que yo no he logrado. Hacer que te emociones...
—Olvidemos a Alfonso, dejo de importar desde ya bastante tiempo. Me alteró esa vez porque lo odio, sabes que pasó y bueno, solo quiero dejar eso en el pasado.
—No Cinthya eso crees pero no es así.
Me acerque a él, le agarre la mano y sonreí.
—Es en serio, solo necesitaba tiempo.
—¿Para qué?
—Para comprender todo, y ver qué debo mirar hacia futuro. Vivir nuevas cosas.
—¿Alfonso está fuera de esos planes?
Asentí.
—Quiero conocerte más, quiero intentar algo contigo.
Se notó sorprendido, pero en su rostro vi alegría.
—¿Hablas en serio?
Sonreí, me acerque a él, lo tenía tan cerca pude oler su loción, una loción que me hacía recordar a Alfonso, demonios, otra vez él...
Levanté la vista, Marcelo me gana como por 15 centímetros. Tome su rostro, me puse de puntitas y lo bese, bien está vez yo tomé la iniciativa.
El correspondió al beso, vaya realmente besa tan rico, eso hay que admitirlo. Me pego a su cuerpo, bueno al menos me haría adicta a sus besos. Me rodeo con sus brazos, se sentía tan bien...
—Cinthya...—se separó.
—Si...
—¿Quieres salir conmigo mañana?
Sonreí tímidamente.
—Acepto.
Sonreímos, y nos volvimos a besar.
(...)
—Entonces no, quieres volver a México. Quieres volver con Cinthya.
Dije un tanto molesta, no iba a permitir que Alfonso volviera justo donde la estúpida de Cinthya se encuentra.
—Sandra, habíamos quedado en volver y...
Lose, lose lose. Pero ya no me parece algo bueno.
—No Alfonso, no quiero porque se que te perderé.
—No pasará. Pero por favor volvamos.
No Alfonso, y si es necesario te tendré que chantajear, pero yo no pienso volver. Lo que me costó tenerte, como para que te pierda.
—Esta bien, entonces adiós. Gracias por hacerme sentir mal.
Me fui de ahí dejandolo. Se que accederá a mi petición.
(...)
3 semanas después.
En conclusión Marcelo y yo hemos iniciado una relación formal, la cuál Dania no acepta, porque sabe que no siento nada por él. No la culpo tiene razón. Pero en este tiempo, ha hecho que no recuerde a Alfonso en tanto tiempo. Así que con eso es suficiente, con eso me doy cuenta del bien que me hace estar con él.
Ahora solo es cuestión de esperar a que Alfonso regrese, y darme cuenta que no me afecta. Que nunca me afectó. Y se dará cuenta de lo feliz que soy.
(...)
—Sandra, por favor déjame pasar te tengo una respuesta.
Casi enseguida la puerta de su dormitorio se abrió. Salieron sus compañeras de cuarto. Pase y estaba acostada en la cama.
—Bien te escucho y espero que sea bueno.
—Esta bien, Sandra...
—Se dice mi amor.
—Mi amor, nos quedaremos a estudiar aquí, espero que veas lo mucho que me importas. Y que el pasado quedó atrás.
Me abrazo y me besó.
—Gracias por hacerme tan feliz mi amor, te amo.
Solo sonreí y la abrace...
(...)
Un mes después...