Unos minutos después de que Jeonghan volviera a la sala, apareció una enfermera a informales que la mujer se encontraba muy débil y mucho no era lo que podían hacer por ella frente a los dolores.
Con calma y mucho cuidado les explicó que no tenían la certeza de cuanto tiempo de vida le quedase, pero les recomendaba que la vieran en caso de que su estado empeorase dentro de las próximas horas. En palabras reales quería decirles que se despidieran porque moriría pronto. Joshua asintió educadamente, mientras el mayor a penas la miró. Parecía como si estuviese ignorando al mundo, mirando un punto dijo.
Luego de avisar a la familia mediante un mensaje, el menor se levantó para caminar, dio algunos pasos hasta notar que su ex novio no lo seguía, estaba ahí con la mirada perdida en la nada. Caminó devuelta y tomó su mano derecha entre sus dedos, entrelazándolas.
- Vamos – dijo suave.
Cuando Jeonghan estuvo de pie, beso suavemente su muñeca, notando su piel fría y tensa.
Caminaron lentamente hacía la habitación, el castaño casi se encontraba arrastrando, al contrario. Una vez frente a la puerta removió su mano para traerlo a la vida, ganándose una mirada llena de confusión. Dentro la vieron sobre la camilla con un montón de tubos y cables alrededor, con sus ojos cerrados, y otra enfermera yendo y viniendo por la pequeña sala.
- Puede escucharlos – dijo en un tono bajo, como si temiera despertarla o algo así – me llaman cualquier cosa, estaré afuera – tomó algunas cajas sobre una base de metal y Salió.
Joshua se sentó en la silla a su derecha, en silencio la observó, el color de su piel había cambiado, se encontraba más pálida y con un ligero tono gris. Echó un vistazo a Jeonghan quien aún cerca de la puerta, también la observaba, tenía el semblante de alguien que no durmió en días, las ojeras profundas y la mirada ida.
- Está bien, puedes hacerlo – los ojos de Jeonghan se giraron como si volviesen a la vida, parpadeando desorientado.
En ese momento la mujer abrió sus ojos con dificultad y lo primero que pudo ver fue a su hijo, parado a unos metros de su cama. Sonrió o eso intentó, más bien sus labios se movieron a penas un poco.
- Hannie – dijo con la voz apagada, casi inaudible.
- No hables – abrió los ojos en grande al escuchar su voz débil, con rapidez de acercó a la camilla, pero aun así se mantuvo a una pequeña distancia.
- P-puedo – dijo antes que una ola de tos apareciera.
- L-llamo – se giró a la puerta y volvió su atención a ella. Su voz temblaba, se veían tan vulnerable, como un niño a punto de romperse. Su madre negó con los ojos cerrados y estiró su mano, intentando alcanzar la de su hijo que se encontraba rozando el metal blanco. Jeonghan estiró su mano y la atrapó con suavidad – aquí estoy – la mujer volvió a sonreír cuando la tos desapareció - ¿necesitas algo? – negó con los ojos aun cerrados.
- A ti – Jeonghan se acercó y enterró sus dedos en el cabello de su madre con suavidad, dio un pequeño masaje y luego contorneo su rostro con los dedos. La mujer abrió los ojos, encontrados por primera vez con Joshua, quien tenía los ojos húmedos, conteniéndose de no soltar un río de lagrimas.
- Hey – dijo con un tono ligeramente amistoso – amigo – miró a Joshua con orgullo.
A pesar de su dificultad para hablar, sus ojos podían expresar lo que quería decir. Ellos le decían que etaba feliz de verlo ahí.
- Hola señora Yoon – su voz salió quebrada, teniendo que aclarar su garganta a mitad de la oración. La mujer estiró su mano, llamando la del castaño, quien de inmediato se entregó al tacto
Con ambas manos enlazadas soltó un - Feliz – en un susurro. El mayor se acercó y besó su frente con cariño. Hubiese deseado haberlo hecho mil veces antes de que volviera demasiado tarde.
Luego de otro ataque de tos la mujer tomó aire y volvió a hablar, respiraba con dificultad y su tono era muy bajo, pero al menos era descifrable lo que les decía.
- Promesa – abrió los ojos y los observó a ambos. Era como si hubiesen copiado esa mirada y la hubiesen pegado en ambos hermanos, una mirada gentil y dulce, pero a la vez fuerte – se amarán y cuidaran – tomó aire cansada – aunque no sean novios – ambos se miraron con tristeza. Ahora Joshua comprendía aun más el porque del recelo de su ex novio con la muerte.
- Lo haremos – El castaño lo miró seguro y asintiendo, prometiéndoselo también a él. Luego besó la frente de la mujer, queriendo llevarse su aroma y su esencia por ultima vez.
- Regalo ahora – observó a Joshua con los ojos brillosos - una canción – el menor sonrió nostálgico, eso casi era una tradición, incluso sabía sus canciones favoritas, para él sería un honor.
Con suavidad comenzó a entonar un melodía, mientras la mujer llevó ambas manos al pecho y las unió con las de ella, oyendo con sus ojos cerrados. Cantó toda la canción sin olvidar ninguna palabra, mientras la mujer soltaba pequeñitas lagrimas de los ojos, su hijo le acariciaba el rostro.
Unos minutos después de que terminaba su tercera canción, el celular del castaño comenzó a vibrar en sus pantalones, comprobó quien lo llamaba << Hye>>
- Es tu hermana, vuelvo enseguida – prestó atención en Jeonghan buscando su aprobación – ¿puedes? – Jeonghan asintió – bien, no me demoraré – volvió a besar la frente de la mujer y salió.
Cuando el castaño desapareció, el mayor rodeo la cama hasta llegar a una mesita con un ramo de flores y un dibujo al costado, lo tomó entre sus manos para observarlo mejor. En el dibujo se encontraba la familia tomada de manos con sus nombres escritos; papá, mamá, yo, abuela, tío Han, tío Shua. No aguantó más y algunas lagrimas comenzaron caer por su rostro. Sin embargo, rápidamente hizo el intento de parar con el río en su cara, para que su madre no lo notase.
- Dino te ha hecho un dibujo – habló entusiasta, dio media vuelta y lo colocó a la vista. La mujer sonrió y luego le hizo un gesto para que se acercase. Caminó, le entregó el papel y su madre lo pegó a su pecho, miró a su hijo buscando su mano para tomarla.
Un momento más tarde Jeonghan se recostó en el pecho de su madre con suavidad, mientras ella le acariciaba la cabeza, volvió a llorar en silencio, pequeñas lagrimitas se le escapaban por los costados.
- Se feliz ya – Jeonghan asintió – te aman, cuídalos. Tu hermana, mis nietos – pausó - y a él – en su pecho respiró profundo al oírla – aun te ama – al oírla soltó casi todo el aire de sus pulmones y otro poco de lagrimas.
- Te amo mamá – en su reencuentro hablaron mucho, casi de todo, hasta se pidieron perdón uno al otro, pero esa frase precisamente hacía mucho tiempo que no se lo decía – gracias – respiró profundo nuevamente – no quiero que te vayas – soltó un fuerte sollozo por primera vez – no te vayas por favor - la abrazó un poco más fuerte, cerrando los puños con un poco de tela entre sus dedos.
- Te acompañaré siempre - lo apretó suave entre sus brazos - te amo hijo – besó a penas la coronilla de su cabeza.
Al oír ruido del otro lado y ver las sombras acercarse, se levanto del pecho de su madre donde había estado los últimos minutos. Tomó su mano entre las suyas y escaneó por última vez a su madre, la mujer se encontraba sobre la cama con los ojos cerrados y respirando a penas. Se limpió las lagrimas con la mano derecha, luego llevó la mano de su madre hasta sus labios y besó el dorso de esta por ultima vez.
La puerta se abrió dejando entrar a Hye y Jihoon junto al castaño.
Hablaron por un tiempo, hasta que Jeonghan se excusó para salir por un momento, eso sin antes acercarse a su madre nuevamente . La abrazó con cuidado y susurró en su oído <<buen viaje>> la mujer ya casi ni hablaba y abrió a penas sus ojos para mirarlo partir.
A la salida vio a su cuñado conversando con el doctor, así que, caminó fuera de la clínica buscando algún lugar solitario donde respirar.
Muchos pensamientos le rondaban en la cabeza en ese momento, acompañado de una sensación de vacío en el pecho. La muerte y la despedida, es algo que simplemente no soporta, no entiende y lo odia. Pero a la vez se sentía aliviado, más bien orgulloso de haber llegado hasta ese momento. La muerte ya no tenía el mismo efecto en él, de eso estaba seguro, pero en este caso era diferente, porque a pesar de toda su historia, era su madre, la mujer que le dio la vida.
Encendió un cigarrillo y lo consumió con rapidez, encendió otro e hizo lo mismo. Un par de minutos después de apagar segunda colilla, mientras relajaba su cuello tenso mirando hacía el cielo, sintió unos brazos cálidos envolverlo en un abrazo, siendo impregnado por el olor del castaño al instante, su aroma favorito en el mundo.
Ninguno habló.
El mayor decidió dar media vuelta cuando oyó los sollozos a su espalda.
-Lo siento – dijo a penas. Jeonghan no entendió por qué lo sentía.
Pero los motivos estaban relacionados a muchas cosas, sentía llorar y no ser fuerte como él, sentía que estuviera perdiendo a su madre, sentía la vida que le había tocado, eso y más.
El mayor puso ambas manos en los costados de su rostro y acercó su frente, se miraron con los ojos cargados de tristeza, para finalmente unir sus labios, primero una roce suave y luego un poco más profundo. No era un beso como los de siempre, este era suave y apenas se estaban tocando, como si quisiera curarse de tanto dolor. Y a pesar de que aquello no fuese posible, sintieron su pecho un poco menos frío con cada roce.
No supieron cómo, pero en un abrir y cerrar de ojos, Jeonghan se encontraba tomando su rostro luego de sentir un fuerte golpe en la mandíbula . A penas pudo ver quien era cuando sintió otro golpe en la cara, y otro. A su vez Joshua sintió un peso fuerte en la espalda y a su exnovio ser arrancado de su lado, todo pasó en cuestión de segundos.
- Maldito bastardo – el mayor escuchó una voz gritar. Tenía los ojos hinchados por el llanto y ahora por los golpes, a penas veía – hagamos esto de una vez.
- ¿Qué mierda te pasa Jun? ¡Estás loco! – saliendo de un estado de shock pudo recién hablar el castaño, viendo como iba por su cuarto golpe, ahora en el estómago. A penas estaba dimensionando la situación, todo había resultado demasiado rápido – Hey déjalo, basta, lo vas a matar – volvió a llamarlo mientras se ponía entre ambos, desesperado empujando a Jun lejos de su ex.
Jeonghan con el rostro ensangrentado se limitó a ver los golpes acercarse, sin protegerse.
- Y hasta lo defiendes – gritó empujando su pecho, queriendo llegar a su objetivo.
- Deja. Hazlo, lo merezco – habló el mayor escurriendo sangre por la boca y abriendo sus brazos para recibirlo – vamos, no me defenderé, golpeame lo más fuerte que puedas - Jun tiró otro golpe que penas le rozó, logrando que Joshua se colocase más firme.
- Me tienen harto los dos – dijo sacado de sí – miserable – se dirigió a Jeonghan antes de lanzarle un escupe por sobre el castaño, que por suerte no le llegó del todo – infeliz. Te encanta esto, es lo que querías.
- Basta vamos – lo tomó de ambos brazos llevándolo hacía atrás - no es el momento, tienes que irte ahora ya ¿no entiendes? – Jun ahora lo miraba con el rostro lleno de rencor, dolor y lagrimas cayendo por sus mejillas – vete Jun, vete ahora – dijo casi saliéndose de control.
- Poco hombre, cobarde - pegó con ambos puños en el pecho de Joshua dos veces, sin hacerle daño.
- Hey ¿Qué sucede? – Jihoon con la cara pálida se lanzó sobre su primo al verlo lleno de sangre - ¿Que pasó aquí? – miró a Joshua en busca de respuestas, quien sostenía las muñecas de Jun entre sus manos.
- Iré a dejarlo, quédate con el un momento por favor y comprueba que esté bien – miro a su exnovio por ultima vez, pero este se veía perdido. Sintió lastima, pena, se sintió la peor basura del mundo.
- No terminé – se removió Jun en medio de los brazos del castaño - hijo de puta - gritó.
- Me hartaste, vayámonos antes de que llegue la policía y caigas preso estúpido – con toda su fuerza lo empujó entre sus brazos sacándolo del lugar - ¿qué mierda se te cruzó por la cabeza? - continuó hablando a lo lejos.
Jihoon luego de verlos marcharse se volteó a ver su primo, quien se sostenía la nariz evitando que más sangre cayera.
- ¿Pero qué mierda pasó? – se acercó y le levantó el rostro.
- No es obvio – hablo brusco – tengo que irme de aquí, ahora – empezó a caminar pero Jihoon volvió a tomarlo del rostro, esta vez con ambas manos.
- No. necesitamos limpiarte, vamos dentro – hablo serio. Jeonghan negó con la cabeza – no puedes irte – dijo firme mirándolo con los ojos llenos de lagrimas diciéndole todo – no ahora.
- Se ha muerto – dijo a penas dejando de hacer fuerza. Miró para todos lados y a la nada a la vez - murió - repitió mirándolo a los ojos. Jihoon guardó silencio.
Y ahí finalmente soltó todo el llanto y la pena que llevaba conteniendo en su organismo.
Jihoon tuvo que tomarlo entre sus brazos para que no cayera al suelo al verlo como se desvanecía mientras lloraba. A penas lo agarró y por la poca fuerza, ambos cayeron al piso. Jeonghan lloraba como un niño entre sus brazos o como si no hubiera llorado en años. Mientras a penas lo consolaba con caricias y lagrimas en los ojos.
Al volver a la clínica casi una hora más tarde, de golpe se encontró con la noticia y cero rastros de ambos primos. Joshua se sentía terriblemente culpable.
Llamaron con insistencia durante toda la madrugada y la mañana siguiente, los buscaron en el departamento del más bajo sin tener éxito, confirmando mediante el conserje que siquiera aparecieron durante la madrugada de aquella noche por el lugar.
Desaparecieron así, sin más.
Devastados y sin noticias de Jeonghan, siguieron cada uno de los procedimientos y se prepararon para el velorio.
No eran una familia muy extensa, pero si llena de amigos y cercanos. Todos preguntándose por Jeonghan.
¿Dónde estas Jeonghan?
- ¿Cómo que desapareció? - Seungkwan se tomaba la cara al enterarse - ¿así de la nada? – el castaño no hablaría de lo que pasó la noche anterior, eso solo complicaría las cosas. Su pecho dolía, se sentía extremadamente culpable y triste.
- Va a aparecer – Vernon le masajeaba la espalda a su mejor amigo, reconfortándolo – ustedes saben cómo es él, es impulsivo y necesita su tiempo, pero va a volver – miró a través de los ojos del castaño dándole fuerza - ¿sí?
- Es cierto va a volver – Wonwoo besó la cabeza de su amigo con rapidez – ya es hora de irnos – avisó mirando el reloj.
Juntos llegaron hasta el lugar que ya se encontraba adornado con varias coronas de flores. Hye y la familia de Seokmin se encontraban ahí, pero nada de Jeonghan.
Durante la ceremonia Hye dio unas palabras, dentro de lo esperado se le veía calma, mientras hablaba se quebró un par de veces, pero continuo bien. Salvo cuando nombró a su hermano, simplemente no se pudo contener. Joshua pensó, que tenía que contarle lo que ocurrió, eso quizás la haría comprender mejor su ausencia.
Sin embargo, el menor se sorprendió al oír su respuesta.
Mientras le acariciaba el rostro con dulzura y le regalaba una mirada compresiva, debido a todo lo que le costó contarle la historia, ella le dijo ''Él no hubiese asistido, aunque nada de eso hubiese pasado, tu no tienes la culpa de nada cariño''. Joshua sintió que casi se reía de él. No quiso preguntar el por qué estaba tan segura debido al contexto en el que se encontraban, pero si ella lo decía, así debía ser.
El último día de esperanza para Joshua apareció su actual novio, que al parecer ahora era su ex. El castaño se sorprendió al verlo ahí tan temprano en la mañana, el enojo inicial ya había desaparecido, dentro de todo tuvo una reacción esperada. Aun se sentía terrible con toda la situación, pero no era más que un poco de karma, para ambos.
- No quería incomodar a nadie, simplemente quería disculparme – habló con la cabeza gacha – con Jeonghan – habló luego de un momento. Joshua palmeó su hombro dándole a entender que estaba bien, que sus intenciones eran las correctas.
- Él no está – aclaró su garganta antes de continuar - no sabemos cuándo vuelva, pero gracias de todos modos – Jun elevó el rostro por primera vez, parecía un cachorro asustado – sabrá de tus intenciones luego – Jun asintió.
- Bueno, lo siento mucho - intentaba mirar todo alrededor, menos sus ojos.
- Yo también lo siento Jun – ambos guardaron silencio, era un funeral, no era el momento para decir mucho. El castaño elevó su mano y le acarició la mejilla por un segundo – no te sientas culpable, hablamos luego ¿está bien? – Jun asintió y se marchó.
Y cuando ya no quedaba tiempo, ni esperanzas, Jihoon con un traje negro impecable cruzó la puerta del lugar, ganándose varias miradas. Joshua pudo notar que a sus espaldas caminaba alguien, el castaño se levantó de su asiento de golpe al velo, pero se dejó cae al instante, era Seungcheol.
- ¿Dónde está? – se lanzó sobre él sin dejarlo dar un paso más. El más bajo lo miró cauteloso, dando un paso hacía atrás de puro instinto.
- No lo sé – se encogió de hombros, temiendo ante la mirada de su amigo, una que jamás había visto – se fue, desapareció por completo, no sé dónde mierda se metió.
Me dolió el alma escribir este capitulo.
¡¡Atención quedan solo dos capítulos para el final!!