No me lo voy a poder perdonar jamás, yo... lo hice, si lo hice, y él jamás me ha dejado olvidarlo, ni el maldito tiempo permitirá que algo así suceda. Asesino, mil veces maldito que ha traído desgracia a la familia desde el momento en el que se gestó en aquel útero falso de, según sé, la única persona que me amo lo suficiente o fue increíblemente caprichosa como para dejar que yo siguiera creciendo, desgarrando todo a su paso.
El tic-tac del reloj de caoba que se encuentra en el despacho del abuelo es lo único que me tranquiliza, saber que este seguirá corriendo y en cierto momento yo tendré que irme, como lo hizo él, y sé que a nadie le importará, mucho menos a mi padre; aquel ser que me desprecia con toda su inexistente alma aunque compartamos los mismos genes, esos mismos ojos verdes añorantes que tenía cuando era humano, ya que no puedo decir nada de su sangre porque esta no corre más en sus venas.
Mi nombre... mi nombre no importa mucho, pero es algo que cuido recelosamente es lo único que me recuerda que una vez fui amado ya que fue cuidadosamente seleccionado exclusivamente para mí con mucho cariño por parte de ese ser que me dio la vida, y a cambio... yo se la arrebate. La peor maldición, el mayor pecado, quitarle la vida a aquel que te la da. Es por ello que desearía no haber nacido, ya que yo estoy maldito.
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Hola, soy Muse, así que no se me aloquen, comenzaré a subir aquí la historia y hasta que se ponga al par a la que está ya subida continuaremos con capítulos nuevos en las dos páginas (aun no puedo en Slasheaven, no sé por que). Eso es todo por ahora:
Besos con conejos.