Narra Mimi
-Mimi que dices, no porfavor vuelve a tu residencia- le dije tirando de la mano que agarraba la mía.
-No digas tontería si en verdad me apetece una hamburguesa-Respondió sonriendo y siguiendo el camino hacía la boca de metro.
No hablamos mucho por el camino, yo seguía pensando el Cloe y en lo que había pasado con Marina y yo sabía que Ana se sentía mal por que pensaba que estaba yendo con ella a Gran via a media noche por que me daba pena dejarla sola pero realmente me apetecía estar con ella y yo no soy una persona que le suela decir que no a una aventura.
-¿Sigues pensando en Cloe?- preguntó rompiendo el silencio que había en el vagón.
-Si y no, no se, me ha molestado pero se me está pasando el cabreo que tenía al principio- reí - también estoy pensando que tengo ganas de llegar y tomarme una hamburguesa-
Las dos reímos haciendo que algunas personas se diesen la vuelta a mirarnos. A Ana se le subieron los colores rapidamente y no pude evitar pensar que era una de la personas más bonitas que había visto en mi vida.
-¿Te gusta?-
-¿Quien?
-Cloe
-Eh a mi... Cloe, no no que va- dije reacionando rapidamente a lo que me acababa de decir, la verdad es que no sabía que decirle, es decir sabía que a mi no me gustaba Cloe pero nunca me lo había planteado, nunca nadie me lo había preguntado.
Se rió y se levantó extendiendo la mano para que se la cogiese.
-Se nos pasa la parada enamorada-
-No me gusta, me he quedado un poco cortada con la pregunta pero no- dije mientras saliamos del vagón -la quiero como a nadie pero no en ese sentido de verdad-
Rió aún tirando de mi hacía la salida -te creo tranquila-
Ahora era yo la que me sonrojaba, no solía hablar con muchas personas sobre mis pensamientos personales y que una persona me los sacase tan facilmente me estaba resultando bonito y me había dado miedo durante unos segundos pero cuando la miré sonriendome con su pelo liso sobre su cara todos los miedos que pudiese tener en ese momento se esfumaron.
-¿En que piensas?- Preguntó abrazándose a si misma cuando entramos en el frío ambiente de una Madrid navideña.
-En mi preciosa hamburguesa- sonreí dandolé mi abrigo.
-Que dices Mimi hace un frió que te pelas- dijo devolviendome el abrigo pero no lo acepté y ella puso una cara enfadada de lo más adorable.
-Ana llevo un polar, una camiseta y una camiseta térmica. Tu no llevas nada mas que una camiseta y esa chaquta vaquera, hazme el favor de ponértela- se la puse por encima de los hombros y ella se abrazó a ella.
Llegamos unos cuantos minutos despues al Mcdonalds, estaba bastante lleno para ser casi las 2 de las madrugada, nos sentamos en una mesa, yo fuí a pedirme mi hamburguesa y unos nuggets para Ana.
Pasaron horas antes de que el sonido de mi móvil nos interrumpiera la conversación, miré el móvil.
Llamada entrante
Mi bebe
-Cógelo, estará preocupada-
-No se lo merece- solté el movil sobre la mesa boca abajo.
-A ti te gustaría que ella te contestase aunque hubieses discutido Mimi-
Cogí el movil contestando la llamada sonriendo a Ana antes de levantarme y salir a la puerta a hablar con Cloe.
-¿Que quieres?
-¿Donde estas?- La voz de Cloe parecía un poco triste y agotada, no se si estaría así por mi o porque Marina y ella habían discutido, ahora mismo pensaba que sabía mucho menos de Cloe de lo que pensaba.
-¿Te importa acaso?-
-Pues sí me importa Mimi-
-Te voy a decir que estoy muy enfadada, que cuando me apetezca hablaré contigo y que no voy a llegar a la residencia hasta bien entrada la mañana asi que no te preocupes-
-No te puedes enfadar-
-Tengo todo el derecho, siempre te paso todas Clo pero hoy te has pasado. Ya hablaremos-
Le colgué sin esperar a que me contestase y entre encontranodome a una Ana medio dormida apoyando su cabeza sobre la pared. Miré que el reloj apuntaba tan solo las 4 y media de la mañana, me sentía mal por haberle pedido que se bajará a hablar conmigo y que ahora se estuviese quedando dormida sobre la pared del mcdonalds. Volví a coger el movil y le mandé un mensaje a Kibo por si por alguna casualidad estaba despierto.
-Kibo
-Estas despierto??
-Si estas leyendo los mensaje contestame
-es importante
Pasaron tres minutos y ya me estaba llamando.
-¿Que quieres ahora niña del demonio?- Tenía la voz ahogada y de fondo se escuchaban besos y me arrepentí de haberle dicho nada rápidamente.
-Veo que estás ocupado, mejor te dejo- hice el amago de colgar pero de fondo escuchaba los gritos de Kibo llamándome.
-Ya me puedes estar diciendo para que me has hablado, ya nos has cortado el rollo igualmente Rubi-
-Lo primero perdón, a ti y a tu acompañante y necesito una cama-
-Para ti mi piso ya está fuera de límites desde la última fiesta que montaste sin pedirme permiso-
-Kibo porfa, vamos al cuarto de invitados, solo me tienes que abrir la puerta y entramos rápidamente sin que nos veas si quiera-
-Como que vamos?- gritó como una adolescente en su primer concierto -Estás con la canaria esa que me contaste, ostia que te la vas a tirar y necesitáis una cama-
-No kibo no vamos a follar solo necesitamos un sitio donde dormir-
-Por que vienes con al chica esa, si no te mandaba a tomar por culo, cuando estés llegando dime y os abro-
Me despedí de él pidiéndole mil gracias y desperté a Ana. Le dije que íbamos a casa de un amigo a dormir y estaba tan cansada que ni siquiera rechistó.
Fuimos de la mano hasta la parada de taxis, durante el camino se quedó dormida de nuevo sobre mi hombro y no pude evitar apartar unos mechones que habían caído sobre su rostro. Llevaba mi abrigo que le queda enorme pero estaba preciosa.
Llegamos rápido y pagando al taxista Ana se fue despertando.
-Eso te lo debo- se estiró como si acabara de despertarse de la mayor siesta del mundo y subimos las escaleras de piso de Kibo. Toque la puerta y me abrió un chico más alto con el con el pelo castaño y barba, muy guapo.
-¿Ricky?- Dijo Ana mirando al chico que había abierto la puerta sin camiseta.
-¿Así que tú eres Ricky?- Le pregunte tímidamente -Lo siento por la alfombra-
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