Canción: Pink - What about us
Los sentimientos se arremolinan en mi interior, una mezcla entre tristeza y culpa, desde que salimos de la mansión no he dejado de llorar, de pensar en lo peor.
La felicidad dura tan poco, eres una tonta por creer en los finales felices - la voz de mi subconsiente me arroja con brusquedad a la fría y dura realidad.
- Te desobedecí de nuevo - es lo único que le digo a Bruno quien por todo el camino luce angustiado, sujetando mi mano, mirandome, tratando de no dejar escapar sus lágrimas. - Siempre te ocasiono problemas, ni siquiera puedo cuidar a mi bebé, tal vez sólo debería morir y dejar que el viviera.
Su expresión cambia, me mira incrédulo a lo que he dicho.
- Deja de decir barbaridades.
- Es la verdad, se que no estoy bien,escuche al médico decírtelo.
- Camila, no digas eso, basta por favor.
- Mi hijo estará mejor contigo.
-¿Cómo me dices eso? Yo mo puedo vivir sin ti ¿Qué haría solo con mi hijo?
- Ser feliz.
- No los perderé a los dos, ni a ti. ¡Camila!
- ¿Qué? - Digo en un susurro. Mientras me empiezo a sentir adormilada .
- No cierres los ojos - Su voz empieza a sonar en un profundo eco.
No se cuanto tiempo transcurre, pero puedo jurar que el camino al hospital se ha hecho eterno y largo.
Bruno corre de manera desesperada a la parte de urgencias, explica mi estado y me remiten al parecer a una camilla.
- Usted no puede ingresar - le dice una voz femenina.
- Déjelo por favor, es mi esposo, me siento más segura con él - pronucio a la mujer con las palabras entrecortadas.
- Esta bien.
Me ingresan a un cubículo diminuto, estoy aferrandome a las sábanas de la camilla, esperando lo peor o lo mejor.
Pasan la máquina por mi vientre, pero al parecer no hay ningún movimiento de el bebé.
¿Porque no lo hace? Es mi culpa, soy una idiota.
- ¿Porque no se mueve? - las lágrimas vuelven a aparecer.
- Sólo espere un momento.
- Bruno..mi hijo, nuestro hijo.
- Estoy aquí contigo, no pasará nada - susurra para calmarme, apretando mi mano.
- Ahí está, esta moviéndose.
- ¿Lo escuchaste? Sé esta moviendo.
Sólo me callo, no digo una palabra mis lágrimas se derraman, lo que quería. Escuchar era que mi hijo estuviera bien.
- Al parecer el sangrado es algo normal, en este caso tal vez ha estado expuesta a alguna situación estresante, aún el bebé no está listo para nacer, descanse los dos meses que faltan y todo saldrá bien.
- Grazie.Camila ambos están bien. Sólo fue un pequeño susto.
No le respondo nada, de hecho no lo hago cuando nos devolvemos a la mansión, después de cientos de cosas para poder salir del hospital.
- Dime algo por dio.
Me ahogo en la cama ¿La razón? Me siento culpable hasta la médula de lo que sucedió, me siento culpable y miserable de que todo esto haya sido por la estupidez de romper la regla de volver a casa.
- ¿Quieres hablar de lo sucedido? - su voz se vuelve a hacer presente, esta vez con más insistencia.
Niego con la cabeza, mientras me siento cada vez más hundida en esas sabanas, hundida en lo profundo de mi ser.
- No es tu culpa - pasa sus manos por mis cabellos.
Estallo en llanto, en el presiso instante en el que recuerdo toda la maldita sensación, en que recuerdo lo que le paso a ese hombre, en como estuve a escasos minutos de perder a mi bebé.
- Le falle a mi bebé.
- No es verdad, amore.
Me hago a un lado cuando intenta abrazarme.
- No hagas esto Camila - pide como súplica. - ¿Que quieres que haga por ti?
- Nada.
- ¿Qué puedo hacer para que estés tranquila?
- Bruno por favor...
- ¡Sólo dime! Iría al mismísimo infierno por saber que te pasa.
- Me siento cansada.
Como si entendiera lo contrario, Como si hacer lo opuesto estuviera dentro de sus acciones, lo hace, se acuesta a un lado mío y me abraza con fuerza.
- Te jure que si ese maldito tocaba a mi familia, conocería una versión de mi que jamás había salido y lo hará, conocerá de lo que puedo hacer.
- Ese hombre sólo arruina nuestra felicidad.
- Él no quiere nuestra felicidad, sólo quiere mi puesto.
¿Que vas a decirle ahora Camila? ¿Le pedirás que deje su puesto por ti? Conoces su vida y todo lo que lo rodea, conoces a tu esposo, sabes que lo único que lograría con eso es la muerte. Tu vida será la misma mientras sigas casada con él, convencete a ti misma de eso, aterriza en la realidad - la voz de mi subconsiente se pronuncia de manera alarmante ante lo que me ha dicho Bruno.
- No se lo des.
- Yo sé perfectamente lo que debo hacer.
¿Que es eso lo que no quiere decirme? ¿De qué se trata? ¿porque mi corazón me alerta de que cometará algo que saldrá mal?
- Bruno,no hagas nada que te coloque en riesgo.
- La palabra "riesgo" siempre está presente en mi vida, y la palabra "muerte" resalta con luces de neón.
- ¿Qué haras? ¡Merezco saberlo!
- Tú sólo tienes que estar en reposo, sólo eso.
No me lo dirá, como todas la veces que planea algo y no lo menciona. Así que me limito a hacer lo que los médicos recomendaron descansar, no salir de la habitación.
Me sentía extremadamente nerviosa, porque podía ver a ese hombre en cualquier lado de la mansión, su sombra me seguía, me causaba escalofríos el tan sólo escuchar su nombre.
Me causaba miedo, lo que Bruno estuviera ideando.
- Te traje el desayuno - dice entrando una pequeña charola.
- Gracias.
- Se que aún estas afectada por lo del bebé, prometo que será todo difierente. Desayuna, iremos a un lugar muy especial.
¿Salir? Sé suponía que guardaría reposo los dos meses siguientes.
Termino mi desayuno y me coloco en pie con su ayuda, subimos a uno de los autos y este nos conduce hasta el aeropuerto.
- ¿Y estas maletas? - Es lo que pregunto cuando veo a sus hombres sacarlas del baúl
- Viajaremos a Sicilia.
Me sorprendo con su respuesta, pero mi sorpresa aumenta cuando veo a Laurent parada en la puerta de entrada.
- ¿Qué hace Laurent acá?
- Vendrá con nosotros.
- ¿Serán vacaciones?
- Mamma quiere conocer a su nieto.
- Claro, Elisabetta se alegrará.
Subo junto a Bruno y Laurent, por el camino no dejamos de hablar de cuán avanzado esta mi embarazo y de las posibles cosas de bebé que compre si resulta ser una niña.
El camino a la casa de Elisabetta siempre ha sido rodeado de naturaleza, así que una parte de mi respira tranquilidad, esa tranquilidad que esperaba sentir.
- ¡Oh cara, que grande esta mi nieto! - resuena la voz de Elisabetta una vez me ve entrar en la mansión
- Ya sólo faltan dos meses.
- Estamos a tan poco de conocerlo. Bruno hijo, estas más apuesto que nunca, el papel de padre te queda perfecto.
- Mamma ¡ven acá! - dice abrazandola y elevandola en el aire, mientras ella sólo ríe y hace que la baje.
- Las habitaciones ya estan listas sólo es que los chicos acomoden las cosas.
- Iré a descansar un poco del viaje ¿Me acompañas cariño?
- Por supuesto.
Entro junto a Bruno a la habitacion, pero sólo mis cosas están en ella, busco con la mirada su equipaje y recuerdo que no subió nada con él.
- ¿Porque tus cosas no están aca? ¿No te quedarás?
- No - niega con la cabeza.
- ¿Porqué?
- Camila, estarás más segura aca con mi madre.
- ¿Qué hay de ti?
- Regresare a New York, sabes que deje asuntos pendientes con ese maldito.
- No, no de nuevo, por favor no te vayas.
- Un verdadero hombre protegeria a toda costa a su familia, inclusive de si mismo.
- ¡Te prohibo que te vayas!
- Lamento romper esa regla.
- Sólo faltan dos meses para que nazca.
- Ya lo sé, pero esto es lo mejor para los tres. Estarás aca con mi madre y con tu amiga.
- Yo sólo te necesito a ti.
- No creas que es fácil para mi hacer esto.
- Bruno... ¡Bruno! - le grito una vez sale de la habitación y lo sigo.
- Simone se quedara contigo.
- ¿Qué? No,Simone debe ir contigo. Simone dile que es una locura.
- Lo siento señora, pero no puedo ir en contra de lo que el don diga.
- He traído a alguien más para que estés segura.
- ¿Quién?
- Hola Camila - la voz de Mishenka sale de la nada.
- Se que eres bueno en lo que haces, he puesto mi confianza en ti - Bruno se dirige a Mishenka esperando que le de una respuesta.
- Lo pensarán dos veces para meterse aquí.
- Dime que regresarás - mi mirada se posa en él y en sus ojos azules que reflejan esta vez algo diferente.
- Cuida bien de mi hijo.
- ¿Porque me hablas como si te despidieras para siempre?
- Esto es lo mejor que puedo ofrecerte ahora - me abraza y me hundo en el hueco de su cuello, y por una fracción de segundos siento el tiempo eterno entre los dos. - Debo irme.
- No nos hagas esto - mis ojos se inundan y mi sentimientos de angustia regresan.
- Cuidala por mi, Simone.
- Lo haré don. ¿Tornerà? (¿Regresará?)
- Non penso che ciò accada ( No creo que eso suceda) - Bruno me da una leve vista acompañada de una sonrisa y se coloca en marcha a la salida. - Andiamo - le ordena a sus hombres.
- ¿Qué te ha dicho Simone?¿volverá?
- Él dijo que lo haría.
- Debiste ir con él.
- Nadie sabe manejar mejor las cosas que él.
Mi corazón se destroza, la sensación de que nada de lo que me ha dicho es cierto se cuela en mi sistema.
- Lo detendre.
- Señora quedese acá - Dice evitandome el paso.
- ¡Detenlo!
- Yo no puedo hacer eso, ni usted tampoco.
Y me quedo allí, impotente ante la situación, me quedo desecha y destruida, me siento peor que cuando se fue por esos tres meses.
La vida aveces suele ser tan cruel y drástica contigo, que cuando ves perdida cualquier oportunidad para ser feliz, lo único que te queda es aferrarte a la esperanza y eso es lo que hago, me aferro a ella.
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