Ojos de gato Sirio [La versió...

By mhazunaca

1.2M 66.6K 17.5K

Siendo un humano evolucionado, su curiosidad le va a llevar a conocer a los otros humanos, y a aprender sobre... More

Ojos de gato
Los nuevos humanos
Atrapado desde un inicio
Capítulo 1: Dos años antes...
Capítulo 3: Ciudad de humanos
Capítulo 4: Atrapado sin estarlo realmente
Capítulo 5: Espiando
Capítulo 6: Extraños comportamientos
Capítulo 7: La hermosa joven
Capítulo 8: La protegeré
Capítulo 9: Contra el tiempo
Capítulo 10: Misión o capricho
Capítulo 11: Lo que soy
Capítulo 12: Una noche especial
Capítulo 13: Un monstruo en mi interior
Capítulo 14: Tentación
Capítulo 15: Cosas de humanos
Capítulo 16: Nuevas sensaciones
Capítulo 17: Cargos de consciencia
Capítulo 18: En peligro
Capítulo 19: El anhelo de una vida en calma
Capítulo 20: Aprecio en un beso
Capítulo 21: Traición a todo lo que soy
Capítulo 22: Arreglando algunos asuntos
Capítulo 23: Resucitar
Capítulo 24: Explicaciones
Capítulo 25: Hacia mi hogar
Capítulo 26: Con ella
Capítulo 27: Complacer a mi dama
Capítulo 28: Mi compañera eterna
Capítulo 29: Hacia la capital
Capítulo 30: Besos y más besos
Capítulo 31: Encrucijada
Capítulo 32: Hacer un poco de amor
Capítulo 33: Una nueva vida
Capítulo 34: Secretos
Capítulo 35: Tocarla
Capítulo 36: A entrenar
Capítulo 37: Promesas
Capítulo 38: Tensión de la buena
Capítulo 39: Rescate
Capítulo 40: Una bella cita
Capítulo 41: El amor es ardiente
Capítulo 42: Un mensaje
Capítulo 43: Una noche caliente
Capítulo 44: Amenaza
Capítulo 45: Ataque
Capítulo 46: Te amo, por siempre
Capítulo 47: Pesadillas
Capítulo 48: Reviviendo
Capítulo 49: Recuperar el tiempo
Capítulo 50: Volviendo a la realidad
Capítulo 51: Vida o muerte
Capítulo 52: Nueva vida. Epílogo
Capítulo especial: ¿Playa? No, gracias
Ojos de gato Saga

Capítulo 2: Listo para todo

30.4K 1.4K 283
By mhazunaca

Corro por el bosque y Altair me embiste con fuerza. Rodamos y tosemos el polvo.

—¡Sirio, mantente alerta! —grita Orión mientras nos ponemos de pie.

—Pero debía fingir ser mi aliado —respondo confundido.

Altair ríe bajo mientras se sacude el polvo.

—Eso no tiene nada que ver —reniega Orión—, ya sabes que cuando estés con humanos no puedes confiar ni un poco en sus intenciones.

—Claro. Ha sido mi error, disculpe. —Vuelvo mi atención a lo que estaba haciendo.

Corro de nuevo, tengo que encontrar al venado al que le han puesto una prenda de humano atada al cuello. Lamentablemente hay más animales por ahí con más prendas, y no quiero saber de dónde las han conseguido, el objetivo es aprender a diferenciar el aroma de ellos. Los humanos huelen muy, muy diferente a nosotros y muy parecidos al mismo tiempo. Me está costando encontrar al venado indicado, olfateo a uno cerca pero no lleva la prenda con el aroma que busco, creo.

Detecto a Antares cerca y me detengo, está acechándome, pero no logro distinguir desde dónde, todo huele a venados y humanos, esto confunde mucho.

—Recuerda —dice detrás de mí—, los humanos no dudarán en matarte si te encuentran desprevenido —y se lanza, pero lo esquivo.

El aroma de Apus se hace presente en ese instante y este me cae desde otro costado, arrastrándome en la tierra.

—Los humanos tienen muchas plagas y enfermedades —me dice mientras me presiona contra el suelo—, sobre todo las famosas ETS, no sabemos qué significan esas siglas, pero te sugiero que no dejes que te toquen, niño.

Gruñe y me muestra los colmillos, hago lo mismo y le doy un sorpresivo golpe, sacándomelo de encima. Me pongo de pie de un salto y para mi sorpresa, detecto al fin el venado.

Corro lo más veloz que puedo, y los hermanos vienen también. Un venado se cruza en nuestro camino y el instinto salvaje despierta, algo que me ha pasado seguido últimamente, ya que han trabajado arduamente en hacerme más agresivo.

Me lanzo contra el animal mientras un salvaje gruñido se me escapa. Antares arremete primero y le rasga el cuello con una mordida antes de que yo pueda hacerlo. Apus se lanza al vientre y prefiero no seguir mirando pues el impulso de querer destrozar también al animal aun me recorre con insistencia.

Me lanzo a seguir tras mi verdadero objetivo mientras pienso seriamente en lo que estoy haciendo...

¿Está bien? Me he vuelto muy salvaje...


Logro cazar al venado con ayuda de Altair al final, y llevarle la prenda a Orión, a quien encuentro al lado de uno de sus hombres, este sangra y está de rodillas en el suelo. Respiro hondo, pues sé lo que ha pasado, y lo que puede pasar.

He visto a Orión matar antes, sin mostrar duda ni por un milisegundo, a evolucionados problemáticos o desterrados que eran una amenaza para el pueblo, según él, cosa que nunca me ha parecido justa. Aunque los guerreros que fallan se quedan sin honor, y eso hunde a su familia y a la descendencia que tenga, si traicionan, el castigo sí es la muerte.

—Sirio, qué bueno que vuelves, ¿conseguiste la prenda? —pregunta sin voltear a verme— Veo que sí. Grábate ese aroma, es del doctor Julio Gómez, uno de tus objetivos.

—Sí, señor.

Altair y los otros se nos unen, al ver la escena sonríen con malicia. A mi amigo ahora le divierte ver el sufrimiento de otros, él no era así, pero soy consciente de que yo también he cambiado en ciertas cosas con el pasar del tiempo.

—Ahora vengan —ordena Orión.

Me acerco, mirando al hombre que está postrado.

—¿Falló? —pregunta Altair.

—Así es. No logró conseguirme la información de los humanos que quería, ahora no sé qué edades tienen nuestros objetivos. Va a ser castigado.

Aprieto los puños, pero en parte me alivia que no haya traicionado, nunca me agrada ver gente morir.


Termino de enjuagarme el rostro con el agua fresca del río y suelto aire. Estoy casi listo para irme, y me preocupa fallar. Por alguna razón que desconozco, mi familia tiene su honor pendiendo de un hilo, y Orión dice que si yo lo arruino podrían desquitarse con ellos.


—¿Cómo has estado? —le había preguntado a mamá Orión una vez, cuando yo era más joven y me acompañó a casa, ya que me habían herido.

—Bastante bien, gracias —respondió ella de manera neutra.

Los miré a ambos de reojo. Se conocían, obviamente. Todos en el pueblo se conocían, pero todavía me preguntaba por qué los líderes le ordenaron a mamá dejar que me hiciera guerrero.

—Ve a casa —ordenó Orión.

Solo lo miré con algo de sorpresa, pero asentí enseguida en silencio y me fui... Por supuesto que no a mi habitación, sino a esconderme en donde pudiera al menos verlos.

—Se ha lastimado —murmuró mi madre.

Orión cruzó los brazos.

—Se va a lastimar muchas veces, acéptalo. La sangre que derrame limpiará tu nombre, así que agradécelo. —Mostró una sonrisa burlesca—. Y de paso, pídele a las estrellas que no se muera, ya que no tiene la sangre de guerrero.

Mamá arqueó una ceja.

—Mi hijo no va a fallar, vas a ver cómo te deja sin habla un día.

—Ya quiero verlo. Tan retadora como siempre, Enif. —Dio la vuelta, luego de reír fugazmente a labios cerrados—. Sí, ya quiero ver si lo logra...

Todo eso de la sangre de guerrero, y la descendencia, me intrigaba. Había escuchado un par de veces rumores entre los ancianos, que decían que yo no debía haber sido hijo de mi padre. Lo cual solo me molestaba más. ¿Acaso no era digno de él?


Regreso a la fogata en donde está Orión con Altair y los otros, cocinando a un venado, y me detengo al escucharles hablar,

—Ya cumplió los veinte y no entra en etapa de transición —reniega nuestro tutor—. Esto no puede demorarse.

Bajo la vista levemente. No puedo evitar sentir que hay algo mal en mí desde que me dieron a mis padres. Primero las dudas y rumores sobre si debí "nacer" o no, y ahora esto. La etapa de transición es entre los diecinueve y veinte, y yo sigo igual.

—De hecho, es buena señal —dice Altair—. Mientras más tarde, más fuerza y mejores genes, al menos eso se dice...

Orión suelta un bufido de burla.

—¿Mejores genes? —Se cruza de brazos—. No tiene los genes de un guerrero, su padre es un fiasco.

"Sirio se ha vuelto agresivo como él, ya no parece mi hijo", las palabras de papá vuelven a mi mente. Vaya, al parecer no soy suficiente para ninguno de los dos, pero si algo tengo bien claro es que mi padre es y siempre va a ser primero, sin importar lo que los líderes hayan decretado, así que me enfurezco.

—¿Hay algún problema con mi padre? —murmuro apretando los puños y acercándome.

Orión frunce el ceño.

—Ahí estabas. Los humanos llevan un par de años de ventaja ahora, investigando toxinas para desaparecernos dicen. ¿Cuánto tiempo más te vamos a esperar? Necesitamos detener esa investigación, hacernos de esa toxina y destruirlos a ellos mas bien.

Suspiro y vuelvo a bajar la vista.

—Podría ir yo —sugiere Altair—, si no fuera porque yo ya pasé esa etapa.

Le veo girar el rostro con frustración. Últimamente está así, a veces dice que soy el favorito de Orión, a veces me defiende, y a veces dice que él es mejor, cuando en realidad considero que ambos somos igual de buenos.

—¿Tú? —vuelve a mofarse Orión—. Con la cara de inocente que tiene Sirio, ningún humano va a sospechar. Pero me estoy empezando a cansar. Si su transición no resulta bien, podrían matarlo los humanos, y si falla, su familia va a ser castigada. Sirio, recuerda que su honor depende de ti, ya que tu situación es diferente, podrían castigar a tu madre, ¿quieres eso?

Aprieto tanto los puños que tiemblan.

—Demostraré que puedo —sentencio alzando la vista y le devuelvo la mirada de reto—. Puedo hacer esto. Los humanos no van a ganar, así que solo dame tiempo, estoy seguro de que en cualquier día de estos voy a iniciar la transición.

Me examina con sus ojos mieles, que brillan siempre con enojo, y tensa la mandíbula.

—Bien...


***

—Buenas noches —saludo al entrar en casa y ver a mi padre Arcturus, con los padres de Ursa.

Esto me da mala espina.

—Escuché que no tienen una fecha dada para unirte —murmura mi padre.

Él se parece a mí, pero rara vez me he detenido a preguntarme cómo le hacen para darte un hijo que se parezca a ti... Asumo que es "favorecimiento de las estrellas" como a veces dicen. Su explicación más común.

—No, no puedo poner una fecha, si ni siquiera sé si voy a volver.

—Mi hija lleva esperando desde que acabó la escuela —dice su madre, Aurora.

Suelto aire.

—Lo siento, en verdad, es mejor para ella si busca a alguien más.

Hacen leves exclamaciones de asombro.

—¿Y ha esperado tanto para decirlo? —reniega el padre.

—Se lo dije a ella desde hace mucho —me defiendo, intrigado porque ella no les ha dicho.

—Qué vergüenza. —La señora se pone de pie dispuesta a irse.

—Lo siento —me excusa papá—. Como guerrero, no es mandatorio que se una.

Luego de que se han ido sin responderle, voltea a verme con molestia. Aunque no es la primera vez que me mira con esa decepción, sigue doliendo como si nunca lo hubiera hecho.

—Papá...

—Entonces te vas a ir, vas a dejar a tu madre, a tu compañera, a mí, siguiendo las ordenes de ese hombre.

—¿Y qué otra opción tengo? Sabes bien que los líderes lo quisieron así, y voy a levantar el honor de mamá. No es mi culpa el no saber sus razones. Ustedes nunca me dicen nada.

—Suficiente. Los hijos no exigen razones.

—Bien. Entonces tampoco reclames. —Tenso los labios y bajo la vista ante la mirada de enojo que me clava—. Lo siento, padre.

Se retira sin decirme más. Cierro los ojos un segundo y quedo mirando el suelo con tristeza.

Nadie parece estar feliz conmigo y eso me molesta tanto... Para colmo soy un mal hijo, me he vuelto un tanto atrevido, y eso es muy malo, me avergüenzo de mí mismo. Pero es que no entiendo, fui entregado a Orión para que me entrenara, toda mi vida he crecido bajo esos entrenamientos, y luego actúan con molestia por eso, como si yo lo hubiera decidido, como si yo lo hubiera pedido... ¿Qué debo hacer entonces? Si todos quieren que les obedezca al mismo tiempo, en cosas muy distintas...

Estoy harto, estoy cansado, a veces solo quiero hacer lo que me de la gana y ser libre...

De pronto un dolor agudo se apodera de mis ojos y me quejo apenas.

—¿Estás bien? —quiere saber papá, que al parecer ha vuelto, al escucharme.

Me sobo los ojos con los dedos y parpadeo tratando de enfocar mi vista, pero falla. Papá toma mi rostro y me mira con sorpresa.

—No me digas que...

Asiente.

—Tu transición... Ha empezado.

Ambos nos miramos con cierta tristeza ahora, y sé que es porque sabemos que me iré, y que probablemente no vuelva.


***


—A ver, enfócate —dice Orión mientras camina a mi alrededor. Se le ve satisfecho de que finalmente parezco humano.

—Se ve horrible —se burla Altair y lo miro de reojo con molestia.

Él solo se excusa encogiendo los hombros. Sí, mis ojos se ven como los de los humanos, pupila redonda, con el iris pequeño y nada llamativo, pero siguen verdes.

—Ya sabes lo que tienes que hacer —continúa Orión—. Ya te dimos una identificación como la de los humanos, pero de ser posible no la muestres, solo es por si acaso.

—Lo sé.

—Espero que no te hayas despedido de tus padres.

—¿Por qué no? Si quizá fallo y no vuelvo...

—Créeme que me he cansado de las fallas, así que esta vez me voy a asegurar de que vuelvas —dice con una mirada siniestra que no me causa ninguna gracia—. Los líderes saben de esta misión por su importancia, así que me han permitido ponerle vigilancia a tu madre, en caso de que decidas que es buen momento para fallar.

Se me enfría la sangre de pronto.

Mamá... Vigilada por alguno de esos sanguinarios guerreros... No.

—No puedes hacer eso —reclamo tratando de contener mi rabia que crece. Esa rabia que me han enseñado a tener lista para dispararse y atacar.

—Si fallas, por su bajo honor, ella será castigada. Ahora puedes irte a darles el hasta luego a tu gente.

Aprieto los dientes y salgo corriendo.


Al llegar a casa veo a Columbus y Tornado, otros guerreros de la talla de Orión, al frente de la puerta. Me sonríen con suficiencia, pero no hay amabilidad en sus gestos.

—Madre, lo siento —me apresuro a decir al verla sentada en el sofá bordando algo.

Me mira de reojo y continúa con lo que hace.

—Confío en que no vas a fallar, hijo. Ve tranquilo.

Me acerco y junto mi frente a la suya, el mayor gesto de apreciación en nuestra sociedad.

—Volveré, no voy a fallar —aseguro con los ojos cerrados, y me aparto, ella tiene un semblante de tristeza—. Dile adiós a papá, y que voy a volver. Lo prometo, mamá.

Ella asiente, traga saliva con dificultad, y sigue con lo que hacía.

Salgo corriendo.

—No se atrevan a lastimarla —amenazo a los dos hombres y me alejo.


Camino hacia la salida de la ciudad. En realidad, no es tanto un problema, si cumplo esta misión puedo regresar con gloria, y es justo lo que quiero para mi madre. Solo debo cumplir, y espero que sea tan fácil como suena.

—¿Ya te vas? —me detiene una voz femenina.

Ursa. Volteo y ahí está ella, por primera vez también, me deja ver su tristeza.

—Sí, ya lo sabes —respondo mientras se acerca.

—Espero que no te maten esos despiadados humanos, y que tampoco te mate Orión si fallas —murmura.

Sonrío apenas.

—No pasará. Voy a volver.

De pronto se empina, rodeando mi cuello con los brazos y pega su frente a la mía.

Puedo escuchar sus latidos, como escuché los de mi mamá, revelando su angustia porque me voy, y entiendo que ha de ser duro para ella también el verme partir.

Sí, es duro dejar a mis amistades, Ursa, sus amigos los gemelos, Sinfonía, que es otra amiga de la escuela, Phoenix, hijo del colega de mi padre, con el que he construido casas... Mamá, papá, mi pueblo... No sé con certeza qué voy a encontrar en la ciudad de humanos, y si voy a lograrlo, pero tengo que hacerlo. Debo ser fuerte y volver por todos ellos.

Se aparta de mí y mantiene la mirada baja mientras se le presenta un rubor apenas perceptible en las mejillas. Lo raro es que solo olfateo tristeza, no cólera. Altair había dicho que, si la chica se ruborizaba, era muy probable que estuviera molesta. Ahora no tiene sentido, pero tampoco me detengo a preguntar.

—Sé que me arrepentiré de acatar las reglas y no decírtelo —susurra.

—¿Decirme qué? —pregunto de forma tonta, sabiendo que acaba de decirme que no lo hará.

Suspira y retrocede un poco, me percato de que su rostro está serio e inexpresivo como siempre, otra vez.

—Vuelve pronto —ordena y da media vuelta, para alejarse definitivamente.


Suelto aire en un suspiro y volteo a mirar hacia la salida de la ciudad.

Los humanos no están tan lejos, quizá a un día si corro, ellos llegan a las cercanías a veces como en cuarenta minutos en sus máquinas, así que no es lejos.

Respiro hondo y me encamino.


-------------------------------------------------------

Página en facebook: https://www.facebook.com/ojosdegatotentador

Continue Reading

You'll Also Like

579K 47.4K 79
La vida de Colette corre peligro y se verá obligada a contratar a un guardaespaldas. ¿Qué podría salir mal? *** Desde que estaba en preparatori...
96.2K 7K 29
un joven de 22 años, fanático de Ben 10 viaja a ese universo luego de morir en un trágico accidente, estará preparado para enfrentar los peligros de...
55.7K 5.3K 52
Erika es una chica acostumbrada a lo mejor: las mejores ropas, la mejor escuela privada, el auto del año... y es ahí, cuando su vida no puede ser más...
6.9K 1.3K 45
Un virus mortal amenaza a la humanidad, levantando una oleada de infectados, cuyo origen para los expertos sigue siendo desconocido. El caos se ha d...