Canción: Sam smith - too good at goodbyes
- Escucha Bruno, nunca he sido una persona violenta pero si ese hombre se atreve a ponerme tan sólo una mano encima, yo misma lo mataré nadie tocará a mi hijo.
- Camila ¿Quien soy yo? - su mirada se congela en un mismo punto, mis ojos.
- Bruno Lombardi.
- Soy más que eso, si el diablo fuera una persona sería yo, y Fiore ha creado su propia condena, así que ya me cansé de ese tipo, no soportaré más malditas cosas como las de hoy. ¡Simone!
- ¿Digame don?
- ¿Siguieron al hombre que trajo el paquete?
- Si jefe.
- Prepara la camioneta, me encargaré yo mismo de todo. Si hoy no encuentro a Fiore, pondrémos en marcha el plan como lo había dicho antes de esto.
- Desde luego don.
- ¿Y que si es una trampa para que caigas en ella? Ya una vez se metieron a la mansión no dudarán en hacerlo de nuevo.
- ¡Escuchen bien! - les grita a sus hombres - Nadie sale y nadie entra a la casa hasta que yo llegué, nadie es absolutamente nadie. Ordena que traigan las armas Simone y entregaselas a los hombres de la entrada.
- Pero señor son metralletas, muchos de ellos no han usado una en su vida.
- Que tengan cojones y sólo disparen. ¿Es tan dificil?
- ¿Te irás?- susurro
- Camila, escuchame bien, estarás más segura con conmigo, si te vas lo primero que hará Fiore es buscar donde estas, si viene acá tendrá que matarme para tan sólo llegar a ti. Sin embargo, ese hombre puede llevarnos hasta él y quitarnos ese peso de encima.
En caso, sólo si tan sólo sucediera que se metieran a la mansión, irás a la bodega en la cual están los vinos y te ocultaras allí, hasta que yo vuelva.
- ¿Y si te matan?
Debo pensar lo peor y eso es lo peor que puede pasar.
- Si me matan, te irás con mi hijo a un lugar nuevo y le darás una vida libre de esto. Debo irme.
- Te estaré esperando.
Sólo me dedica una sonrisa.
- Esa frase siempre la dices.
- Te estaremos esperando - Digo tocando mi vientre.
- No llores.
- Es el embarazo - rio mientras sostengo su mano.
- Adiós.
- Adiós
Y lo veo atravesar la puerta, mientras sus hombres cierran el portón y sostienen las armas en sus manos. Subo directo a mi habitación para distraerme de todo lo malo que crea mi cabeza, empiezo a acomodando la primera fotografía que tuve de mi bebé en el álbum que Bruno me regalo.
- Señora le traje un té - Dice una de las empleadas detrás de la puerta.
- Adelante.
- Es de frutos rojos, la relajara y le quitará las náuseas.
- Gracias, pero creo que Bruno supo como calmarlas con comida italiana.
- El señor está emocionado por el bebé, es su primer hijo.
- Lo sé.
- ¿Que cree que será?
- No lo sé aún.
- Bueno si es un niño, llevará las cosas como el señor siempre lo ha hecho.
Odio que todos hablen de mi bebé como si fuera el próximo jefe, jamás dejaré que eso suceda.
- Ya puedes retirarte - Digo furiosa.
- Si señora.
Los hombres de Bruno y su personal han sido amables conmigo sólo por una razón, sólo les interesa que mi bebé ocupe el lugar de Bruno y eso ¿A que madre le puede agradar? A mi no, se que Bruno pertenece a ese mundo, pero él fue quien lo escogió no tuvo otra opción y se que será el mejor padre para mi hijo, pero yo puedo cambiar el futuro de mi bebé y lo haré.
Lloro desconsoladamente sobre mi cama, no es bueno hacerlo, pero sólo mi cabeza tiene espacio para pensar en que a él le suceda algo y ese es el mayor de mis temores.
No sé en que momento sucede y caigo dormida sobre la cama.
Un ruido que se escucha a los lejos me hace despertar, trago saliva esperando a quien vaya entrar por esa puerta y lo veo, es él, es Bruno.
- Soy yo tranquila - Dice mientras se acerca hasta donde estoy.
- Me asustaste.
- Lo siento - Dice con un sonrisa y depositando un suave beso en mi frente. - Iré a ducharme.
Mientras se quita su camisa puedo ver una herida en su espalda.
- ¿Que es esto? - Digo acercándome a él.
- Camila no es nada.
- ¿Que no es nada? Si la bala hubiera seguido su trayectoria, te hubiera matado.
- Pero no lo hizo.
- Eso no me tranquiliza, te la curare - Digo mientras me acerco a la mesa y saco el botiquín.
- Pensé que le tenías asco a la sangre.
- Lo sigo teniendo - Y es entonces cuando las náuseas aparecen y corro directo al baño a vomitar.
- Me tienes preocupado con las náuseas, déjame yo me curare solo.
Salgo del baño y vuelvo sentarme en la cama tomando el algodón entre las manos.
- Sólo limpio la herida y ya ¿Te duele?
- Me duele más todo lo que está pasando.
- ¿Que sucedió? ¿Diste con Fiore?
Él niega con su cabeza y aprieta sus puños.
- El hombre nos condujo hasta un antiguo sitio de reuniones de Stéfano, pero sólo estaban sus hombres allí, cuando intente preguntarle a el tipo acerca del pareadero de ese maldito cabrón, prifirio suicidarse que decirlo.
- Dios..
- Tendré que hacer el plan que idee.
- ¿Qué plan?
- Tú no te preocupes por eso.
- Ya está - digo colocando a un lado el algodón lleno de sangre, mientras le doy un beso y lo acerco hasta mí.
Sigo besándolo apasionadamente, el embarazo descontrola mis hormonas y sólo deseo hacer el amor con él.
Suavemente me deja caer en la cama y me quita la pijama de seda dejándome en sólo mis bragas mientras yo quito su pantalón y sonreímos al tiempo.
Me llena de besos y se detiene en mi vientre.
- Ahora hay un tercero entre los dos, tenemos nueva compañia - sonríe cuando lo dice.
- Ya quiero conocerlo - le susurro mientras pasó mis manos por su cabello.
- Ojalá se parezca a ti - sus palabras suenan cargadas de nostalgia.
- Tú eres su padre, serás su ejemplo.
- Te prometo que jamás dejaré que esta vida lo condene.
- No sucederá.
- ¿Que paso con lo de quedar embarazada estando embarazada?
- No tengo ningún problema con tener dos bebés - Digo riendome mientras él me sigue llenando de besos, bajando mis bragas, de un sólo tirón.
Su erotismo en la cama sigue siendo el mismo, el mismo que me hace desear amarnos cada noche, así que sólo me dejó llevar por el momento hasta que ambos alcanzamos el clímax de una forma que jamás mi cuerpo había experimentado.
Decidí que tenía que ir al hotel y dejar encargado a alguien por los meses en que no estaré, pienso trabajar hasta los cinco, pero antes de eso hay que capacitar al personal.
Así que una vez salgo de allí voy directo a la camioneta blindada que dispuso Bruno para mi seguridad, Amos y Fausto la siguen en el otro carro al igual que otros tres más.
La camioneta acelera y observó que toma otra ruta alterna a la de la mansión. Me parece extraño que lo haga pero tal vez se trate de una nueva ruta de seguridad.
Mi temor se incrementa cuando nos alejamos aún más del centro de la ciudad.
- ¿A donde vamos? - le pregunto al chofer, pero no escucho respuesta de su parte. - ¡Dije que ¿A donde vamos?!
Volteo mi vista y veo que los carros han desaparecido. Mierda y más mierda. Mi respiración empieza a ajitarse, paso mis manos por mi vientre tratando de controlar mis nervios.
- No se preocupe señora Lombardi, una vez este fuera del país, el lugar no importará.
¿Fuera del país? Me están secuestrando, una fuerte tensión se crea en mi pecho, y mi corazón empieza a palpitar aceleradamente.
Mi bebé sólo pienso en el en ese instante.
- ¡Déjeme ir o se arrepentira!
- El que se arrepentira sera Lombardi, cuando se de cuenta que ocupar el puesto que siempre debió pertenecerle a Stéfano Fiore, ha sido su mayor error.
¿Hasta donde llegará la maldad de ese hombre? no quiero imaginarlo
- No me hagan daño estoy embarazada por Dios.
- Así ya no habrá quien ocupe su puesto, tenemos a su esposa y a su hijo,eso es suficiente motivación para él.
- Mi bebé es inocente - le susurro, mientras las lágrimas amenazan con salir.
- Es un Lombardi y los Lombardi no volverán tener el poder de la cosa nostra.
- El error lo han cometido ustedes al secuestrarme.
Stéfano Fiore, te odio, ojalá te maten y te destruyan, porque si no, yo misma lo haré, juro que lo haré si tan sólo me colocas un dedo encima.
- Hemos llegado signora Lombardi - Dice con una risa dibujada en sus labios. Observo el lugar,es una especie de pista de aterrizaje el hombre me obliga a bajar de la camioneta, pero yo lucho para mantenerme dentro de ella.
- ¡Bajate zorra!
- ¡Déjame en paz! - le doy un fuerte golpe en su rostro.
El hombre acto seguido me golpea dándome una fuerte abofeteada, me jala con todas sus fuerzas y me hace caer al piso.
Tocó mi vientre con mis manos asegurándome de que no suceda nada.
- ¡Levantaté!
Observo el pequeño avión que esta allí, es mi perdición, si me sacan del país será mi perdición.
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