Canción: Often - The Weeknd
- ¿Piensas matarme? Si lo haces tu esposa y tú irían a la cárcel, tú por asesinato y ella por encubrirte.
- No me creas tan estúpido. Mi puesto jamás será de ningún bastardo y menos tuyo.
No invoques al diablo porque se te aparecerá. Comienza por buscar unos lindos ataúdes para tus hombres, porque de los que había afuera custodiándote, no queda ninguno. No vuelvas a tocar a mi esposa, no vuelvas a aparecerte en este lugar, ni nada que la involucre, porque juro que convertiré tu cuerpo en una estatua de cera hirviendo.
- Te dije linda convives con el peligro, Caruso debió dejar sus negocios a cargo mío. Tengo más hombres que tu Lombardi, esta vez alguien te matara, y ese seré yo.
- Eso lo quiero ver – la voz de Mishenka aparece entre los tres. – Quisiera creer eso de un infeliz, cuyo nombre no resuena ni siquiera en el mundo de la mafia.
- ¿Rusos ahora? – dice mirándolo. – ¿Contratas a un niño para amenazar a la gente?
- Niño – bufa Mishenka. – Niño mis cojones, tengo más poder que tú, y más inteligencia, nadie me contrata, yo actuó por mi propia cuenta y sin cargos de conciencia.
- Par de idiotas.
- ¡Largo de aquí!– dice Bruno sujetando a Fiore por su cuello.- ¡Largo en este instante!
- ¿Necesitas motivación verdad? – dice mirándome. – ¿Funcionas así?
La expresión de Bruno en su rostro cambia a la de unos ojos azules oscuros y con rabia, si lo sigue provocando lo matará, y las palabras de Fiore son ciertas la policía nos arrestaría.
- Déjalo ir, solo por esta vez – le digo.
- Ya me largo – dice este saliendo del hotel.
- ¿De verdad?¿ Lo dejaste ir así no más? - Pregunta Mishenka.
- No te metas en mis asuntos.
- ¿Mishenka que haces aquí? – le pregunto, ya que es extraño verlo en New York, según Dimitri solo maneja negocios en Seattle
- Negocios – se encoje de hombros.
- Ciao señoritas – la voz de Giorgio dirigiéndose hacia las empleadas se escucha por todo el living del hotel, mientras las puedo escuchar murmurar. – Ciao a todos,ha llegado lo más caliente de Italia.
- ¿Giorgio? – digo levantando una ceja.
- Vine con este amargado – señala a Mishenka con su quijada.
- ¿Para qué? – pregunta de manera irritada Bruno.
- Bueno él vino por "negocios turbios" – hace unas comillas con sus dedos. – Yo vine porque abrí un club. Fiesta, póker, mujeres, ya saben al estilo Giorgio Bonatti. Y quería invitarlos ¿vamos esta noche?
- Tengo cosas más importantes – responde Bruno mirando su reloj. – Camila debemos hablar – por su tono de voz serio y frío sé que está enojado por algo.
- Por supuesto. No se vayan, en un momento vengo - le digo a ambos.
Me retiro con Bruno a una parte alejada de ellos, dispuesta a escuchar lo que me vaya a decir.
- ¿Cuando mierdas pensabas decirme que tomaste el arma de mi escritorio?
- Yo..
- ¿Pensaste que no me daría cuenta?
- No. Lo hice porque quería estar protegida.
- Si, sobre eso.. Amos y Fausto no sirven para nada.
- No los culpes, les pedí que custodiarán la puerta principal, Fiore entro posiblemente por la trasera o la de empleados.
- ¿Sabes qué significa eso? ¡Que hay un idiota de tu personal involucrado en esto!
- Te prometo que lo averiguaré.
- Yo me encargo de eso, cuando tomes algo, un arma, o lo que sea, no me lo ocultes.
- Escucha Bruno – sueno directa. – Yo ya no soy la chica ingenua y estúpida que llego a tu mansión, hace más de cuatro meses. Soy tu esposa, y no voy a dejar que ese tipo, ni nadie, nos separe, hemos pasado por mucho para llegar hasta acá.
- Camila esto es diferente, él no es un idiota como Maksim. Y tú no tienes ni un poco de idea de lo que hace. Así que.. – lo beso profundamente, callando cualquier cosa que me vaya decir.
- Te quiero vivo. Te quiero a mi lado. Y es por lo que estaría dispuesta a luchar. Solo por esta noche olvidemos los problemas y los malditos errores que nos persiguen, y seamos nosotros. Dos humanos que se aman y que merecen ser felices.
- No me van esos sitios – dice con una mueca.
- Es de Giorgio.
- Con mayor razón.
- Le diré que sí. ¡Iremos!- le grito a Giorgio desde allí y él hace un gesto con su mano aprobando lo que acabo de decir.
- Te sigo a estos planes cuando los odio.
- Nadie te obliga, iré sola con ellos.
- Ni de coña.
- Sabía que dirías eso. Muy bien, vete, estas muy elegante hoy, más de lo habitual ¿A dónde vas? – digo acomodando su corbata.
- A las empresas, como un hombre normal.
- Eres un hombre normal, no te veo ningún defecto – digo riéndome.
- Sabes que no es así. Quiero cambiar.
- Yo no quiero que lo hagas, sigue siendo tú, solo tú. Me reuniré con Laurent esta tarde dijo que tenía que decirme algo.
- Va bene te llamaré.
- Los acompaño a la salida.
Acompaño a los tres a la salida del hotel, pero hay unos niños justo al lado del auto de Mishenka.
- ¡Esta bañado en oro! – grita uno de ellos allí. - Rapido una foto.
- ¡Fuera de mí auto!- grita Mishenka.
- Dios, hombre esto si impresiona a las chicas.
- Lo que impresiona a las mujeres es un caballero – responde Bruno.
- ¡Largo mocosos!- dice Giorgio.
- Tu estas envidioso porque el tuyo es un Lamborghini vino tinto nada mas, es ese ¿verdad?- señala uno de los niños.
- ¿Ah si? Deberías ver los otros trece que tengo en mi casa en Venecia. Tú 0 autos, yo 13, gané.
Me carcajeo con todo.
- Son solo niños – les digo
- Odio los niños – responde Giorgio. - Son fastidiosos.
- Adiós amore – me dice Bruno.
- Adiós cariño.
Los tres suben a sus autos y desaparecen, mientras entro con Fausto. Amos ahora se quedara en la entrada y el otro me seguirá. Por la tarde me reúno con Laurent en la cafetería del hotel la puedo ver triste y sentada mirando a la nada.
- Hola ¿Qué sucede? - Digo sentándome.
Mi amiga se vuelve un mar de lágrimas en ese instante.
- Oye, tranquila.
- Richard me engaño, me fue infiel, con otra mujer.
- ¿Que? No puedo creerlo.
- Yo tampoco, el cínico me pidió el divorcio vía telefónica, lo odio, cuatro años Camila, amando a una persona que creía sincera y que me amaba, cuatro años desperdiciados, para esto.
- Oh Laurent..
- No quiero saber nada de hombres, son unos idiotas que te lastiman y se largan como si nada.
- No todos son así, tal vez debías pasar por esto, para darte cuenta que el hombre de tu vida, no era él, y que el destino te tiene preparado otra persona.
- Lo dices, porque Bruno jamás haría eso, todas quisiéramos un hombre como tu esposo.
- Se que lo conseguiras, solo es cuestión de sanar heridas. ¿Le diste el divorcio?
- Por supuesto ¡Que se joda!– dice en tono molesto.
- Entonces eres de nuevo soltera.. ¿que tal si vamos y nos divertímos esta noche en un club?
- No lo se..
- No, acepto un no como respuesta.
- Esta bien, creo que me sentara bien.
- Y ya, deja de llorar, ningún hombre que te lastime y no te valore, merece tus lágrimas.
- Tienes razón - Dice con una sonrisa y limpiandose las mejillas. - Hoy seré una perra mala.
- Una muy mala - rio con ella.
- Oh si la vieja Laurent regresó.
- Me gusta tu actitud chica mala.
Después de eso paso a la mansión a cambiarme de ropa, así que me coloco un vestido negro pegado, Laurent hace rato que llegó y está ayudándome a colocarme algunas accesorios.
Es cuando escuchamos que todos han llegado, ya que se escuchan gritos abajo.
- ¡¿Quien te crees para sentarte en mi comedor?!
- Ese es Bruno gritando - ruedo los ojos.
- Bajemos, ya estamos listas.
Bajamos las escaleras y los vemos a los tres allí, Giorgio tiene tres mujeres a su lado, Mishenka al parecer ha venido solo y Bruno está alterado e irritado.
- Yo sólo me senté en esa estúpida mesa - responde Giorgio. - Jodido amargado.
- Dejen de gritar - les digo a ambos. - Ella es mi amiga Laurent - Digo señalando a Laurent y presentándosela a los dos.
- Ciao Laurent cara - respode Giorgio besando su mano.
- Mucho gusto señorita - Mishenka le extiende la mano.
- Bueno, hora de irnos, Mishenka lleva a la señorita Laurent, yo me voy con estas bellezas. ¿Cierto amore? - le dice a una de ellas.
Las mujeres ríen entre sí al escuchar la palabra.
- Se derriten al escucharla - Dice Giorgio.
- Vaya idiota - responde Bruno
- Oye, tu eres el hombre de los millones en el banco, yo soy el hombre de los millones en el banco y las mujeres. Ser mujeriego corre por mis venas y no me da vergüenza admitirlo, no le pregunto a ninguna chica si quiere salir conmigo, porque ellas solas vienen a mí.
- Que narcisista - responde Mishenka.
- Camila no quiero ir con ese hombre - Me dice Laurent en un susurro.
- Mishenka es un caballero, no pasará nada.
- No lo sé - Dice saliendo junto a todos de la mansión.
- Esta bien, iré con ustedes.
- ¿Y Bruno?
- Que se vaya junto a Simone.
- ¿Crees que acepte?
- No tengo que pedirle eso - bufo. - Bruno, iré junto a Mishenka y Laurent tu vete en el auto junto a Simone.
- ¿Qué? - Dice casi gritando.
- Lo que escuchaste.
- No iré sin ti.
- Bruno.. No comiences.
- Esta bien Camila, iré con él, ya sabes chica mala - responde Laurent.
- ¿Segura?
- Estaré bien.
- De acuerdo, nos vemos en el bar iremos detrás de ustedes.
Todos subimos a los autos y una vez entramos al club el cual está lleno de mujeres, mesas de poker y la música a todo volumen vemos a Giorgio en la barra.
- ¿Whisky? - Le pregunta a Bruno
- Que sean dos botellas.
- Ese es el cabrón que conozco.
- Promete que te calmaras - Me dirijo a Bruno.
- Lo haré - Dice levantando sus manos.
- Eso espero.
- Camila - la voz de Laurent me hace volcar a verla en la entrada junto a Mishenka.
- Ya llegaron..
- Ese hombre tiene un lamborghini bañado en oro. Me da miedo no me dejes sola con él,es... íntimidante.
- Nada pasará.
- ¿Que nada pasara?- me mira incrédula. - Estoy sentada con tres mafiosos en esa mesa - Dice señalandola.
- Sólo disfruta la noche- digo jalandola para bailar.
Estamos en la pista bailando todos, he visto como Mishenka intenta sacar a Laurent a bailar pero ella es difícil en cuestión de hombres y ahora que les declaró la guerra, se comportará irritante para que la dejen en paz.
- ¡Irémos al baño! - le gritó a Bruno.
- Va bene.
Voy junto a Laurent al baño y le hablo de Mishenka.
- Sal a bailar con él.
- ¡No!
- ¿Ay Laurent estarás sola como una ostra toda la noche?
- No quiero, ese hombre es intimidante.
- Dile que si y ya, él ha venido solo.
- Esta bien - rueda los ojos y se aparta un mechón de cabello. - Pero si se pasa lo golpeare y sabes que lo hago.
- Eso lo sé.
Laurent es una cosa de buen ánimo pero cuando esta enojada se transforma en una maldita, es mi amiga pero ante todo soy honesta, se convierte en una salvaje y no le importa nada. Así que no dudo que termine golpeando a Novikov. Aunque pensándolo bien hasta lucen bien juntos.
Que imaginación la tuya Camila...
Salimos del baño y un hombre de los que está en el club me pega una palmada en el trasero.
- ¿Disculpa? - Digo encarandolo.
- Buen trasero linda.
Entonces veo en ese momento a Bruno levantándose de la mesa lo detengo antes de que cometa una locura.
- Lo prometiste - Digo tomando su mano.
- Te tocó, no me pidas que lo deje respirar.
- Sólo volvamos a la mesa y ya.
Pasa sus manos por su barbilla y da un gesto de aprobación.
Estamos a punto de devolvernos a la mesa pero el hombre abre su boca de nuevo.
- Eso, convencete de tu esposa, pero no importa hermano de seguro es buena en la cama.
- Piccolo bastardo (Pequeño Bastardo) - Dice con rabia Bruno mientras se acerca tirando al hombre sobre una de las mesas y golpeandolo.
Las miradas de todos se vuelcan hacia nosotros, saca su arma y le apunta en el suelo, el hombre lo mira horrorizado, asustado.
- Veinte minutos, veinte jodidos minutos llevas aquí y ya te has transformado en el maldito diablo - Dice Giorgio.
- ¡¿Como es que dejas entrar basuras como estas?!
- Ustedes son unos criminales, unos malditos matones.
- Cállate la maldita boca o te la reviento de un sólo disparo - le grita Giorgio al hombre.
- ¡Lárgate de aquí! - le ordena Bruno.
- ¿Tú y quien más me van a amenazar estúpido? - los enfrente el hombre.
- De verdad que quieres morirte ¿eh? - la voz de Mishenka resuena.
- Estos - Dice señalandolos Giorgio. - Son los hombres que quisieras nunca cruzarte en tu camino. Y ese - dice señalando una cesta de basura
- Será tu tumba si sigues abriendo tu boca, asi que haz lo que diga el italiano.
El hombre se levanta de la mesa y se va del club.
Odio este tipo de situaciones odio no tener ni una sola noche tranquila, sólo me basta ver a Laurent quien está asustada, para darme cuenta que lo único que logramos cuando salimos, son problemas.
- Y tú, controlate almenos una noche - le dice Giorgio a Bruno.
- Tú a mi no me das órdenes.
Me devuelvo camino al baño, estoy enojada, si hay algo que él nunca dejará es la manera en que no se controla, explota y aveces ni piensa las cosas, no quiero problemas con la policía y menos que vaya a la carcél.
- ¡Camila! - Escucho que me grita cuando los dejo atrás.
No le respondo nada quiero primero calmar mis ánimos.
- Oye - Dice sujetandome del brazo.- Lo lamento en verdad se que lo prometí - suena honesto.
- Esta bien, lo sé, sólo.. Sólo trata de manejar tus impulsos ¿si?
- Se que estas molesta con esto. Te dije que quería cambiar.
- Pero no de esa manera,no pretendo que cambies tu mundo por mí, hace tiempo que me hice esa idea, sólo te pido que pienses bien las cosas antes de actuar como lo hiciste ahora - tomo su perfecto rostro entre mis manos, mientras que él acorta la distancia entre los dos y deposita un beso salvaje y lleno de pasión en mis labios, sus manos se dirigen hacia mis caderas y en segundos me levanta.- Esto es un baño - le susurro en una risa.
- Ya no - Dice cerrando la puerta con su espalda. - Quiero hacerte mía y no me importa si es un jodido baño, nada me lo impedirá - dice mientras me apoya en el lavado y yo pierdo mi control con él.
Para aquellas lectoras que me pedían rostro de estos tres hombres, acá están. Ellos son los hombres del don.
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