NΓ‰MESIS ━ peter parker

By sugurusouls

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❝No dejaré que caiga el mundo Quiero sostenerlo Luchar por él... ❞ Peter Parker Fanfiction VOLUMEN XIII... More

NΓ©mesis
TRAILER
β™« SOUNDTRACK
β–• prologue
ACT I ➀ EVEN THE GODS
β–• spider sense
β–• new girl
β–• crush with spider-man
β–• how not to go unnoticed
β–• detention
β–• lost
β–• keep away from Peter Parker
β–• first mission
β–• team
β–• a great plan
β–• now is the third
β–• the story of nemesis
β–• ΒΏwhite tiger?
β–• another thing
β–• too late
β–• bridge Williamsburg
β–• nemesis
β–• narciso
β–• help
ACT II ➀ ONLY THE GODS
β–• alleys
β–• we are fine
β–• regression
β–• you don't deserve him
β–• mission in Washington
β–• tell you all my secrets
β–• in my arms
β–• your eyes protect me
β–• the masks we hide behind
β–• you can't kill me
β–• superheroes
β–• thinking about him
β–• the saving aegis
β–• when atlas meets fate
INTERLUDE ➀ IN AFTERGLOW
β–• into the bones
β–• a clock tower
β–• she left me in afterglow
β–• variables
β–• the ego and the absolute all
ACT III ➀ THE LAST TITAN
β–• saving one person
β–• one, two, three hearts
β–• earth is closed today
β–• far from home
β–• tomorrow we fight
β–• destiny fulfilled
β–• last words
ACT IV ➀ ONLY ONE HERO
β–• time to pretend
β–• uncomfortable talks
β–• what the f...
β–• good purpose

β–• broken heart

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By sugurusouls

CAPÍTULO VEINTIDÓS
╔════════════╗

Ava intentaba por todos los medios evitar al profesor Hermes por los pasillos de Midtown. Era una tarea casi imposible durante los primeros días, no obstante; con el paso del tiempo, la castaña comenzó a notar que el profesor prefería quedarse en su oficina en las horas de descanso, aislándose de sus compañeros docentes y evitando a cualquier estudiante. Le facilitaba a Ava el hecho de temer encontrarlo por los pasillos.

Aquel día, por el contrario, no había tenido mucha suerte.

Hermes Grigori estaba de espaldas a ella, mirando al frente en el mural de avisos y citatorios del colegio. Allí seguía aquella pintura al óleo de White Tiger, hecha por un estudiante anónimo. Ava quiso darse media vuelta al ver al profesor allí, sin embargo casi se tropieza cuando quiso salir corriendo por donde llegó.

―Señorita Ayala ―saludó el profesor, cuya voz comenzaba a notarse débil y ronca Ava agitó la mano débilmente―, ¿cómo está? Hace mucho tiempo que no sabía nada de usted.

―Hola, ¿qué tal? ―preguntó Ava agitando una mano y acercándose al profesor, admirado la pintura de ella misma.

Verse como White Tiger era algo a lo que aún no se acostumbraba. Mucho menos, lo era acostumbrarse a la admiración y adoración que todo Queens daba en torno a la felina. Conocía unos cuantos grupos de fans, se había tomado unas cuantas fotos con algunos ciudadanos y hasta el momento, ya había cargado en brazos a catorce bebés recién nacidos.

―Sigue siendo asombrosa, como el primer día que apareció ―repuso el profesor, sin despegar la vista de la pintura. Ava tragó saliva, sorprendida por la confesión―, no importa lo que haya pasado ese día en el puente Williamsburg...

―De verdad, lo siento ―interrumpió Ava al escuchar la repentina mención del accidente, ocurrido ya hace un mes atrás. Había pasado el tiempo, sí; no obstante la herida seguía abierta para White Tiger y para Hermes Grigori.

También para Nyria Grigori...

―¿Por qué te disculpas? ―preguntó el profesor esbozando una leve sonrisa―, ya sé, es lo que la gente suele hacer. Las formalidades me tienen sin cuidado, Ava. Preferiría que la gente siguiera adelante con sus vidas, apreciando lo maravillosas que son. Yo, por mi parte, tendré que lidiar con esto el resto de la mía.

―Pero no tendría por qué hacerlo solo ―observó la latina―, si hay gente a su alrededor que quiere ayudarle a sobrellevar esa carga...

―No es cuestión de encontrar de quién agarrarme ―replicó sutilmente el profesor―, debo hacerlo solo. Es eso, sin más. Sin echarle la culpa a nadie, sin buscar alguien a quien atribuirle el dolor. Nadie es culpable de ello, quizá lo único que cae en nosotros y en los demás es no dejar que el dolor nos consuma. Cuando lo hace, ni siquiera nosotros mismos nos reconoceremos.

La castaña no pudo más que asentir con la cabeza, pues sabía de lo que Hermes Grigori estaba hablando. La venganza y el rencor son sentimientos que ella conocía como si fuesen viejos amigos, producto de haberse preguntado días y noches enteras el responsable del asesinato de sus padres.

Se sorprendió a sí misma pensando que, de haber continuado pensando en ello, una furia le habría poseído nada más haber sabido de la existencia de la muchacha. No obstante, no había sucedido. Algo debió haberlo impedido, de otra forma; ella misma  habría agradecido el poder de la furia, dándole la posibilidad de cumplir con su venganza. Algo o alguien la estaba protegiendo.

El timbre sonó de nuevo por los pasillos de Midtown High, anunciando el final del descanso y el reinicio de las clases. Ava pudo salir de sus pensamientos y miró, una última vez, a Hermes Grigori antes de intentar despedirse. De no ser porque alguien la detuvo.

―¡Hermes! ―gritó una voz lejana a ellos. Ambos se giraron a encontrar el origen del llamado y se sorprendieron al vislumbrar a Nyria Grigori caminando hacia ellos.

El corazón de Ava comenzó a latir frenéticamente contra su pecho, sintiendo en todo su cuerpo la energía fluyendo incontrolablemente. Sabía que era Némesis, que la diosa había poseído el cuerpo de la pobre mujer posterior a los sucesos del puente Williamsburg. Lo que ella no lograba concertar era el por qué su cuerpo palpitaba y una sensación de calor abrasó su cuerpo, instándola a un solo objetivo.

Matar a Nyria Grigori.

Se abrazó a sí misma mientras la mujer se acercaba hacia ellos, mirando a su marido.

―¿Cuántas veces te he dicho que no me busques cuando estoy en el trabajo? ―medio gritó el profesor Grigori, mirando a su mujer con una mueca de encono. Nyria, por su parte, no se dejó intimidar por las palabras de su esposo.

―¿Y tú te crees que a mí eso me importa? ―replicó la pelirroja―, te he llamado más de veinte veces y no has contestado ninguna de mis llamadas. ¿Es que así va a ser de ahora en adelante?

―Ya no puede "seguir" nada, porque tú y yo hemos terminado todo, Nyria ―explicó el hombre hastiado. Ava supo que era el momento para retirarse lo más silenciosamente posible. Intentó darse media vuelta abandonando el pasillo, no obstante la mirada de la mujer que Némesis tenía a su merced le caló los huesos.

La necesidad de terminar con su vida aumentaron. Una faceta suya ansiaba terminar con ello de una vez por todas. Pero su otra faceta, la faceta humana, sentía un terrible pesar al saber que ella era responsable de que ahora Némesis fuera huésped en el cuerpo de Nyria Grigori.

―¿Qué estás mirando, niña? ―preguntó hostilmente la mujer en dirección a Ava―, ¿no te enseñaron a no escuchar las conversaciones de los demás?

―Nyria ―intercedió el profesor Grigori mirándola con autoridad―, no metas a los estudiantes en esto. Ni siquiera deberías estar aquí ―le recriminó él, aguardando a la respuesta de su mujer.

Nyria Grigori tenía una mar de sensaciones recorriendo todo su cuerpo. La chica frente a ella... podía percibir su hostilidad. Sus ojos palpitaban en tonalidades verdes que no presagiaban nada bueno. Némesis, o Nyria; o ambas según sea visto, se estremecieron ante la mirada esmeralda de la muchacha.

Jade está cerca, demasiado cerca... ―susurró Némesis en los confines de su mente. La pelirroja se llevó una mano a la cabeza, contrariada. Quería ir a por la chica y romperle el cuello, para así terminar con la horrible sensación de que se encontraba en grave peligro―, Nyria Grigori, demuéstrame que no me he equivocado eligiéndote: controla tus malditos impulsos, lo último que necesitamos es que armes un escándalo en una preparatoria.

Los ojos de la chica morena, clavados en ella, seguían destelleando como dos faros esmeraldas. Nyria Grigori, abatida por las emociones concebidas, cedió. Se alejó de Hermes con una advertencia implícita en la mirada y antes de marcharse por donde llegó, miró a la chica una vez más, grabando a fuego sus facciones en su memoria.

Lo que Nyria, ni Némesis sabrían, era que los ojos de Ava Ayala no eran de una tonalidad esmeralda.

OOO

Era demasiado. Demasiadas sensaciones recorriéndola de pies a cabeza. Ni siquiera se molestó en ir a su siguiente clase. Dio media vuelta dejando al profesor Hermes detrás y caminó a grandes zancadas en busca de la salida del edificio, a respirar aire fresco.

Se había prometido no volver a llorar por la lamentable muerte de Harry Grigori, sin embargo reparó en que había roto su promesa al momento que se retiró las lágrimas de los ojos con el dorso de su mano. Las lágrimas le escocían los ojos y un nudo en su garganta se había formado impidiéndole respirar con normalidad. Lo que quería, por un momento, era olvidarse de todo.

Simplemente ser una chica común y corriente, nunca haber abandonado Los Ángeles, nunca haber perdido a sus padres producto de un asesinato, nunca haber dejado su colegio en Santa Mónica y por supuesto, nunca haber descubierto el legado de su madre, de su padre, de su familia entera. Quería volver a sentirse normal, por al menos una última vez.

Soltó un grito ahogado cuando chocó contra una persona que caminaba por el pasillo. Unas manos suaves le tomaron de los hombros y la estabilizaron impidiendo que cayera al suelo de bruces.

―¿Ava? ―escuchó preguntar a la voz de Peter Parker. Relajó sus reflejos y se sorbió la nariz, llena de mocos y se volvió a secar las lágrimas, empapando sus manos―, ¿qué pasó? ¿Estás bien?

La latina atinó a negar con la cabeza antes de hincarse en el suelo y apretar con todas sus fuerzas su pecho, intentando por todos los medios tranquilizarse. Peter le siguió agachándose junto a ella y acarició sus brazos intentando reconfortar a Ava.

Las lágrimas caían por las mejillas de la morena, incesantes y gruesas. Peter, desesperadamente, buscaba decirle cosas que creía le consolarían el pesar de su amiga, sea cual sea que este fuera. Se sintió impotente cuando, en un arranque de derrumbe, la morena tomó sus antebrazos y le asieron con fuerza hacia ella.

El chico, sin ser advertido de la acción de su amiga, se inclinó hacia adelante, abrazando con sus brazos la cintura de Ava, atrayéndola hacia sí. Su amiga se aferró a su espalda y escondió su cabeza en el cuello del chico, aspirando el aroma de Peter Parker. Era sutil, lindo, un aroma a suavizante de ropa que a Ava le pareció delicioso. Sólo así, aspirando el aroma de su amigo, pudo encontrar las fuerzas para tranquilizarse.

Peter Parker estaba sorprendido, conmocionado y una timidez bastante inusual en él afloró en todo su ser. No había siquiera intentado acercarse a Ava Ayala con otra intención más comprometedora, vamos; que ni siquiera se habían dado un beso en la mejilla.

Nunca habían intentado ser nada, y ella ya le había roto su corazón. Al notarse tan triste y con las lágrimas cayendo por sus mejillas.

Peter sentía una revolución de emociones en su cuerpo. Sabía lo que significaban, no quería ignorarlas, a pesar de que su pasado le dijera que no era una buena idea. Pero no importaba ahora. Porque con ella entre sus brazos, frágil y llorando, se dio cuenta que se había enamorado de Ava Ayala.

―Tranquila ―le susurró Peter, encontrando la valentía para acariciar su cabello―, todo va a estar bien.

―¿Cómo puedes saberlo? ―le recriminó ella―, ni siquiera sabes lo que me está sucediendo.

―No, pero sé que rodeada de la gente que te quiere, eso podría solucionarse ―replicó suavemente él mientras seguía abrazando a Ava. La morena había dejado un rastro de lágrimas en el suéter del muchacho, inclusive, unas pequeñas manchas de rímel. Peter le restó importancia, mientras ambos chicos se separaban del abrazo y se recargaban en las taquillas del pasillo, extendiendo sus piernas.

―Faltaste a la clase por mi culpa ―dijo Ava, mirándole con una disculpa en sus ojos.

―No iba a entrar ―respondió él, esbozando una sonrisa en sus delgados labios―, estaba de camino al laboratorio a comenzar con el proyecto de nanotecnología. Espero que no te moleste que haya querido comenzar sin ti.

―En lo absoluto ―repuso la castaña con un gesto de la mano―, en vista de que soy una horrible sopa de lágrimas, hiciste bien ―bromeó ella. Peter rió ante su comentario y relajó sus facciones en una apacible sonrisa.

―¿Te sientes mejor? ―preguntó el chico, mirándola con curiosidad.

―Un poco, creo ―respondió dubitativa la morena, poniéndose de pie seguida de su amigo―, esto... gracias ―dijo finalmente ella, sonriendo con timidez, incluso sonrojándose un poco―, por ayudarme aunque no supieras lo que me pasaba.

El chico se sonrojó, y acudió a rascarse la nuca con nerviosismo.

―Ah-ah claro, no hay problema ―balbuceó él mirando al techo en lugar de a los ojos de su amiga. Aquellos ojos castaños que comenzaba a descubrir, le derretían instantáneamente.

―Bueno... nos vemos en la próxima clase ―finalizó ella, sonriendo y agitando su mano a modo de despedida, dando media vuelta y yendo en dirección al baño de chicas para arreglar ese desastre que era su cara.

Peter soltó un suspiro mirándola marcharse.

OOO

Las clases habían finalizado y Ava no pudo poner réplica a que Michelle le siguiera por el subterráneo hacia la dirección que el doctor Strange le dio anotada en una tarjeta. La latina estuvo en más de una ocasión intentando disuadir a Michelle de seguirle, pero su amiga siempre replicaba diciendo cosas como:

―Soy un grano en el culo Ava, o me llevas a todas partes o no cumplo mi trabajo.

La aludida se había resistido a noquear a su amiga y salir corriendo para que no le siguiese la pista, pero qué diablos, no era un animal.

Ahora que habían llegado a su destino, la chica latina no quería acercarse a abrir la puerta. Se mantenía de pie frente al Santuario de Nueva York, el cual, lo descubriría más tarde, protegía a la Tierra de las entidades oscuras que intentaban conquistarlo.

―¿Y bien? ―preguntó su amiga de los ojos rasgados―, ¿qué estás esperando?

―No quiero entrar ―confesó soltando un suspiro―, voy a conocer cosas de mi familia, de mí... que tal vez no quiera saber.

―Pero te ayudará a ser una mejor Vengadora ―repuso Michelle.

―No quiero ser una Vengadora ―refutó la castaña respirando hondo―; sólo... quiero ayudar a las personas, pero quizá eso no es lo que el Universo o lo que sea tiene preparado para mí.

―¿Y qué crees que tenga preparado para ti? ―quiso saber Michelle.

Ava se quedó en silencio, buscando la respuesta aunque, en realidad, no la tuviera.

No pudo inventarse alguna excusa o algo diferente, porque la puerta del Santuario se abrió de par en par, abriendo paso a la vista de ambas chicas al Hechicero Supremo. Vestía una camisa azul abierta y debajo de ella una camiseta blanca. Calzaba unos zapatos negros lustrosos y unos jeans oscuros. Los enigmáticos ojos verdes del hechicero miraron a Ava con seriedad.

―Dijimos que el viernes ―dijo sin más. Ava respiró profundamente y se irguió frente al doctor para imponer su presencia.

―Quise venir hoy. ―La mirada del hechicero cayó en Michelle, quien lo miraba con desconcierto―, es una amiga―, aclaró Ava―. Ella ya se iba.

El doctor Strange sonrió a medias mirándola con suspicacia― mucho gusto ―dijo sin más, antes de devolver su mirada a la latina―, deberías pasar ahora. Tenemos mucho que discutir.

Strange no dio a Ava tiempo de despedirse de su amiga, pues había cerrado la puerta en cuanto Ava hubo cruzado el umbral. Desconcertada por aquel gesto tan hostil, se cruzó de brazos y le miró con enfado.

―No debió de haber hecho eso ―le dijo.

―No deberías haber permitido que te siguiera ―le recriminó Strange―. No quieres que se involucre con cosas que pueden ponerla en peligro, ¿verdad?

La chica se mordió el labio inferior, pensativa.

―Eso no te da derecho a azotarle la puerta en las narices ―farfulló ella, disgustada por el comportamiento del doctor.

Strange no hizo más que soltar un suspiro de exasperación, girando sobre sus talones y caminando hacia la escalinata ubicada en el centro del recibidor. Alrededor de ella, se encontraban vitrinas que al parecer de Ava, contenían antigüedades con más años que los de Strange y Ava juntos. El hechicero subió las escaleras dejando atrás a Ava quien miraba todo con una extraña fascinación.

―¿No vienes? ―preguntó el doctor.

―Esto... voy ―respondió la chica corriendo detrás de Stephen Strange.

╚════════════╝

Mira pues no pude aguantar a publicar esto

PETER ADMITIÓ QUE ESTÁ ENAMORADO DE AVA MI SHIPP D:

Ahora falta que Ava quiera estar con él, pero siente que le hará daño. >:(

Y bueno una disculpa por el gif basura </33

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