Canción: Take me on me - A ha
- ¿Quién era ese hombre? – le pregunto aun tomada de su mano.
- Debemos regresar a New york, lamento arruinar nuestra luna de miel.
- ¿Me vas a decir el motivo?
- Tú quédate tranquila.
- Prometiste que no habría más secretos.
- Dame tiempo para explicarte.
- De acuerdo.
Al día siguiente regresamos a New york, hubiera querido disfrutar más nuestra luna de miel, pero sabía que si ese hombre no fuera importante y algo preocupante para Bruno, no estuviéramos regresando.
- Bienvenido don, bienvenida señora. – dice uno de sus hombres cuando pisamos la mansión.
Jamás imagine que al entrar mis ojos se llevaran esa imagen de la casa, la sala estaba totalmente arruinada y el jardín destrozado.
- ¿¡Que mierdas es esto!? – le grita Bruno a uno de ellos.
- Don, unos hombres se metieron la noche anterior y destrozaron todo.
- ¿Y me lo dices tan tranquilo? ¡Para que mierdas los tengo entonces!
- Lo sentimos, eran muchos.
- Simone!
- ¿Si señor?
- Cambia a todo el personal.
- Pero señor...
- ¡Es una orden!
- Como diga don.
Bruno sale directo a su oficina y yo lo sigo, sé que está furioso, el hombre tierno y romántico que pocas veces es, cambia a la imagen de hombre duro y autoritario que siempre ha sido.
- Bruno estas alterado, cálmate.
- ¿Como? Los dejo una maldita semana y se meten a mi casa, ese es el motivo por el que siempre tengo que resolver yo mismo mis asuntos, ¿qué hubiera sucedido si estábamos acá? ¿si tú estabas sola acá? ¡No saben hacer su trabajo!
- Ya los escuchaste eran varios.
- Si, ya los escuche, y esos inútiles no hacen nada al respecto, me dicen tan tranquilamente que se han metido a mi casa, a revolcar mis cosas, a buscar lo que no deberían buscar.
- ¿Todo esto tiene que ver con ese hombre de Venecia? ¿Quién es?
- Stefano Fiore es solo un cabrón más, que quiere mi puesto, el inútil trabajaba para Luca Caruso, pero cuando Luca me dio el puesto a mí y no a él, su ira se hizo grande, todos estos años ha buscado lo mismo que todos acabarme y sacarme del negocio.
- ¿Debería preocuparme?
- No, amore te prometo que no habrán más problemas.
Quisiera creerme eso, pero sé que es mentira, así que solo le respondo tranquilamente, que no me preocupare por el asunto.
- Lamento mucho en verdad arruinar nuestra luna de miel.
- No la arruinaste, estoy bien. Ya tendremos tiempo de reponerla con un viaje. Te dejo solo iré a la habitación a arreglar las cosas – digo dándole un beso.
- Te acompaño en un momento.
Salgo de su oficina y me dirijo a nuestra habitación, pasan pocos segundos para que una de las empleadas se acerque a preguntarme de como quiero ver organizado el cuarto, bruno siempre ha tenido el gusto por el color negro y eso aporta poca luminosidad a la habitación. Así que le sugerí a las chicas cambiar las sabanas por unas más claras como un azul, y las cortinas blancas, no es un nido de murciélagos.
- ¡Menbaco! Te extrañe digo sosteniendo a mi gato en las manos. – Estas gordo y grande.
- ¿Sabanas azules? – pregunta mientras lo veo parado en el marco de la puerta.
- Hay que variar.
- No llevamos ni dos horas y ya se nota la presencia de mi esposa en la casa.
- Bueno no es como si el negro me agradara en nuestra habitación, ¿acaso estas adoptando los gustos de batman?
- Claro que no. El color negro es elegante, pero si quieres azul, azul será.
- ¿Qué tal van las cosas?
- Están acomodando todo abajo, es cuestión de tiempo para que luzca decente de nuevo.
- ¿Cambiaras al personal?
- El personal ya está cambiado.
- Bruno..
- Necesito personas eficientes, no inútiles que no siguen sencillas órdenes.
- ¿Quién era esa mujer que acompañaba a Dimitri en nuestra boda?
- Es claro que su novia no es, Dimitri no mantiene mujeres a su lado. Es algo extraño que la haya llevado.
- La pobre se veía muy entusiasmada con él.
- Pues es un error que se enamore de él, solo le haría daño.
- Tú decías lo mismo.
- Creo que a veces son más fuertes los sentimientos.
- El amor rompe cualquier barrera, no le interesa si eres malo o bueno, o si eres dañino para esa persona, solo se da, y es allí donde piensas si vale correr el riesgo para amar a alguien.
- Siempre tienes un dialogo para cuando, pienso que no merezco tenerte conmigo.
- Yo solo digo lo que siempre he pensado. Y he sentido.
- Bajemos a almorzar señora Lombardi – Dice dándome su brazo.
- Será un gusto señor Lombardi – le respondo mientras lo tomo y le doy un beso en su mejilla.
Las comidas en la casa siempre son exageradas platos y platos por todos lados. Y la habitual comida italiana a la que Bruno está acostumbrado.
- Anda prueba un poco de mí estofado de pollo – le digo mientras lo tomo en un tenedor.
- Amore sabes que no como comida que no sea italiana.
- Ay por favor no te dará diabetes o colesterol solo por un mordisco, anda come.
- Va bene – dice mientras come el contenido del tenedor.
- ¿Esta rico verdad?
- No me gusta el pollo.
- Las pastas también tienen pollo.
- No, mis pastas tienen cordero.
Ruedo los ojos.
- Eres exigente hasta para la comida, deberías probar otra cosa, comida china, española o mexicana, se de unos buenos burritos.
Bruno suelta una risa.
- Tal vez algún día los coma.
- Infantil.
- Señora esto llego para usted - dice uno de los hombres de Bruno.
- Se puede saber ¿porque interrumpes nuestra cena de esa manera?
- Señor, lo lamento.
- Basta, solo hace su trabajo. No recuerdo haber pedido nada.
- Y esto es para usted señor – dice entregándole un sobre a Bruno.
- ¿Que? ¿Qué mierdas es esto?
El hombre me entrega la caja y yo la empiezo a abrir.
- ¡Espera no lo hagas! – me grita Bruno.
Dejo caer la caja cuando veo una serpiente dentro de ella.
- Oh Dios mío.
- ¿Estás bien? ¿Te ha mordido o algo?
- No – niego con la cabeza.
Bruno s levanta furioso de la mesa y toma al hombre por el cuello de la camisa.
- ¿Que acaba de suceder? ¡Ese animal casi muerde a mi esposa y tú no revisas las mierdas!
- Señor, pensé que...
- ¡Fuera de mi vista!
El hombre se va de asustado de la mesa, mientras Bruno se queda leyendo el sobre. Sue expresión cambia de nuevo a una de incertidumbre y enojo.
- ¿Qué sucede que dice?
- No es nada.
- Bruno.. Dime que dice la carta.
- Dije que no es nada.
Entonces se la quito de las manos y empiezo a leerla.
Don Lombardi
Debe ser gratificante sentir tanto poder en un solo hombre, ser temido por muchos y que varios tiemblen con solo oír su nombre, sin embargo su felicidad es su misma perdición, usted y su esposa hacen una pareja perfecta, es una lástima que en un mundo como el suyo los finales de cuento de hadas no existan, sería una pena que se separaran de una forma tan cruel y triste. ¿Estaría preparado para el dolor de perder lo que más ama en esta vida?
- Bruno es solo una carta.
- ¿Solo una carta? ¡Es una maldita carta amenazándome con que hacerte daño!
- No pasara nada, en las buenas y en las malas hasta que la muerte nos separe, esos han sido nuestro votos matrimoniales.
- No vuelvas a repetir esa maldita frase de "Hasta que la muerte no separe" porque no sabría vivir sin ti.
- Eres Bruno Lombardi, nunca estaría más segura que contigo.
- Hasta el hombre más duro, no está preparado para perder lo que ama.
- Eso no sucederá - Digo besándolo.
- Le cortare los dedos a quien escribió esas estupideces, sé que fue Stefano.
- No más problemas, acabas de salir de una investigación, solo esperemos a que las cosas se clamen un poco.
- ¿Esperar a que te maten?
- Deja de pensar en eso.
Los días pasan, Bruno se ha mantenido encerrado en su oficina, sé que esta probablemente, planeando la manera de acabar con ese hombre, por ahora agradezco al cielo que cosas como la caja de hace días no se hayan repetido.
Regreso a la rutina en mi hotel, tenía tantas cosas acumuladas una vez me fui, así que me la paso ocupada la mayor parte del día, hasta que en la tarde recibo una llamada de Bruno diciéndome que me espera afuera del hotel para ir a cenar.
Tomo mis cosas y las guardo en mi bolso seguida de Amos y Fausto, hasta que lo veo en la otra cera.
Él la atraviesa y entonces veo un auto a toda velocidad que está a punto de embestirlo, corro hasta él.
- ¡Señora no! - Escucho la voz de Amos.
- ¡Cuidado Camila! – su voz me advierte pero es demasiado tarde.
Después de eso, solo un fuerte ruido acompañado de un fuerte golpe, y caigo al frio suelo de concreto, para ver como Bruno se acerca corriendo hasta donde estoy.
- No.. – sus lágrimas empiezan a caer por sus mejillas.
- Estaré bien, ¿fue lo que prometimos no? – le digo mientras tomo su rostro.
- No me dejes. – dice apoyándome a su pecho.
- ¿Yo dejarte? Jamás...
- Camila no me hagas esto – su voz se quiebra en el frío viento que nos envuelve.
- No llores, estaré bien – le soy una sonrisa mientras cierro mis ojos, para después de eso solo escuchar voces.
- Tu esposa está muerta Lombardi, acéptalo – escucho una voz masculina que no me es familiar.
- ¡Maldito cabron! – escucho su voz cargada de rabia y después un disparo.
Todo es tan confuso ¿Por qué los escucho pero no puedo abrir mis ojos?
- ¡Simone trae el auto!
- Con cuidado don - siento como me cargan hasta lo que parece ser el asiento trasero.
- Es mi culpa ¡todo esto es mi culpa! – siento como su mano aprieta la mía. – Si Camila muere, tú me mataras, tú mismo me mataras Simone.
Después de esas palabras todo se hace aún más oscuro y ya ni sus voces escucho.
¿Team Bruno?⚘
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