Los Hijos De América. ©

By weirdowithluv

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LHDA| ❛Dios bendiga a los hijos de América.❜ La élite y el gobierno de Estados Unidos están en peligro. Ni su... More

LOS HIJOS DE AMÉRICA
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By weirdowithluv

   
       Los agentes del gobierno estadounidense se habían puesto en marcha para poder conseguir una manera de entrar a la Casa Blanca sin poner en riesgo toda la operación y la vida de los rehenes que habían quedado atrapados dentro de la vivienda del presidente.

El capitán Johnson se vio obligado a tener que ir a donde estaban las carpas de la policía y S.W.A.T. a unos metros de la entrada de la Casa. Todo el país se había vuelto espectador de el ataque que se estaba llevando a cabo, los periodistas no se hicieron esperar y rodearon toda la zona donde se estaba maquinando la investigación. Pendientes de cualquier dato que pudieran pescar para usarlo a su favor y ganar dinero con ello. Eran buitres esperando un buen trozo de carne.

Por otro lado, los chicos que estaban adentro de la Casa lo estaban pasando mal, muy mal. Habían quedado escondidos en uno de los garajes que usaban las personas de limpieza para los utensilios que empleaban al arreglar el jardín presidencial. El lugar estaba repleto de pinzas, carretillas, macetas y un terrible olor a tierra húmeda. 

Nyx había dado aquella idea, sugiriendo que sería más fácil atacar desde adentro. Además, ninguno quería dejar a sus compañeras atrás.

—Ya conseguí abrir el agujero.

Hermes vio desde lo alto de la escalera –que habían tomado del garaje jardinero– a su equipo, esperando recibir el siguiente paso de su trabajo. Él y Hécate abrieron dos pequeños agujeros en el techo, siguiendo las indicaciones de Némesis para poder implantar unas cámaras ahí y poder precaver quienes se acercaban a su refugio.

Las cámaras eran pequeñas e inalámbricas, por lo cual hacía la tarea muchísimo más fácil.

Con ayuda de Apolo y Atenea ambos chicos terminaron de colocar las cámaras de manera que se viera de forma panorámica y trataron de esconderlas con las hojas que estaban en el techo del lugar.

—Las cámaras están funcionando. —informa Némesis mientras le enseña la pantalla de su computador a sus compañeros— No tenemos a nadie a nuestro alrededor por ahora, debemos de idear un plan rápido para seguir aprovechando eso.

Cómo había dicho la pelirroja, a su alrededor solo se veían arbustos y fuentes sin funcionar. Así mismo, descubrieron que estaban ubicados en el lado este de la Casa Blanca; cerca de donde estaban los túneles por los cuales habían ingresado Afrodita y Artemisa.

—No podemos ir allá sin armas. —Ares fijó sus ojos caramelo en todo el equipo— Esos sujetos son posiblemente sicarios y ex- militares, no se andan con malditos juegos.

—Además que ellos no dudarán en disparar sin importar nada, lo más probable es que sea una misión suicida. Pueden estar enviándole la información a personas externas y los que están ahí adentro solo serán un sacrificio para el objetivo.

Todos se quedaron callados por las palabras de Atenea, la ojiazul tenía muchísima razón. Lo que sea que los terroristas andaban buscando en la casa del presidente no estaban esperando salir vivos de ahí.

El fin justifica los medios ¿No?

—Ares y yo solo tenemos una glock 19 cada uno. —todos fijaron su atención en la chica asiática— No es que no podemos defendernos con los puños, pero no podremos estar pendientes de salvarles el culo a ustedes e ir contra los terroristas al mismo tiempo.

Sin poder evitarlo Hécate soltó una ligera risa al escuchar aquello, él tenía la mala costumbre de reír en los momentos menos indicados.

—No tienen que preocuparse por nosotros. —el pelinegro de cejas gruesas les sonríe a todos, casi relajado— Aquí a nuestro alrededor hay muchas cosas que podemos usar para defendernos.

Todo el equipo se le quedó viendo con una clara expresión que decía“¿Fumaste algo?".
Alrededor de ellos solo había cosas de jardinería y al menos de que le fueran a echar insecticida a sus atacantes no veían ninguna otra arma.

Luego de unos minutos, Atenea fue quien cayó en cuenta a que se refiere el chico nuevo; seguidamente Némesis comprendió.

—Allá hay un pico jardinero. —Apolo se movió para buscar lo que la chica de gafas le había señalado— Ahí ya hay un arma, solo hay que buscar el resto para que todos podemos defendernos y empezar con el plan.

—Pues, les sugiero que lo que estén pensando lo lleven a cabo ahora mismo.  —soltó Afrodita, recordándoles que aún estaba escuchando por el auricular.

—Las cosas aquí abajo se están tornando feas.

Antes las palabras de Artemisa el equipo empezó a moverse con rapidez para idear un plan efectivo y con la mayor probabilidad de éxito. No era fácil teniendo en cuenta de que estaban sin armas reales, sin protección y con un maldito grupo de terroristas encontrá de ellos.

No era nada fácil.

—Con Artemis buscaremos esos estúpidos secretos mientras ustedes hacen algo para sacarnos de aquí con vida.

La rubia y la castaña emprendieron su misión de buscar los trapos sucios de los líderes americanos dentro de los últimos años. Era casi fantasioso, como de película.

Por la mente de Artemisa jamás cruzó la idea de que esos relatos que leía eran ciertos, si, la mayoría de las veces lo que aparecía en los libros históricos era un 70% cierto. De algún lado tuvieron que sacar la inspiración los escritores ¿No?.
Por eso es que la castaña también creía en los alienígenas y los viajes al futuro, todas esas ideas tenían que tener una fuente. Absurdo pero posible.

Las chicas se detuvieron, jadeando por el polvo que volaba en el túnel. Frente a ellas habían dos entradas para dos túneles diferentes; ambos exactamente iguales.

Afrodita fue la primera en caminar y alumbrar con la luz de su reloj ambos túneles, tratando de conseguir alguna pista que les indicara cuál habían tomado sus enemigos para poder así prevenir que era lo que iban a encontrarse. Si es que ellos habían tomado el correcto.

Y lo consiguió, porque al hablar desbordó seguridad:

—Los desgraciados se fueron por este túnel, rápidos pero sin cuidado.

La rubia señala el túnel derecho, haciendo una mueca debido a la resequedad que sentía en su garganta. Habían inhalado mucho polvo cuando la explosión hizo que todo en los túneles se moviera.

—¿Cómo lo sabes?

Afrodita se hinca sobre sus rodillas para alumbrar mejor el suelo de los túneles, señalando en el proceso las marcas que habían dejado las botas militares que estaban usando los antisociales. Había varias pisadas y todas estaban encima de las otras, por lo que no pudo descifrar cuántos había ahí abajo con ellas.

—Para hackear los sistemas fantasmas que usa el gobierno son muy estúpidos al dejar tantas evidencias.

—A menos de que las hayan dejado para confundirlos.

Ambas chicas compartieron la mirada, una donde dejaba en claro que ahora no tenían ni idea de que hacer y que tenían que actuar rápido si no querían enfrentarse contra los terroristas con aires de Dios.

Tenían dos opciones, seguir el túnel que no tiene huellas o irse por el túnel que les indicaba que sus enemigos se habían ido por él. Si te ponías a analizar la situación no tenían mucho que pensar, la respuesta obvia era:

VAYAN POR DONDE NO HAY RASTRO DE AGENTES CON ARMAS DE ASALTO.

Claro que estás chicas no parecían seguir lo obvio.

—Okey, primero...—empezó a hablar Afrodita, con un tono bañado de duda—en esos libros que has leído ¿No hablan de estos túneles?

—Vale, esos libros fueron escritos por Roosevelt. —medita la castaña, husmeando en los archivos de su mente— Él tenía una frase recurrente en esos libros, decía que la respuesta siempre era la derecha. No lo decía en este contexto, claro esta, daba ejemplos de que si estabas en un laberinto solo colocarás su mano derecha en una pared y conseguirás la salida.

—¿Qué clase de libros lees tú? —murmura confundida—. Jamás escuché un libro escrito por Roosevelt que hablara de laberintos.

—No son libros oficiales. —ríe nerviosa mientras fija sus grandes ojos grisáceos en el túnel derecho, viendo las huellas de botas militares que decoraban el suelo— Los conseguí en subastas y en casas de compra y venta.

—¿Me estás diciendo que estoy colocando mi vida en riesgo por tus conocimientos adquiridos de una puta subasta de jardín?

—Esos libros de jardín nos señalaron el túnel. —espeto con molestia.

Artemisa no espero respuesta por parte de su compañera y se introdujo en el túnel derecho, por dónde se suponía que habían ido los terroristas que estaban tratando de matarlas con tal de conseguir solo ellos la ubicación de los secretos de América.

A la castaña le molesta que la subestimaran, sí, tal vez sí fuente de información no sea tan fiable. Pero, gracias a esos conocimientos ellos estaban donde estaban, si la de ojos grisáceos no hubiera mencionado lo de las catatumbas probablemente estarían solo preocupándose en la distracción de los terroristas y no en el verdadero objetivo.

Por otro lado, los jóvenes que estaban arriba del subsuelo no lo estaban pasando mejor que las chicas. Nyx había convencido a Hécate que tenía que quedarse junto con el resto del equipo para que ellos pudieran hacer bien su trabajo, haciéndole saber que les servía mejor vivito y coleando que en una tumba con gusanos.

Además que Ares tuvo que amenazarlo con dejarlo inconscientemente sí no salía de su maldito camino para que él pudiera hacer su jodido trabajo.

Palabras textuales de Ares.

—Alfa uno, despejado.

—¿Qué carajos es eso, Némesis? —la voz de Ares resonó en todos los auriculares, no sonaba enfadado pero tampoco era muy alegre su tono.

—Lo que dicen en las películas. —la pelirroja rueda las ojos y Apolo, quien estaba a su lado soltó una risa— Que tienen el camino libre, idiota.

—Andando.

Por las cámaras de vídeo de la Casa, el resto del equipo vio como Ares y Nyx empezaron a avanzar hacia los costados rocosos por dónde habían desaparecido Afrodita y Artemisa; los arbustos habían sido destrozados y manchas de pisadas decoraban el suelo.
El camino estaba despejado cómo había prometido Némesis, pero aún así ambos estaban alertas a cualquier ataque.

—Dentro de la casa solo hay unos cuantos enemigos.

Apolo señaló una de las pantallas que había desplegado la hacker pelirroja dentro del pequeño garaje que los estaba refugiando de quedar a la vista de los atacantes.

Por la curiosidad, los otros dos chicos que estaban con ellas se acercaron a ver las pequeñas pantallas, como había asegurado la morena en el salón principal de la casa había solo cuatro agentes armados hasta los dientes. Parecían estar discutiendo entre sí hasta que se vio como le disparaban al techo para hacer callar a los pocos rehenes que habían quedado en el interior del lugar.

—Tenemos que sacarlos de ahí. —decreta Hermes, viendo cómo apuntaban a un niño de no más siete años.

—No podemos entrar ahí. Pondremos en riesgo la misión. —explica el ojiverde que estaba apoyado en una de las esquinas de la casita.

—Hermes tiene razón.—admitió Némesis— Por eso el equipo de Johnson se encargará de eso porque nosotros le estamos salvando el culo a América ¿O no mi capi?

A través de los auriculares se escuchó el gruñido de el capitán Jace al escuchar las palabras de la pelirroja, aún así le hizo caso y  comenzó a ladrar órdenes a todos sus agentes, quienes de inmediato comenzaron a poner en marcha el plan de sacar a los rehenes.

Hécate y Hermes escucharon unos pasos cerca de ellos y alertaron a las chicas, mientras Némesis le cubría la espalda a sus compañeros que estaban afuera; el castaño y el pelinegro tenían la tarea de hacer lo mismo  con sus compañeras que estaban adentro del garaje.
Todo estaba tenso y no podían dejar pasar detalles, por eso cuando Apolo vio a través de una de las ventanas de la caseta que algunos agentes se comenzaban a posicionar por todo lugar no supo cómo reaccionar

Los uniformados no tenían algo que les dejará claro si eran amigos o enemigos.

Otro problema a la lista del equipo.

—Eh, Johnson. —hablo Hermes por su micro— ¿Tú mandaste a alguien a proteger nuestro cuartel?

A él ojiverde le tembló la voz al decir esas palabras, le estaba pidiendo a quien lo estuviera escuchando que esas personas que estaban afuera estuvieran con su equipo y no en contra. Sino tendrían que poder en práctica las tácticas de defensa del pico y pala.

—Afirmativo. Son agentes nuestros.

Los cinco chicos que estaban dentro de la caseta respiraron con alivio, sintiendo un peso menos sobre sus hombros.

Lastima que no se podía decir lo mismo del resto del equipo.

Al otro lado del lugar estaban Ares y Nyx tratando de encontrar lo más rápido posible a sus compañeras, claro que tampoco quieren alarmar a los enemigos de que estaban ahí.
El castaño estaba siguiendo la serie de huellas que decoraban de forma desprolija el viejo piso rocoso mientras que la asiática alumbraba el lugar con una pequeña linterna. Ninguno hablaba pero aún así entendían qué estaba pensando el otro, tenían una mentalidad similar que solo te deja la guerra o el peligro de las calles.

—Artemisa tienes que caminar más rápido.

Esas palabras se escucharon en el aire, apenas un leve murmullo pero lo suficiente como para dejarles en claro a los agentes que estaban yendo por la dirección correcta. Unos minutos atrás habían atravesado uno de los dos túneles que estaban en el lugar, dejando a la suerte que el que eligieron fuera el correcto.

—Dita, quédate donde estás. —le pidió el castaño a través de el auricular.

Nyx tomó la delantera para llegar antes a ellas, con pasos casi de felinos, muy sigilosos. Su cabello negro se perdía entre la oscuridad del túnel y Ares tuvo que apurar su paso para no perderla de vista, no necesitaba tener a tres agentes pérdidas en lugar de dos.

Milagrosamente a unos pasos de ellos estaban la rubia y la castaña, ambos alumbrando sus rostros con el reloj de la primera. Se encontraban posicionadas muy cerca de la pared, como si esta se fuera a caer si ellas de despegaban.

Cuando la chica de ojos rasgados abrió la boca para hablar, Artemisa levantó sus manos e hizo un ademán para que se callara y luego señaló hacia el lado opuesto del pasaje, donde se escuchaba a la lejanía unas voces hablando. Le estaba informando que no estaban solas.

—Conseguimos el mapa, señor. —una voz varonil retumbó en todo el lugar, se apreciaba un ligero acento en ella— Procedemos a destruirlo.

Apenas pronunció esas palabras el sonido de algo chocando con lo que parecía ser piedra retumbó en todo el túnel, provocando un eco increíble. Pin, pin, pin era la único que se escuchaba en todo el pasaje.
Esa fue la señal para el equipo supiera que debían empezar a atacar.
Sí ellos destruían aquel mapa no tendrían nada con que rastrearlos y volverían a tener exactamente la información que tuvieron al comenzar: absolutamente nada.

El castaño les hizo una seña a sus compañeras desarmadas, pidiéndoles en silencio que se quedarán atrás mientras que el y Nyx atacaban a los enemigos. Ambas chicas solo atinaron a asentir ¿Que iban a hacer ahí si no tenían un arma? ¿Artemisa hablaría de historia hasta que ellos se aburrieran y decidieran terminar ellos mismos con sus vidas?

De a poco los chicos fueron acercándose a los terroristas, analizando cuántos de ellos había para poder determinar cuánta suerte tenían a su favor.
Como si los mismos dioses se fueran apiadado de ellos, descubrieron que sólo habían cinco personas allá abajo con ellos; de los cuales dos estaban ocupados en destruir una incrustación de roca que había en la pared y otro jugando con su teléfono.

—Como en Rumania.

La pelinegra luego de susurrar esas palabras se acercó al enemigo más cercano y con suma rapidez colocó su mano izquierda cerca de su clavícula para luego proporcionar una fuerza excesiva sobre ella. Con la otra mano le cubrió la boca al sujeto mientras este se removió con violencia para liberarse de su captora. Ares, sin querer perder más tiempo del que tenían le plantó un cachazo con su pistola en el cráneo del tipo, haciendo que de inmediato se detuviera.

A él tipo lo tiraron con poca suavidad en el viejo piso del túnel. Aún así, nadie los oyó debido a los irritantes sonidos de las picos chocar contra la pared.

O al menos eso creyeron ellos.

—Eh, ¿Qué coño hacen?

Ares soltó un gruñido al escuchar que el otro sujeto los había visto, él y la de ojos rasgados se giraron lentamente hacia el sujeto. Los estaba apuntando con un ametralladora y no era una sensación muy linda que digamos.

—Es que nos ha apetecido echar uno en la casa del presidente.

Nyx le sonrió al sujeto con coquetería mientras apoyaba sus manos en los hombros de Ares, acariciandolos –aunque lo que de verdad quería era ahorcarlo.
¿No sé le había ocurrido algo mejor?
¿Echar uno? ¿En serio?

—¿Qué mierda? —la voz de Hermes resonó en los auriculares con molestia— ¿Ustedes están trabajando o están follando con la bendición de Roosevelt?

—¡Que te calles, idiota!

Por el auricular sonó la voz de Apolo y luego un golpe en seco, pero los chicos que estaban siendo apuntados con el arma estaban demasiado ocupados como para prestar atención a el berrinche de Hermes. Cuando Ares iba a mover sus manos hacia su cinturilla para tomar el arma, se detuvo de golpe al ver que el sujeto caía ante sus pies.

Con una ceja alzada debido a la confusión vio hacia donde antiguamente estaba el sujeto y descubrió a Afrodita con una roca en las manos. La rubia hizo una mueca antes de dejar caer la roca que sobresalía de sus dos manos sobre la espalda del enemigo.

—Gracias.

Ares ni siquiera la vio, solo se acercó a el sujeto para quitarle la ametralladora y poder usarlo él en caso de emergencia. Decidió pasarle su glock a Afrodita para que se defendiera ella misma, detrás de ella se encontraba Artemisa viendo todo con asombroso.

Su primera misión si que había sido una bomba –literalmente–, era normal que tuviera esa expresión de niña en juguetería viendo todo lo que ocurría a su alrededor.
 
—Stuart, ellos tardan demasiado. —el sujeto que estaba jugando con su teléfono se giró hacia la salida del túnel, sin levantar la mirada de la pantalla— Explota esto y si sobrevives te espero en el jet. 

El tipo empezó a andar hacia la salida, quitándose el pasamontañas negro que le cubría el rostro. Dejó ver una nariz respingada y una cabellera rubia ceniza, ni siquiera reparo de la presencia de el equipo.

Ares le hizo una seña Nyx para que lo detuviera mientras que él iba a por los que tenían los picos. No querían matar a nadie a si que trataran de ser lo más civilizados posibles.

Grave error.

Uno de los sujetos del pico levantó la mirada de la pared y vio todo lo que estaba sucediendo en la catatumba;, rápidamente lanzó el pico hacia Ares y el palo de madera le pegó en una de las costillas, provocando que una mueca tomará poder en su rostro. El otro hombre reparo de la situación y desenfundó su arma para empezar a disparar.

Todo parecía ir en cámara lenta.

Nyx se abalanzó sobre el rubio –quien al ver lo que ocurría decidió que era tiempo de la fuga—, la pelinegra golpeó el rostro del sujeto con fuerza mientras este trataba de quitársela de encima. Por otro lado, Ares estaba en una lucha de Esquiva la bala y resultó que es pésimo en el juego porque se encontraba perdiendo el combate, aún así logró propinarle un codazo al tipo de su izquierda y este cayó al suelo quejándose de dolor.

—¡Afrodita, saca a Artemisa de aquí! —el grito que pego Ares espabiló a la rubia.

Sin poder hacer algo en contra de lo que dijo el chico, tomo a Artemisa de la mano y la llevó a unos cuantos metros de dónde se estaba llevando una escena digna de John Wick. La castaña al ver lo que trataba de hacer la rubia, plantó el pie.

—¡No podemos dejarlos!

—¡Yo no los dejo, tu sí! —rectifico la rubia antes de dar vuelta sobre sí y usar una de las paredes de piedra del lugar como escudo.

Ella también comenzó a disparar y un grito ensordecedor hizo saber que alguien había perdido del juego de esquiva la bala.

—¡Hijo de puta! —grito Ares del dolor, la bala le había rozado el muslo y por el dolor cayó de rodillas al piso.

No sabía si la bala había salido de el arma de Afrodita o la del sujeto que estaba tocándole los cojones, pero si supo que ya estaba harto de la situación por lo que decidió tomar el fusil que estaba a unos metros de él y empezar a disparar. El enemigo que estaba frente a él cayó al piso como colador.

—¡Habías dicho que no muertos!

El reclamo de Nyx hizo que Ares hiciera una mueca de dolor, había empezado a sangrar debido a la bala y los chillidos de su amiga no ayudaban. La pelinegra estaba sobre el rubio –quien se encontraba inconsciente– y ella poseía un no muy lindo morado en el área de su pómulo además de una ceja partida.

—¡Eh, Ares! —le llamó Afrodita, saliendo del escondite junto con Artemisa— ¡Ares!

El castaño parpadeo repetidas veces para volver en sí, estaba acostumbrado a soportar el dolor y la verdad es que la herida no era tan grave como caer inconsciente en el piso. Pero de todos modos no quita el hecho de que le dolía como la mierda.

—¡Apolo será mejor que muevas tu culo a dónde están ellos porque le han dado a Ares! —el chillido que soltó Némesis a través de los auriculares hizo que todos hicieran una mueca— ¡Ares, tú no cierres los ojos porque yo misma bajo al infierno a traerte de nuevo, pedazo de estúpido!




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