Alguna vez has visto a una chica en una discoteca, claramente afectada por el alcohol saliendo del brazo de un hombre y has pensada '¿Le irá a hacer algo?' Pero claro tampoco es vuestro lugar meteros porque no sabéis sin son amigos, novios o incluso hermanos... Así empezó mi historia con mi rubia de ojos verdes.
Le había estado echando el ojo toda la noche, no solo porque fuese guapísima y estuviese increíble con el traje chaqueta rojo que llevaba pero porque por lo que parecía estaba ahogando sus penas con el alcohol y hacía ya unos minutos que le costaba mantenerse en pie. Intente averiguar si iba acompañada de alguien pero todas las veces que la volvía a tener en mi campo de visión estaba con una persona diferente.
Se que tendría que haberme acercado a ella, y haberle pedido un taxi antes de que ocurriera nada pero mis amigas me echaron para atrás diciéndome que no me metiese. Y eso hice, bueno... eso hice hasta que la vi saliendo con un chico hacia la zona exterior de la discoteca, les dije a mis amigas que iba al baño y tuve que insistir varias veces que no me acompañasen. Una vez fuera les seguí a una distancia segura por si acaso el chico tenia buenas intenciones o era un conocido suyo pero cuando empezó a meterle mano y ella a pedirle por favor que parase entendí que no eran ninguna de las opciones que contemplaba. ¿Porque la inmensa mayoría de los tíos tenían que ser tan buaj?
Contemplé si acercarme yo sola o ir al portero de la discoteca y decirle que me acompañase pero cuando le vi metiéndole la mano por debajo del vestido no dude en acercarme, ella ya lloraba y suplicaba que la dejase en paz pero se ve que hay algunas personas que no entienden que NO es NO.
-¿Que coño crees que estas haciendo?- Le grite desde lo lejos.
El chico se levantó rapidamente y me miro desafiante.
-Es mi novia, no te metas- se dio la vuelta y fue hacía ella como si fuese su presa y fuese a salir corriendo.
-Es mi amiga hijo de puta, ya la puedes estar soltando- fue hacia ella con confianza, empujando al capullo hacia atrás y con toda la fuerza que pude la levante e hice que se apoyase en mi. -Vamos a casa Susana-
Me la había jugado bastante haciendo eso, puede que realmente fuese su novio y supiese perfectamente que no era su amiga, y sobre todo que no se llamaba Susana, pero yo que se... quise parecer convincente.
Me la llevé hacia la parada de taxis que había y mientras esperábamos a que llegase uno la senté sobre el banco.
-Hola bonita, ¿como te llamas? - Le pregunté apartando unos cuantos mechones de pelo que se habían quedado pegados a su cara a causa de las lagrimas, que aún seguían brotando.
Al principio solo me miraba, parecía que me estaba analizando pero a la vez parecía tener la mirada perdida. Tras un rato de abrazarla y susurrarle que todo iría bien, intentando calmar su llanto empezó a tranquilizarse y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
-Gracias - fue apenas un susurro y se que si la noche hubiese estado un poco más ruidosa no lo habría escuchado.
-Yo soy Ana, me puedes decir si estas bien? - asintió levemente, estaba claro que el efecto del alcohol se le estaba bajando poco a poco y su barra libre de bebida le estaba empezando a costar un dolor de cabeza importante.
Estuvimos allí esperando unos cinco minutos, cuando vi que su estado parecía empeorar cogí el movil para llamar a un taxi, en ese momento me dí cuenta de que les había dicho a mis amigas que iba al baño. 22 llamadas perdidas y 150 whatsapps. Llamé rápidamente a Aitana y le dije que estaba bien, que sentía muchisimo no haber avisado y que me tenia que ir, que me había encontrado a una amiga y que volvería al colegio mayor después de hablar con ella.
Noté en su voz que estaba enfadada y que el alcohol a ella también se le había bajado bastante, probablemente del susto que les dí. Llamé al taxi y a los pocos minutos llegué. Y ahora que se suponía que debía de hacer con ella.
-¿Me puedes decir tu dirección? - Le pregunté suavemente mientras le abrochaba el cinturón pero su única respuesta fue un gruñido por lo que rápidamente le di al taxista la direccion del piso de mi amigo, en el colegio mayor no me dejarían meter a una chica en ese estado.
10 minutos más tarde llegamos al piso de mi amigo Ricky. Tuve una llave desde que llegue aquí a Madrid en mi primer año de carrera pero nunca la había tenido que utilizar... hasta hoy. Sabía que Ricky no estaría en casa, un viernes a las 4 de la madrugada estaría por el centro dandolo todo en un bar gay.
La chica rubia se había quedado dormida sobre mi hombro y el taxista, un buen hombre de unos 50 años me ayudo a subirla al piso. Le di 30 euros por las molestias y la senté en el sofá. Sus ojos se estaban cerrando pero estaba demasiado mal como para que se durmiese, así que me senté a su lado y empecé a hablarle. Le decía tonterías, ella no me respondía pero me miraba, sonreía y me miraba.
-Eres muy guapa- hablaba por primera vez -¿Lo sabías? -
Me reí de su intento de hablar, ya que sus palabras se mezclaban y me levanté para cogerle un vaso de agua.
-Bébetelo entero anda- Cogió el vaso con ansia y en pocos segundos ya se había consumido todo el contenido. -Ya que se que puedes hablar, ¿Me dices tu nombre?-
Negó con la cabeza riéndose y echó la cabeza para atrás cerrando los ojos.
-Vamos a tumbarnos bonita- Le dije ayudandolá a recostarse en posición vertical y fui al cuarto de Ricky rápido cogiendo una manta y echándosela por encima.
Se quedó dormida a los pocos segundo y yo me senté en el sillón de al lado, quería quedarme despierta por si acaso se levantaba y estaba desorientada. Puse el móvil a cargar mientras leía fics de Ana y Paula, un ship lesbico precioso de un libro de la autora esa famosa, Cloe creo que se llamaba. Me encanta leer esto pero a la vez me sentía mal, yo no era lesbiana, ni bisexual pero me encantaba leer esté tipo de historias. Puede que anhelase ese romanticismo en mi vida y el que se daban dos mujeres me parecía mucho mas bonito, puede que Jadel me hubiese roto y ya no me viese capaz de querer a otro hombre. No lo se...
El sonido de alguien vomitando me despertó de mis pensamientos. La rubia estaba echando todo lo que había bebido y comido sobre la alfombra de Ricky... la puñetera alfombra de 500 euros. Me levanté rápido y le agarré el pelo, pensé en moverla para que dejase de echarlo en la alfombra pero era consciente de que no podría con ella y que ahora mismo no sería lo mejor. Así que le sujeté hasta que acabo.
-Madre mía que asco- dijo, ya articulando bien sus palabras, cuando se incorporó un poco. Me fui imposible no notar su acento andaluz que tan bonito me pareció.
-¿Estas bien? - le pregunté al darme cuenta de que no había notado mi presencia.
-Ostiah, quien ere tu- Pude notar que aún quedaba alcohol en ella pero ya estaba mucho más lucida.
-Yo soy Ana - le sonreí y ella me miro fijamente, supongo que esperando una explicación. -Anoche en la fiesta un chico intento, bueno que ibas bastante mal y te traje aquí porque no me decías tu dirección y pues eso, que yo soy Ana-
-Yo soy Mimi- intentó sonreír pero el dolor de cabeza que debía tener evitaba que lo hiciese verdaderamente -gracias por ayudarme, me pasé un poco anoche-
Hubo un silencio, no necesariamente incomodo pero ninguna de las dos sabía que más decir.
-Creo que es mejor si te das una ducha y yo intento limpiar esto, cuando salgas te doy una pastilla y te vuelves a dormir que es aún temprano- dije mirando el móvil que marcaba las 5:36 de la madrugada.
-Muchas gracias Ana- Me sonrió y la acompañe hasta el baño dandole dos toallas.
-Voy a ir a cogerte algo de ropa y te la dejo aquí en la puerta-
Cerró la puerta y al cabo de un minuto o dos escuché el agua correr. Fue al cuarto de Ricky y busqué entre los cajones algo que le pudiese servir a Mimi, encontré una camiseta de las Spice Girls y unos pantalones de estar por casa que le quedarían un poco grandes pero les serviría. Se lo puse en la puerta y fue a buscar una pastilla entre los armarios de Ricky, encontré una aspirina y se la puse en la mesilla de noche con un vaso de agua.
Y ahora me tocaba limpiar el vomito y no había cosa que me diese más asco. No sabía que hacer ni como hacerlo. Busqué en internet 'Como limpiar mancha de vomito de alfombra', los primeros resultados no me sirvieron mucho, querían que echase arena... que se pensaban que vivía a pie de playa con el solecito. Lo primero que decía que tenía que hacer era limpiar el vomito pero no me veía capaz, que se suponía que tenía que hacer.
-Lo siento por todo- Me giré y la vi apoyada en el marco de la puerta, estaba ya vestida con la ropa que le había dejado y tenía una malísima cara -Deja que yo limpié eso- dijo acercandose a mí y cogiendo el trapo que tenía en la mano.
-No por favor, vete a dormir y tomate la pastilla que te he dejado en la mesilla, yo me encargo de esto que no me importa y tu te vas a descansar que te hace falta.- Le dije quitándole el trapo que me había quitado.
Pareció insegura, no sabía muy bien que hacer.
-De verdad, no te preocupes bonita, mira vente conmigo- Le cogí de la mano, la llevé al cuarto de Ricky y le abrí paso entre las mantas de su cama. -Meteté por favor-
Me obedeció y se tapó hasta arriba mirándome como un perro abandonado.
-Toma la pastilla-
Se tomo la pastilla y se bebió todo el vaso de agua, y tras pedirme que me quedará con ella y yo decirle que volvería cuando limpiase el salón se quedó dormida.
Cogí todas mis fuerzas y me dedique a limpiar el vomito, en internet me decían que echará harina de maíz así que tras una intensa búsqueda en la cocina encontré harina de maíz, la cual no tenía ni idea de porque Ricky tenía pero no me iba a quejar. Lo dejé echado sobre toda la mancha y volví al cuarto tras ponerle un mensaje a Ricky de que estaba allí acompañada y que mañana le daría una explicación. Al entrar a la habitación unos rayos de luz entraban ya por la ventana y caían sobre su rostro blanco. A pesar de tener mala cara estaba guapísima bueno, era guapísima. Baje aún más la persiana para que no le molestará la luz y me metí en la cama a su lado, yo, que también había estado dándolo todo en la fiesta caí rendida a los pocos minutos mirándola.
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Bueeeeno primer capítulo! Toma ya, espero que os guste.